IMPRIME [-] CERRAR [x]

Huellas N.8, Septiembre 1999

MEETING

Educar para construir

Alessandro Cappello

La Compañía de las Obras en el Meeting. Economía, cultura, sociedad y política internacional en el centro de los veinte encuentros promovidos por la asociación. Con invitados de primer orden. Una contribución para vivir el presente en previsión del futuro


Con veinte encuentros y una semana de invitados de primer orden, exponentes de la política, de la economía, de la cultura, de la sociedad civil y de la Iglesia, el ciclo «Educar para construir» se ha desarrollado en el ámbito de la vigésima edición del Meeting por la amistad de los pueblos, de Rímini, un evento que ha batido este año todos los récords en términos de afluencia de público (más de 600.000 visitantes) y de asistencia a los actos. Ha confirmado su vocación de dilatar una mirada positiva sobre la realidad que tiene la pretensión de «valorar todo y quedarse con lo que vale», según la exhortación de san Pablo, con la conciencia de que sólo la fe, entendida como certeza y como petición de la presencia de Cristo, hace al hombre capaz de conocer y de valorar todo lo positivo que expresa en su vida: en la política, en el diálogo entre culturas y etnias distintas, en la construcción de empresas, en la formación, en las obras de caridad. «Después de veinte años, el Meeting profundiza en su naturaleza, y confirma su apertura hacia el mundo, demostrando además que es posible relanzar el nivel ideal de la política, notablemente en baja hoy en día, hacia una concepción elevada, que sea una auténtica educación en la construcción de una sociedad», ha declarado Giorgio Vittadini, presidente de la CdO.
El sucederse de los encuentros ha puesto sobre el tapete algunos de los temas que más le importan a la CdO: a nivel internacional, la exigencia de una unificación europea que tenga en cuenta las comunes raíces cristianas, la urgencia de una fuerte integración del área balcánica en Europa, el diálogo con Oriente Medio y con el África mediterránea para la cooperación y el desarrollo; dentro del ámbito italiano, la batalla por una subsidiariedad real y contra el estatalismo dirigista (en la educación y la sanidad), la flexibilidad de los instrumentos normativos para el sistema del trabajo y de la empresa, la valoración efectiva del mundo de las organizaciones sin ánimo de lucro en el reparto de los servicios destinados a la persona.

