Cartas de Nicodemo, Jan Dobraczynski
«¿Quién es él, verdaderamente?». Nicodemo no logra "encasillar" a aquel hombre que empezó a seguir con la esperanza de que curara a su joven mujer, su amada Ruth. Nicodemo es un hombre culto, miembro del Sanedrín, conocedor de las Sagradas Escrituras, que observa las prescripciones, cumple con los ayunos, las purificaciones, las leyes, generoso al presentar sus ofrendas. Pero cuando su mujer enferma, el mundo se le viene abajo. Se derrumba, se enfada, pretende encontrar una explicación para este dolor. Es precisamente esta herida que le desgarra el corazón lo que le lleva a interesarse por Cristo, a acercarse a él para conocerle.
Nicodemo cree que esta prueba durísima constituye un obstáculo para su realización humana. La verdad es todo lo contrario. El sufrimiento de Ruth le obliga a salir de "lo ya sabido" para ponerse a buscar algo o alguien que le pueda salvar, que responda a su verdadero deseo que, al igual que en nosotros, arde debajo de las cenizas de la aparente normalidad.
En las páginas de Dobraczynski, el hombre de "lo ya sabido" se entrecruza con el que "está herido por la vida". «Hay una verdad exclusivamente para el entendimiento. La admitimos o la rechazamos, nos dejamos convencer o creamos nuestra propia "antiverdad" para combatirla. Pero cuando dejamos de pensar, cuando comemos o dormimos, sostenemos una conversación corriente con los nuestros o amamos, entonces esta verdad nos es en realidad indiferente. Pero hay otra que no basta aceptar con el entendimiento. Debemos aceptarla con todo nuestro ser porque, mientras no lo hacemos, sentimos que ella se rebela en nuestro interior y nos produce dolor. ¡Quién sabe si Él no predica precisamente esta clase de verdad y por eso sus palabras me ocasionan, cada vez que las oigo, una conmoción tan fuerte! Cada una de ellas me parece una petición. ¡Y qué petición!» (p. 63). Nicodemo está fascinado por Jesús y, al mismo tiempo, se resiste a ceder. Le busca, quiere estar con él, lleva en su corazón siempre la misma pregunta que nunca formula explícitamente: «Pero, ¿por qué permite esta enfermedad?». Y Jesús, que le conoce hasta el fondo, contesta a su manera.
A través del drama de un hombre y de su búsqueda, Dobraczynski relata de manera fascinante toda la vida de Jesús, haciendo que nos identifiquemos con el protagonista, o con los pensamientos de los apóstoles o de la gente que se encontraba con él, aunque sea de paso. Se trata de una novela que nos hace compañía. Al cabo de 60 años de su publicación, sigue siendo una verdadera novedad para el hombre "herido" de nuestro tiempo, porque es solo abrazan¬do nuestra herida como también nosotros podemos interceptar la verdad.