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Huellas N.10, Noviembre 2007

CARTAS

Buenos Aires, Santiago de Chile, Canarias...

a cargo de María Rosa de Cárdenas

Un mismo corazón
Con mis colegas de geografía y biología decidimos, hace dos años, organizar algunos viajes de estudio con los chicos, porque para aprender necesitan hacer experiencia. Este año propusimos ir a Península de Valdés, en el sur, frente al Atlántico, y se anotaron 28 chicos de tercer y cuarto año (de 15 y 16 años). Los chicos se rindieron ante tanta belleza: era impresionante ver cómo día tras día iban sacándose los walkman, apagando las radios y grabadores; hasta que, el último día, muchos tuvieron la necesidad de estar solos frente al mar y reflexionar. Una de las chicas decía que en un momento, cuando estaba sacando muchísimas fotos, se dio cuenta de que no estaba mirando y pensó: «Cuando muestre las fotos, ¿qué voy a contar? Es mejor mirar, contemplar, porque esto se te queda para siempre guardado y lo puedes contar. Otra dijo que le encanta estar con sus amigos y conocer gente nueva, como hizo en esos días, pero que en un momento necesitó estar sola y en silencio para observar tanta belleza (hablaba del mar). Otros se refirieron a la unidad vivida entre todos. ¡Y lo decían sorprendidos! Pensé que es verdad que tenemos grabado en nuestra carne el misterio de la Trinidad. Uno desea la unidad con todos y normalmente no se vive: cuando sucede, te sorprende. También a la profesora de geografía le sorprendió la unidad que vivimos los adultos (éramos 4 profesores). Me dijo: «No nos pusimos de acuerdo de antemano y estábamos de acuerdo en todo. Había un punto de referencia –en este caso era yo– y ninguno sobresalía; todos estábamos al servicio de lo que se necesitaba, incluso vos». Pensé entonces que esto lo aprendemos en el movimiento y que cualquiera lo puede ver. Este fue el éxito del viaje, porque para los chicos éramos una sola cosa y, por lo tanto, ellos también. También comprobé que conocer es una exigencia. Fue impresionante ver las preguntas que hacían los chicos sobre todo lo que veían. Recordé entonces algo que Bersanelli dijo en el Meeting: que los chicos no estudian carreras científicas porque no observan la realidad y por eso no tienen preguntas. Quedé muy impactada porque los chicos no son lo que uno ve en clase todos los días, cuando aparentan no interesarse por nada. Frente a una propuesta con un horizonte grande se dejan golpear y se muestran como son realmente. ¡Parecían otros! Una noche fuimos a comer pizza con cerveza o gaseosa. A propósito les dijimos que eligieran ellos. Fueron pocos los que tomaron un vaso de cerveza, y no pidieron más. Incluso los más problemáticos (que antes de partir me desafiaban preguntándome si llevábamos alcohol o si podían fumar) prefirieron la gaseosa. Estaban tan satisfechos con lo que vivían que no tenían necesidad de emborracharse. De los 28, ocho pertenecen al movimiento. Una noche organizamos un fogón. Una de las chicas preparó unos cantos con mímica. Pensé que no les gustaría porque otros habían preparado cantos de rock que todos conocen con la guitarra (que, en realidad, son bastante deprimentes). Sin embargo, cuando comenzamos a cantar (a petición de esta chica, porque yo ya había claudicado) “los nuestros” se pusieron con una libertad tal que contagiaron a todos. Terminamos todos bailando. Y pedían más cantos como esos. Antes, mientras preparaban un scketch me preguntó: «¿No es cierto que el scketch tiene que mostrar algo que todos puedan entender y que ironice algún hecho ocurrido en estos días?». Había adquirido un criterio y lo decía a sus compañeros con total libertad. Al final hicimos una especie de cierre del viaje. Eran las 4 de la mañana y no dejaban de hablar. Todos contaban su experiencia. Constaté, una vez más, que todos tenemos el mismo corazón, las mismas exigencias y que basta que uno lo diga para ayudar a los otros a darse cuenta.
Julieta, Buenos Aires (Argentina)

