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Huellas N.11, Diciembre 2019

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

Feliz de ser sacerdote
Hace algo más de quince años que soy sacerdote. Cuando supe de mi vocación, inmediatamente me di cuenta de la enorme diferencia que había entre lo que yo era y lo que pensaba que debía ser un buen sacerdote. Muy consciente de ello, desde muy al principio y hasta hoy, he venido pidiendo al Señor que me haga suyo. Que me haga sacerdote. Y que me haga suyo. La Iglesia dice que se puede, porque el Señor lo promete, y en la vida de los santos se ve. Dice el Señor que cambiará nuestro corazón de piedra por uno de carne. Se ve en Chiara Corbella, en Marta Bellavista, en Marcos Pou, y en muchos otros. Así, desde hace tiempo lo pido a Dios cada mañana, lo primero que pido, y también durante el resto del día con gestos muy concretos. Pero pasa el tiempo y no sucede; parece que no sucede. Porque mi pecado me tumba con frecuencia, y tengo siempre que volver a empezar. Mi temperamento tampoco cambia y tengo más genio del que debiera. Tampoco mis límites se suavizan... Pero el Señor me mantiene en la petición. De eso me doy cuenta porque no desisto y sigo pidiendo, pero no cambio. El otro día empecé a leer la Escuela de comunidad, en concreto la introducción al libro Crear huellas en la historia del mundo. Ahí dice don Giussani: «La libertad se manifiesta, conforme a su verdadera naturaleza, como adhesión al Ser y, por consiguiente, a Cristo. El afecto a Cristo está destinado a perdurar aun dentro de la incapacidad, de la gran debilidad que tiene el hombre». Y añade: «El misterio y su misericordia queda como la última palabra, aun por encima de todas las negras posibilidades de la historia». Leyendo este par de frases de don Giussani, el Señor me condujo hasta darme cuenta de que lleva respondiendo a mi ruego desde el primer día, y que no se le escapa lo que le pido: atiende y responde. No lo hace cambiándome según una imagen que yo pueda tener, ni siquiera según aquello que Él mismo ha logrado en la humanidad de otros. Su respuesta es mucho más impresionante: en vez de cambiarme, responde dándose Él mismo. Es decir, su regalo es su presencia en la historia de mi vida. Y también el corazón con el que me regala darme cuenta de que no hay nada más interesante, más atractivo, más verdadero, ni más bello que Él. Nada como Él, tantas veces acontecido en mi vida. Y tantas veces reconocido gracias a la educación recibida en el movimiento. En vez de “mejorarme" me invita a una relación con Él, a una estupenda amistad con Él. Y lo hace con su presencia. Soy muy consciente de que si sigo siendo sacerdote -y sacerdote contento- no es tanto por un modo de ser o por unas capacidades, sino por la fuerza tenaz y fiel con la que Él me atrae hacia Sí. Lo hace con la compañía de don Gius y de Julián, con la vida que se da dentro de nuestro movimiento, con la fidelidad de mis amigos que al mirar al Señor, señalan su presencia y me indican dónde está y cómo vivir. Lo hace con la Iglesia y con su liturgia. Y con innumerables imprevistos con los que enriquece todo. En vez de hacerme perfecto, me hace hijo; es muchísimo más interesante.
Carta firmada

