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Huellas N.7, Julio/Agosto 2004

CL Por qué la Iglesia en Tenerife

Una comunidad a la sombra del Teide

Esther González Marrero

El pasado 21 de junio, ante un aforo de 200 personas, en el Recinto Ferial, la presentación del libro de Luigi Giussani Por qué la Iglesia corrió a cargo de Ricardo Melchior, Presidente del Cabildo de Tenerife, y Javier Prades, responsable de Comunión y Liberación en España. Desde la intuición ideal de los años 60, cuando don Giussani vio por primera vez la isla, a la realidad viva de una de las comunidades españolas de CL más bonitas, abierta a toda la realidad eclesial y social. Una multitud de encuentros y de relaciones nuevas

No por mera casualidad empezaba a hablar Javier Prades en estos términos: «Hoy es el día de san Luis, patrono de monseñor Giussani. Esta tarde, al llegar, le he llamado por teléfono para felicitarle: “Don Gius –como le llamamos familiarmente– ¿sabes dónde estoy?”. Dice: “No”; “Estoy en Tenerife”». Tenerife para él, desde hace muchos años, es un lugar familiar, porque cuando los primeros chicos de Gioventú Studentesca se fueron de misión a Brasil, él les acompañaba una o dos veces al año viajando en barco, en unos cargueros que iban en los años sesenta, setenta, de lo más económico. Y la primera vez que fue a Brasil, acercándose a nuestra isla le llamó la atención divisar la cima del Teide que sobresalía por encima de las nubes. Y esa imagen le impresionó tanto que muchas veces la cita para evocar la experiencia de lo que es que algunos vislumbran el ideal de la vida antes que otros muchos se den cuenta; uno lo empieza a ver y se acerca recorriendo un largo trecho de camino. Desde entonces, la imagen del ideal ha estado unida para decenas de miles de personas en todo el mundo a la isla de Tenerife y al Teide.

La isla y sus habitantes
Prades seguía contando: «Cuando hoy le he dicho: “¿Te acuerdas de la cumbre del Teide que divisaste de lejos en Tenerife hace tantos años? Pues esta tarde presentamos aquí uno de tus libros que ha hecho que muchas personas se interesen por la experiencia de Comunión y Liberación. Y me dice: “No sigas, porque me conmuevo profundamente; por favor, llámame mañana y me cuentas qué ha sucedido esta tarde”». Fue realmente conmovedor para todos darnos cuenta que tantos años después de aquel episodio existiría una comunidad de CL en Tenerife.
«Y la Iglesia de la que estamos hablando –proseguía Javier– es así: de un encuentro imprevisto en un lugar y un tiempo determinados, de la manera más insospechada, sin cálculos y sin pretensiones, va naciendo una red de amigos que difunden el interés y el amor a Cristo. Por eso le diré que la imagen de Tenerife ya no es sólo la de la isla, sino de la isla y sus habitantes, que nos enseñan a todos nosotros lo que es el misterio humano y cristiano».

Hoy comprendemos mejor
«¿Qué es lo que nos alcanzaba hace diez años?», se preguntaba Joaquín, sacerdote de CL, al introducir el acto. «Lo comprendemos hoy mejor, pero ya entonces, desde los primeros momentos, éramos conscientes de que, por primera vez, el cristianismo aparecía como algo interesante, algo que interesaba a la vida de cada uno, como algo pertinente y necesario a la vida, como lo más correspondiente con nosotros mismos, por lo tanto, como algo excepcional. Afectados por este encuentro, que no ha cesado de repetirse en estos años en tantos adultos y jóvenes, el cambio que se ha introducido en la vida de cada uno de nosotros ha hecho que podamos mirar la realidad con una positividad que nuestras propias fuerzas jamás nos habrían permitido, al decaer inevitablemente con el tiempo todas las cosas; y amar la vida, cualquiera que sea la situación que experimentemos, amar la vida como una promesa que Otro nos hace cada día (...). Por ello en estos años, también aquí en Tenerife, han surgido tantas vocaciones entre nosotros al matrimonio, al sacerdocio, a la virginidad, y un florecer de laicos comprometidos».