CHILE 1
Paternidad incansable

Monseñor Andrés Arteaga, Obispo Auxiliar de Santiago y Vice-Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido en estos años un “verdadero amigo” que sostiene y guía nuestro camino. Autores como Von Balthasar y De Lubac fueron el inicio de una amistad imprevisible: eran los años en que trabajaba como vicedecano de la Facultad de Teología de la PUC y nosotros proponíamos en nuestro campus universitario el banco de libros de la Editorial Encuentro. Siempre nos llamó la atención su capacidad de observación y la profundidad y simplicidad de sus palabras: palabras que mueven la vida. Fue para todos una gran alegría cuando en 2001 fue nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Santiago de Chile. Su lema episcopal indica todo el espesor de su vida: “Hacia el Padre”.
Giuliana Contini nos animó a los “entonces” universitarios a un diálogo permanente con él. Así, “con ingenuo atrevimiento” y quizás con más atrevimiento que ingenuidad lo invitamos a participar en los happening y constantemente lo atiborrábamos con nuestros panfletos y boletines; sin embargo, aparentemente, no recibíamos respuesta. Giuliana, con su espíritu de Catalina de Siena que la caracteriza, le escribió para expresarle el deseo de conocer a nuestro obispo. Lo más sorprendente fue su respuesta: invitó a un grupo de universitarios a comer con él en la rectoría de la universidad. Más sorprendente aún fue caer en la cuenta de cómo observaba y seguía nuestra historia y la presencia de CL en la universidad. Tenía una carpeta donde había guardado todos nuestros panfletos, invitaciones y las cartas escritas por ella. Al final de esa comida, lo más simpático fue que rompió todas las cartas y comentó: «Para que no quede evidencia para su proceso de canonización». Fue, para nosotros, una gran verificación de lo que siempre se nos había indicado: el amor profundo y concreto a Cristo en la Iglesia a través del obispo.
Nació así una amistad ininterrumpida. Y así, entre comidas y bromas sobre los panfletos de CL, nos ha ido acompañando en estos años en que ya nos hemos vuelto adultos. Siempre se ha mostrado con una disponibilidad conmovedora para realizar encuentros con la Fraternidad, con los profesores que empiezan a trabajar, con los que buscan vivir la fe en el ambiente de trabajo. Sus palabras y su compañía constituyen un desafío permanente para ir a fondo de la experiencia cristiana, a vivir «la belleza de ser cristiano y la alegría de comunicarlo». «Sean fieles al método que han recibido», nos dijo en un equipe del CLU. «Cada persona es un aporte al carisma», es otro juicio con el que nos ha empujado a no tener miedo, a ser leales con la forma amorosa y personal con la que Cristo nos aferró a través del carisma de don Giussani. Un acontecimiento para todos fue cuando en el año 2004 –con ocasión de los 50 años de CL– presentó el libro Por qué la Iglesia. Realmente nos hizo experimentar la novedad del carisma: «La Iglesia es una vida, es una vida que sale al encuentro de nuestra vida […]. Resuena la voz de Cristo detrás de todas estas páginas: ¡Ven y verás! La Iglesia es un gran acontecimiento, acontecimiento de un encuentro, uno que provoca estupor. Descubrir a Cristo en los hechos de la existencia, en la comunidad de discípulos, es propio del tiempo de Pascua, siempre lo ha sido para los seguidores del Resucitado. Podemos aplicar al Fundador de Comunión y Liberación aquella afirmación conciliar que dice que el futuro de la humanidad está en las manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las futuras generaciones razones para vivir y esperar». Como él mismo manifestaba el día de la presentación del libro, «esta presentación me permite no sólo dialogar con el texto sino también con su autor. Debo reconocer que le tengo una gran simpatía a don Giussani y a su obra». Y, claramente, hemos sido testigos de dicha simpatía: siempre está ofreciendo a todas las personalidades de nuestro ambiente universitario y de nuestra sociedad las obras de don Giussani. Estamos profundamente agradecidos por esta posibilidad de vivir la paternidad incesante de nuestro obispo y, como escribía Giussani en una carta de 1962, «no hay, ciertamente, en nosotros mayor señal de nuestro amor a Cristo que el deseo activo de servir a la Santa Iglesia de Dios en nuestro obispo. No quisiéramos disgustarle nunca, le damos todas nuestras energías de vida». El encuentro con monseñor Andrés Arteaga constituye para nosotros señal de la ternura de Cristo y verificación permanente de que, en este Su pueblo, se experimenta una humanidad nueva y un nuevo tipo de vida: que la verdadera alegría está en seguirle, porque «Cristo no quita nada y lo da todo».
Javier, Alejandra y Paula

CHILE 2
Una amistad que renueva la conciencia de nuestro Bautismo

Desde el principio de la amistad con monseñor Andrés Arteaga nos ha sorprendido su extrema sencillez. Mi marido y yo nos sentimos muy acompañados por su cercanía y atención. Nos atrevimos a pedirle que bautizara a nuestra hija Gracia Emilia y aceptó con mucho gusto. El pasado 22 de septiembre, se bautizaron Manuela y Gabriel, hijos de unos amigos de CL, y nuestra hija. Nos conmovió verlo tan contento, casi más contento que nosotros, radiante y muy cordial. En la homilía nos sorprendió a todos, ya que se preparó especialmente, como él mismo dijo, para celebrar el bautismo para «los amigos de Comunión y Liberación» haciendo un recorrido completo y preciso por la Escuela de comunidad y las palabras más importantes de don Giussani. Fue verdaderamente la alegre fiesta de un pueblo. Estamos muy agradecidos por contar con la amistad de monseñor Arteaga quien, con el don conmovido de sí mismo, se ha vuelto signo poderosísimo y delicado de Cristo y nos ha hecho percibir concretamente Su amorosa misericordia.
Erika, Francisco y Gracia

CHILE 3
Todo esto se da en el Bautismo

Dios es también un buen pedagogo y corre siempre el “riesgo de educarnos”. Lo hace constantemente en la historia de la salvación, lo hace particularmente en la persona de Jesús, lo hace con la Iglesia. Y lo sigue haciendo con nosotros hoy, en esta tarde. El método de Dios es “Jesús”, no hay otro. El método de Jesús es la “Iglesia”, nacida de su costado abierto y de la entrega de su vida por amor a nosotros. Ustedes bien lo saben, ya que han sido educados, y con privilegio, en esa escuela de Comunión y Liberación. Y la experiencia cristiana se sintetiza en un encuentro transformante con Cristo. Todo comenzó con ese acontecimiento, por iniciativa de Dios. Dios se comunica a través de palabras y gestos internamente ligados. Con palabras que desafían a nuestra razón y libertad; y con gestos sacramentales, que no permiten que la palabra se quede en sólo palabras, sino que provoque un acontecimiento eficaz, de colaboración con la libertad humana. Así el camino a la Verdad es una experiencia. Todo esto se da en el Bautismo, el primero de los sacramentos, con una sencillez y elocuencia incomparables. Es lo que invito a mirar, escuchar y acoger en el corazón esta tarde. Aquí se da el “percorso” básico de la vida cristiana: el sentido religioso, la originalidad de la pretensión cristiana y el por qué de la Iglesia. Aquí descubrimos por el método del anuncio que debe ser decidido como gesto, es decir claro; elemental en su comunicación, por tanto libre y mediante acciones concretas; integral en sus dimensiones, afectando la cultura, mediante la caridad, y universal, es decir católico; y finalmente comunitario en su realización.
Que esta tarde la Palabra que se hace vida nos permita renovar nuestro propio Bautismo, nuestra vocación y misión de discípulos misioneros con estos gestos decididos, elementales, integrales y comunitarios. Se lo pedimos a María, Madre de los creyentes cuyo sí y obediencia a este encuentro cambió la historia humana.
Monseñor Andrés Arteaga Manieu
Obispo Auxiliar de Santiago de Chile
Parroquia Santa Marta, 22 de septiembre


