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Huellas N.6, Junio 2003

PRIMER PLANO

H. James. Buscando la felicidad

Laura Cioni

Henry James compara su novela con una gigantesca tela de araña que envuelve todo lo que sucede en la vida. De origen norteamericano, el autor se estableció en Europa. Su libro más apreciado, gracias también a una versión cinematográfica acertada, quizá sea Retrato de una dama. Lo más destacado de la novela es la manera en que se trata el tema de la felicidad: en cuántas ocasiones expresan los personajes su deseo, su esfuerzo por llegar a ser felices y su dolor por dejar de serlo o no haberlo conseguido aún.
La presentación magistral del ensayo de Citati, El mal absoluto, viaja al corazón de la novela del XIX y aborda el tema desde otro punto de vista, más negativo, totalmente distinto: hay algo que se opone de forma radical a la posibilidad de ser felices. Incluso careciendo de la pericia del crítico, quien recorre las casi setecientas páginas de esta novela totalmente centrada en un único personaje, Isabel Archer, y todo lo que la circunda, experimenta inmediatamente la sensación casi física de una atmósfera inquietante, de penumbra, cuando aparece Madame Merle. Y la inquietud toma cuerpo y se convierte en miedo, presentimiento negativo, en el momento en que irrumpe en escena Gilbert Osmond, un enigmático y cínico esteta, que se convertirá en marido de la protagonista. La presencia del mal, escondido bajo la apariencia de la cortesía, el tacto y la forma perfecta, es la que apresa a Isabel como una telaraña, que atrapa a quienes la rodean, a quienes intentan prevenirla y hasta al lector.
No por casualidad la novela comienza en un jardín inglés, en el corazón de la última sociedad europea, casi un paraíso terrenal sin Dios, donde crece el árbol de la vida, y termina en Roma, trágico corazón de Italia, donde la melancolía de las ruinas, todavía llenas de vida, se hace eco de la de Isabel. Pero este personaje no es únicamente la figura central. Isabel parece no pertenecer a una realidad limitada: es el alma vasta, pura, luminosa, sin límites...
Citati defiende que James era un gran teólogo moderno para el cual el mal no consistía tanto en acciones malvadas sino, sobre todo, en un clima, una atmósfera, algo indefinible y sin embargo perceptible.
Isabel ama la vida, pero el matrimonio, fruto de un engaño que sólo descubrirá al final, la va minando poco a poco a la par que su belleza se va haciendo más esplendorosa. Ralph Touchett, primo de la protagonista, la ama de una manera pura, verdadera, y a pesar de su enfermedad, la acompañará con discreción toda la vida. Sólo al final, ya postrado en su lecho de muerte, consigue que Isabel recupere durante un instante la felicidad de su primera juventud, esa felicidad que había perseguido viajando por toda Europa. Si James es un teólogo, no resulta peregrino afirmar que Ralph encarna la imagen de Cristo.