Una ocasión privilegiada
Para la comunidad canaria de CL la presentación del libro de don Giussani ha supuesto una ocasión privilegiada para apostarlo todo por la evidencia de este encuentro y ponerse delante de todos por lo que somos, desde nuestra pertenencia a Cristo a través de esta amistad que es el movimiento. Uno de nosotros decía: «Estos días, con lo liado que he estado en el trabajo, la preparación del acto me ha hecho perder hasta el sueño. No lo hubiera hecho si no hubiera percibido una promesa. Pero he visto cómo el corazón descansa cuando se presenta ante todos con lo que es, lo cual ha supuesto un camino educativo para mi trabajo, mi matrimonio y la relación con mi hijo».

D. Ricardo y su pueblo
Para el acto de presentación invitamos al Excmo. Sr. D. Ricardo Melchior, presidente del Cabildo Insular de Tenerife. Este confesaba que, al hacerle la invitación, lo habíamos cogido en un momento de debilidad, justo unos minutos antes de la ceremonia de reapertura al culto de la iglesia del Amparo, mientras se hacía muchas preguntas: «¿Qué significaba para toda una población la iglesia que habíamos restaurado, sus muros, la imagen de Ntra. Sra. del Amparo...? ¿Cuántas generaciones han sido testigos? (...) antes, primero se construía la iglesia, el templo, y posteriormente alrededor de la iglesia se iba construyendo, se iba desarrollando el pueblo, el barrio o las ciudades. Justo lo contrario de lo que se hace hoy. (...) ¿Qué ha cambiado en todos nosotros en estos cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos años, en nuestra sociedad, la de nuestros antepasados? ¿Es admisible una sociedad que todos los días envenena a Sócratres y crucifica a Jesucristo? ¿Hacia dónde vamos? ».
A su modo de ver, todos tenemos una pirámide de valores: «Y, desgraciadamente, esa pirámide de valores ha ido cambiando y se ha sustituido a Dios por el yo, por el ego, y en esa pirámide, debajo del yo en mucho trecho no aparece nadie y después aparecen la familia, los amigos, la sociedad y el propio Dios, siempre que no moleste».

Para descubrir cómo Cristo está presente
A continuación, Javier Prades comentaba: «Lo que celebramos hoy, presentando un libro como éste, es, en realidad, la presencia de Cristo ahora, no de Cristo ayer.(...) Todo lo que ha hecho don Giussani en estos cincuenta años, incluido los viajes a Brasil, es un esfuerzo de educación para hacer descubrir o facilitar a la gente cómo Cristo está presente, para no dar por supuesto lo único que en la vida no tenemos que dar por supuesto: que ya conocemos a Cristo. (...) ¿Por qué la Iglesia? Para que nosotros podamos no sólo hacer lo que Cristo dice, sino que le podamos conocer a Él, y entonces, también haremos lo que Él nos dice. (...) ¿Cómo nos ha alcanzado a nosotros? Era un momento del tiempo como otros, pero aquel momento del tiempo trajo a nuestra vida el significado del tiempo, y por eso no lo hemos podido olvidar nunca».

De persona a persona
La presentación fue la ocasión para muchos encuentros. La Decana del Colegio de Abogados nos decía que, aun siendo católica, «ni siquiera sabía que CL existía»; otra chica después del acto, comentaba: «Yo necesito un lugar así para poder vivir la fe»; y una amiga,: «Voy a misa, rezo, pero todo eso está separado del resto de mi vida; cuando lo escuchas así, es distinto»; y otro: «Me ha llamado la atención que allí se hablaba de la Iglesia y del cristianismo a partir de la razón».
Otra vez más comprueba uno que el interés por la Iglesia, en un encuentro imprevisto, suscita el interés por este mundo, se corresponde con el interés por lo humano.