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Huellas N.1, Enero 2009

VIDA DE CL - Alemania

Ese sabor incomparable

a cargo de Christoph Scholz

En 1979 eran cuatro. Este año, en Munich, han sido quinientos los participantes en la Apertura de curso. Los frutos de una historia de treinta años que continúa en las aulas, en la semana blanca, en las familias, tomando una cerveza o cantando en el coro

No se podía elegir un lugar mejor para celebrar la Apertura de curso de CL en Alemania que la iglesia construida sobre la tumba del beato Rupert Mayer, en Munich. Misionero implicado en las misiones populares, durante el Kulturkampf se decantó valientemente en favor de la libertad y de la fe vivida públicamente, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la resistencia católica en época nazi. Fue, por tanto, un testigo insigne de “la aventura de la libertad”, como rezaba el lema del encuentro. En esta “aventura” han tomado parte, a lo largo de estos años, muchos alemanes que siguen el carisma de don Giussani. Este año acudió a la capital bávara también Julián Carrón, garante de este camino.

Friburgo, donde todo empezó. Cuando don Giussani visitó por primera vez en 1987 nuestra comunidad, entonces muy pequeña, el encuentro tuvo lugar en Altötting, el santuario mariano más famoso del país. Desde aquel entonces el movimiento ha crecido considerablemente y hoy en día cuenta con algunas comunidades también en la parte oriental de la Alemania reunificada. Este año, con ocasión de la Apertura de curso, la Bürgersaalkirche, una iglesia en el corazón de Munich, se ha llenado de personas procedentes de todos los rincones del país: Bremen, Berlín, Colonia, Stuttgard, Karlsruhe, Heidelberg, Friburgo, Dresde, Lepzig, Würzburg, Eichstätt… E incluso una treintena de estudiantes de Viena además de un grupo, más numeroso, procedente de la Suiza alemana.
Muchos de los jóvenes que han asistido al encuentro eran hijos de la “primera generación” de CL en Alemania. José Clavería –Pepe para los amigos–, sacerdote responsable del movimiento en Austria, recordó los comienzos de Comunión y Liberación en tierras alemanas hablando de aquella «comunidad de piedras vivas» en Friburgo donde todo empezó y de las becas que el arzobispo Oskar Saier, ya fallecido, concedió a cuatro estudiantes de Milán con el fin de favorecer la presencia del CL en su diócesis. Este año eran más de 500, de todas las edades, los que participaron.
«Me ha llamado la atención en estos días ver a un pueblo en camino», con estas palabras Clavería resumía sus impresiones y, a continuación, se preguntaba: «¿Cómo es posible que algo así suceda en una Europa donde sigue avanzando el desierto espiritual?». «Desde luego que no es gracias a actividades, proyectos o estrategias, ni por mérito de una buena organización, aunque a los alemanes os guste tanto la eficacia», añadió jocosamente. Únicamente es posible porque es obra de Otro. Prueba de ello son los dos días que hemos pasados juntos, las historias de tantas personas y la amistad que ha surgido. Pero otro signo, si cabe aún más evidente, son los niños y los jóvenes, reflejo de la autenticidad de experiencia que vivimos.
Pongamos algún ejemplo. Este año ochenta chicos han participado en las vacaciones de verano en el lago Achensee y en la semana blanca de Lenzerheide, en Suiza. Sabina, profesora de Matemáticas en un instituto de Eichstätt, comenta: «Muchos chicos acuden a esta cita con sus amigos y compañeros de clase» y «nosotros, los profesores, invitamos a nuestros alumnos. Por los pasillos del colegio todos comentan que con nosotros la semana blanca es mejor, es algo más que diversión». Algunos, los más mayores, se apuntan como monitores de los campamentos juveniles, que se organizan cada año en primavera. «Los pequeños están contentos de tener amigos mayores y los mayores aprenden a asumir responsabilidades; así comprenden lo importante que es participar en la experiencia de GS», comenta Sabina. «Las vacaciones son cada año una experiencia de belleza. Yo me ocupo de organizarlo todo, pero es patente que esa belleza no procede de mí». Para preparar estas vacaciones, ella y sus amigas de la Memores Domini rezan siempre una novena a la Madre de Dios: «En esos pocos días se manifiesta una unidad que no radica en tener intereses comunes o afinidad de temperamentos. Para mí esto es un signo evidente de la presencia de Cristo». Durante el curso los chicos cuidan la amistad entre ellos incluso si viven en ciudades muy lejanas. Hablan a menudo por skype, se escriben por messenger y visitan a sus amigos en cuanto pueden. «¿Munich? Vamos sólo porque el Inter juega contra el Bayern en el nuevo estadio Allianz Arena…», bromea Stefano Montanari, que junto a Ute Schretzlmeier guía la Escuela de comunidad de bachilleres. Nacido en Romagna, es desde hace años bávaro por adopción, pero cuando se habla de fútbol su corazón late todavía por Italia, «…y por los jóvenes, a quienes quiero transmitir todo lo que he recibido».