Regalo de cumpleaños
A mediados de noviembre fui por trabajo a una reunión iberoamericana que se celebra anualmente. Esta vez, la cita era en La Habana, Cuba. Además de preparar todo para la reunión, busqué el contacto de los amigos de CL en esa ciudad para verles. Estas reuniones son muy exigentes y queda muy poco tiempo libre. No sabía si iba a lograr ver a estos amigos pero quería intentarlo. Siempre que uno va a otro país y encuentra gente que hace el mismo camino que uno es impresionante la sintonía inmediata que se da y eso remite instantáneamente a Otro. Llegué un domingo y estos amigos se habían organizado para que pudiéramos hacer un paseo por la tarde. Sin embargo, al llegar me encontré con varios colegas de la reunión y opté por quedarme con ellos porque teníamos que conversar varios temas relacionados con el trabajo y con la reunión y lo consideré más importante en vistas a lo que iba a suceder durante la semana. El jueves, los amigos tenían su Escuela de comunidadypensé que era el momento ideal para encontrarlos (también porque al día siguiente viajaba de regreso). Allí me esperaban. El jueves por la mañana, al despertarme, encontré un mensaje de Javier que me decía: «Mira Sergio, vas al desayuno, buscas a tu jefe y le dices: “Disculpe pero hoy a las 18:30 tengo un compromiso muy importante así que no me pida que lo acompañe a ninguna reunión o cena porque no voy a poder».
Me impactó muchísimo que un amigo, casi un desconocido, tuviera un amor por mi destino más grande que el que yo mismo estaba teniendo por estar totalmente enfrascado con la reunión y las cuestiones del trabajo. A la noche fui a la escuela y quedé impresionadísimo con esa comunidad de unas quince personas de todas las edades en las que se percibe con claridad una adhesión sencilla y cierta al camino del movimiento. Estábamos trabajando la Jornada de apertura de curso y alguien citó: «La autoridad es el lugar donde la verificación entre la percepción del corazón, sus exigencias, y la respuesta que procede del mensaje de Cristo es más límpida y sencilla y por ello más pacífica». En ese momento, dije: «Javier ha sido autoridad para mí hoy. Y me impresiona y conmueve la ternura del Misterio para con mi nada que a tantos kilómetros de casa, me rescata de mi olvido y me vuelve a ofrecer Su compañía discreta y dulce. Con un detalle adicional: era el día de mi cumpleaños». Me cantaron el cumpleaños feliz y con algunos nos fuimos a festejar. Terminé agradeciéndoles y mandándoles un mensaje
con la pregunta que me rondaba en la cabeza: «¿Quién es Este que hace que perfectos desconocidos se vuelvan en un instante amigos “de" y “para" siempre?».
Sergio, Buenos Aires

Caroline y El sentido religioso
Llevo ocho meses viviendo en Arizona. Hasta hace un mes vivía aquí en Tucson una familia italiana de CL. Tienen cuatro hijos pequeños y contrataron una baby sitter americana, Caroline, para los niños. Con el tiempo, se han hecho amigos, tanto que, invitada por estos padres italianos, Caroline participó este verano en las vacaciones de los universitarios americanos. Se fue sin conocer a nadie, pero llena de deseo de descubrir qué es lo que tanto le llamaba la atención en estas personas. Para ella fue literalmente el encuentro con Cristo a través del movimiento. De vuelta a Tucson, quiso hacer la Escuela de comunidad aunque esa familia ha tenido que trasladarse por trabajo a Tejas. Así que quedamos, ella y yo y otros tres amigos de Tucson, para hacer semanalmente la Escuela de comunidad. Semana tras semana, me ha sorprendido cómo iba cambiando la relación de esta chica con la realidad y todas sus circunstancias. Hace unos meses, estando de viaje para ir a Phoenix para la Jornada de apertura de curso, me contó que en septiembre había empezado un grupo de lectura con unos amigos que como ella trabajan en la universidad. Lectura: El sentido religioso, de Luigi Giussani. Me quedé sin palabras y le pregunté por qué lo hacía. Me contestó: «Me he dado cuenta de que necesito amigos en mi lugar de trabajo, no para llenar el tiempo, sino para que me ayuden a ir al fondo de lo que es bueno para mi vida. Quiero profundizar en lo que he visto en el movimiento. Así que decidí empezar por el capítulo diez de El Sentido Religioso, compartiéndolo con algunas personas que trabajan conmigo». Me quedé callado. Esta chica no tiene ninguna estructura detrás, no ha visto en su vida una comunidad, no sabe mucho de CL. Nada. Sin embargo, le ha nacido del corazón la necesidad de comprender y compartir lo que está descubriendo. En este sentido, para mí Caroline es una autoridad porque, como nos decía don Giussani en el audio que escuchamos en la apertura de curso, «es una persona en la que ves que Cristo vence, es decir, que corresponde al corazón humano».
Federico, Tucson (EEUU)