El privilegio de la caritativa
Desde hace cuatro años acudimos a una casa de Cáritas para portadores del virus VIH, algunos de ellos en fase terminal. La casa se llama Proyecto Lázaro. Esta noche ha sido de nuevo una sorpresa. Solemos ir a verlos una tarde al mes para dar un paseo con ellos y tomar un café. Hoy coincidía con el estreno de la obra de teatro “Miguel Mañara” representada por la compañía de teatro Zalatta. Aprovechando el estreno, fuimos a verlo con los chicos de Lázaro, primero porque algunos nunca habían estado en un teatro y luego porque merece la pena conocer la historia de Miguel Mañara. La belleza de la obra, los detalles del vestuario, los cantos, la música; todo lo que allí sucedía era fruto del encuentro con Cristo que han tenido algunos actores de la compañía de teatro, encuentro que en mayor o menor medida ha tocado a todos los que participaban en la obra. En el viaje de vuelta a la casa del proyecto, respondiendo a una pregunta de uno de ellos, se dio una conversación muy bella sobre la verdad de lo que es la Iglesia. Pero lo más que me sorprendió fue que una chica, Nuria, me pidió que no me olvidara de rezar el Angelus, con el que nos despedimos al final de la caritativa. En ese momento le dije que sí, sin prestarle atención alguna; pero mientras rezábamos me conmoví, no porque me lo hubiera pedido ella (una chica de 25 años que ha pasado de todo en la vida y que es portadora del virus), sino por Aquel que está presente, porque hace que esta chica necesite rezar el Angelus y nos pida que lo hagamos juntos. Realmente es un privilegio hacer la caritativa, porque uno tiene la posibilidad de reconocer a Cristo que se hace presente y hace nuevas todas las cosas. Ahora, acabo de llegar a casa y ver a mi mujer y mi hija. Son las mismas de siempre, pero el Señor ha renovado mi mirada y mi certeza es más grande.
Carta firmada, Canarias (España)

Una pregunta casi espontánea
Los que formamos la Asociación Cultural El Pórtico llevamos catorce años montando un chiringuito en las fiestas de Vallecas a finales de septiembre. Todo empezó a partir de la relación de Carras y Berna con un grupo de bachilleres y trabajadores del barrio que querían vivir su fe como un testimonio público. Este año nos sumamos al lema elegido para las vacaciones: “Heridos por la Belleza”, que retomaba las palabras del Papa hablando de don Giussani. Tanto para los que hemos trabajado durante doce días como para todas las personas que nos han encontrado y acompañado ha sido una experiencia importante. Lo primero que me llama la atención es que el chiringuito se siga construyendo año tras año. No quiero dar nada por supuesto. Ya desde el primer día del montaje con mis amigos, me sorprendió que algunos de ellos emplean unos días de sus vacaciones para trabajar; otros, que a pesar de estar súper liados en la vida acuden a ayudar. Incluso hubo un grupo de quince latin kings trabajando con nosotros. Al ver todas estas cosas, inmediatamente, nace la pregunta: ¿por qué lo hacen?, ¿quién lo hace posible? El trabajo está repartido por comisiones, cada una con un responsable: cocina, barra y terraza, montaje, decoración, muestra, espectáculos, patrocinadores. Y al finalizar el día juzgamos todo lo que ha sucedido, experiencias y dificultades. Este año me impliqué más con los padres que trabajan tradicionalmente en la cocina. Pensaba que me iba a encontrar con el “ejército de Pancho Villa” y aún doy gracias a Dios porque para mí, durante estos días, estas personas han sido una verdadera “fraternidad”. Ya la primera reunión que tuvimos con ellos fue una auténtica gracia. Decían cosas como éstas: «es bueno para mí», «reconozco a Cristo presente aquí», «me saca de la pasividad en la que vivo continuamente», «el corazón me pide venir aquí», «hay cosas en la vida que me cambian». La propuesta era clara para todos: verificar y hacer la experiencia de que cuanto más acepta uno darse a sí mismo, mayor plenitud experimenta en su vida. Reconozco a Cristo presente por la excepcionalidad del lugar: una madre, agradecida, te dice que necesita venir a trabajar al chiringuito porque aquí es educada a tener una mirada llena de afecto y de ternura por su madre que está enferma y quejicosa; una amiga que está enfadada con su marido reconoce que venir a trabajar al chiringuito cambia su mirada sobre él; encuentros que se producen en la cocina entre sacerdotes y amigos musulmanes, todos trabajando juntos; la cena con los políticos del barrio; un amigo que después de un duro día de trabajo dice que necesita venir aquí para descansar verdaderamente e invita a sus compañeros de trabajo para que lo vean. Yo no conozco otro lugar que no sea la Iglesia donde sucedan estas cosas. Llegamos al final de las fiestas con la certeza de que el camino no termina aquí e invitamos de un modo público a todo el mundo a participar con nosotros en las Escuelas de comunidad. El desmontaje del chiringuito fue agotador. Sin embargo, a las 5 de la madrugada, cuando llevábamos toda la noche cargando y descargando cosas, todavía me acuerdo de estar cantando en un camión con unos amigos esa canción a la Virgen que dice: «Cuando de mi patrona voy a la ermita, se me hace cuesta abajo la cuesta arriba, y cuando bajo se me hace cuesta arriba la cuesta abajo».
Piza, Vallecas-Madrid (España)

Mentalidad burguesa
Querido Carrón: En la Thuile he vuelto a encontrar y a vivir lo que suele estar ausente en la vida cotidiana: la dimensión de pueblo. En el Refugio Elisabetta, en el alto Val Veny, me detuve para mirar desde lo alto la larga fila, de más de 300 personas, que serpenteaba por el sendero: esto es lo que somos, el cumplimiento de Israel, como su compañía, la de Juan Pablo II, la de Giussani, la de Ratzinger. ¿Y yo, qué soy sino uno que está llamado a formar parte de este cuerpo? Sin tanto énfasis tengo que decir que he encontrado viudas que, aun estando solas, siguen a Cristo con gratitud (tanto si su situación es buena como si es mala), he visto madres que vuelven a sonreír después de haber perdido a un hijo, he conocido personas que afrontan con dignidad enormes problemas de salud y graves desgracias. Lo que más me interesa decirte es que me descubrí sumido en la mentalidad burguesa. Comprendo lo que es esa fisura mortal, esa forma mentis según la cual por un lado estaría la vida (con lo bueno, lo bello, lo útil, lo productivo…) y por otro los desechos de la vida, es decir, el mal que se hace, la injusticia, la muerte, la enfermedad… ¡y estos últimos no formarían parte de la realidad! Esta esquizofrenia burguesa no sólo nos desmoraliza y hace que nos deslicemos hacia la nada, sino que, sobre todo, reduce al nivel nominal palabras como Cristo, presencia, destino o deseo, como nos recordaste en los Ejercicios. Una concepción de la vida como ésta ha desplazado ya a Cristo, ya no necesita su salvación. Es imposible no pensar en su Presencia incluso dentro de las contradicciones, de los problemas… ¡pero a nosotros lo último que se nos ocurre en estas situaciones es dejar que Él entre! Y así Cristo nunca llegará a ser familiar. Queremos ser autosuficientes por lo que respecta a la vida (es decir, burgueses), pero inmediatamente somos humillados (por esos desechos de la vida) y nos escandalizamos de nuestra debilidad en cuanto «el juego se vuelve duro». Como nosotros no podemos cambiar las cosas, Él tampoco puede hacerlo... y así el deseo de infinito va tendiendo a cero. Cuando tenemos problemas en las relaciones (p. 16 de los Ejercicios) Cristo no nos los resuelve, sino que nos cambia, nos hace diferentes, colma nuestro corazón. En primer lugar nos libera del resentimiento hacia la realidad o de la extrañeza respecto a las circunstancias, y después hace que, a través de esas mismas circunstancias, nosotros cambiemos.
Pippo, Milán (Italia)

Dos simples hechos
Querido Carrón: Querría contarte sólo dos breves y sencillas experiencias para agradecerte el trabajo con el que nos has ayudado a seguir la Escuela de comunidad en estos tres últimos años. Sin ese trabajo, yo no tendría la mirada que tengo ahora, capaz de mirar la realidad e incluso a mí misma; sería todo lo más como un ojo velado, cegado por las cataratas de los avatares de la vida. Se trata de dos cosas pequeñas, que para el mundo no tienen interés, pero que, como decía don Gius, son los momentos en los que se hace memoria y que, como los pilares, permiten que toda la estructura se sostenga. El primer episodio que todavía conservo en el corazón son los breves instantes en los que escuché, al empezar una Escuela de comunidad, el canto brasileño Agua de Março. La belleza de ese dúo me conmovió de tal manera que no podía dejar de decir: «con esto me basta. Podríamos irnos ya a casa». Lo que habíamos venido a buscar, la Belleza con B mayúscula, se había hecho presente arrolladoramente en ese canto. Enseguida me di cuenta de que ya no podría apartarlo de mi mente, «siempre lo recordaría», porque reconocer al Señor en ese signo ya había supuesto dar un paso más en la certeza de la fe. El segundo episodio me sucedió visitando la iglesia parroquial en Civitavecchia, donde está la estatuilla de la Virgen que llora gotas de sangre. En la capilla se puede leer una dedicatoria cuyo autor confiesa que no sabe qué pedirle, ni siquiera sabe rezar, pero que se encuentra allí, ante la Belleza, para contemplarla, para que sus ojos puedan descansar en ella. Yo también soy una pobre mujer, no alcanzo a articular ninguna oración, pero conservo la capacidad de mirar. Y esto es lo único que me permite seguir «mirando a mi yo con pasión y ternura», como escribe don Giussani.
Silvia