Vida ordinaria y ocasiones especiales. ¿Y los “mayores”? Quien pase por la universidad de Munich puede encontrar todos los días a los estudiantes de CL en la Ludwigskirche (iglesia de San Luis; ndr), a la hora del Angelus o en misa, por la tarde. El edificio alberga uno de los frescos más grandes del mundo, el segundo después de la Capilla Sixtina. Además, en ella fue capellán Romano Guardini, que reposa ahora en una de sus capillas laterales. Para Thomas, del CLU, la amistad con los otros estudiantes «es la forma concreta para vivir la relación con Cristo en la vida cotidiana». Muchos de los amigos que acuden a la Escuela de comunidad son Erasmus italianos. Y, no está de más decirlo, el propio Thomas debe su encuentro con el movimiento a una beca que recibe el nombre del mismo Guardini. Durante un período de estudio en Ferrara conoció a dos estudiantes de Derecho que le invitaron a la Escuela de comunidad.
A la vida diaria en la universidad se suman ocasiones “especiales”. Muy importante para toda la comunidad de Munich, fue la inauguración de la exposición sobre La rosa blanca. Aquí, en la Ludwig-Maximilian-Universität, los hermanos Hans y Sophie Scholl distribuyeron sus octavillas contra el régimen nazi. En aquella presentación participó la hermana de Willi Graf, una de las protagonistas de aquellos acontecimientos. Pero además están también las familias y los jóvenes trabajadores de la comunidad, quienes organizan frecuentemente iniciativas misioneras y culturales, en algunas ocasiones pequeñas y en otras de mayor alcance: una presentación del escritor ruso Vasili Grossman, una degustación de vinos… O bien, un concierto coral por las calles de la ciudad en favor de Support, una asociación que sostiene el Meeting Point en Uganda y la adopción a distancia de huérfanos de sida, nacida por iniciativa de María Groos (responsable de AVSI en Alemanis; ndr.) y de otros amigos que querían compartir la experiencia de Rose y de la comunidad ugandesa.

Para poder asistir… Pero si, como contó don Giussani, el canto estaba un segundo antes de que naciese el movimiento, entonces el coro de la comunidad es uno de los paradigmas más significativos de lo que es el movimiento en Alemania. Lo componen personas procedentes de todas las comunidades que se reúnen el fin de semana para los ensayos. Muchos de ellos echan varias horas de viaje para poder asistir. Para Markus Lenz, el director, «el coro no supone sólo una experiencia de amistad, sino una forma mediante la cual se educa la amistad. En ningún otro lugar como en éste se hace patente que estoy siguiendo una belleza que me es dada y de la que puedo participar».
Más hacia el norte, en Berlín, existe desde hace algunos años una pequeña comunidad, un puñado de personas diseminadas por los distritos de esta ciudad global. Entre ellos Basil de Friburgo, Conchita de México, Paolo y Laura de Italia, Cintia del Brasil… y Wolfgang, un berlinés de pura cepa. Y no es casualidad que este pequeño grupo haya decidido como caritativa, en una ciudad de tres millones de personas, visitar a personas solas y, normalmente, enfermas.
En fin, la comunidad alemana es muy variada y se extiende por todo el territorio, especialmente por el sur. Muchos viven en lugares alejados de las comunidades. Sobre todo para ellos, Spuren (edición de Tracce en alemán; ndr) y la página web de CL son instrumentos preciosos para participar de la vida del movimiento. Cada mes, algunos voluntarios, compaginando todas las responsabilidades familiares y laborales, traducen del italiano al alemán los textos más importantes de la revista. Que consiga salir a tiempo cada mes es, para Chiara, un “sorpresa continua”. Chiara juega un papel fundamental en Spuren al ser ella el “alma de la redacción” y la infatigable coordinadora.

El efecto Benedicto. En Alemania, como en otros países, la descristianización no se detiene. La ex RDA tiene el porcentaje más alto en el mundo de personas que declaran no pertenecer a ningún “credo”. Pero al mismo tiempo, y no sólo a través de los medios de comunicación, se advierte un renovado interés por la religión y por la Iglesia. Un despertar que, es innegable, tiene que ver con la elección de Benedicto XVI. También los medios de comunicación que determinan la mentalidad común, como Spiegel, admiten que, a pesar del progreso y la ciencia moderna, las preguntas existenciales y la nostalgia siguen acuciando a los hombres. Hoy, igual que hace dos mil años.
«La novedad del anuncio cristiano no consiste en un pensamiento, un sentimiento o una presunción, sino participar de un acontecimiento presente», ha dicho Julián en la Apertura de curso de nuestra comunidad. Para Romano Christen, que ha vivido los orígenes del movimiento como estudiante en Friburgo y actualmente es el responsable del CL en Alemania, el camino que desde esos cuatro estudiantes nos ha llevado hasta hoy testimonia la obra de Otro. «Si pienso en todas la peripecias, las oportunidades y los límites, no puedo dejar de decir que todo lo ocurrido es un don absoluto. Que no se debe a nuestros méritos, sino a la fidelidad al acontecimiento que nos precede y que, nuevamente, vuelve a colmarnos de asombro». En la actualidad el padre Romano, misionero de la Fraternidad de San Carlos Borromeo, trabaja junto a otros dos sacerdotes en varias parroquias de Friburgo. Sirve por tanto, también para Alemania, el ejemplo que utilizó Carrón para aludir al carácter excepcional del encuentro personal con Cristo en la Iglesia: «Si uno ha probado un vino fabuloso, le sirvan lo que le sirvan el día después, no podrá olvidar aquel vino». Para agradecerle su visita, Carrón ha recibido unos productos típicos alemanes: cerveza, bretzel y würstel. «Nosotros pertenecemos a una religión que no prohíbe la cerveza, sino más bien la produce», bromeó Thomas al entregarle el regalo. Y añadió una advertencia: «¡Ojo!, cuando pruebes una cerveza de Munich, el resto deja de gustarte».