La persona en el centro de la asistencia
Los servicios de atención y asistencia no deben sustraerse a la exigencia de poner al hombre en el centro de su acción. Lo ha confirmado don Oreste Benzi, fundador de la asociación Papa Juan XXIII, en el encuentro «Caridad hacia la persona, asistencia a la masa». Desde hace treinta años va por las calles tratando de sacar a chicas de la prostitución, acogiendo a drogadictos, minusválidos, niños y ancianos abandonados. Ha creado 134 casas-familia en Italia y más de diez en el resto del mundo, «en donde haya alguien que quiera tomarse en serio el programa de Dios: hacernos vivir en Él. Porque Cristo no ha venido para los pobres en contra de los ricos, sino a decirnos que si un pueblo deja atrás a alguien, no es un pueblo». No debería ser un pueblo ni siquiera aquél que decide quién debe nacer y quién no. Lo han explicado los ponentes del encuentro «Screening prenatal y mito del hombre perfecto», organizado por la asociación Medicina y Persona para poner de manifiesto las aberraciones de un sistema que utiliza el screening como medio para seleccionar los nasciturus adaptados a la vida frente a aquellos que son “inadecuados”, como por ejemplo los afectados por el síndrome de Down. Para Mary Nicholas, presidenta de la asociación Edith Stein para la investigación en perinatología, «la persona humana, incluso la que es completamente incapaz, mantiene algo que es inconfundiblemente humano: la capacidad de reclamar amor y cuidado de los demás», es decir, de descubrir el rostro de Otro. Por otro lado, en la conferencia «Los herederos de Basaglia: los locos viven con nosotros», Angelo Righetti y Franco Bértoli, médicos promotores de la clausura del manicomio de Palmanova, han apuntado la exigencia de «construir algo que no fuese un sistema de liberación tout court, sino un sistema en el que las personas volviesen a contar, nacido con el propósito de volver a acercar la afectividad a la razón, dos aspectos que la institucionalización había separado». Del mismo modo se habló de la cárcel como institución en el encuentro «Los barrotes fuera de la cárcel», en el que Ernesto Olivero, fundador del SERMIG, explicó que hoy la cárcel es totalmente inútil, «en cuanto que no permite reeducación alguna». No es un problema de “ser buenos”: «si separamos la cárcel de la sociedad, aceptamos que existen personas que ya no cuentan nada», añadió don Virginio Colmegna, director de CÁRITAS ambrosiana. Merecen atención las propuestas del magistrado Giuseppe Maisto a favor del trabajo de utilidad pública como pena alternativa a la detención, y el proyecto de Sergio Cusani, uno de los pocos acusados de Tangentópolis que ha expiado su pena en la cárcel, que está iniciando el Banco de la Solidaridad, cuyo objetivo es reinvertir sus beneficios en iniciativas de solidaridad. Otro testimonio de cómo una actividad de tipo social o sanitario debe en cualquier caso construirse sobre una relación entre hombres - y no entre hombres y decretos - se ofreció en el congreso «Italia en la vanguardia: la gran ciencia escoge a los jóvenes. Nuevos métodos para el tratamiento del SIDA». De la amistad entre Andrea Racca, presidente de una pequeña empresa sin ánimo de lucro, (la cooperativa social «Casa» de Perugia, una obra que acoge a enfermos de SIDA), y Robert Gallo, uno de los descubridores del virus Hiv y uno de los mejores investigadores mundiales del síndrome, ha nacido el proyecto de una terapia con una vacuna anti-sida que se experimentará precisamente en la casa de acogida «Don Dante Savini» de Perugia.
Estas y otras experiencias presentadas en el Meeting han hecho todavía más estridente la comparación con lo que, en materia de sanidad, se ha querido hacer pasar por una reforma, la del ministro Rosy Bindi, que es totalmente estatalista. Piero Micossi, director de los Institutos Clínicos de S. Donato Milanese y Felice Achilli, responsable de Medicina y Persona, han declarado durante el encuentro «El Soviet sanitario: en busca de una alternativa» que «estamos asistiendo a una progresiva burocratización y ausencia de responsabilidad de los médicos, llamados a aplicar protocolos terapéuticos establecidos por decreto ministerial. La perspectiva es una sanidad de tipo soviético: bajas retribuciones, ninguna responsabilidad, ningún control. Con el agravante de que costará más al ciudadano, ya sea en términos económicos, como en términos de reducción en la calidad del servicio».

Industria, trabajo y economia
El valor de la iniciativa personal y de la capacidad de arriesgar, auténtico patrimonio del pueblo italiano, ha fascinado al público del Meeting con los relatos de algunos protagonistas del empresariado nacional. Como Roberto Colaninno, administrador delegado de Telecom Italia, que primero fue el autor del salvamento de Olivetti y después de la histórica escalada a la compañía telefónica, según el cual «los capitales deben ir allí donde haya hombres y oportunidades; no se puede pensar en crear trabajo con las leyes». O como Pasquale Pistorio, presidente de ST Microelectronics, para el cual «es posible invertir en el Sur - y su sociedad lo ha hecho creando 2.800 puestos de trabajo en Catania -, señalando así el gran valor añadido que tenemos en Italia: la inteligencia y el bajo coste de la mano de obra cualificada con respecto a los demás países occidentales». Un testimonio sorprendente de cómo se puede hablar de sur y desarrollo sin caer en los manidos estereotipos negativos (mafia, burocracia, inercia del cuerpo social, etc...). Sorprendentes y apreciadas fueron también las conclusiones de Pierluigi Bersani, ministro de Industria: «La tarea del gobierno es la de crear las condiciones para que los empresarios puedan invertir. Nada más». Sobre trabajo y flexibilidad de los instrumentos normativos para el empleo se habló también en el encuentro moderado por Marco Sogaro, administrador delegado de Objetivo Trabajo (única sociedad de trabajo temporal sin ánimo de lucro), que ha reunido a representantes del mundo industrial, sindical y de las asociaciones profesionales. Se resaltó la necesidad de volver a partir del sistema educativo y formativo, con el fin de que el trabajador italiano se eduque para construir y no sólo para cumplir. Lo que puede, por tanto, hacer evolucionar el sistema de trabajo es el crecimiento de la persona, más que el desarrollo de reglas en torno al tema. Entre los demás encuentros dedicados a la economía destacaban dos: Primero, la conferencia «Después del Euro, el trabajo», en la que Benedini, Bobba y D’Antoni coincidieron en el hecho de que, obtenida la unificación monetaria con notables sacrificios, Europa debe proceder por el camino del crecimiento social y político, favoreciendo una competencia justa y renunciando a un poco de soberanía nacional. «El punto crucial», dijo Benedini, presidente de Assolombarda, «es volver a crear confianza en el país y dar trabajo a los jóvenes, que es una forma de dar plena ciudadanía, porque el trabajo tiene también un valor ético». D’Antoni sugirió también la «democratización del capital, creando un accionariado de los trabajadores, para hacer ganar al sistema en eficiencia y equidad y para hacer protagonistas de su proceder a millones de personas». Y después, el encuentro con Cesare Romiti, que a través de las preguntas de tres periodistas (Battista, Betts y Farina) permitió descubrir la aventura humana y profesional de una personalidad entera, sin el esquematismo cultural que pretendería separar al manager de éxito del hombre que se conmueve al hablar de su relación con Dios. Romiti, crítico desde siempre con la Euro-manía, ha disparado contra la política económica de los últimos gobiernos de centro izquierda: «La mitad de los puestos de trabajo creados en Europa se han creado en España. En Italia los políticos han preferido alcanzar primero los parámetros de Maastricht y después el desarrollo. Pero ahora somos el país más débil. Y en el futuro los sacrificios serán todavía mayores».

