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Huellas N.03, Marzo 2019

LECTURAS

Salmo I de Ignacio Carbajosa Pérez

Juan Miguel Prim

¿Qué pueden tener en común un judío de hace 2500 años, el pintor Vincent van Gogh y el poeta Giacomo Leopardi? La respuesta salta a la vista si leemos el Salmo 8. El asombro ante el cielo estrellado, la pregunta por el Misterio que está en el origen de todo lo que existe, la gratitud por la propia existencia: «¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?».
En su célebre discurso al mundo de la cultura en el Colegio de los Bernardinos de París, en 2008, Benedicto XVI ofrecía una preciosa indicación: «El Dios que habla en la Biblia nos enseña cómo podemos hablar con Él. Especialmente en el Libro de los Salmos nos ofrece las palabras con que podemos dirigirnos a Él, presentarle nuestra vida con sus altibajos en coloquio ante Él, transformando así la misma vida en un movimiento hacia Él».
Este volumen, en el que el profesor Ignacio Carbajosa -catedrático de Antiguo Testamento y lenguas bíblicas- nos ofrece el estudio y comentario de los primeros 72 salmos del Salterio, es una preciosa herramienta para alimentar y enriquecer nuestro diálogo con el Dios vivo, mediante todos los registros del alma humana: la certeza de su Amor, la queja conmovedora, la conciencia de dependencia, el dolor ante la propia fragilidad y pecado, el ansia de ver su Rostro, la sorpresa ante la realidad creada, la vivencia de la historia como historia de salvación.
El libro de oración de Israel -los Salmos- es presentado en estas páginas con todo el rigor del especialista, que nos ofrece de manera sintética una preciosa información sobre el texto y sus variantes en las lenguas originales y en las versiones antiguas, sobre su carácter literario y su valor poético o sobre su contexto histórico y religioso.
Pero lo más sugerente y atractivo es el comentario de cada uno de los salmos, que nos permite entender lo que el autor llama la "apropiación canónica" del Salterio. Porque estos textos poéticos, pensados para ser salmodiados mediante sencillas cantilenas, forman parte de la experiencia religiosa de un pueblo en camino, cuyo cumplimiento se ha producido en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. De este modo, la vivencia original del salmista, en la que todos podemos reconocernos, se ve iluminada y cumplida en la experiencia de Cristo, que recitó estos salmos cumpliendo su verdadero significado en su propia Persona.
Para nosotros -señala el autor- no es posible ya leer o rezar estos salmos "antes de Cristo", pues hemos hecho la misma experiencia que hicieron los discípulos, la experiencia de una plenitud que brota de su Resurrección y del envío del Espíritu Santo. Por eso el contexto litúrgico de la proclamación de los salmos -la Liturgia de las Horas y la celebración de la Eucaristía- es el ámbito vital en el que ora la Esposa de Cristo, la Iglesia de la que formamos parte. También en este sentido, esta obra es un va-lioso instrumento, pues nos ayudará a rezar mejor, a comprender mejor los salmos y a transformar nuestra vida y cada una de nuestras jornadas -como invitaba a hacer Benedicto XVI- en un “movimiento" hacia Él.