IMPRIME [-] CERRAR [x]

Huellas N.1, Enero 1999

PALABRA ENTRE NOSOTROS

"Sólo tú -pensándolo- oh ideal, eres verdadero"

Las cartas de don Giussani a los cuatro primeros estudiantes de GS que partieron hacia Belo Horizonte. Fue en 1962. "Os ruego, amigos, que penséis en cuántas cosas dependen de vosotros; cuántas cosas del porvenir de todos nosotros"


Estas cartas fueron escritas por don Giussani a los primeros cuatro "giesinos" que fueron a Brasil: Franca, Italo, Lidia y Giancarlo. Reescritas por alguno de ellos (por eso de algunas sólo quedan algunas frases), constituyen no sólo un documento extremadamente significativo de ese momento vivido por GS, sino también una expresión muy clara del pensamiento de don Giussani y de sus preocupaciones en esa época. Tendría la tentación de pararme a comentar cada línea. Pero no sería una buena idea porque sustituiría el trabajo que cada uno debe hacer si quiere gozar del fruto de esta lectura. Basta señalar que el tema central en torno al cual giran todos estos textos, escritos en un periodo muy corto de tiempo (cinco meses), es la primacía del ser sobre el hacer. Ya se vislumbraba, por tanto, el riesgo de los diferentes acentos que llevarían a la división durante los años posteriores. También impresiona la gran preocupación de don Giussani por indicar a estos chicos lo esencial: la relación con la persona de Cristo, sobre todo, a través de la oración; la dedicación al Reino de Dios, incluso a través del sacrificio que esto exige ("enamoraos del Señor que os ha elegido para empezar algo que dará frutos para su Reino"); una apertura sin límites tanto hacia sí mismos, como hacia los demás ("no tengáis pretensiones, no juzguéis nada").
Es útil volver a mirar la historia que precedió a estos textos.
Desde el principio de "Giuventú Studentesca" (GS), don Giussani quiso dar a su obra, así como a la conciencia de los jóvenes, una apertura universal: "Las perspectivas universales de la Iglesia son las directrices normales de la vida del cristiano" era una expresión de Pío XII que aparecía con frecuencia en los escritos y en las intervenciones de don Giussani durante los primeros años. Era necesario sustituir el imperativo moral que dominaba en gran parte de la educación católica por una perspectiva ideal que moviera a los jóvenes. Esta fue la primera y fundamental preocupación del fundador de GS.
Pero se precisaba que los jóvenes estuvieran directa y personalmente comprometidos con el ideal propuesto. Éste también era un principio fundamental de la pedagogía de don Giussani. De aquí la exigencia de prestar atención a las posibilidades que el azar (o la Providencia) presentara.
"Creo que GS fue el primer movimiento católico italiano que propuso a jóvenes estudiantes partir para las misiones", afirma el periodista e historiador de las misiones, Piero Gheddo. En 1960 Giussani conoció a monseñor Aristide Pirovano, obispo del PIME de la Amazonia, que había vuelto a Italia precisamente ese año, y a través de él a Marcello Candia, importante industrial milanés que estaba pensando dejar su empresa para irse como misionero a Brasil.
Fue precisamente Candia el que le presentó a Giussani a una monja, sor Raffaella, de la Congregación del Espíritu Santo de Lucca, que dirigía en Belo Horizonte un colegio femenino. Aunque al final no se llegara a concretar una obra en común, gracias a ella se dio el gran paso.
Antes de mediados de agosto de 1960 Giussani partió desde Génova hacia Brasil.
El Obispo de la Amazonia había participado en enero de 1960 en el congreso "Vivir las dimensiones del mundo" y allí se había concretado el proyecto del viaje. Un año más tarde don Giussani repetirá su viaje durante el verano. Le acompañaba de nuevo monseñor Pirovano y los primeros materiales para el hospital de Marcello Candia. Pero el clima y el ambiente suscitaron impresiones negativas en don Giussani. Él pensaba en las grandes ciudades, en las escuelas, en las universidades.
Se abrió un nuevo camino, en enero de 1961, gracias a un joven brasileño, Marco Aurelio Velloso, líder de la UEC (Unión de Estudiantes Católicos) de Belo Horizonte, que durante un viaje a Italia fue a Milán con sus padres y conoció GS. Del 16 al 23 de julio de 1961, tres chicos y tres chicas de GS participaron en el congreso de la UEC de Belo Horizonte en las aulas de la Facultad de Veterinaria: Alberto, presidente diocesano de la GIAC milanesa, Eugenia, presidenta de GS, Giorgio, Secretario General de GS, Gianni, también de GS, Anna Grazia, hija del productor de vino que pagó el viaje y Matilde. El viaje se realizó del 16 al 23 de julio, y don Giussani se encontró con esta delegación en Belo Horizonte al volver de Macapá.
Con traductores improvisados, delante de 200 muchachos, se organizó un pequeño encuentro de "tres días" (del tipo de los "tres días" de Varigotti) en el colegio de sor Raffaella. Fue el principio de intercambios sistemáticos entre jóvenes de GS y de Brasil. De hecho, en enero de 1962, Giancarlo, Italo, Lidia y Franca partieron "para quedarse un año en Belo Horizonte, huéspedes del colegio dirigido por la madre Raffaella". Italo se puso enfermo y volvió, y los demás se quedaron hasta noviembre de 1963.


