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Huellas N.4, Abril 2003

CL EN EL MUNDO

Ejercicios Espirituales. Sacerdotes norteamericanos

P. Rich Veras y Peter Cameron, O.P.

Veintisiete sacerdotes americanos se han reunido en los primeros Ejercicios espirituales de CL para sacerdotes de EEUU. En la isla de Enders, frente a las costas de Connecticut, meditaron sobre la exigencia de reconocerse hijos para poder ser padres. El descubrimiento de una perspectiva totalmente nueva



En 1954 Mrs. Alys Enders, una viuda protestante, donó su finca en una pequeña isla frente a las costas de Connecticut a la Iglesia católica, pues deseaba que la hermosura de su amada isla fuese preservada, y sabía que la Iglesia católica respeta y sabe apreciar la belleza.
Del 24 al 28 de febrero de 2003 veintisiete sacerdotes, procedentes de New Hampshire, Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey, Maryland, Washington DC, Florida, Kansas, Indiana, Illinois, Minnesota y Okahoma se han reunido en esta isla remota, Enders Island, y se han sentido abrazados y unidos por la belleza de Cristo. Contemplando la isla, monseñor Albacete exclamaba: «Este lugar es ya un evento en sí mismo».

Según nuestro carisma
Han sido los primeros Ejercicios de sacerdotes organizados por Comunión y Liberación en EEUU. Este retiro nació del deseo de estos sacerdotes de vivir juntos los Ejercicios espirituales anuales según nuestro carisma. Y, precisamente por este motivo, ha sido un retiro abierto a cualquiera que buscase algo más. Diecisiete de los participantes acababan de conocer el movimiento: habían sido invitados por algún colega o por otros miembros del movimiento.
Siguiendo las indicaciones de monseñor Albacete, los Ejercicios no los han dirigido ninguno de nosotros en particular, sino que han sido el fruto de nuestra unidad. Albacete y el padre Peter Cameron O.P. dictaban las meditaciones y predicaban. El padre Rich Veras abría la jornada con una reflexión sobre el Ángelus y daba los avisos todos los días. El padre Michael Carvill nos enseñaba a rezar juntos. Los sacerdotes han podido ver también la unidad de nuestros amigos del movimiento, cuya obra y cuya presencia han sido un signo grande para todos. Valentina ha estado con nosotros toda la semana haciendo de secretaria, cantando para nosotros y traduciendo para el padre Beppe, que había venido de Italia a acompañarnos. Lorna hizo un viaje de más de dos horas desde Brooklyn para hablarnos sobre el arquitecto español Gaudí. María Elena, de la comunidad de Boston, vino a la isla y nos llevó a dar un paseo en barco para ver las focas en Long Island Sound, y Chris vino para tocar para nosotros el piano después de una espléndida cena preparada por la comunidad de Connecticut en casa de Renzo y Cristina.

Conmovidos y transformados
El tema de la semana era la importancia de sabernos generados, de volvernos hijos para poder ser padres. Esta experiencia de ser generados a través de nuestros “padres” en el movimiento nos ha conmovido y transformado. Pensamos que este es el deseo profundo de muchos sacerdotes, un deseo humano original que despierta nuestro corazón y nos da esperanza. Deseábamos gustar en estos Ejercicios la belleza de una amistad que genera y abraza, para ofrecer a los demás lo que se nos ha dado a nosotros.
La alegría y la unidad que han crecido entre nosotros eran tangibles ya el primer día. Cuando el segundo día María Elena vino para llevarnos en barco tuvo la impresión de que todos nos conocíamos desde hacía años. No nos esperábamos que los curas tuviesen ganas de cantar juntos, pero durante el paseo en barco nos pusimos a cantar espontáneamente. Entonces, los que habían planeado el desarrollo del día decidieron enseñarnos cantos nuevos y también que cantáramos juntos antes de las asambleas, en vez de limitarnos a escuchar los cantos como habíamos pensado inicialmente. Lo que habría sido imposible de construir con nuestras fuerzas, ahora estaba sucediendo de forma totalmente natural, o quizá sobrenatural.
En la asamblea final del viernes un sacerdote joven de Boston nos dijo que en otras reuniones de curas siempre sentía que faltaba algo, algo que, sin embargo, había encontrado aquí, con nosotros, y afirmó: «Espero que esto sea el comienzo de una relación nueva con otros sacerdotes. Aquí todo corresponde con mi persona, con lo que deseo».
Un sacerdote de Nueva York que tiene setenta y cinco años nos dijo: «Dentro de dos meses me jubilaré, y ahora se me ha dado una perspectiva totalmente nueva. Me han impresionado mucho las palabras de don Giussani: “Vivir la relación con cada cosa que se hace presente”. En estos días veo que Cristo ha cambiado el mundo entero».
Un padre capuchino de New Hampshire: «Este carisma está muy en consonancia con la espiritualidad franciscana. Aquí he percibido la presencia de Dios, una presencia que había sentido lejana en el último año. Concelebrando la Misa he captado claramente el sentido de la unidad del sacerdocio».
Un sacerdote de Kansas: «Esta semana se me ha dado algo, pero todavía no sé muy bien de qué se trata. Mi miedo es volver a Kansas y no saber valorar este don. ¡El don es sencillamente la humanidad! Quiero captar mejor en qué consiste este don con la ayuda de mis amigos sacerdotes y con la lectura de Traces y de los libros».
Un joven sacerdote de Nueva York: «En la Iglesia de los primeros siglos los neófitos no se sentían atraídos por la doctrina, sino por la unidad de los cristianos. Aquí sucede lo mismo. Es la alegría de la gente de CL lo que da credibilidad al movimiento. Esta alegría me da esperanza. Es difícil leer a Giussani por uno mismo, pero imagino que será más sencillo leerlo en el contexto de la amistad que he visto aquí».
El padre David, de Boston, que sólo participó en los Ejercicios durante un día, dejó escrita su intervención: «El movimiento me ha mostrado de nuevo lo que es verdadero, hermoso y bueno. Hoy me he dado cuenta de que no he sido yo el que he encontrado el movimiento, sino que ha sido el movimiento el que me ha encontrado a mí».
El viernes, durante la Misa de clausura, el padre Gary, un nuevo amigo de Illinois, hizo esta invocación: «Pidamos por CL y por la Fraternidad sacerdotal, por el Studium Christi y por todos aquellos que dan su vida para anunciar la positividad de la realidad».
En 1954 Giussani subió las escaleras del liceo Berchet en Milán, entró en una clase y sucedió Algo. El mismo Evento ha sucedido en 2003 entre un grupo de sacerdotes reunidos en Enders Island.
¡Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam!