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Huellas N.11, Diciembre 2007

CL

Huellas en clase

a cargo de los estudiantes de CL

Sin esquemas
¡Estamos presentes!

En Italia se acaban de celebrar las elecciones de los representantes estudiantiles para los órganos de gobierno de los institutos de Secundaria.
Después de muchos años han ganado estas elecciones los que las han sabido interpretar auténticamente, empeñándose para satisfacer las exigencias reales de los estudiantes a partir de lo que viven y de lo que se cuece en las escuelas hoy. Todo esto ha ocurrido tanto en la fase preparatoria de las listas electorales como en el momento del voto, dejando a un lado cualquier esquema ya obsoleto. Así, han salido victoriosas las listas que se han empeñado en garantizar la libertad de acción para las asociaciones de estudiantes que nacen para responder a las necesidades concretas de cada uno.

ELECCIONES ESTUDIANTILES
MILÁN
Irreductibles

Este año, por primera vez en el Liceo Berchet, después de décadas de dominio de la así llamada “lista abierta”, ha conseguido dos escaños y el mayor número de votos el candidato de la lista Chuck Norris. La prensa lo ha celebrado y ha entrevistado a Marco, candidato elegido en el Consejo de Instituto. Luego, lo ha definido como “el paladín de la derecha” (Libero, 13 de noviembre), el «Beppe Grillo de los jóvenes» (La Repúbblica, 14 de noviembre), «un ciellino exultante» o el más querido por las chicas del Berchet (Corriere della Sera, 14 de noviembre). Esto ha suscitado la cólera de padres y profesores del Liceo, tanto que el Comité estudiantil ha sido convocado para contestar a los artículos aparecidos. Entre las instrumentalizaciones de algunos, el intento de otros de explicar el resultado sólo por la simpatía del candidato, la preocupación de quien no entendió lo que estaba ocurriendo y a los análisis sociológicos sobre que los jóvenes ya no se interesan por la política, nos parece que se hayan perdido de vista los hechos. La lista Chuck Norris ha ganado porque, como dice el programa electoral, «está dispuesta a llevar adelante las propuestas que nos permitan vivir mejor las horas de clase y apasionarnos por las materias que estudiamos, mediante actos culturales, excursiones, laboratorios y también mediante un diálogo permanente con los profesores». Lo que ha convencido a nuestros compañeros de votar a Chuck Norris es el deseo de afrontar con gusto el estudio. Ningún esquema ha conseguido identificarnos; entonces, ¿quiénes somos? ¿Por qué somos irreductibles? ¿Qué es lo que nos une? En una frase de Eliot nos sentimos descritos: «...egoístas como siempre, carnales y obtusos como siempre y, sin embargo, siempre en lucha, siempre dispuestos a reanudar la marcha por un camino iluminado por la luz; a menudo parándonos, deteniéndonos, desviándonos, volviendo atrás, pero nunca siguiendo otro camino».
(GS Liceo Berchet, Milán)

PELÍCULA
La vie en rose
Una película de Olivier Dahan, 2007

La película cuenta la dramática vida de la cantante Edith Piaf, icono de la Francia del principio del siglo pasado. El director opta por no seguir el orden cronológico de los hechos sino de contar la historia utilizando distintos niveles narrativos. Nacida en los suburbios parisinos al comienzo del siglo XX, hija de un saltimbanqui y de una cantante callejera, crece con la abuela, propietaria de un burdel en Normandía. La pequeña Edith se apega a Titin, prostituta que la cuida con cariño maternal, le enseña a cantar y, a raíz de la grave enfermedad de los ojos que padece, le trasmite la devoción por santa Teresita, que la acompañará durante toda la vida. La vida de Edith se complica cada vez más: sigue a su padre y empieza a trabajar en un circo, empieza a beber mientras inicia su actividad de cantante callejera. Louis Leplè descubre así su talento y debuta en el local “Gerny” de París. En su vida se alternan momentos de euforia por el éxito y de desesperación por trágicos acontecimientos y por los excesos del alcohol. De repente, irrumpe un hecho nuevo: Edith se enamora. Conoce al boxeador Marcel Cerdan y se le cambia la cara: es más guapa, su relación con el alcohol y algunos de sus problemas físicos se solucionan. Se abre, es más cordial en las relaciones, abandona sus ideas fijas, está más serena ante lo que ocurre. Pero Marcel pierde la vida y Edith se hunde otra vez en la desesperación. Poco antes de morir recorre con la memoria su vida, recordando situaciones absurdas y rostros que la han querido. «¡Ama!», le espeta Edith a una periodista. El amor al que Edith invita no es el que hace olvidar los momentos malos: es un amor que sustenta la vida. Por ello Edith puede cantar «no añoro nada» en la última escena de la película porque lo que queda de su vida desordenada son rostros y momentos en que la han querido.
(Carlo, Paolo, Sofía, Mattia)