«Mamá, eres algo rara...»
Mi hija de trece años ya nos ha advertido que después de confirmarse el año próximo, dejará de ir a misa los domingos. Encajo el golpe y no digo nada, empezando en silencio a pedir al Espíritu Santo. Hace unos días, durante una discusión algo acalorada -para ser del todo sinceros, exasperante ella, histérica yo-, que arranca de la prohibición de teñirse el pelo de negro para pasar luego a temas más serios, como escuela-amigos-vida, me dice en un momento dado: «Venga mamá, todos saben que eres algo rara. Lo saben todos, ¡incluso mis amigos!». Yo, un tanto preocupada: «perdona, ¿en qué sentido?».
Y ella: «Tú no odias a nadie, amas a todos». Suelto un suspiro aliviada: «Y, en tu opinión, ¿por qué?». Pienso para mis adentros que dirá que es por mi carácter. En cambio, se sorprende: «Mamá, yo sé que eres así porque has encontrado a Jesús». Estos hijos, que (casi) nunca son como querrías, ven lo esencial y la Belleza a pesar de los límites y los errores de sus padres. ¡Qué liberador darse cuenta de nuevo, otra vez, que los hijos son de Otro que los quiere y los quiere tal como son, los hace libres de percatarse de lo que atrae a sus padres para poder adherirse ellos también libremente! Si quieren. Partir de este “dato previo" cambia completamente el modo de relacionarse con los hijos.
Carta firmada

In memoriam del padre "Cacho” Scannone
El pasado 27 de noviembre falleció a los 88 años, en San Miguel, el padre Juan Carlos Scannone S.J. (BuenosAires, 1931), reconocido filósofo latinoamericano, pionero laborioso y guía amigo de la búsqueda de los más jóvenes. Su personalidad atenta, discreta y convocante a un libre compromiso con la realidad situada de sí mismo y del otro protagonizó, desde los años 70, el desarrollo de la filosofía y de la teología de la liberación en su forma más auténtica e imperecedera, encarnada en la historicidad latinoamericana. Sin por ello perder de vista el horizonte filosófico de universalidad de la razón y de valoración crítica ecuménica de otras experiencias culturales. La sabiduría popular y su intrínseca piedad fue, desde diversos ángulos, el tema de su obra señera en la dimensión ético-antropológica y socio-política. Tal como la muestra “Gestos y Palabras, Jorge Mario Bergoglio. Una presencia original" lo refiere, Bergoglio tuvo a Scannone como uno de sus principales inspiradores teológico-pastorales y como estrecho colaborador en la Conferencia de Aparecida y en su posterior pontificado. En el reciente Congreso Internacional sobre el 40º Aniversario de la Asamblea de Puebla, Scannone fue uno de los exponentes más luminosos. En la audiencia a los participantes del congreso, convocada por el papa Francisco, este instó a «llevar adelante riquezas muy grandes de América Latina, sobre todo su piedad popular».
Con tierna ironía el Papa continuó diciendo: «Algunos en Argentina preguntaban: pero ¿por qué es tan rica la piedad popular? Porque no fue clericalizada. Como a los curas no les importaba, el pueblo se organizó a su manera». Pues bien, el muy querido y siempre disponible padre “Cacho" Scannone, fue captando con humilde dedicación pastoral la unidad esencial entre contenido y método de la presencia del Señor en la piedad del Pueblo Santo de Dios, mostrando al mundo la profunda racionalidad y la consistencia afectiva de esa experiencia religiosa generadora de gratuidad, de una comunión popular más radical que todo partidismo político. Que en la hora de su definitivo llamado, el Señor, por quien vivió y a quien brindó sus talentos recibidos, lo abrace en su gloriosa misericordia.
Aníbal Fornari

