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Huellas N.11, Diciembre 2020

PRIMER PLANO

Intro

Desde Tierra Santa hasta Chile, Bielorrusia, Nigeria… Qué sucede allí donde se espera y se vive la certeza de la Navidad en tiempos de crisis

Otro mundo en este mundo



Ya está con nosotros
Es la paradoja de la Navidad (quizás, en el fondo, de la propia fe): esperamos a Alguien que ya está, que ya está con nosotros. Cristo ya ha llenado la historia –y nuestra historia– con su Presencia. Pero al mismo tiempo nos invita de nuevo a acogerlo, solicita de nuevo nuestro «sí». Espera y certeza juntos, por tanto. Solo así puede hacerse carne –es decir, experiencia– otra palabra que hoy resulta decisiva: esperanza. Y eso es precisamente lo que hemos ido a buscar, mediante los relatos e historias de personas que viven en lugares donde esperar sería humanamente imposible, y no solo por la pandemia que está flagelando al mundo entero.
Empezando por Tierra Santa. El lugar donde todo empezó, donde Dios entró en el mundo para quedarse. Desde allí habla monseñor Pierbattista Pizzaballa, franciscano que vive en aquella tierra desde hace más de treinta años, donde ahora se ha establecido como Patriarca latino de Jerusalén y que nos describe su «espera segura» de Alguien que «viene a dar sabor y gusto a la vida», incluso entre las heridas de una tierra devastada desde hace siglos.
Es la misma plenitud que aflora en los testimonios recogidos en otros puntos calientes de nuestra actualidad: Bielorrusia, Nigeria, Chile, países desgarrados por tensiones políticas y sociales muy fuertes, que se suman al drama del Covid. Pero donde hay gente que vive y espera con una fortaleza que es fruto de esa certeza.
A continuación, una breve gira por lugares menos golpeados pero donde la pandemia nos vuelve a obligar a ponerse en juego, a no dar por descontado los gestos que la tradición nos propone desde hace años pero que esta vez resultan imposibles: belenes vivientes, representaciones, iniciativas benéficas… ¿Qué supone replantearse todo eso? ¿Qué ocasión ofrece para redescubrir su valor?
Por último, para cerrar el Primer Plano, encontraréis un regalo: una meditación de don Giussani sobre la Navidad. Es un instrumento precioso para profundizar en el significado del momento que estamos atravesando. Para vivir con más plenitud esa espera. Y nuestra esperanza. (dp)