El encuentro como verificación
Tras haber superado casi tres años de crisis de fe, preso de un concepto racionalista de razón, hoy puedo decir que vuelvo a casa. Y lo digo con alegría y sencillez, pues jamás hubiese pensado que esto pasaría. Sin embargo, mirando mi experiencia con perspectiva puedo reconocer que, como dice la Escuela de comunidad, la fe es Gracia en todos los sentidos. Pues es necesaria la gracia de la sencillez para reconocer lo extraordinario dentro de lo ordinario, y es necesaria la Gracia para adherirse y permanecer por encima de los prejuicios y las vetas escépticas que nos llegan de la mentalidad dominante. Durante el tiempo que he estado alejado he leído mucho sobre la fe, y he vuelto a tantear en varios grupos, teniendo siempre presente la máxima que se me había enseñado: medir lo que se me proponía con la experiencia. Al final uno reconoce que no puede producir nada si no se le da gratis mediante encuentros humanos, y que la postura más adecuada es, efectivamente, la del mendigo. Se puede volver a la fe sin estar en el movimiento, pero si he decidido hacerlo es porque sólo aquí he encontrado un lugar donde se me propone una adhesión razonable a la fe y se me ayuda a verificar la fe constantemente. Incluso a través de mi límite.
Sergio, Madrid (España)

Sumamente conveniente para la vida
El pasado mes de octubre he participado en la Jornada de apertura de curso de la Compañía de las Obras en Madrid. Marco Piuri, invitado para la ocasión, nos explicó qué utilidad tiene para él participar en la CdO y ofrecerla a otros como algo sumamente conveniente para la vida. Nos puso muchos ejemplos concretos. Por ejemplo, sobre cómo afrontar las dificultades que surgen con los empleados: podemos no limitarnos a ver el problema, sino mirar a la persona que lo plantea. Esto es mucho más efectivo porque nos hacer partir de una postura que permite abordarlo de modo más adecuado. Otro ejemplo: la iniciativa de la CdO nace del deseo de afrontar una necesidad concreta, pero no se debe perder de vista que la satisfacción de ésta no agota el deseo de la persona que por naturaleza es infinito, y puso varios ejemplos para ilustrarlo. Caí en la cuenta de que mis jefes tienen el mismo deseo de Infinito que a menudo censuran en mí, de modo que al volver al trabajo al día siguiente le comenté a uno de ellos que seguramente le habría gustado asistir al acto. Él me pidió entonces que le contara. Las preguntas de la asamblea fueron interesantísimas. Hubo una que me ayudó a ver el valor tan grande de esta experiencia. Le preguntaron a Marco sobre la relación entre trabajo y familia. Piuri insistió en que no se trata de buscar un imposible equilibrio o una organización más lograda del tiempo. En cambio, si la experiencia que vives te ayuda a estar en la realidad con todas sus consecuencias, afecta a todo, incluida la dimensión afectiva, las relaciones, la familia, que es evidentemente una dimensión esencial de la persona. Otra pregunta interesante se centró en la dimensión religiosa. La experiencia de la CdO afecta a la dimensión religiosa porque ésta concierne a la realidad en su totalidad y significado y, en segundo lugar, porque apuesta por la libertad de las personas, como Don Gius nos ha educado. Es una propuesta de juntarse con otros para acompañarse en el recorrido que cada uno esté dispuesto a hacer en su responsabilidad y trabajo concretos. Nos puso el ejemplo del presidente de la CdO en Milán, que no es una persona creyente, pero leal con la realidad. Por ello lo eligieron como presidente de la asociación, lo cual destaca que éste es el único requisito necesario para adherirse a la CdO.
Luis Miguel, Madrid (España)

