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Huellas N.9, Octubre 2009

BREVES

Ensayos de subsidiariedad

Giorgio Vittadini*

El sabor de la gratuidad

Algunos amigos de Lentate, un pueblo de Brianza, han dado vida a la “Asociación AVSI Gnam”. Una cena entre amigos puede llegar a ser alta cocina y escuela de caridad

«Todo comenzó con el tsunami, en fin de año de 2004», dice Massimo. «No hombre, ¿qué dices?», le interrumpe Alberto: «Todo comenzó mucho antes, en Barna, en 1974». Nos lo cuentan algunos amigos de Lentate, un pueblo de Brianza, cerca de Desio, que han dado vida a la “Asociación AVSI Gnam”, una iniciativa permanente que desde diciembre de 2004 sostiene el trabajo de la ong y recauda fondos. Sus miembros son amigos que se dedican a cosas muy dispares: médico, profesor, asegurador, carpintero, empleado, dirigente industrial, madre, abuela, alcalde… Durante 25 años han compartido los fines de año en Barna, en las estribaciones de los Alpes de Como, donde invitaban siempre a nuevos amigos conocidos durante el año para compartir juntos la belleza de la compañía. En Barna fraguó su pasión por el buen comer. Gnam (Ñam, ndt.) es la onomatopeya de la satisfacción consecuente: «Lo nuestro no es catering, sino alta cocina». Es una de sus frases preferidas. La casa de Barna se le quedó pequeña y pidieron el gimnasio del colegio Frassati de Seveso para montar sus cenas. En 2004, AVSI lanza la campaña extraordinaria a favor de los pueblos afectados por el tsunami. «Allí se estaban muriendo de hambre, arrasados por la furia del océano y nosotros comiendo tranquilamente, como si nada. Entonces –cuenta Maurizio– también la cena de alo viejo puede ser para la campaña de Navidad de AVSI. Todo el dinero que se sacó se destinó a las víctimas del tsunami».
Así, de una vida sobreabundante se genera la caridad, el gusto por la belleza y las cosas bien hechas. Todos los detalles son importantes. La cena se convierte en un evento de alto nivel: paté de hígado con mousse de pera; canelones mantecados con queso de Valtellina; delicias de cordero a las setas; panettone con crema de mascarpone…
Desde entonces la cosa no ha parado de crecer: los 87 años de la abuela Noemi, una cena para toda la comunidad de Giussano, una para la Cooperativa Diva de Calcinate (Bergamo), la cena a favor del Colegio Frassati, las fiestas patronales de Seveso, una noche latinoamericana con 200 personas con cena y baile en una carpa del circo.
La voz corre de boca en boca y son innumerables las cenas para las bodas. Ahora, AVSI Gnam gestiona cerca de cuarenta eventos al año y su contribución a AVSI ronda los 50.000 euros anuales.
¿Pero cuál es el corazón de la iniciativa, más allá de su generosa contribución a AVSI? La sorpresa continua de que la caridad, el don conmovido de uno mismo, no se limita a ciertas actividades, sino que puede animar cada gesto. Se descubre así una perspectiva profunda y misteriosa ya comamos, ya celebremos una fiesta juntos. Cada gesto, por pequeño que sea puede llevar dentro ese “más”. La gratuidad, que se puede vivir como un bien para todos, es la razón última de la subsidiariedad.

* Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad