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Huellas N.10, Noviembre 2007

CL

Huellas en la universidad

a cargo del CLU

PUNTO&APARTE
La raíz de la violencia es una vida vacía
Nacho de los Reyes


Finlandia. 7 de noviembre. Un joven asesina a ocho estudiantes. Después, intenta suicidarse. Este hecho, desgraciadamente, trae a nuestra memoria sucesos parecidos. 
Gus Van Sant describió en la película Elephant (2003) la matanza que tuvo lugar en Columbia (Colorado) en 1999. El director nos presenta la vida de los asesinos y de algunas de las víctimas que vivían en el campus universitario. Las relaciones, aficiones y conversaciones que mantienen están marcadas por un profundo vacío. Los padres parecen otros adolescentes, y la música o la fotografía no pasan de ser meras huidas estéticas que no logran atravesar la superficialidad que viven. Ante este panorama, los asesinatos se muestran como la parte atroz de un juego, un juego en el que se sobrevive y se soporta el tiempo. Tan sólo John, un joven estudiante, parece escapar de este nihilismo. Él es el único que se “atreve” a llorar.
Los análisis y explicaciones que se suelen dar a sucesos como los de Virginia o Columbia rozan lo extravagante. No porque no aporten datos útiles (se habla de soledad, educación, seguridad, patologías, etc.) sino porque normalmente dejan fuera el corazón. La pregunta que inevitablemente nos asalta es “¿por qué?”. ¿Por qué alguien puede llegar a hacer algo así? ¿Qué valor tiene la vida? ¿Por qué merece la pena vivir? Nada de lo que hacemos –ni siquiera estos terribles asesinatos (casi da vergüenza decirlo)– nace absolutamente ajeno a nuestro deseo de felicidad. Todas nuestra preguntas, gestos y acciones se enraízan en este anhelo potente e incansable. Las lágrimas de John, su deseo de vivir una vida diferente o el dolor por la muerte de un amigo no son cosas que desaparezcan con facilidad y las explicaciones secundarias, aunque desvíen nuestra atención de lo verdaderamente importante, no logran apaciguarnos. Es la fuerza insobornable del corazón, que siempre está intranquilo. Por esto, nos resulta extraño y violento el intento de convertir el nihilismo en la forma dominante de la vida, como si la ausencia de sentido y el absurdo fueran los ideales a seguir. Pero esta mentalidad que pretende censurar los deseos más hondos y constitutivos, y que poco a poco se está convirtiendo en el clima dominante, no puede nada contra el atractivo que supone ver cómo algunos hombres quieren ser protagonistas en medio de la realidad. Este ímpetu y lealtad es el testimonio más bello de la conveniencia de no renunciar al corazón y a sus exigencias más profundas, incluso ante las circunstancias más duras de la vida. 


CONGRESO UNIVERSITARIO
Listos para recomenzar


¿Por qué merece la pena emprender el camino universitario? ¿Cómo no dejarse atropellar por los apretados plazos? Pero, sobre todo, ¿a quién seguir? A partir de estas preguntas unos 300 estudiantes de la Estatal de Milán, en gran parte estudiantes de primero, participaron en Ponte di Legno en un congreso que sirviera como introducción a la universidad. Durante dos días se sucedieron los encuentros con algunos docentes universitarios. Entre ellos Edoardo Rialto, Andrea Perrone, Paolo Nanni, Tommaso Bellini, Giorgio Vittadini: maestros que nos han mostrado que es posible vivir la universidad como protagonistas.
Unos se quedaron fascinados, otros dudosos, algunos incluso perplejos. Nadie pudo quedar indiferente. La apuesta era demasiado alta: nuestra misma persona. La cenas y las veladas fueron momentos privilegiados en los que plantear las preguntas más apremiantes, con una espontaneidad y una libertad antes impensables. Hasta culminar en la pregunta clave: «Pero vosotros ¿quiénes sois? Yo también quiero vivir como vosotros. ¿Dónde os puedo volver a ver?». La respuesta es de las que descolocan: «Somos estudiantes como tú; nos ha alcanzado un encuentro que nos ha cambiado la vida. Si quieres, podemos vernos el lunes en universidad». A continuación, una serie de propuestas concretas: los grupos de ayuda gratuita al estudio y un curso para los de primero sobre El sentido religioso. Se nos ha abierto el horizonte y el miedo queda atrás. Estamos listos para recomenzar la aventura en universidad.


CONGRESO UNIVERSITARIO
Listos para recomenzar


¿Por qué merece la pena emprender el camino universitario? ¿Cómo no dejarse atropellar por los apretados plazos? Pero, sobre todo, ¿a quién seguir? A partir de estas preguntas unos 300 estudiantes de la Estatal de Milán, en gran parte estudiantes de primero, participaron en Ponte di Legno en un congreso que sirviera como introducción a la universidad. Durante dos días se sucedieron los encuentros con algunos docentes universitarios. Entre ellos Edoardo Rialto, Andrea Perrone, Paolo Nanni, Tommaso Bellini, Giorgio Vittadini: maestros que nos han mostrado que es posible vivir la universidad como protagonistas.
Unos se quedaron fascinados, otros dudosos, algunos incluso perplejos. Nadie pudo quedar indiferente. La apuesta era demasiado alta: nuestra misma persona. La cenas y las veladas fueron momentos privilegiados en los que plantear las preguntas más apremiantes, con una espontaneidad y una libertad antes impensables. Hasta culminar en la pregunta clave: «Pero vosotros ¿quiénes sois? Yo también quiero vivir como vosotros. ¿Dónde os puedo volver a ver?». La respuesta es de las que descolocan: «Somos estudiantes como tú; nos ha alcanzado un encuentro que nos ha cambiado la vida. Si quieres, podemos vernos el lunes en universidad». A continuación, una serie de propuestas concretas: los grupos de ayuda gratuita al estudio y un curso para los de primero sobre El sentido religioso. Se nos ha abierto el horizonte y el miedo queda atrás. Estamos listos para recomenzar la aventura en universidad.
Dibujos de Miguel Ángel

