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Huellas N.4, Abril 2008

SOCIEDAD - EncuentroMadrid 2008

Si les recibes en tu casa, pueden verlo

El trabajo de preparación de EncuentroMadrid implica a 400 voluntarios durante una semana de montaje y, a lo largo de todo el año, a varias comisiones. Todo trabajo gratuito, pero no en balde, como atestiguan algunos de los protagonistas

Es curioso, el viernes por la mañana con todo el lío del ensayo de La Traviata, y viendo la de cosas que quedaban por hacer arriba en el pabellón, pensé: «que salga esto, la verdad es que parece imposible», con todo mi límite y el de los demás... Y sin embargo hoy, al terminar el acto con Oriol y Cesana, he visto que había gente sentada por el suelo. Sucedió lo mismo en el encuentro con Cleuza Ramos en la sala CdO, en el concierto para niños de La Traviata o en el concierto para Claudio Chieffo, abarrotado hasta la bandera. Me sorprendí pensando que tenemos que buscar un sitio más grande. Durante el concierto para Claudio Chieffo miraba desde atrás del escenario los ojos de la gente y pensaba en cómo el Señor respondía a mi petición: «Señor, aumenta mi fe»; estaba respondiendo con un hecho que aumentaba no sólo la mía, sino la fe de todos los que estaban allí. Al marcharme hoy, me despedía de algunos de vosotros que antes casi no conocía. Tengo que reconocer que hay un afecto que antes no estaba y que nace de lo que hemos construido juntos y que –como nos decía ayer Emilia– tiene por finalidad, al igual que el Meeting, mostrar al mundo ese pueblo que es la gloria de Dios. Javier Otero, (del espectáculo de La Traviata) subió al pabellón con su mujer y tres de sus hijos después del concierto. Con todo el lío que había, uno de sus hijos le preguntó: «Pero papá, ¿qué es todo esto? No lo entiendo. ¿Qué hace toda esta gente aquí?». Y él le respondió: «Pues mira, Nuria y sus amigos han conocido a Jesús, como yo, y quieren que el resto del mundo también lo conozca y les invitan aquí».
Nuria

El sábado llegué a casa a las 2 de la madrugada. Mi mujer estaba aún despierta y me volvió a recordar lo del infarto que me va a dar cada año y, la verdad, yo no noto nada. Cuando conocí a mi mujer, me atrajo por entero y me casé con ella para toda la vida. La relación con Cristo es igual. Si le has encontrado te atrae por entero y pones todo lo que eres en sus manos. Lo bueno, lo malo, las virtudes, los defectos, la capacidad y la incapacidad... Todo. Por esto yo no puedo decir “hasta aquí hemos llegado”. Digo que hoy empezamos de nuevo. Gracias por vuestra compañía en el trabajo para construir EncuentroMadrid. Es muy sencillo contarle a alguien que viene de fuera lo que has encontrado si le recibes en tu casa y puede verlo con sus propios ojos. Por eso es necesario que esta casa exista.
Foto

Sólo con ver a Aída en nuestro stand, a Sefo corriendo como loco por el Pabellón, a Juan Alonso con el cubo de la basura a la 01:00 de la mañana o a Juan Hernando irse a casa Mónico a fregar los platos, me hacía preguntarme: «¿Quién es éste capaz de mover el corazón del hombre hasta este punto? ¿Quién hace esta unidad con personas que en principio no son mis amigos de siempre? ¿Quién hace que yo sea uno con estos? Cristo. Solo Él». Es un espectáculo ver cómo crece el afecto, es decir algo tan real, concreto y humano como el afecto por esta gente que testimonia a Cristo. He entendido un poco más lo que es la unidad y lo que Cleuza nos ha repetido tanto, «Somos un solo cuerpo». Además estos días he tenido una paz y una alegría que no siempre tengo y que reconozco rápidamente que no son mías, me son dadas. ¿De dónde vienen? De saber con total certeza que estoy ante Él, que a quien respondo es a Él. Saber que tu tiempo lo dedicas a construir EncuentroMadrid te da una alegría y una paz, y además es tremendamente educativo para el resto de tu vida. Lo que yo veo lo ven también otros que son ajenos a CL. Ven algo insólito y se preguntan ¿qué es esto? La prima de mi mujer es músico y se fue con Ana a ver el vídeo de la ópera. Salió conmovida. Eso, estar dos horas en la zona infantil y tomarse una hamburguesa con nuestros amigos la obligó a preguntarnos quienes éramos. Ya le habíamos regalado El sentido religioso y, con lo que había visto, le entraron ganas de leerlo. Un compañero de trabajo acudió con un amigo suyo al encuentro con Marco Zerbini y visitó la exposición sobre María Zambrano. Me dijo que él en la universidad conocía Atlántida, pero que siempre le había costado entendernos. Ahora, después de la universidad y viendo que todo ese ímpetu que tenía de joven se le había acabado, le sorprendía aún más que nosotros siguiésemos montando estas movidas y con una fe tan viva y provocadora. Me dijo que le indicase que libros se tenía que leer de Giussani porque estaba decidido a conocerle. Se fue con cinco libros...
Manute

Después de un año con algún momento de crisis en el trabajo para EM08, el domingo mientras escuchaba emocionada a Cleuza (¡realmente Cristo la ha conquistado por entero!), a Oriol y a Cesana, pensaba: «Me ha vuelto a suceder». Durante estos días ha habido varios momentos donde he podido decir su nombre: «Cristo, eres Tú. Sólo Tú me das esta alegría». Estas noches estando con vosotros, pensaba en el mail que nos mandó Rafa en el que nos invitaba a verificar que «la fe vivida en común es fuente y origen de una amistad». Yo también puedo afirmarlo claramente ahora.
Mamen