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Huellas N.10, Noviembre 2017

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

APERTURA DE CURSO
UNA MAÑANA LUMINOSA
No soy de Comunión y Liberación, pero debo decir que mi asombro y mi admiración por todo lo que pasa alrededor del movimiento es absoluta. Se convocó una charla de Julián Carrón el pasado 1 de octubre en Kinépolis, una sala enorme en la Ciudad de la Imagen en la Casa de Campo de Madrid. Decidí ir y me hice con la correspondiente entrada. Fui en Metro ligero que hizo que llegáramos al filo de la hora prevista. La sala, enorme, estaba abarrotada. Y todas las personas, la mayoría gente joven, con una alegría desbordante y comportándose con un orden ejemplar. El parlamento de Julián Carrón fue largo, muy largo, pero se hizo corto, muy corto. Claro, clarísimo, profundo, profundísimo. Y siempre dirigido con precisión y con pedagogía a la cabeza y al corazón. Yo, que ya no soy un niño, no pude dejar de llorar continuamente, asintiendo desde lo más profundo. Siempre Cristo en el centro de sus palabras. Y para coronar todo la Santa Misa perfecta, emocionante. La mayoría de la gente, joven, muy joven, hacía pensar en un futuro esperanzador para la Iglesia. Y uno no puede más que dar gracias a Dios por todo, por ¡tanto! Y muy especialmente por este regalo del Señor y de la Virgen a la Iglesia y al mundo que es el movimiento.
Alberto, Madrid

MI ENFERMEDAD Y EL VIAJE DE TRABAJO
Han sido días difíciles para mí. Sabía que debía operarme y, además, no conseguía reconocer la presencia de Cristo en esta circunstancia. Algunos me decían que era Su voluntad y que tenía que resignarme. Luego me fui, por trabajo, de viaje a Tarapoto. Convivir varios días con mi compañera de trabajo y conocer a otras personas sencillas, me alegraba por momentos, porque nos lo pasábamos bien, trabajando, paseando y hasta discutiendo de cuestiones laborales. Pero, al terminar el día, me daba cuenta que faltaba algo y solo yendo a visitar a los amigos del movimiento que viven en Nueva Cajamarca, ciudad entre los Andes y la selva peruana, pude darme cuenta de la diferencia.
En un instante comprendí que era Cristo el que me faltaba en ese viaje. El deseo de conocer la Universidad Sedes Sapientiae en Nueva Cajamarca era en el fondo mi manera de buscar a Cristo en unos rostros concretos. Como los de Marco y Omar, que se mudaron desde Lima con toda su familia para trabajar en esta ciudad alejada. Me sorprendió ver cómo viven y me di cuenta que su presencia es obra de Otro. Esto me cambió la mirada, porque me ayudó también a mirar mi enfermedad. He tenido mucho miedo, pero empiezo a dejarme llevar de la mano por Otro. En la última Escuela de comunidad se decía que a través de cualquier circunstancia Cristo nos llama a sí. Y pensaba: «Vaya manera de llamarme, pero en el fondo me alegro».
Porque es verdad, si no hubiese estado mal, quizás ya me habría alejado una vez más de Cristo. En cambio esta circunstancia adversa ha hecho que me aferre a Él. Ahora me espera la recuperación física, después de la espiritual.
Rocío, Lima (Perú)

EL MONASTERIO Y LA ESCUELA DE MONTAÑA

Querido Julián, me crie en una familia cristiana, a la sombra del campanario, primero en la parroquia y luego en el movimiento. Pero el año pasado pasé por una profunda crisis. Luego, un amigo me comentó que había empezado a acudir a la misa en un monasterio de clarisas. Empecé a conversar con una de las hermanas y para mí fue como comenzar de nuevo. Todo recobró nueva luz: la Escuela de comunidad, el grupo de Fraternidad, las antiguas y las nuevas relaciones.
Puedo decir que ese fue mi “encuentro”, porque toda mi vida cambió porque Jesús se hizo presente. Pongo un ejemplo. Trabajo en un colegio y, hace unos días, la directora nos reunió para pedir la disponibilidad para desplazarse a una pequeña sucursal en la montaña para trabajar durante unos meses. Tras un momento de silencio e incomodidad general, dije que iba yo. Lo hice pensando en mi amiga clarisa, que había hecho lo mismo cuando le pidieron algo parecido. Realmente no es nuestra voluntad lo que puede generar una novedad, sino la alegría que viene de la presencia buena de Jesús. De este modo, Él mismo da forma a todo lo que hacemos.
Alessandra, Orvieto (Terni)

COOPERATIVA “EL IMPREVISTO”
¿DÓNDE HAN VISTO QUE ES PARA SIEMPRE?
Hace unos días, tres chicos de la comunidad terapéutica masculina culminaron su recorrido educativo. Durante el acto de despedida, rodeado por todos sus compañeros de camino, Mateo dijo: «Lo que me llevo es el motivo, el por qué estuve aquí, que no es solo salir de la droga. Es mucho más. Es el sentido de mi persona, el valor que tiene mi vida. Lo entiendo perfectamente porque antes yo no era nada, ni de nadie. Ahora, en cambio, tengo lo que nunca tuve».
Andrea, el segundo, dijo: «Me voy de esta comunidad teniendo una gran esperanza, gozo de una positividad inmensa, porque he vivido algo tan bello que me hace decir: misteriosamente, incluso el mal y el error sirven. Además, entiendo que lo más valioso no es que el modo de vivir aquí es hermoso, sino que es para siempre. La clave es “para siembre”». El tercero, Enrico, añadió: «He aprendido un método: sé qué pedir y a quién preguntar. Lo que más me ha llamado la atención es la fuerza de los educadores. No había día en que no me preguntara de dónde sacaban la fuerza, la energía y la paciencia para trabajar con nosotros. ¿Quién les da esa fuerza? Cuando me encuentro lleno de esta pregunta, me siento feliz».
Mientras los miraba y les escuchaba, pensaba: «Realmente estos chicos no son vasos vacíos que rellenar, sino fuegos que hay que encender…», como decía Plutarco. Para que pueda prender en ellos el deseo de vivir, hace falta una llama, un amor ardiente. Y me quedo estupefacto pensando: «¿Dónde han visto estos chicos la fuerza de la que hablan, dónde han visto que es “para siempre”? ¿Por qué estar lleno de una pregunta te hace feliz? ¿Cómo pueden pensar y decir estas cosas?». Es como asomarse a un abismo, estar inmersos en un gran misterio… Es Dios mismo quien toma la palabra entre los pliegues de nuestra pobre y pequeña humanidad.
Silvio Cattarina, Pésaro