Ocho misteriosas Crucifixiones, dibujadas por Miguel Ángel con carboncillo negro sobre papel. ¿Cuándo las hizo? ¿Por qué? ¿Se trata de dibujos preparatorios para una escultura o encarnan una dramática meditación personal sobre la Pasión? Son todas preguntas que despiertan gran curiosidad para quienes las estudian. Sobre la hoja está trazada sólo la Cruz de la que cuelga el cuerpo de Cristo y, generalmente, la Virgen y san Juan que no levantan la mirada hacia Cristo, a excepción del probable último dibujo de la serie. Seguramente Miguel Ángel realizó estos dibujos en los últimos años de su vida, cuando en los sonetos expresa su deseo de perderse en el abrazo de la Cruz: «Ni pintar ni esculpir basta ya para aquietar el alma, puesta en aquel amor divino que abrió sus brazos para acogernos en la cruz». Recorre por estas Crucifixiones un gran frenesí creativo: mil líneas y mil arrepentimientos por cada detalle. Miguel Ángel estropea el papel, casi rasgado a fuerza de borrar una y otra vez. Nunca satisfecho. Nunca quieto.
Heredé de mi director de tesis la pasión y la curiosidad por estos dibujos. Cuando me propuso este tema, no imaginaba –como yo, por otra parte– lo que habría ocurrido. Estuve en Inglaterra durante veinte días visitando los museos que conservan todas las Crucifixiones. El sinfín de preguntas que estos dibujos me suscitaron me brindó la ocasión de conocer a personas que llevan estudiando a Miguel Ángel desde hace mucho más tiempo que yo. Los mejores maestros me han acompañado en el asombro del conocimiento, enseñándome a fijarme con atención y paciencia en el dibujo; a seguir las líneas trazadas hasta descubrir mil detalles que, en un determinado momento, se imponían por sí solos con una evidencia extrema. Cada detalle del dibujo ha sido un descubrimiento sorprendente. ¿Sucederá lo mismo con la vida?


MILÁN
Maria Acqua Simi y Lorenzo Margiotta
Lo más querido


Milán, 16 de octubre. El Palalido, por un día, no ha hospedado los entrenamientos del equipo Armani Jeans, sino a más de dos mil universitarios milaneses para la Apertura de curso del CLU, bajo el lema: «Lo más querido». Toman la palabra, después de los cantos, dos estudiantes y don Pino. Para Daniele, de la Católica, la alternativa a principio de año es neta: «O espero que cambien las circunstancias o bien miro con sencillez a lo que existe; es la única condición para mirar positivamente los días, con una espera». Le hace eco Pigi que, contando su experiencia en las mesas de información para los de primero en la Universidad Estatal, reconoce que «obedecer a la realidad nos libera de esquemas y prejuicios». Pero es don Pino quien al retomar los dos testimonios “da la estocada”. «¿Por qué seguimos insatisfechos? –pregunta provocativamente–. Porque nos paramos antes de llegar a la evidencia última de las cosas, nos contentamos con menos. «Dios mío, me miro y descubro que no tengo rostro; miro en lo hondo de mi ser y veo la oscuridad sin fin»: no se puede evitar la oscuridad. Pero, ¿hay algo que la oscuridad no puede suprimir? Hay algo más profundo que la oscuridad: «Sólo cuando me percato que Tú eres, como un eco vuelvo a oír mi voz y renazco, como el tiempo del recuerdo». Lo más querido que tenemos es el misterio de nuestro yo, un yo inmerso en la realidad. “No separado de la realidad”, glosa don Pino. A la salida del Palalido, después de la misa, se ve un bullicio de gente con ganas de recomenzar, de volver a partir de lo más querido. Para no dejarlo jamás.


¡OJO AL DATO!
Este año, a raíz de la asignación del Nobel para la Medicina al italo-americano Mario Renato Capecchi, se han desperdiciado comentarios sobre la universidad italiana. Se ha vuelto a lamentar la fuga de cerebros y la insuficiente preparación que ofrecen los ateneos. Suma y sigue con el lloriqueo que, como es obvio, parte de una desconfianza respecto a la realidad. El panorama en cambio se muestra bien diferente de cómo lo pinta la prensa nacional. Muchos italianos que viajan al extranjero destacan por preparación y capacidad crítica. Son 2 los italianos afortunados ganadores que se incorporarán al mundo de las Naciones Unidas; muchos, si consideramos que se presentan cinco mil solicitudes procedentes del mundo entero. La Relación 2007 de AlmaLaurea, que traza el mapa del capital humano que sale de las universidades, señala que este año el nivel de preparación de los licenciados supera con creces al de los graduados antes de la reforma (52,9% contra 34,8%). Con respecto al 2005, los licenciados especializados duplican, al igual que duplican los licenciados de ciudadanía extranjera entre 2001 y 2006 (2,3%). El juicio global sobre el curso de estudios es decididamente positivo para el 36,4% de los licenciados, moderadamente positivo para el 50,9; el 61,2% se considera satisfecho de sus profesores. Pero las experiencias positivas no se reducen a estadísticas. A continuación ofrecemos algunas iniciativas que, surgiendo desde abajo, satisfacen exigencias reales. ¿Qué ocurriría si la política y los partidos estuvieran más atentos a esta realidad y favorecieran una verdadera autonomía financiera y burocrática entre y dentro de nuestros ateneos?