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Huellas N.6, Junio 2001

FLORIDA

No sólo Palm Beach

Maurizio Maniscalco

El primer gesto público de la comunidad de Miami: una mesa redonda sobre el El Sentido Religioso con el título «El éxito es lo máximo. La vida es aún más». Intervinieron monseñor Albacete, David Horowitz y el hermano Richard de María, superintendente de las escuelas católicas de la ciudad



Esta vez El Sentido Religioso ha llegado a Miami, Florida, extremo sudeste de Estados Unidos, entre playas apacibles, mares azules, palmeras, pelícanos y cocodrilos.
Y ha llegado porque un grupo de cinco amigos deseaban darlo a conocer hasta el punto de poner en marcha un gesto público en una de las universidades locales de mayor prestigio, la St. Thomas University. Se trata del primer gesto público de esta pequeñísima comunidad. Una vez más la mayor sorpresa ha sido ver cómo se han abierto las puertas ante nuestras peticiones.
Todo, como siempre, llegó de forma gratuita e inesperada, desde el apoyo del obispo auxiliar, S.E, Wensky, a la acogida de Fr. Blackwell en la St. Thomas, o la disponibilidad y amistad ofrecidas por el hermano Richard de María.
Fr. Chris Marino no dejó durante días de detener a todos sus conocidos invitándoles a la presentación, y Lucía, Willy y Carmen echaron horas para confeccionar una lista de correo con posibles invitados.
Así llegamos al 4 de abril con la Hall of Fame atestada de personas curiosas y atentas.
En la mesa, los conferenciantes, con Fr. Chris que hacía de anfitrión: el hermano Richard de María, superintendente de las escuelas católicas de Miami, y dos viejos amigos, David Horowitz y monseñor Lorenzo Albacete.
El título elegido para la conferencia era un poco extraño: «El éxito es lo máximo. La vida es aún más: conversaciones sobre El Sentido Religioso de Luigi Giussani».
¿Por qué este título? Porque la propuesta de Giussani tiene que ver con la vida, por lo cual toca el corazón mismo de la experiencia humana. ¿Qué es lo que le da su medida, su rostro, a nuestro “yo”?
Monseñor Albacete despejó el campo de posibles equívocos enseguida centrando el foco de atención en lo que es el hombre: razón y afecto, deseo de cumplimiento, sed infinita de felicidad, y lanzando el mensaje de don Giussani como camino verdadero.
Un camino que no podemos recorrer solos, sino que nos conduce al umbral del gran Hecho, al acontecimiento de Jesús presente en medio de nosotros. Un camino hecho de encuentros, de experiencia, libre de psicologismos, fundamentalismos o sentimentalismos.
El testimonio de Horowitz fue conmovedor. El gran músico contó cómo el encuentro con los escritos de Giussani y con “sus amigos” le ha llevado a descubrir el valor profundo de su trabajo cotidiano. Valor que intuía, pero no lograba articular o comprender. «Giussani me está enseñando - concluyó Horowitz - a estar atento a la belleza y a la verdad que percibo a lo largo del camino de cada jornada».
La tercera intervención corrió a cargo del hermano Richard de María, hombre de gran cultura y con una gran amor por la enseñanza y la relación con los jóvenes. «La experiencia humana suscita preguntas - afirmaba - y el verdadero maestro es el que ayuda a que esas preguntas se planteen. Después habrá que verificar en el tiempo, “mirándose en acción” y “en razón de la propia experiencia”, la propuesta que se ha recibido». Hablando acerca de su trabajo, el hermano R. de María concluía afirmando que «la comunión es el más grande instrumento de evangelización. En la historia de América esta tensión comunitaria siempre ha tenido un papel fundamental, dado que sustenta la misma dinámica afectiva».
A continuación, el público tomó la palabra provocando a los tres conferenciantes a profundizar en todo lo expuesto.
La velada concluyó en torno al puesto de venta de los libros, donde desaparecían los libros de Giussani y los discos de la colección Spirto Gentil. «Este trabajo de Giussani respecto a la música me resulta fascinante. Yo también he reclamado siempre a los chicos a escuchar música juntos, de forma guiada, a ver películas, leer poesías. Si no es así, no es experiencia».


La experiencia del inicio

A CARGO DE M. M.

El padre Christopher Marino es un sacerdote de la archidiócesis de Miami, una de las más vibrantes, vitalistas y abigarradas de la Iglesia estadounidense, en la que inglés, español y criollo se entremezclan en tanto que lenguas y como cultura y vida cotidiana.
En los últimos cinco años el arzobispo asignó al p. Chris la enseñanza y diversas actividades administrativas en la Archbishop Curley, ND High School, en el casco antiguo de Miami, donde ejerce también de capellán. Le hemos hecho algunas preguntas
La comunidad de Miami es joven y minúscula. ¿Por qué una presentación pública de El Sentido Religioso?
¿Por qué no? El evangelio es un quehacer para todos, es anunciar la Buena Nueva. Y si a través de CL está sucediendo algo bueno aquí, en Miami (el grupo es pequeño, nuevo, es cierto, pero lleno de pasión y de compromiso) es preciso hacerlo saber.
Además, Miami es una de las encrucijadas de América. Por aquí pasan todos.
La presencia del movimiento es importantísima y somos conscientes de ello. Así, con el esfuerzo de los amigos de aquí y con la ayuda de otros, desde Nueva York a Italia, decidimos proponer a todos lo que hemos encontrado.
Ha sido decisivo el apoyo de S.E. Thomas Wenski, obispo auxiliar de Miami. Desde el principio tomó como algo suyo la propuesta de presentar el trabajo de don Giussani y nos presentó a monseñor Casale, el rector de la St. Thomas University, quien, con gran apertura y generosidad, puso a nuestra disposición los locales para celebrar la conferencia.

¿Tú has hecho mucho por esta conferencia?
No he hecho nada especial, tan sólo me puse a llamar a todos mis conocidos. Creía firmemente que valía la pena y lo hice. Creo en el carisma del movimiento, creo en el evangelio. Soy consciente de que cuando el Señor vino a la tierra empezó con doce y que enseguida este hecho empezó a recorrer el mundo entero. El número de los que empiezan no importa, lo que cuenta es el valor de la experiencia. No me preocupa que seamos una presencia pequeña, y no me preocupa tampoco que a la conferencia no haya asistido una muchedumbre. ¡Estoy muy contento por los que han venido!

En una realidad que ya es tan variada y rica como la de Miami, ¿qué puede aportar una experiencia como la de CL?
¡Siempre hay sitio para algo nuevo! Esta es una de las grandes virtudes de la Santa Iglesia Romana. Hay personas, y yo me encuentro entre ellas, que se ven atraídas por el carisma de CL, impresionadas por esta amistad auténtica. Hay muchas más que lo estarían si lo conocieran y lo esperan sin saberlo. Y hay muchos que todavía no han encontrado lo que buscan. Proponer lo que somos, esta amistad que portamos, es un deber. Hay una apertura en CL que no he visto jamás en ningún otro sitio. El movimiento es la Iglesia.