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Huellas N.2, Febrero 2002

ÁFRICA

Faltaba la cobra

Tommaso Mauri, Matteo Severgnini, Maddalena Ciantia

Tres universitarios milaneses en Uganda. Unas vacaciones con los estudiantes africanos: frente a una misma belleza se descubren amigos

13 de diciembre de 2001
Aeropuerto de Malpensa, 5:40 horas, salida para la aventura africana. No sabemos qué nos espera, tenemos sólo la promesa hecha por don Pino: «Todo es un riesgo, pero estoy seguro de que vais a vivir la misma experiencia que estáis viviendo aquí». Después de quince horas de viaje, tres cambios de avión, cuatro aeropuertos, cuatro estados y dos continentes sobrevolados, llegamos a Entebbe, el aeropuerto de Kampala donde todavía puede verse un avión abandonado, que fue secuestrado en los años 70 por los palestinos y liberado por los GEO (Grupo Especialista de Operaciones, ndt.) israelíes, poniendo a salvo a 200 pasajeros y matando a todos los terroristas. Pippo Ciantia y su mujer, que llevan en Uganda veinte años, nos reciben y nos llevan a Kampala. Antes de irnos a la cama comemos dos lonchas de salami con Luca y Tecla. Nos dicen que el tema de las vacaciones de los universitarios será: “What is, really, freedom?” (¿Qué es, verdaderamente, libertad?).

14 de diciembre
Después de visitar la universidad de Makerere y de una breve visita a la capital ugandesa en compañía de Mudah, el primer chico que conocimos, salimos en autobús con destino a Hoima. Durante el viaje, nos sorprende la vitalidad de los que participan en las vacaciones. A pesar del calor y de la carretera llena de baches, cantan sin parar tocando los bongos. Nosotros miramos por la ventana intentando avistar leones, elefantes o cualquier otro animal tipo safari, pero sólo pasa una cobra, ¡y justo cuando estábamos dormidos! Una vez en el hostal que nos hospedará durante los tres días, cenamos juntos. Después, el programa tiene previsto la introducción al tema de las vacaciones, preparada por Michael, un profesor de matemáticas en la universidad de Kampala. Al terminar el encuentro nos vemos con Francis y Judah (dos chicos que habíamos conocido antes y que nos habían impresionado por su vivacidad), Rose, de los Memores Domini, y los otros adultos. Enseguida contamos lo que en estos años hemos aprendido de don Pino y don Fabio: la única posibilidad para estar realmente juntos es la de estar frente a la misma belleza. Ninguna palabra de don Giussani puede ser irrelevante para nuestra vida, sino que se hace grande siguiendo lo que se nos propone en cada momento. Y para nosotros, en aquel momento, eran las palabras de don Giussani en la apertura de curso: «De mi vida a la vuestra» (ver n.10 de Huellas). Así comenzó una aventura de tres días, durante los cuales descubrimos la evidencia de belleza y preferencia hacia nuestra vida.

15 de diciembre
Durante toda la mañana jugamos juntos bajo el sol africano (¡30 a la sombra!) divididos por equipos: leones contra leopardos. Por la tarde “excursión a la inversa”: primero se baja y después se sube. Nos encontramos frente al espectáculo del Lago Alberto, que señala la frontera con el Congo, y que con la puesta del sol hace que se vuelva azul la montaña de la orilla occidental. En el camino de vuelta, a media ladera, celebra la misa el padre Tiboni, que lleva en África 40 años; un verdadero león (en la subida iba más fuerte que nosotros), totalmente enamorado de las personas con las que comparte la vida. Durante el camino íbamos hablando con algunos chicos que nos contaban su historia. Es evidente que el deseo que les caracteriza es exactamente el mismo que el nuestro.

Agnes fue raptada por los guerrilleros a los 16 años y durante tres meses fue su prisionera hasta el día en que junto con otra muchacha huyó a pie recorriendo más de 200 kilómetros para llegar a su casa. Ahora Agnes estudia Derecho para poder defender los derechos de las muchachas que, como ella, han sido raptadas.

Fred está sorprendido por el hecho de que estudiemos Medicina; éste ha sido siempre su sueño, pero en Uganda la universidad cuesta mucho y el gobierno ofrece becas, pero sin la posibilidad de escoger facultad. De esta manera a Fred le fue asignada Veterinaria en lugar de Medicina. «¡Pero yo quiero tratar con personas, no con animales!», nos dice, desafiando a sus amigos a comprobar si la experiencia del movimiento puede responder también a esta aparente contradicción.

Los jóvenes de Ruanda encontraron el movimiento a través de los misioneros y su deseo es poder vivirlo todos los días donde están; por ello, nos han invitado a ir la próxima vez a su universidad.

Matthew, interesado por la filosofía escolástica, pertenece a una tribu que se considera propietaria de todas las vacas del mundo; de hecho, al cruzarnos con una, se volvió y me dijo: «¿Has visto cómo me ha mirado?».

Por la noche volvimos a nuestro hostal, nos pidieron que contáramos la experiencia que vivíamos en la universidad. Más que satisfechos con nosotros, nos quedamos impactados por el testimonio de Rose: a los 16 años leyó una entrevista de don Giussani en la que se describía la experiencia de los Memores Domini, y se dio cuenta de que correspondía exactamente con lo que ella deseaba. Entonces fue al padre Tiboni, pero éste le dijo que se olvidara del tema porque eso eran «cosas de adultos». Ella no se detuvo y durante cuatro años estuvo proponiendo la vida de los Memores Domini a sus amigos, hasta que el padre Tiboni decidió enviarla a don Giussani. Cuando a los 20 años llegó a Italia, don Giussani, al día siguiente de conocerla, le hizo hacer la “profesión”. Todavía sigue impresionándola la fidelidad de don Giussani, que la última vez que la vio le dijo: «Ahora debes convertirte en madre, primero de los Memores Domini y después del mundo», porque como nos dice don Pino: «No existe preferencia sin una tarea». Después, vimos la Cruz del Sur y otras muchas estrellas candentes y nos fuimos a la cama.

16 de diciembre
Las vacaciones concluyen con cantos y bailes tradicionales. Los jóvenes de Ruanda, vestidos con alegres trajes típicos, entonan cantos de su tribu. Después los “frizzi” (los sketch y las bromas con que suelen terminar los actos comunes) y el intercambio de correos electrónicos, volvemos con la evidencia de tener amigos a 10.000 Km de distancia y la certeza de que esta amistad será mantenida por Aquél que la ha iniciado, y que a nosotros no nos pide otra cosa que arriesgarlo todo siguiéndolo. Francis nos dice que en estos tres días ha experimentado una preferencia por su vida (lo mismo vale para nosotros), que le ha hecho comprender cómo, en esta historia, está custodiado el secreto del mundo que debe comunicarse a todos en el lugar en el que se está. Para nosotros ha sido posible mirarnos así porque todos los días alguien nos mira de este modo, diciéndonos que nuestro deseo es importante y, que si se pone en Cristo, se convierte en un bien para todos. Porque hay una respuesta, tanto en Uganda como en Milán.