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Huellas N.4, Abril 1999

ECUMENISMO

La estancia en Uganda

Lucía Castelli

Seis monjes del Monte Koya acompañados por don Ambrogio Pisoni visitaron del 16 al 19 de febrero la comunidad de Kampala. Su objetivo era conocer las obras que algunas personas del movimiento sostienen en un país tan lejano del suyo.

Llegaban después de un viaje de 36 horas, por lo que no habíamos organizado nada para la tarde del martes, salvo un merecido reposo en nuestro alojamiento. Sin embargo, ya desde el viaje de Entebbe (sede del aeropuerto) a Kampala (35 km. de camino) manifestaron su entusiasmo y curiosidad y su deseo de no perder ni un minuto de tiempo. Al ser el martes el día de la Escuela de Comunidad de todo el movimiento en Kampala quisieron participar en ella. Aquella noche nos vimos con las familias que viven cerca del alojamiento: los Ciantia, los Galli y los Buzzi, intercambiando impresiones y comentarios acerca de su primer día en África.

El miércoles 17 les llevamos a visitar nuestras obras en Kampala: el Cowa - asociación local que gestiona una escuela profesional para chicos de la calle anexa a una fábrica de cemento, madera y hierro donde realizan sus prácticas - y la cárcel de menores Naguru Remand Home, en la que un grupo de amigos nuestros africanos, asistentes sociales, trabaja con los chicos desarrollando actividades educativas (lectura de periódicos, pases de películas, enseñanza de la lengua inglesa, trabajos de punto para las chicas, talla de madera para los chicos...) y recreativas (deportes variados, juegos, bailes...). Ambas realidades, nacidas bajo el amparo y la guía de AVSI, funcionan ahora de forma autónoma, gestionadas completamente por nuestros amigos africanos: ¡un gran éxito de la cooperación descentralizada de AVSI!

Después de comer, nuestros amigos japoneses acompañaron a Rose, Maura y Annamaria a Kireka - arrabal de Kampala - en donde, desde hace algunos meses, desarrollan una vez a la semana una actividad caritativa con los niños que habitan allí. Kireka es el barrio de los acholi, tribu de Uganda que reside normalmente en el norte. En estos últimos años muchos acholis han venido a Kampala en busca de trabajo y fortuna pero sobre todo de paz, huyendo de la guerra de guerrillas que devasta la zona norte del país. Están, como muchos otros, viviendo en un barrio como este en condiciones de gran miseria y con la ausencia de los servicios básicos más elementales.

Por la noche tuvimos una cena con todos los adultos del movimiento en casa Pizzi: en África es fácil organizarlo en el jardín, aprovechando la agradable temperatura de la noche. Durante la cena, por grupos y con traductores improvisados, hablamos, charlamos, cantamos y bailamos juntos. El jueves, segundo y último día útil para mostrar la realidad ugandesa a nuestros amigos, el programa fue bastante intenso: por la mañana visitamos la escuela italiana y después la escuela femenina gestionada por el Cowa en Nsambya. Esta escuela acoge a jóvenes huérfanas a causa del SIDA y propone un año de formación profesional en corte y confección y catering (cocina, gestión de la casa). Por la tarde, reunión con el embajador japonés y visita al Meeting Point con Rose y Noelina. La casa del Meeting Point en Namuwongo acoge a 8 niños huérfanos a causa del SIDA y por la tarde desarrolla actividades con grupos de mujeres, también ellas enfermas de SIDA: dramatización, danza, alfabetización, trabajos de costura, elaboración de esteras, cestas, bolsas... Por la noche celebramos una fiesta en la sede de AVSI con todos aquellos que quisieran venir. Enseñamos a los bonzos la exposición sobre el padre Cyprian Michael Iwene Tansi, realizada por nuestros amigos nigerianos. Por ser un santo africano, nos parecía interesante que la vieran y, al mismo tiempo, poder recordar la importancia de rezar a los santos de nuestra tierra, como don Giussani nos recomienda siempre. La presentación de la exposición estuvo seguida de una serie de cantos en todas las lenguas: italiano, acholi, baganda, runyankole, kyswaili, español, francés, japonés... ¡demostración concreta del ecumenismo! También para todos dulces y bebidas, también éstas italianas, africanas y... japonesas.

El viernes por la mañana, Yagi, Kaori, Zensho, Wakako, Shoken y Ryusho tenían que llegar al aeropuerto a las 11. A las 8.30 tuvimos un breve encuentro con los trabajadores de AVSI, durante el cual presentamos los proyectos en curso y les regalamos un ejemplar del libro Where is my home? Este libro, a través de dibujos y frases de los niños ugandeses, muestra la cruda realidad de los niños del norte de Uganda, zona asolada por la guerrilla desde hace mas de 12 años, pero al mismo tiempo pone en evidencia sus esperanzas y sueños para un futuro mejor.

