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Huellas N.3, Marzo 2003

SOCIEDAD

CdO. En el corazón de Palestina

Giorgio Chevallard

La comunidad de Barcelona secundó en diciembre la iniciativa “Obras de la Fe”, promovida por la CdO. La visita del palestino Sobhy Makhoul nos acercó verdaderamente a los cristianos de Tierra Santa. Entorno a un puesto en la Fira de Santa Llucia se prodigó el milagro de una fe viva, operante y fructífera

Se puede decir que por el puesto en Fira de Santa Llucia pasaron miles y miles de personas, y muchas de ellas compraron algún pesebre para ayudar a los Cristianos de Palestina. El alcalde de Barcelona visitó la feria, presentamos la iniciativa al Presidente del Parlament de Catalunya y muchas cadenas de radio y televisión nos entrevistaron. Tuvimos que turnarnos porque llegamos a tener tres entrevistas diarias. Desde Andorra nos llamaron para saber dónde y cómo comprar estos objetos de artesanía. Y las cosas siguen de tal manera, que seguramente al final venderemos todo o, más bien, cerraremos antes de tiempo por “falta de genero”.

Un invitación discreta
¿Cómo empezó todo? Como muchas veces nacen las cosas: de provocaciones, aparentemente pequeñas, pero que son capaces de crecer si corresponden a la verdad que todos llevamos en el corazón.
Algunos amigos de la Compañía de las Obras nos propusieron organizar en Barcelona un encuentro con Sobhy Makhoul, cristiano palestino impulsor de la iniciativa “Obras de la Fe”, para que pudiera transmitirnos su visión de la situación en Tierra Santa. A pesar de la primera reacción - ¿no hacemos ya muchas cosas? -, muy pronto intuí que podía suponer una oportunidad grande para mi vida. Fue una ocasión para crecer, para decir «sí» a Cristo.

En marcha
Así nos pusimos manos a la obra para organizar la conferencia, que finalmente se celebró con una asistencia de unas cien personas en el Salón de Actos de la Escuela Industrial, con traducción simultánea al catalán y al castellano.
El juicio de Sobhy Makhoul se impuso enseguida simple y poderoso, profundo y verdadero, tanto en la conferencia como en las entrevistas en radio y televisión. Dentro del panorama de analistas políticos, que solo saben explicar por qué sigue la guerra, supuso una auténtica novedad oír alguien decir: «Mis hermanos palestinos» y «Mis hermanos judíos». Especialmente significativas y novedosas resultaron estas ideas que Sobhy expuso: la importancia de la presencia de la comunidad cristiana en Palestina como única esperanza de paz para Tierra Santa y por tanto para el mundo; la ausencia de la categoría del perdón tanto en el pensamiento judío como islámico, pues realmente la misericordia es algo de otro mundo - «no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón» afirmó el Papa en su mensaje por la Paz del 1 de enero -; la grave responsabilidad de educar de los jóvenes en la paz, porque de lo contrario sólo mantendremos situaciones de “no guerra” (como ocurrió en los años 90), pero no se creará paz; y la corresponsabilidad de cada uno de nosotros y de toda la iglesia de Barcelona con la Iglesia de Jerusalén, porque somos un mismo cuerpo.
Quedarse en Palestina
Fue impresionante escuchar a alguien que podría perfectamente haberse ido a vivir a otro sitio, pero que sigue allí, en Palestina, afrontando las dificultades en primera persona, porque se reconoce parte de un pueblo y de su historia.
Los sucesos que día tras día nos presentan los telediarios, tan crudos pero tan impersonales, tienen que ver con nosotros. ¡Ojalá la Paz en Tierra Santa no nos encuentre como meros espectadores!
Cuando un periodista preguntó a Makhoul: «Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿qué nos pides?», contestó sin dudarlo un momento: «Ante todo, rezar; y después comprar, comprar y comprar belenes».
La iniciativa es realmente ilustrativa de lo que es y quiere ser la Compañía de las Obras: una amistad operativa.

En la Fira
Por ejemplo, Carlos, director de una oficina bancaria, decidió dedicar estas “horas de más” a las que el trabajo nos está acostumbrando, para ir por la tarde a vender y “cerrar la tienda” en la feria; así, de paso le preguntarían por qué lo hace.
La iniciativa no hubiera sido posible sin la fe de Toni, que creyó en ella de tal forma que se lanzó a presentar la petición de un puesto en la Fira (confieso que al comienzo pensaba que esto era complicarse la vida, que no podíamos hacer nada), explicando que no se trataba sólo de hacer solidaridad, sino sobre todo de ayudar la presencia cristiana en Tierra Santa. Mucha gente quiere vender en la Fira, es un buen punto de venta, ya que pasa mucho público; incluso hay tenderos que hacen cola durante años para poder tener su puesto. Por eso, el primer milagro (después de su fe, que se movió sin tener todos los cables atados, todo controlado) fue que se lo concedieran, y además, sin cargo; y finalmente, que ningún tendero se opusiera, incluso aquellos que, vendiendo también artesanía navideña, se podía suponer que recibían una competencia directa., Alicia y Amelia
La iniciativa tuvo una adhesión total: muchísima gente colaboró, desde el carpintero que regaló la madera para construir la parada (de 4 metros de largo), hasta Francisco, que la montó y supervisó la logística de abastecimiento; o Emanuela, que preparó al ordenador los folletos de promoción; Miriam coordinando los turnos con Silvia y cubriendo las bajas (hasta ponerse ella misma … que estaba de baja por amigdalitis); Txomin y Fabio, que coordinaron compras y abastecimientos. Y Dios sabe cuantas más cosas. Todo representó una sorpresa, sobre todo la forma y la gratuidad con la cual se implicaba la gente, incluso personas que apenas nos conocían, como Teresa, Alicia y Amelia, señoras que vinieron a escuchar la conferencia y se ofrecieron espontáneamente para ayudar a vender. Prácticamente todo se hizo con voluntariado, como suele ser nuestro estilo. Ayudaron a vender jueces y empresarios, estudiantes y directivos, médicos y jubilados, madres de familia y jóvenes bachilleres; en definitiva, un pueblo.

Hagamos lo que hagamos
¿Qué importa si encargas 25 modelos y te llegan otros 15, casi todos diferentes, incluso en la cantidad, y que además llegan tarde (y Diego con otros desesperados tiene que ponerse a hacer el inventario desde las 12 de la noche a las 3 de la madrugada, después de un encuentro de fraternidad)? De lo que se trata es de vender…. No, no sólo vender, hay algo más importante: es una gran ocasión para decir quiénes somos, porqué existe el CESAL, y qué hacemos con la Associació Cultural Charles Péguy, qué es la Compañía de las Obras, y de dónde nace todo esto. Y especialmente poder decir que todo lo hacemos por Cristo, hacer experiencia concreta de que el trabajo en el trabajo es anunciar a Cristo, hagamos lo que hagamos.
Uno se puede ver en la situación de pasar del salón del Palacio de la Generalitat de Catalunya, donde está comentando con Jordi Pujol (Presidente de la Comunidad de Cataluña) la Convención de Cristianos por Europa, al puesto de venta en la Fira en menos de un cuarto de hora, pero hacerlo con la conciencia de que es lo mismo.