I
12.2.62


El de este año es un experimento para vosotros: un experimento largo, dirá alguno; pero, en el fondo, diez meses no son mucho.
Es un experimento para nosotros, porque éste es el inicio de algo más grande.
Os ruego, amigos, que penséis en cuántas cosas dependen de vosotros; cuántas cosas del porvenir de todos nosotros.
Lo importante no es lo que consigáis hacer: es decisivo lo que consigáis ser.
Nosotros queremos sólo el Reino de Dios: para el Reino de Dios - de Cristo en adelante - es importante sólo lo que se es, no lo que se consigue hacer.
Esta aridez en el resultado, esta superficialidad en el contacto, esta dificultad para comunicar lo que más os importa hará más ardua vuestra empresa.
Os producirá una sensación de soledad y de dureza que a las chicas tal vez les parecerá menor. Hará que tengáis nostalgia de un ambiente más feliz y más acorde con vuestros sentimientos. No os sorprendáis por estas dificultades, considerarlas obvias y superarlas tranquilamente.
Lo importante no es lo que consigáis hacer con la decena de personas que os sigan.
Lo importante es el amor esencial en el que os educáis. Y cuanto más desposeído de éxitos esté vuestro esfuerzo, será mejor para que crezca vuestra personalidad cristiana.
Recordad las dos grandes reglas que construirán vuestra obra, que es el principio de nuestra obra:
El abandono en Dios - la oración -, la familiaridad confiada con Aquel que hizo el mar, el cielo, la tierra, el pasado y el futuro.
la familiaridad sencilla entre vosotros, la comunidad vivida entre vosotros: cuidad el expresar esta unidad entre vosotros. No os preocupe otra cosa que volver a casa más "adultos", más como el Señor, aunque esto exija la imitación de su soledad.


