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Huellas N.6, Junio 2003

IGLESIA

Granada. El nuevo arzobispo

a cargo de Carmen Giussani

El 15 de marzo de 1996, Mons. Francisco Javier Martínez Fernández fue nombrado Obispo de Córdoba, y siete años después, el 15 de marzo de 2003, Arzobispo de Granada.
Durante estos años el pueblo de Córdoba ha podido ver a un hombre de fe que ha dado testimonio de su amor a Cristo y de servicio a la Iglesia y al mundo con libertad y valentía. Con él ha crecido radicalmente el respeto de la comunidad social cordobesa por la Iglesia.
Su servicio a la comunión y la paternidad para con todas las nuevas realidades eclesiales se vieron reflejados en la multitud que le acompañó en su entrada en la nueva diócesis con muestras conmovedoras de estima y afecto. De él decía una cordobesa, respondiendo a un periodista de Granada: «Podéis dar gracias a Dios porque os llega un verdadero pastor, padre y educador». En 2002 mons. Martínez organizó tres encuentros dirigidos a toda la Diócesis, que trataron sobre los sacerdotes, los laicos y la vida consagrada, que incrementaron el conocimiento y la colaboración mutua en bien de todos.
Son muchas las iniciativas llevadas a cabo en estos años. En particular, siguió a los jóvenes en peregrinación a Guadalupe, Santiago, Roma y Toronto, descubriéndoles quién es Cristo y qué es la Iglesia, algo absolutamente desconocido para ellos. Doce sacerdotes diocesanos fueron enviados a Madrid y Roma para estudiar, lo cual supone una renovación para el Seminario y para el necesario debate cultural con el mundo. Impulsó la Biblioteca Diocesana dotándola de moderna tecnología y ampliando sus fondos. Puso en marcha el Instituto Diocesano de Pastoral “Redemptor Hominis”, donde se imparte un máster en Doctrina Social de la Iglesia y desde el cual se organizan conferencias y actividades culturales.
El Jubileo de 2000 fue una año de Gracia para toda la Diócesis. Fruto del mismo fue la creación de la “Casa de Transeúntes Madre del Redentor”, que se construyó ese año con las aportaciones de los fieles. Tras el Jubileo, recorrió la diócesis en Visita Pastoral.
Una necesidad apremiante para mons. Matínez ha sido la de abrir la diócesis de Córdoba a la relación con el resto de la Iglesia y al diálogo con la las corrientes culturales actuales. La finalidad fundamental era favorecer la recuperación de la identidad el pueblo cristiano, hecho de gente-gente, y de la originalidad de su misión como sacramento de Cristo. Para ello ha enviado a doce sacerdotes diocesanos a centros de estudios en Roma y Madrid para ampliar su formación, ha creado diversas instituciones para la atención sistemática de algunas obras de especial interés: la actualización de la Biblioteca Diocesana y su puesta en valor dotándola de modernos medios de catalogación y consulta; el Instituto de Doctrina Social “Redemptor hominis”, dependiente de la Universidad Laterana, el impulso a la reflexión sobre la gravedad y la trascendencia de algunos problemas que afectan particularmente a la familia, invitando a participar en las Semanas de la Familia a prestigiosos profesores nacionales e internacionales, el impulso a la responsabilidad personal de los laicos en el mundo con la creación de una Asociación “Foro Vital”, con vocación de estar presentes en el debate social sobre todas las cuestiones que afectan a la vida de la persona y la familia, y la creación de una Fundación, “Persona, Familia, Sociedad”, que ha abierto un centro para la atención integral de la familia, con participación de médicos, psicólogos y abogados.
¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad para sus hijos? En los ojos de quienes hemos podido tenerle cerca en Córdoba queda grabada la evidencia de que Javier es un padre así, valiente en las batallas y entregado hasta el final.