«Marta, ¿todo bien?»Querido don Pino: Somos tres enfermeras de Monza. Este verano fuimos tres meses a trabajar a Uganda para hacer las prácticas en el Hospital de Lacor (cerca de Gulu). Hemos tocado con la mano que quien lo hace todo y cumple nuestras vidas es Otro. Cuando leímos la frase de Tarkovskij sentimos que se dirigía a nosotras: «Tú lo sabes bien: no te sale nada, estás cansado y no puedes más. Y de repente, encuentras entre la gente la mirada de alguien –una mirada humana–, y parece como si te hubieras acercado a algo divino escondido. Y en un instante todo se hace más sencillo» (de la película Andrej Rublëv). Desde los primeros días nos encontramos con una realidad completamente diferente y muy dura. Todos los días morían personas en el hospital y no parábamos de ver pacientes en condiciones terribles de salud o con una historia dramática a sus espaldas. Ante semejante miseria y pobreza surgió la pregunta: «¿Quién eres Tú que permites tanto sufrimiento y dices ser la salvación?». Esta pregunta, que cada día nos urgía más, dio paso a algo inesperado. En pediatría estaba ingresado un niño que sufría convulsiones desde hacía horas, y no había ninguna cura o tratamiento posible. Nos sentíamos inútiles e impotentes. Pero es cierto que nunca estamos solos: Charles, un enfermero que trabajaba con nosotras, nos dio ejemplo de una actitud más humana y verdadera ante esta criatura. Justo antes de que muriera, le bautizamos en presencia de sus padres: Dios manifestó así su abrazo a través nuestro, siendo todos unos pobrecillos. Un día llegó al hospital un señor en una situación muy grave. Parecía un mendigo. Una de nosotras, después de haberse pasado una hora limpiándolo, se lo encontró al día siguiente sucio y abandonado. El primer pensamiento que le vino a la cabeza fue: «Si ni siquiera su mujer se preocupa por él, ¿por qué debería hacerlo yo?». Volvió a trabajar dolida por la situación y olvidando a aquel paciente, hasta que llegó la jefe de sala, sister Mary, una monja y enfermera excepcional, que viéndola triste le dijo: «Marta, ¿todo bien? ¡Te noto triste!». Ella no dijo nada, pero percibió esta mirada llena de atención y pensó: «Esta mujer está pendiente de todo, me conoce desde hace una semana y sin embargo se ha dado cuenta de mí y de mi necesidad». Conmovida por esta mirada, fue de nuevo a atender al paciente que estaba con su mujer. Después de haberlo lavado, aquel hombre murió. Parecía que todo había sido inútil. Pero otra vez se volvió a cruzar con sister Mary, que le dijo: «Nada ha sido en vano. Fíjate, ha muerto limpio, de un modo más humano. Seguramente ahora gozará en el Paraíso». Hemos vuelto a la universidad cambiadas por esta experiencia y ciertas de que esta misma mirada se puede encontrar también aquí en Monza, con nuestros amigos. Es esto lo que pedimos al comienzo de cada día. Gracias por cómo nos acompañas.
Marta, Lucía y Paola, Monza (Italia)

Corazón pequeño, pero muy amado
Don Pino, antes de partir quería darte las gracias por todo. Dentro de dos días vuelvo a casa, a Japón. No tengo miedo, y no porque sea fuerte o capaz (soy muy frágil), sino porque no dependo en absoluto de mi capacidad. Durante este verano, cuando comencé a darme cuenta de que dentro de poco tendría que volver a Japón, me entraron algunas dudas. Decía: «Quizás no lograré vivir como he vivido aquí» o «quizás volveré a lo de antes». Ahora he entendido por qué. Todavía estaba pegada a mi medida, no la había abandonado del todo. Pensaba que, en el fondo, todo dependía de mi capacidad, y por ello, estaba pegada a mí misma buscando más seguridad. He vivido así dos meses. No era feliz, miraba mis límites y los de los otros; comencé a odiarme y me escandalizaba. Quería volver a ser la Sara sencilla, como cuando conocí a Cristo. Pero estaba segura de una cosa: que también esta experiencia tenía un significado, debía pasar por este camino para madurar. No he dejado de pedir, y al final, el descubrimiento de mi yo me ha liberado de todo esto. He vuelto a mostrarme con todo lo que soy y así me he dado cuenta que mis limites y todo mi mal no me han impedido ser querida. Me miraban tal como soy. Por primera vez he entendido la frase que dice «Dios ha amado mi nada». Ahora sé que estoy en sus brazos, como una niña. Quizás haya vivido esos dos meses para entenderlo. Tengo un corazón pequeño, pero es muy amado. Te vuelvo a dar las gracias, porque tú has sido la primera persona que me ha hecho caer en la cuenta de mi corazón sediento de Cristo. Quizás esto es el descubrimiento más valioso. Ahora caigo en la cuenta de todo lo que daba por descontado. Gracias al encuentro con Él todo se ha convertido en algo precioso: mi familia, mis amigos, todo el mundo, el estudio, la comida, la lectura, todo lo que hago. No tengo miedo. Me equivocaré y caeré cien mil veces, pero esto no es un problema. Él me rescatará siempre de algún modo.
Sara, Tokyo (Japón)

Una semana cultural en Villaguay
Los integrantes de la Escuela de Capacitación Laboral Nº27 “Elsa Ovando” de Villaguay, Entre Ríos (Argentina) organizaron un Encuentro Artístico Nacional como un espacio de expresión de las personas con discapacidad, tal y como se venía realizando desde hace nueve años a nivel provincial. Del 15 al 20 de octubre, se realizó una semana cultural con el título “La Libertad es posible”.
Los alumnos de la escuela convocaron un concurso para poner un lema al encuentro artístico. Un jurado, formado por periodistas italianos, fueron los encargados de conceder los premios. Se otorgó el primer premio al eslogan “Expresando nuestras posibilidades”, aunque los diez participantes tuvieron distinciones. Durante la semana se presentó el libro de don Luigi Giussani El riesgo de educar, en primer lugar, por el Dr. en Educación Carlos Cantero, quien hizo referencia al criterio de libertad en el vínculo educativo, comparándolo con pensadores contemporáneos de distinta procedencia cultural y con la realidad actual. Asimismo, el Profesor en Filosofía Martín Sisto comparó la propuesta del libro con su experiencia educativa. Ambos ponentes expresaron la importancia de ofrecer a la comunidad una orientación educativa dada la crisis en que se encuentra hoy la educación. Las intervenciones estuvieron precedidas por un grupo musical de la ciudad que interpretó temas folclóricos y de creación propia. El martes y el jueves, respectivamente, se presentaron las películas Sophie Scholl y La vida de los otros seguidas de un debate. ¿Qué tiene que ver la libertad con la discapacidad? Esta pregunta que fue debatida el miércoles en la conferencia que ofrecieron, casi en forma maratoniana, nuestras amigas Alicia Lomello y Ximena Artigues. La primera presentó una Exposición sobre la Libertad y la segunda trató el tema de la discapacidad. Fueron acompañadas por Silvia Devetter, madre de Juan Paulo, ex alumno de la Institución, quien narró emotivamente su experiencia. En las mismas participaron alumnos de colegios de secundaria y de institutos policiales quienes realizaron preguntas y aportaron experiencias. Concluyeron respondiendo a la pregunta de cómo se les ocurrió relacionar la libertad con la discapacidad. La respuesta vino inmediatamente. Las personas discapacitadas son personas que tienen los mismos deseos de felicidad, belleza y verdad que tenemos todos; por lo tanto, se juegan permanentemente, en cada instante, la libertad. El viernes muy temprano todos los de la escuela “Elsa Ovando” trabajaban cada uno en la tarea que les había sido asignada para recibir a las delegaciones participantes. De la provincia de Entre Ríos venían ocho, una de la provincia de Chaco y una de la provincia de Córdoba. Nos concentramos en la plaza principal. Con un acto inaugural muy emotivo fueron designados madrina del evento nuestra amiga Mariana Janun y padrino Luciano Sánchez. Toda la Jornada se desarrolló como un manantial de expresiones artísticas, preparadas a lo largo de año con la atención puesta en la exigencia de belleza. Ninguno quedó sin bailar cuando apareció la murga de Paraná y de Colón, con su excelencia de trajes, movimientos y lengua de señas. Los de Córdoba presentaron un grupo de percusión y los de Concordia la obra de teatro: “La quinta de don Manuel”, maravillando a todos con el vínculo existente entre los docentes y sus alumnos con parálisis cerebral. Los organizadores se presentaron en varias ocasiones, provocando una gran conmoción cantando “El País de la Libertad”. El sábado por la mañana continuaron las actividades y se concluyó el encuentro por la delegación del Chaco presentando en forma magnífica la misa criolla y una selección de canciones folclóricas. Quedamos emplazados para un nuevo Encuentro en Octubre de 2008.