En el camino hacia el aeropuerto nos detuvimos en Kisubi para visitar al cardenal Wamala, que nos acogió con gran cordialidad y se interesó por el origen de los monjes y la historia de nuestra amistad: otro signo de ecumenismo.

Después de esto partieron hacia Nairobi, en donde estuvieron un día y medio con la comunidad de CL.



Buscamos juntos la verdad
Carta de los amigos budistas del Monte Koya después de su visita a Nairobi, Kenia

Un saludo a todos los amigos keniatas. Antes que nada, muchísimas gracias por vuestra gran amistad y hospitalidad. Después de haber estado con vosotros en Kenia, hice escala en Milán y llegué felizmente a Japón al día siguiente. En Milán hablé por teléfono con don Giussani, que se alegró mucho por vuestra actividad en Kenia y por el hecho de que nuestra relación fuera tan estrecha y profunda.

Gracias a la amistad entre don Giussani y el maestro Shodo Habukawa he podido vivir esta maravillosa experiencia conociéndoos a vosotros y vuestro país. No olvidaré jamás lo que he vivido allí y los momentos que pasamos juntos. Me han impresionado mucho las actividades de CL y de AVSI. La realidad de Kenia es verdaderamente dura, pero he visto que sois una gran esperanza para el futuro, porque he encontrado muchas personas guiadas por las enseñanzas de don Giussani por todo el país. Vosotros buscáis la presencia de Dios, buscáis con gran amor la dignidad de cada hombre pobre y enfermo.
Rezo continuamente por vuestro trabajo y por vuestra felicidad. Recordadlo, porque vosotros sois los que buscáis la verdad de la vida junto a mí.
De nuevo muchísimas gracias a todos aquellos que han hecho que mi estancia en Kenia esté llena de significado.
Los mejores deseos también de parte de todos los que han estado conmigo en este viaje para todos aquellos que hemos conocido.

Wakako Saito


P.D. Un agradecimiento especial a las Hermanas Misioneras de la Caridad, a los niños de los arrabales, a los maestros y a los estudiantes de St. Kizito y de la universidad, y a todos aquellos con los que hemos rezado en la iglesia.





Curiosidady deseo
Testimonio ofrecido durante la visita de nuestros amigos budistas del Monte Koya en Kenia

Quisiera dar un testimonio de mi encuentro con CL y los amigos de la Escuela Taller St. Kizito en la que trabajo.

Encontré el movimiento siendo todavía estudiante en la escuela St. Kizito Guthurai en 1996. Por curiosidad, deseo y esperanza, por un mundo sin discriminaciones ni censuras, comencé a seguirlo en secreto.

Siendo protestante y teniendo un cargo de responsabilidad en la Iglesia, asociarme con los católicos se habría visto como un delito. Los católicos eran considerados personas con las que no era necesario asociarse por ningún motivo: si te juntas con gente “no salvada”, te perderás con seguridad. Era la censura que más me repugnaba ya desde niña.

No sólo esto, sino que la persona que me había pagado los estudios elementales, un musulmán, había empezado a escribir cartas para recuperar a sus “ovejas perdidas”... Nuestra cultura no habría permitido que una persona como yo (una mujer) prosiguiese sus estudios más allá de la enseñanza media, y mucho menos asociarse con los católicos, arriesgándose así a tener tentaciones de meterse monja. ¡Para mi padre hubiera sido el fin!

Con todos estos problemas en la cabeza fui por primera vez a la Escuela de comunidad, que tenía lugar en nuestra escuela. Escuché lo que decían y esperaba que el profesor o don Valerio me preguntasen dónde vivía (era lo que más temía), pero nadie me preguntó nada. Esto me asombraba. Eran mucho más amigables de lo que yo pensaba: hablaban y daban testimonio de aquello que correspondía totalmente a mi corazón, a mi deseo de libertad que no puede saciar ningún hombre, sólo Dios. No desvelé mi interés ni mi deseo a nadie, pero seguía frecuentando la Escuela de comunidad. Fue el periodo más duro de mi vida: no lograba decidir; quería algo más. Quería ser libre, pero no podía dejarme descubrir por mis hermanos protestantes, sobre todo por mi hermana que entonces tenía la responsabilidad sobre mí.

Leí el artículo de don Giussani en el que cita la frase de san Pablo: «Aquél que ha comenzado esta obra buena en mí la llevará a cumplimiento». Medité durante algún tiempo y parecía demasiado bello para ser verdadero. Entonces seguí a mi corazón. Decidí no esconderme más y me preparé para las consecuencias: era libre, era verdaderamente una persona libre y ahora siento que soy libre.

