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Huellas N.04, Abril 2020

PRIMER PLANO

Tiempo nuevo

Nunca habíamos visto nada igual. Al menos aquí, en Occidente, al menos desde la época de la última guerra. Sin embargo, está pasando. En cuestión de semanas, el coronavirus ha dado un vuelco a nuestras vidas y certezas. En todas partes. Es inútil enumerar cifras que, cuando salga esta revista, se habrán quedado viejas. Es inútil actualizar estadísticas que tenemos ante nuestros ojos hora tras hora y que hablan –por desgracia– de miles de víctimas y enfermos, y de un sufrimiento que durará meses. Pero ya hay un dato seguro: esta incertidumbre latente que marcaba de tantas maneras nuestra vida de antes –como un miedo vago, de fondo, ante un futuro cada vez más difícil de afrontar– se ha convertido de golpe en algo presente y concretísimo. Haciendo aún más esencial la pregunta que afrontábamos hace tiempo y que de algún modo nos ha acompañado también en los últimos números de Huellas: en este momento, ahora, ¿qué nos arranca de la nada?
Julián Carrón la ha propuesto en su carta al movimiento de CL, que tenéis como editorial de este número, indicando una brújula para vivir también esta circunstancia como ocasión de crecer, de conocerse uno mismo. Ya la había mencionado con palabras similares en su artículo publicado en
elmundo.es el 3 de marzo: «¿qué puede vencer el miedo?». Nos invitaba a mirarnos a nosotros mismos, a la conciencia de nosotros mismos que emerge en una ocasión que ya no deja espacio a palabras, fórmulas, «cosas ya sabidas» pero inútiles para vivir. Y nos solicitaba a buscar «personas» capaces de vencer ese miedo, porque viven y muestran algo más grande: la presencia de Dios hecho carne. Nuestro Primer Plano está dedicado a esta urgencia tan potente. A tratar de entender mejor lo que está saliendo a la luz de nosotros mismos (como sucede con la entrevista a Antonio Polito). Y a mirar a nuestro alrededor para «interceptar esas personas», grandes y pequeñas. En medio de la tempestad, en la primera “zona roja” de Italia –que lleva más tiempo viviendo la crisis– o por los pasillos del hospital Sacco de Milán. En la vida cotidiana de una joven profesora que reorganiza su jornada, su trabajo, sus relaciones, redescubriendo su corazón, o en la de un universitario obligado a decidir «qué basta para vivir». Con el enorme esfuerzo de quien tiene una empresa y sufre ya un peso que en los próximos meses, previsiblemente, se hará aún más duro. Llegando hasta Uganda, con Rose Busingye y sus amigos, que siempre se han enfrentado a la enfermedad y a la muerte, pero ahora están descubriendo algo más. Algo que sirve para la vida de todos. (dp)