Pekín. Fieles católicos asisten a un bautizo.
Un acuerdo histórico firmado el 22 de septiembre. Por primera vez, después de sesenta años, la Santa Sede y el Gobierno de Pekín regulan el nombramiento de obispos. La firma debería poner fin a las ordenaciones sin el consentimiento del Papa que habían enfrentado a los católicos chinos, dividiéndolos en comunidades “clandestinas” y "oficiales". Para el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, el objetivo es pastoral:«sentar las bases para que las iglesias locales puedan dedicarse con mas libertad al anuncio del Evangelio».