Política internacional: paz y desarrollo
Resaltando su vocación de proponerse como ámbito de urdimbre y resonancia de las cuestiones de respiro internacional, el Meeting ha dado espacio a hombres cuyas acciones están decidiendo el destino de pueblos enteros. Como el argelino Abdelaziz Bouteflika, recientemente elegido presidente de Argelia, que eligió el escenario riminés para lanzar a todo el mundo el mensaje del renacimiento político, social y económico de una Argelia devastada por ocho años de guerra civil, a través de un ambicioso programa de perdón y reconciliación nacional. Un encuentro histórico, trasmitido en directo por la televisión nacional argelina.
O como los exponentes balcánicos protagonistas del encuentro «Kosovo: para quien quiere una convivencia»: Ibrahim Rugova, musulmán, líder moderado de la Liga Democrática de Kosovo, Milan Komlenic, católico ortodoxo, con anterioridad ministro del gobierno serbio (después dimisionario) y actualmente número dos del Partido de la Renovación Serbia, y el padre Lush Gjergji, sacerdote católico kosovar. Vittadini, que en la apertura había remarcado el papel desempeñado por la Fundación Banco de Alimentos y el AVSI con la operación «Pan para los refugiados», tuvo palabras de aprecio hacia la política italiana durante el conflicto, en cuanto que desmarcada de las posiciones más belicistas de los países anglosajones.
En el coloquio «Sanciones y embargos: utilidad y límites de estos instrumentos en la colaboración entre los pueblos» Staffan De Mistura, delegado de la ONU para Europa, afirmó que «se necesitan sanciones “quirúrgicas”, pues además de caer en la cuenta de la ineficacia del instrumento es necesario también caer en la cuenta de una grave cuestión ética, la de que el precio de las sanciones sea pagado exclusivamente por la población inerme del país sancionado». En la misma línea se produjeron dos momentos de debate: uno sobre el hambre en el mundo y sobre el compartir de la necesidad - no sólo del pan sino también de la vida -, con la presencia de Dave Krepcho, responsable del Banco de Alimentos americano y del padre Lardo, fundador del movimiento «Ayuda a la Iglesia necesitada», y otro sobre la situación endeudada de los países pobres y sobre el futuro de la ONU, en el que monseñor Attilio Nicora, del Consejo Pontificio para la interpretación de textos legales y Paolo Fulci, presidente del Consejo económico social de la ONU, han coincidido en que la trágica situación hacia la que se dirigen los países del Tercer Mundo, atenazados por 2.000 millardos de dólares de deuda externa con los países más desarrollados, impide cualquier programa de desarrollo y crecimiento económico.
Sobre inmigración y relaciones con el mundo islámico se habló en cambio en el encuentro «¿Hacia una Europa bajo la media luna? Inmigración y alrededores», en la que la ministra de la Solidaridad, Livia Turco, aclaró que «la inmigración es un recurso sólo si se gobierna con rigor y siempre y cuando los flujos migratorios no vengan desencadenados por el hambre o por la guerra».
En el último encuentro programado, «Paz y desarrollo contra las guerras», Tarek Aziz, viceprimer ministro iraquí que intervino en el Meeting a través de una entrevista exclusiva grabada en Bagdad por Renato Farina, ha pedido a Europa que se erija en garante del respeto riguroso de la interpretación jurídica de las resoluciones de la ONU contra Irak: «El embargo y los continuos bombardeos aéreos están hundiendo la sociedad y la economía de Irak arrancando a la población toda esperanza en el futuro, con consecuencias gravísimas sobre la calidad de vida y sobre todo sobre la tasa de mortalidad infantil (más de 500.000 niños muertos desde el año 90 hasta hoy, según una relación de UNICEF, n.d.r.)». Antes que Aziz había intervenido Romano Prodi en directo vía satélite desde Bruselas. El nuevo presidente de la Comisión Europea afirmó que «Europa, aunque es un gigante económico superior a Estados Unidos, no ha madurado todavía una política exterior y de defensa común. Esto es todavía más grave con relación al área mediterránea, sobre la que se asoman pueblos jóvenes, hambrientos, gobernados por políticas diversas y caracterizados por tensiones peligrosas. La llave para la paz es tener buenas relaciones con los países del Islam». Tommaso Padoa Schioppa, miembro del Banco Central Europeo, pide un «Plan Marshall para las zonas críticas, desde los Balcanes al Maghreb, combinando tres elementos: el restablecimiento de las libertades democráticas, el sostenimiento económico orientado al desarrollo y la reconciliación entre los enemigos». Monseñor Diarmuid Martin ha declarado que estos instrumentos deben ser potenciados y extendidos en el continente africano, en donde la edad media ha descendido hasta los 37 años. «Se habla mucho de globalización de la economía, pero es hora de pensar también en una globalización de la solidaridad, única arma para la estabilidad mundial».