II
14.2.62


Queridos:
Vuestras quejas no me lo parecen tanto. Muchas de las cosas que algunos os han escrito las habían acordado conmigo. Expedit vobis ut ego vadam (Os conviene que me vaya, ndr).
Incluso he mandado un telegrama y escrito a Italo porque me había gustado mucho su última carta: y es el más... pequeño.
Pero no perdamos tiempo. Dada la situación general de las cosas, tal y como se deduce también de la carta de Lidia del 6 de este mes que he recibido hace media hora, los puntos que me urgen son:
Atención a la finalidad fundamental que hay que alcanzar: una estatura cristiana más verdadera para vosotros, es decir, que se asemeje más a la figura del Señor. Lo que vivís no es el lugar y el tiempo de vuestra "profesión" en el Reino de Dios: ese lugar y ese tiempo son el momento de vuestro "crecimiento hasta la medida de Cristo". Cualquier otra consideración debe ser crucificada y redimida en este supremo acontecimiento que debe suceder en vosotros mismos. La grandeza de vuestra vida dependerá de la amplitud que le dais ahora a vuestra alma: pedidle a Dios conmigo que se haga verdadero en mí y en vosotros lo que dice la Biblia de Salomón: Dedit ei Dominus latitudinem cordis quasi harena quae est in litore maris (El Señor le dio una grandeza de corazón tan extensa como la arena de las playas, ndr). Amigos míos, no importa nada lo que consigáis o no hacer: Dios es el que hace que nos convirtamos en jefes de un pueblo como Moisés, o en solitarios como Cristo en la cruz.
Cualquier desilusión, es más, el fomento de cualquier miedo, en este sentido, proviene de la mentira de nuestro amor propio o de ser esclavos de la presión de las circunstancias. El Padre Beduschi, uno de los primeros misioneros de África, sólo celebró un bautismo en tres años y murió de peste negra. Amigos míos, recordémonos que Dios es verdadero, y que la realidad consiste en amarlo. Y basta. En definitiva, todas las dificultades, la ausencia de respuesta, la amargura por no poder hacer algo, la mortificación por un error, no es otra cosa que una llamada a mirar lo esencial: a Dios y a su Cristo.
El primer instrumento para este crecimiento de vosotros mismos, de vuestra personalidad cristiana, es la comunidad, es decir, vuestra comunidad en cuanto que forma parte de nuestra comunidad de origen. Ahora estáis en un periodo de formación: por tanto, según las ideas sobre la educación católica, hace falta una dirección única y homogénea. Es necesario que persigáis el espíritu y la carne y los huesos de nuestra comunidad. Dado que estáis lejos, vuestra vida en común, tanto como vida interior (pero esto es obvio), como en su referencia exterior, es sistemática comunión entre vosotros. El sentimentalismo será refrenado por la reflexión y la petición al Señor en la oración, más que por el "quehacer". Por esto insisto en la relación, incluso pública, entre vosotros (naturalmente, con discreción hacia el ambiente: la discreción debe tener en cuenta como límite las exigencias del ambiente, además de la prudencia interior, evidentemente).
El segundo instrumento para vuestra formación será el trabajo de colaboración con la madre Raffaella.
Sobre todo la preparación para la enseñanza. Por lo que me escribís me parece que Italo tiene dificultades, le digo que no se desanime. Tú, Italo, tienes recursos; por tanto - si aún no lo has hecho - ponte con alegría y pasión a aprender el instrumento que hará que seas útil allí. Si no tenemos gusto por la tenacidad, pidámoselo al Señor.
En segundo lugar, la colaboración con la UEC. Ayudad con todas vuestras energías a sor Raffaella. Me alegro de que esté el padre Castanheda. Os pido que no dirijáis vosotros, que seáis muy lentos en introducir nuestros métodos como forma. En cualquier caso, creo que el mejor criterio será el de comparar esta preocupación mía con las de la madre Raffaella.
Tenía que haberos mandado la carta hace tres días, pero la salud me ha "hecho una jugarreta" mientras preparaba el Congreso y acabo la carta en la cama. Después del Congreso retomaremos estas cosas.
Saludos a la madre Raffaella. A vosotros, un abrazo fraterno.


