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Huellas N.6, Junio 2009

BREVES

Lectura

a cargo de Elena Alonso Serrano

Javier Prades, Manuel Oriol (eds.)
Los retos del multiculturalismo
Ediciones Encuentro Madrid 2009
pp. 312 – 21,00 €


¿Qué esconde el multiculturalismo? Decía Juan Pablo II que «cuando las preguntas (acerca del sentido de la existencia personal) son eliminadas, se corrompen la cultura y la vida moral de las naciones». La Fundación para la Subsidiariedad ha hecho, con esta publicación que responde a una serie de encuentros celebrados en Italia durante el año 2008, una de las contribuciones más significativas al debate cultural en Europa, por no decir en Occidente. No existe, en la ingente bibliografía sobre multiculturalismo, un movimiento sinfónico de deslegitimación de supuestas evidencias, de denuncia de principios, que no lo son, similar a este trabajo. Así de claro.
¿En qué radica el valor de esta sinfonía única? No hay que despreciar la claridad expositiva de quienes han participado con sus ponencias; su acreditada y dilatada trayectoria académica o intelectual; no hay que descartar su capacidad para hacer un análisis correcto de las causas y de las consecuencias que están en la entraña de este fenómeno, tan definidor del presente como definitivo de una evolución y de un progreso en la marcha de la historia. No hay que descartar el hecho de que quienes han participado, –luego nos referiremos a ellos con sus nombres–, provengan de trayectorias, de escuelas y de sensibilidades distintas y complementarias.

Apostar por la verdad. La clave de este conjunto de intérpretes es que todos ellos han apostado por la verdad, por una verdad necesaria, que saben es más grande que sus proposiciones o sus hipótesis de análisis y verificación. Ninguno de ellos se ha entregado, como señala Manuel Oriol, en el prólogo, al problema del multiculturalismo desde una aproximación ideológica, sino a partir de la experiencia elemental y real de los hombres que se encuentran y conviven junto a otros. Los autores han sabido, y lo demuestran con indudable acierto, escapar tanto de la uniformización del aislacionismo cultural, que propugnan quienes se oponen al multiculturalismo dominante, como de su relativismo implícito, desde esa experiencia original que es territorio de presencia y diálogo de la verdad y de la libertad, espacio, por tanto, adecuado al diálogo entre las culturas. Este libro da un salto y nos coloca más allá de la dialéctica estremecedora y estéril de tener que apostar o por el multiculturalismo, es decir, por quienes se entregan acríticamente al valor de cada cultura y al respeto íntegro a cada una, defendiendo una sociedad mosaico sin posibilidad de comparación axiológica, o de quienes apuestan por la necesidad de una cultura común a la que las culturas minoritarias se amolden con la mayoritaria o tradicional de acogida.

Una referencia estructural. En este libro, ninguno de los colaboradores ha renunciado, por tanto, a la pretensión de la verdad. Como nos recuerda Javier Prades, la referencia a la verdad es estructural a la verdadera pregunta por lo humano, y a la verdadera pregunta por la religión y por la cultura del hombre. De Javier Prades, que sintetiza el capítulo teológico con una interesante propuesta de elucidación del testimonio, debemos irnos más atrás en el libro, a un capítulo que es llave de su sentido, quicio de su comprensión, lo escrito por Carmine di Martino sobre el encuentro y la emergencia de lo humano. Arranca desde los efectos negativos que ha generado el multiculturalismo, en la medida en que la razón de su insuficiencia reside en sus premisas dado que diluye las individualidades en las identidades colectivas y afirma la absoluta alteridad e incomparabilidad de las culturas, para poner en evidencia que lo que hace el multiculturalismo es generar una absolutización de las diferencias étnicas y culturales. El multiculturalismo no es un modo interpretativo entre tantos, es el punto de llegada de lo que entendemos como “relativismo cultural”, una radical historización de nuestra racionalidad, en la medida en que la verdad ha sido absorbida por la historia, de manera que hemos interiorizado la mirada histórico-hermenéutica (Nietzsche y Heidegger) y desconfiamos de cualquier realidad que se proponga como universal. El multiculturalismo es el credo de las perspectivas, de las interpretaciones y de la libertad llevada, sin la verdad, hasta las últimas consecuencias. Para salir de ese círculo vicioso de la parálisis del multiculturalismo, pese a que en España parece que nuestros políticos aún están mareados en el centro de esa trampa, los autores de este libro proponen plantear de nuevo la cuestión de la universalidad a partir de la estructura universal de la experiencia humana. Esto significa rendirse a la evidencia, que nos supera cognoscitivamente, de la existencia de un núcleo de comprensibilidad sin el cual no es posible la relación, el encuentro con el otro. Existe una experiencia elemental que me permite descubrir mi identidad originaria y establecer un diálogo fecundo de relación con esa identidad. Esa identidad no es otra que la posibilidad de que acaezca el encuentro con el otro, con la cultura, con lo que de ella estaba allí. Universal no es, por tanto, la cultura, sino lo humano. Podemos hablar de un núcleo de evidencias, exigencias y disposiciones originarias que nos permitan poner en entredicho el multiculturalismo y el colonialismo cultural.

En tres partes. Sobre esta médula espinal, el libro se articula en tres partes bien diferenciadas.
La primera dedicada a ordenar la convivencia, en la que colaboran los profesores Luca Antonini, Aurelio Barazzetta, Andrea Pin, Marta Cartabia, Lorenzo Violín, Andrés Ollero y Joseph Weiler, todos ellos sobre la partitura del derecho.
La segunda parte está dedicada a comprender la diversidad, de la mano de Franceso Botturi, la citada Carmine di Martino, Pierpaolo Donati, Constantino Esposito y Mikel Azurmendi, desde la filosofía y la sociología.
Y, una tercera, titulada “reconocer a Dios como fundamento común”, que inaugura una genial intervención de monseñor Francisco Javier Martínez, Massimo Borghesi, Stanley Hauerwas, John Milbank, la ya citada de Javier Prades y David L. Schindler. Nos encontramos, sin lugar a dudas, con un libro esencial para nuestro presente.
José Francisco Serrano Oceja