Quisiera recomendar El sentido religioso a todos aquellos que aman la verdad. He visto que este libro está abierto a todos, es alentador y capaz de agregar a todos, sin fronteras religiosas porque, en el fondo, la verdad es que Dios es el mismo para todos.

Abijah



Carta desde la cárcel
Carta escrita a un sacerdote amigo nuestro por un prisionero de una de las cárceles de Nairobi, al que ninguno de nosotros conoce:

QUerido padre: gracias de corazón por los libros, que me han ayudado mucho a comprender qué es el Sínodo y la Iglesia en África. Gracias al Omnipotente por el cuidado que muestra hacia nosotros los presos y hacia su pueblo sobre esta tierra. Alabemos aÉ Señor porque su gloria y su poder no tienen fin. Gracias a usted en particular y a la Iglesia universal por haber obedecido a lo que dice la Biblia: «Id y predicad a todas las naciones del mundo».

Ahora que me quedan cuatro meses, después de los cuales seré un hombre libre, lo único que puedo hacer es dar gracias a Dios por su amor hacia mí y hacia los demás detenidos. Le ruego que para estos últimos días que quedan me traiga estas cosas:
Cualquier libro de los que usan los seminaristas de primero.
El libro de monseñor Giussani titulado El sentido religioso.
La nueva edición del libro del cardenal Otunga Un don de gracia.
El libro de cantos religiosos Mitha Mugikuyo.
Sé además, padre, que no ha olvidado mi petición de ropa y calzado, para que cuando salga de este lugar pueda estar presentable.
Un “adiós” a todos mis hermanos seminaristas de la Consolata. Que sus deseos puedan cumplirse algún día. Que Dios nos bendiga a nosotros, sus hijos, y nos proteja de todas las adversidades.

En la fe,

Moses Manyara Gathura


Una visita interesante
Cartas y dibujos de los niños de la escuela de Kampala visitada por los monjes budistas

Ayer 18 de febrero vinieron a visitarnos a la escuela unos monjes budistas, que venían directamente de Japón para encontrarse con algunos amigos suyos y porque querían conocer y ver Uganda, un país africano. Estas personas han venido porque querían conoceønos. Nos sentamos bajo el cobertizo para pasar un rato con ellos. Después de presentarnos, nos hicieron algunas preguntas y nosotros preguntamos muchas cosas sobre ellos. Dado que no sabían italiano y muy poco inglés, una chica de su grupo, que había estudiado en Italia, hacía de intérprete.
María



Hicimos muchas preguntas, y una cosa que nos interesó mucho fue la cinta con bordados que llevaban alrededor del cuello. Nos contaron que se la ponían sólo cuando rezaban, y que para ellos hablar con nosotros era como rezar. Esa cinta les hacía sentir como si tuvieran el corazón más puro.
Juan Lucas



Nos hicieron muchos juegos, uno de los cuales me impresionó mucho.
El juego es así: uno abre la mano, te dice que tengas los ojos muy abiertos y comienza a decir palabras en japonés contando los dedos de la mano, y después dice que éste es el padre caracol. Después repite los mismos gestos y dice que es la madre caracol. Si miras las manos no entiendes bien la diferencia entre los dos caracoles porque el truco está en la posición de las piernas: cuando las tiene cerradas es el padre y cuando las tiene abiertas es la madre.
Santiago



Nos cantaron una canción que hablaba del canto de la rana japonesa y nos preguntaron si queríamos aprenderla: nos dividimos en dos grupos, un grupo empezaba a cantar y después, a mitad de la canción, se unía el segundo grupo. Ganaba el que no se confundía con el otro. Lo hicimos todos muy bien.
Andrés



Antes de acabar cantamos una canción titulada Lui ci ha dato i cieli y su guía nos dijo que estaban muy contentos de haber venido y nos dijeron también que seguramente volverían.
Al final nos dijeron adiós.
Sebastian



Como se marchaban al día siguiente, pensamos dejarles un recuerdo y cada uno de nosotros les hizo un dibujo.
María



La visita que hicieron estos budistas me gustó y me divertí mucho; me gustaría que volvieran otra vez.
Francisco



Fue una visita muy interesante porque conocí a personas verdaderamente simpáticas, con las cuales fue fácil entablar una amistad.
Silvia



Creo que no les volveré a ver más, pero permanecerán en mi corazón para siempre.
Alfredo



Me gustaron mucho estas personas porque son simpáticas y juguetonas y me parece que quieren mucho a los niños.
Carlos