Presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, en el primer aniversario del fallecimiento de don Luigi Giussani
Al Reverendo Sacerdote Don Julián Carrón
Con ocasión del primer aniversario de la muerte del llorado Monseñor Luigi Giussani, padre y maestro de muchos jóvenes, a quienes mostró a Cristo como el centro de su existencia, me asocio espiritualmente a Usted y a todo el Movimiento de Comunión y Liberación para dar gracias a Dios por el don de tan celoso sacerdote, enamorado del hombre porque enamorado de Cristo. Recuerdo con emoción la solemne celebración de sus funerales en el Duomo de Milán, donde pude constatar una vez más la estima y la consideración que supo suscitar hacia su persona, su enseñanza y su obra apostólica, en el curso de su fecunda existencia.
Del querido don Giussani, tal y como subrayé en las exequias, llamaban la atención sobre todo la firme fidelidad a Cristo y el esfuerzo incesante por comunicar las riquezas del mensaje evangélico a personas de toda condición social. Corresponde a sus hijos espirituales la tarea de seguir caminando tras sus huellas, siguiendo su enseñanza y conservando siempre la comunión con los Obispos y los demás miembros de la Iglesia. Aseguro a tal fin mi oración, pidiendo al Señor que Comunión y Liberación pueda servir a la causa del Evangelio en la alegría, prosiguiendo la obra iniciada por su venerado fundador.
Con estos sentimientos y deseos, en esta fecha tan significativa, invoco copiosas efusiones de gracias y el consuelo celestial sobre Usted, sucesor de don Giussani, sobre sus colaboradores y sobre la entera familia espiritual que Usted tiene el encargo de conducir, mientras en señal de particular afecto imparto a todos una especial Bendición Apostólica, extendiéndola a los familiares de Monseñor Luigi Giussani y a todos los que conservan viva su memoria.
Vaticano, 2 de Febrero de 2006
Benedicto PP XVI
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