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Huellas N.1, Enero 2002

LIBROS

La conciencia cristiana ante el terrorismo de ETA

Fernando Sebastián Aguilar

Monseñor Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, ha escrito una amplia y articulada reflexión para el libro La Iglesia, frente al terrorismo de ETA (ed. BAC), de José Francisco Serrano, Redactor-Jefe de Alfa y Omega, de la cual ofrecemos un extracto


Después de tantos años, parece que los cristianos deberíamos tener un juicio moral sobre el origen, naturaleza y actuación de ETA suficientemente claro y compartido por todos

Situarnos ante los hechos
Es evidente que la primera obligación es hacerse una idea suficientemente clara de lo que es ETA. Cosa nada fácil de conseguir... ETA no es una realidad aislada, sino que es más bien la sección armada de un movimiento de liberación vasco, de naturaleza revolucionaria, que alcanza caracteres de insurrección social y política, encuadrada en una ruptura cultural.

Este movimiento social tiene tres dimensiones estrechamente unidas: es una organización armada, que vive en la clandestinidad y que actúa violentamente... Esta organización está estrechamente relacionada con una amplia corona de organizaciones políticas,... que promueven los mismos fines que ETA y con una unidad de dirección poco discutible...

En un círculo más amplio se mueve la influencia de tipo cultural... El nacionalismo radical no ha entrado en la transición democrática. La democracia del nacionalismo radical es la “democracia” del marxismo-leninismo, la democracia del partido único, mesiánico y omnipotente...

Los nacionalistas afirman que hay un pueblo vasco perfectamente diferenciado, que ocupa desde siempre un territorio, injustamente ocupado por el Estado español... Si este postulado se acepta, todas las demás consecuencias están ya implícitamente aceptadas...

Formular un juicio moral libre y responsable
Si ETA es una organización dirigida esencialmente a promover la independencia del País Vasco mediante el ejercicio del terror, hay que decir que es incompatible con la conciencia cristiana no solamente la ejecución de estos atentados, sino cualquier colaboración que apoye la existencia y las actividades de ETA, tanto en el orden cultural como en el social y político... En la actualidad no hay un pueblo homogéneamente vasco que ocupe un territorio definido... Esa unidad ahora invocada como Euskal Herria o País Vasco no ha sido nunca una unidad política independiente, ni puede considerarse un país ocupado por otro, puesto que ha participado, como cualquier otro, en la historia general de los pueblos peninsulares desde la romanización...

El nacionalismo democrático
Está claro que una opción política nacionalista puede ser legítima y perfectamente compatible con una conciencia cristiana... Junto a esta afirmación teórica y general, hay que hacer unas cuantas precisiones más concretas... Puede haber un nacionalismo que pretenda defender y desarrollar los elementos específicos de un pueblo, con su historia, su lengua y su cultura, dentro de un Estado plurinacional... El independentismo es una opinión posible. Pero ¿es tan claro que la ruptura independentista es mejor para la mayoría de la población que la continuidad democrática? ...Ante la presencia persistente del terrorismo, el nacionalismo democrático se encuentra en la obligación moral de formar un frente común con las demás instituciones democráticas del Estado para luchar eficazmente contra ETA...

Los partidos constitucionalistas
En la situación actual, las personas y las organizaciones no nacionalistas, partidos y defensores de la continuidad del País Vasco en España, tienen necesidad de apoyo en su derecho a opinar y manifestar sus opiniones libremente... Por otra parte, los no nacionalistas tienen también la obligación de respetar la libertad de opinión y de expresión de los nacionalistas, sin pretender condenar las opiniones nacionalistas....

El uso de la lengua vasca
El lenguaje es un elemento decisivo en la creación de una conciencia colectiva y diferenciada. Los vascos tienen una lengua antiquísima y venerable, ciertamente minoritaria, que ellos aman extraordinariamente. Hoy la totalidad de los vascoparlantes hablan también español... En manos de las organizaciones nacionalistas más radicales, el vasco es un instrumento de difusión de sus ideas culturales y políticas... Considerar al vasco como algo extraño y peligroso es dar la razón a los que dicen que los vascos no son españoles. El vasco es una realidad cultural muy anterior y muy superior a cualquier idea política...

La intervención de la Iglesia
La Iglesia tiene que denunciar y condenar la violencia, y apoyar todo aquello que favorezca la reconciliación y la paz... A los nacionalistas radicales la Iglesia les dice que las ideas y los análisis marxistas no son verdaderos, ni justos, ni sirven de verdad para fomentar la libertad y la prosperidad de los pueblos... La exaltación idolátrica de una raza, de un territorio, de un proyecto político, lleva en germen la discriminación, la persecución, la guerra y la muerte...

A los nacionalistas democráticos, sean independentistas o no, hay que decirles que no se pueden desconocer los vínculos y responsabilidades comunes con las demás instituciones democráticas en contra de la violencia y de los radicalismos...

La Iglesia puede y debe hacer mucho en una múltiple línea educadora, inculcando y promoviendo el rechazo firme y efectivo de la violencia como instrumento político... Y con la acción la oración, los cristianos tenemos que pedir a Dios el don de la paz con humildad, confianza y perseverancia...

Después de señalar estas posibles actuaciones de la Iglesia, es preciso decir que la intervención de la Iglesia más profunda y eficaz en contra de la violencia y a favor de la paz es simplemente el ejercicio normal y diario de su misión evangelizadora y espiritual, desarrollado con autenticidad y plenitud... Donde está Dios no crece el terrorismo. Y donde crece la inmoralidad se prepara la tierra para que brote la injusticia y la violencia... Las frecuentes y repetidas agresiones a la Iglesia y al orden religioso y moral, han debilitado gravemente la capacidad moral de nuestra sociedad para reaccionar con sinceridad y energía ante la agresión terrorista. Donde no hay convicciones morales claras y firmes, no puede haber tampoco claridad ni energía en el rechazo de nada.