De la justicia a la subsidiariedad
La justicia ha sido el tema central de la mesa redonda «El juicio justo en Italia», en la que han participado Pierluigi Vigna, Fiscal Nacional Antimafia, Giovanni Pellegrino, presidente de la Comisión de Crímenes, y Giuseppe Frigo, presidente de la Unión de Cámaras Penales. Se puso de manifiesto que hacer procesos a fenómenos criminales completos, como la corrupción o la financiación ilegal de la política, con la finalidad de “moralizar” la vida pública, es muy arriesgado e impone a los jueces una carga de trabajo que no pueden resolver, favoreciendo errores judiciales. De aquí nace la idea de introducir las reglas del proceso justo en el ordenamiento constitucional, para poner en el centro del proceso el valor de la persona.
A la subsidiariedad y a la relación entre Estado y sociedad civil se han dedicado dos encuentros. El primero «Más sociedad, menos impuestos. La subsidiariedad se hace real» ha sido testigo del careo entre Nicola Rossi, Consejero económico del primer ministro D’Alema, Giulio Tremonti, anterior ministro de economía en el gobierno de Berlusconi y Sergio Billé, presidente de Confcommercio. El segundo encuentro, titulado «Todos hablan de ella, nadie la quiere. La extraña suerte de la subsidiariedad», ha dado la palabra a los catedráticos Francesco Gentile y Dario Velo y al exponente de Unioncamere Luigi Mastrobuono; se puso de manifiesto el peso excesivo de las leyes sobre sectores que podrían perfectamente autoregularse, y el hecho de que «es necesario hacer capaz a la subsidiariedad de trasformar un mundo que no ha sido construido a partir de ella». Finalmente, el encuentro «Ciudades, Regiones, Europa: ¿es el fin del Estado?», en el que Formigoni, Galán y Guazzaloca han sentenciado que la Unión europea está poniendo en crisis una cierta concepción del Estado centralizador, mientras que, a nivel local, la tentación centralizadora de las administraciones locales o comunales podrá con mayor facilidad ser contrastada gracias a una relación cada vez más próxima y estrecha entre política y sociedad civil.