III
28.2.62


Me permito subrayar algunas cosas que son obvias, pero sólo si volvemos a meditarlas se encarna el Verbo en nosotros.
Estad profundamente arraigados en el amor al Reino de Dios, que acontece no por lo que hacéis, sino por el ofrecimiento del sacrificio. Sólo la cruz salva el mundo.
Que esto os dé paz y alegría cualquiera que sea la tarea que se os asigne.
... Aunque vuestro trabajo no vaya como soñabais, aceptadlo con alegría; comprendéis y vivís el Reino de Dios, Brasil y el destino de GS mucho más al no desanimaros nunca, y al adaptaros a todo, que al alcanzar cualquier otra clase de logro.
Así como para vuestra vida espiritual y para la educación de vuestra personalidad tenéis que ser muy fieles a nuestra comunidad y a los valores y a las directrices conocidas, para vuestra actividad y el comportamiento con los demás en el ambiente la norma es una profunda adaptación. No pretendáis nada, no juzguéis como mal nada.
Enamoraos del Señor que os ha elegido para empezar algo que dará mucho fruto para su Reino: no os importe otra cosa más que estar allí, obedeciendo y de buena gana.
Gratiam agimus propter magnan gloriam tuam (te damos gracias por tu inmensa gloria, ndr).
Y una parte de su gloria sois vosotros, no lo que consigáis hacer, sino vosotros, vuestro ofrecimiento.


IV
20.3.62


... Y ayer se celebró la "San Remo" y me acordaba de la comparación de San Pablo: "Los que se esfuerzan por alcanzar una corona que se marchita.... También yo corro, también yo me esfuerzo por ganar, pero no por una corona corruptible". Y me acordé de vosotros, también corriendo, que no os olvidéis del porqué.
Esa somnolencia que proviene de nuestro original parentesco con la nada nos haría habituarnos a cualquier cosa, vaciando incluso las empresas más nobles: no os habituéis a lo que habéis creado en vuestro camino. Abrid continuamente la herida: esta herida - herida de la conciencia del misterio de Cristo y de la Iglesia (y de la felicidad humana) ignorado o contradicho y herida de la adhesión a otro tipo de vida, a otros hombres, a otras situaciones - es la herida de la fe y la herida de la caridad.
No olvidéis el motivo por el que estáis corriendo: no sustituyáis el amor de la cruz de Cristo, es decir, el amor al Reino de Dios, por la engañosa afirmación de vuestra personalidad, de vuestra "obra", del resultado, de vuestra satisfacción, de vuestro punto de vista, de vuestro capricho. No sustituyáis el Misterio por vuestra pequeña medida.
Por tanto, por lo que se refiere a vuestra convivencia allí, obedeced, no pretendáis nada y obedeced. Tenéis que volver más "gigantes para correr la carrera": porque os necesitamos así. Brasil facilitará vuestra educación en la grandeza de espíritu.


V
16.5.62


... Libres en la oración, pero fieles en la oración. No caigáis en el formalismo, pero hablad siempre con Jesucristo.


VI
31.5.62


Os tengo que decir que estáis haciendo posible algo grande y un gran sueño.
Precisamente porque es algo grande requiere un sacrificio. El sacrificio es la adaptación y la obediencia. Jesús empezó a salvar al mundo cuando dependía de María y de José, que no tenían la misma idea del Reino que Él y su divino Padre.
El equilibrio al mantener la fidelidad a nuestros valores debe ser ante todo interior, y en lo que vosotros hacéis antes que en lo que le exigís a los demás. En esto sed cautos y no...
Permaneced, y por ahora no prediquéis mucho. Esto es sólo un entrenamiento. No habéis ido allí para cambiar Brasil. Habéis ido allí para comenzar un servicio. Tened una profunda comprensión e indulgencia con los demás.


VII
5.7.62


Insisto en subrayar la necesidad de que os adaptéis al ambiente tanto en el modo de hacer las propuestas como en su cantidad.
El Señor se hizo hombre y durante 30 años estuvo en silencio. Y cuando habló, empezó a hacerlo por las necesidades que todos podían comprender: lo importante, es decir, el valor, tiene que ser el resorte secreto y la finalidad que acompaña todo.
Recordad que, ante todo y sobre todo, la muerte de nosotros mismos es la caridad de la adaptación, del compartir, del no juzgar.
Y preparaos día a día a vivir la única comunidad - creada por el Señor, la Iglesia -, la comunidad más sencilla y profunda que, como tal, no tiene necesidad de añadidos. Verdadera comunidad, allí donde se intenta vivir con dedicación y caridad.

(con la colaboración de Franca Ferrari)