IMPRIME [-] CERRAR [x]

Huellas N.10, Noviembre 2001

PORTADA

Dos cosas en la mente y en el corazón

Maurizio Maniscalco

La comunidad de Nueva York celebra un encuentro en el Owl’s Head Park de Brooklyn y la Santa misa en St. Patrick. 30 de septiembre y 1de octubre


Hemos vuelto a la vida de todos los días con dos palabras en la mente y en el corazón: educación y misión. Don Giussani nos las ha lanzado inmediatamente después de los acontecimientos del 11 de septiembre. Como siempre en el movimiento la propuesta es sencilla y como siempre se comprende siguiendo.

¿Por qué educación y misión? Después de los atentados muchos amigos se preguntaban: «¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestra ciudad y a nuestro país? ¿Hay algo concreto que podamos ofrecer?». La apertura de curso fue el ejemplo más sencillo y claro de lo que podemos ofrecer: lo que hemos encontrado.

En el cartel de invitación al Beginning Day de Nueva York se leía: «En estos días de dolor e incertidumbre por el destino del mundo entero nuestra esperanza es una certeza acerca del futuro basada en algo presente ahora».

De esta manera, charlando, nació la idea de hacer un happening que se desarrollase durante un día entero en el Owl’s Head Park de Brooklyn. Nuestras mujeres se pusieron a planificar la compra y la cocina para poder comer juntos y que hubiera cookies & cakes (galletas y tartas) para el resto del día. Otros se encargaron de preparar los juegos y actividades para los más pequeños, otros asumieron la tarea de preparar una exposición sobre el movimiento, los libros de Giussani, Huellas y AVSI. Nos hicimos con unas carpas para las exposiciones. Además los días anteriores al domingo barrimos las calles distribuyendo y colgando los carteles de invitación. Planeamos la jornada del domingo 30 de septiembre para que fuese el gesto de un pueblo. Me acuerdo que hace muchos años, participando en uno de mis primeros actos de CL, lo que más me impresionó fue ver a un pueblo, hecho por adultos y niños, por todos.

El domingo 30 parecía que había llegado el invierno. El cielo estaba obscuro, las temperaturas bajas y hacía un viento de los que te congelan las manos y las orejas... en cualquier caso decidimos intentarlo. Entre las nueve de la mañana y el mediodía, con un poco de esfuerzo, montamos el escenario, colocamos las sillas, las carpas y las exposiciones. A las dos de la tarde, cuando estaba a punto de caer una tormenta, decidimos trasladar todo y empezar de nuevo con lo que se podía en el auditorio de una parroquia cercana al parque.

Mucho trabajo, mucha lluivia y empezar de nuevo en donde nos habíamos quedado. Después de la acostumbrada Bay Ridge Band (que es un poco el símbolo de nuestra historia en el barrio de Brooklyn Bay Ridge), se presentó la Peace Exhibit, un trabajo realizado hace un par de años por los bachilleres, que ha adquirido de repente dramática actualidad. Maureen, una mujer adulta y Maura, una “GS kid”, de Staten Island, dieron su testimonio sencillo y conmovedor de cómo habían conocido el movimiento. A monseñor Lorenzo Albacete le tocó hacer la síntesis, dando razón del título, “Toda la vida pide la eternidad” que, en un momento como éste, es a la vez una petición a Dios y una poderosa invitación al corazón de todos los hombres. «CL atestigua una pasión por todo lo que es humano», dijo Lorenzo. «Nuestra pasión por el “yo” es señal de que la realidad tiene una positividad inexorable. Y ahora, ante la violencia y la muerte, más que nunca ». «Esta positividad, sin embargo - continuó Albacete -, sólo se puede reconocer si somos conscientes del pecado del mundo y de la herida que provoca en cada uno de nosotros. Tendemos a olvidarlo o a pensarlo de forma teórica. Existe en nosotros una falta de conciencia existencial de lo que es el pecado original y por eso no percibimos la necesidad vital de Cristo». Monseñor Albacete concluyó retomando las palabras de don Giussani en el Meeting: «Misericordia es la palabra más grande que se puede pronunciar. Nos permite descubrir la positividad inexorable de la realidad, impidiendo que el mal nos defina, sosteniendo nuestra esperanza, llenando de energía nuestra pasión por lo humano e impulsando nuestro amor por la creatividad humana».

Somos un pequeño rebaño. Un pequeño rebaño cada vez más abierto a abrazar todo lo que sucede.

Un coro para Nueva York
El lunes 1 de octubre, como todos los primeros lunes de mes a las 18:30, la comunidad de Nueva York tenía programado reunirse en la Lady Chapel, precisamente detrás del altar mayor, en la catedral de St Patrick para celebrar la misa. Una semana antes de la cita, en una Nueva York todavía violentamente sacudida e impresionada, monseñor Clark, el párroco de St Patrick, nos llamó por teléfono para comunicarnos que las autoridades del gobierno italiano, a través del nuncio en la ONU, el arzobispo Martino, habían pedido tener una celebración en sufragio por las víctimas del World Trade Center. Monseñor Clark, muy amigablemente, nos invitó a participar activamente. Sabíamos que estarían presentes Mirko Tremaglia, ministro de los italianos del mundo, Pierferdinando Casini, presidente de la Cámara, Sergio Vento, embajador de Naciones Unidas, el cónsul Giorgio Radicati, el infatigable alcalde Rudolph Giuliani y muchas otras personalidades entre las cuales se encontraba también Katia Ricciarelli que debía cantar. Un poco de miedo y después adelante. Comunión y Liberación ofrece su coro. El nuncio Martino y monseñor Clark aceptan inmediatamente y nos encontramos en la cima de la catedral, ante el majestuoso órgano para expresar a través del canto lo que somos. Y, al final, el agradecimiento público de monseñor Martino que para nosotros es un impulso para seguir con nuestro compromiso para ser una presencia segura en este país inesperadamente asustado y frágil.