¿Por qué estás aquí?
El 1 de noviembre había decidido ir al cementerio monumental para participar en la Santa Misa y pasar a saludar a don Giussani. Tenía varias situaciones difíciles que poner en sus manos. Acabada la misa, salgo para dirigirme hacia su tumba. He aquí la primera sorpresa: una colega que, aun sin darse cuenta de mi presencia, avanza en mi dirección. Es una de las compañeras menos próximas a mí, por distintas razones. La llamo y ella me mira absolutamente sorprendida al verme. Le pregunto por qué está allí y me cuenta que perdió hace años una niña a los pocos días de nacer. Como todos los años, en estas fechas viene a verla. Me comenta: «Cuando logras encajar un golpe que te da la vida, te quedas tranquila, pero con esto no lo consigo». La entiendo perfectamente, porque una de las cosas que vengo a poner en manos del Gius es un disgusto que no entiendo para nada. Me quedo mirándola mientras llora y me sale: «Tienes razón. Incluso el Papa dice que ciertas cosas las entenderemos solo en el cielo. Comprendo que ciertas heridas estarán abiertas para mí toda la vida, pero todo un día se nos desvelará y volveremos a hallar ese bien que nunca hemos perdido». Me mira fija y me pregunta: «¿De verdad volveremos a abrazarnos?». Le contesto: «Sí». Ellavuelve a mirarme y de repente me abraza. Antes de despedirse, me pregunta: «Y tú, ¿por qué estás aquí?». Le digo que he venido a ver a don Giussani. Ella: «Para ir a ver a mi hija, paso por delante de su tumba. También me pararé allí». Este encuentro fortuito cambia mi manera de mirarla, ahora y mañana cuando vuelva al trabajo.
Nicoletta, Milán

Tracce en el instituto
Con ocasión de la “venta extraordinaria" de la revista (Tracce es la edición italiana de Huellas, ndt. ), la vendimos o regalamos a varios compañeros de trabajo y el director. Les propusimos leer el texto de la Jornada de apertura de curso, con el título ¿Quién es este? Luego, de acuerdo con el director, nos reunimos una hora en horario escolar para comentarlo juntos. En total, éramos unos quince profesores. Para comenzar, una amiga cantó lo come faró, de Ornella Vanoni, cuya letra dice: una sonrisa payasa puedo inventármela yo, una historia más feliz puedo inventármela yo, pero ¿cómo podré inventarme tu presencia? Tu presencia no me la puedo inventar. Teníamos cierto reparo en proponer esa lectura común a compañeros que, en muchos casos, se han alejado hace años de la Iglesia y de cualquier tema “religioso". ¿Qué pasará?, pensábamos. Realmente nos quedamos asombrados viendo cómo se habían tomado en serio ese texto, se lo habían leído entero (son 16 páginas...) y habían leído otros artículos de la revista. En particular, un profesor de latín y griego había subrayado todos los pasos que Carrón da en esa intervención: «Nunca había escuchado a alguien que aclarara tan bien qué significa “una presencia significativa", no una presencia cualquiera, sino una que porta un significado. Estas afirmaciones me hacen entender que todas las advertencias y los llamamientos que hacemos en clase son insuficientes. Sin una presencia como la que se describe en el texto, que toca todo el corazón del hombre, la lección se queda manca, reducida». Otro colega evidenció qué significa autoridad: «No es uno que da órdenes o definiciones desde la cátedra, sino una persona que pone en marcha la atención y el interés de quienes lo rodean». Y otro: «Una compañera ayer lo pasó mal. Decía que no aguantaba la mirada fija de los chavales que escrutaban su comportamiento y sus palabras. ¿Qué es lo que puede darnos la seguridad para ponernos ante otros? ¿Qué puede otorgarnos esa seguridad para afrontar una clase?». Unos días después, dos compañeras de trabajo y el director nos pidieron si podemos quedar una vez al mes para leer juntos algunos artículos de la revista. «Lo necesito para pensar en mi vida al menos una hora de vez en cuando, junto con unos amigos».
Nicola, Ancona