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Huellas N.6, Junio 2015

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

PROTAGONISTAS DE LA POLIS
Gracias a la educación que recibimos, crece cada día en mí la conciencia del bien que supone la comunidad cristiana para mi vida y por consiguiente para el mundo entero. En la misa del patrón del pueblo, con toda la corporación municipal presente, comprendía que mis palabras y la experiencia de estos años eran un bien para sus vidas y, por lo tanto, para el bien del municipio. El deseo de transmitir que la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, con ejemplos concretos, fluía como un torrente de agua viva. La experiencia de la comunidad cristiana como lugar de esperanza, sentido de vivir y alegría se ponía de manifiesto ante todos. Este año ha tenido dos momentos neurálgicos. El primero, el 21 de marzo en la Asamblea de responsables de la comunidad española. Salí muy provocado por las palabras de Nacho. Yo también quería ir al fondo de lo que está en juego a la hora de ir a las urnas, dejándome desafiar por el panorama de confusión a nivel político. Reconozco que sin esta compañía yo habría “dado carpetazo” como en otras ocasiones. Ya en aquel momento, Nacho nos leyó ese pasaje de don Giussani sobre los tres niveles de relación entre la comunidad cristiana y la acción política. Inmediatamente acusé el impacto de tomarme en serio estas elecciones, provocado por la pregunta de si la educación del movimiento es capaz de generar un sujeto adulto que pueda juzgar a partir de su experiencia, con una conciencia madura, y por tanto, que pueda afrontar la situación actual de la cuestión del voto. El segundo momento fue el 27 de abril en un encuentro con Fernando de Haro y los sacerdotes del arciprestazgo al que pertenece mi parroquia. La forma en la que nos presentó el papel de la comunidad cristiana como conciencia de la novedad que somos a la hora de poner ideas y métodos para los problemas que son comunes, me puso en movimiento para compartirlo con mi comunidad parroquial. El momento culminante de este proceso fue la publicación del manifiesto. Lo que ya intuí en el ARE, se consolidó después de trabajar el manifiesto con la comunidad. Con la certeza de que la comunidad cristiana tiene algo que decir y aportar en el ámbito de la polis, convocamos a los cabeza de partido que se presentan en San Martín de la Vega. Los encuentros con los distintos candidatos tenían dos puntos esenciales. El primero, el comentario del manifiesto que previamente se les había enviado. Y el segundo, un diálogo sobre las necesidades del municipio y cómo la comunidad cristiana puede ser protagonista en la respuesta de dichas necesidades. La verdad es que me sorprendí cuando uno de los candidatos apareció con el manifiesto trabajado y subrayado, afirmando que le había ayudado a entender ciertas cosas del papel de la comunidad cristiana en el municipio. En un momento determinado, nos preguntó por qué precisamente ahora con las elecciones había habido este acercamiento, y le contesté: «Nosotros estamos aprendiendo». Esta es mi experiencia: seguir una provocación te pone en marcha y te hace protagonista de la historia. Me sorprendía poniendo de manifiesto con audacia la obra del Banco de solidaridad, como una de esas ideas y método propios de afrontar los problemas comunes. Llegué a decirle a un candidato que si el poder político reconociera como más verdadero y adecuado el modo que tenía de afrontar la comunidad cristiana algunos de los problemas comunes, lo más razonable era apoyarlo con los medios necesarios. La apertura general a la colaboración mutua entre el ayuntamiento y la comunidad cristiana fue muy sorprendente. Todos los candidatos se han asombrado de la iniciativa, y la han acogido como algo muy positivo y valioso. Y en todos los casos, ha habido un encuentro de persona a persona. Una de los candidatos decía que el Estado no puede cubrir todas las necesidades de los ciudadanos, y que en este momento la educación que ofrece la comunidad cristiana es más crucial que nunca. Contó que había salido muy tocada del encuentro con Franco Nembrini que tuvimos en el Centro cívico y que está dispuesta a apoyar este tipo de eventos, «porque hacen mucho bien a los padres en su tarea educativa». También le hablamos de nuestro papel en las fiestas patronales. Llevamos tres años con la iniciativa de poner un chiringuito en el recinto ferial, poniendo de manifiesto un gusto por la vida que nos lleva a festejar. El concejal de fiestas reconocía que el ambiente de alegría que genera el “chiringuito de la parroquia” no lo genera nadie. Hasta el punto de que los puestos de alrededor nos preguntaron que si íbamos a prolongar nuestra estancia también durante el puente de mayo, porque si no ellos se iban. La mayoría de los candidatos nos urgían a participar a la hora de hacer propuestas para la juventud, lo cual me pareció muy sintomático de la necesidad que todos compartimos de que los jóvenes reciban propuestas valiosas para su vida.
Jesús, San Martín de la Vega / Madrid (España)

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EL ABRAZO DE LA MISERICORDIA
Después de varias semanas de catequesis, donde lo que se imponía era el discurso, imprevistos vividos como un tostón, el miedo a ser un aburrimiento para ellos, cubrir el tiempo con muchas cosas pero sin llegar a lo esencial, una tristeza cada vez más grande al ver que nada de lo que yo preparaba salía bien… me di cuenta que no podía más, que estaba bloqueada y que ningún esfuerzo mío iba a hacer que esta tarea tan bonita que el Señor me encomienda consiguiera salvar la situación. Por otro lado, un amigo me invita a ponerme delante de mi situación y a plantearme preguntas («¿Qué preguntas, si no soy capaz ni de eso?»), llamar a amigos que ya han recorrido este camino y pedir ayuda («¿Llamar»?, «¿Molestaré»?). Cada vez más bloqueada, no conseguía ver nada. Entonces, propongo una excursión a los chicos y hasta eso me da miedo. ¿Qué les voy a contar? ¿Cómo llenar los momentos de la excursión? ¿Qué vamos a cantar? ¡Qué liosa se vuelve la vida, cuando no te crees realmente que con Cristo basta! Decidí hablar con mi amigo y reconocer delante suyo cómo estaba, sin miedo a dar la talla, sino necesitando salir de aquella ceguera. Así entendí que no hay que partir de una situación ideal para vivir las cosas, sino de la realidad, pero a la luz de la fe. ¿De dónde podía partir yo? De mi bloqueo. Pues hasta desde ahí se puede renacer, porque si Cristo está presente, ¡todo es posible! ¿Qué he necesitado? Un abrazo, alguien que me ha mirado sin reprocharme ese bloqueo, sin querer cambiar mi punto de partida y me ha ofrecido acompañarme. Yo no paraba de llorar, mientras él me hablaba. Lloraba porque me estaba dando cuenta de que es real, que yo necesitaba ayuda y el Señor me estaba ayudando, con un afecto que llenaba mi corazón. Vuelvo a casa contenta, querida, entendiendo que aunque olvidemos las cosas, siempre hay Alguien que te lo recuerda, que no es un esfuerzo lo que he tenido que hacer, ha sido todo dado, tras reconocer que necesitaba ayuda. ¡Qué sencillo ahora! La realidad es más correspondiente que mis miedos y mis imaginaciones. Recibo un par de horas después un correo de Peguerinos, sobre la misericordia, en el que me reconozco. En el correo ponía que necesitamos verificar la misericordia que ha tenido el Señor con nosotros, para proponérsela a los demás. El Señor me lo ha concedido.
Mari Tere, Osuna (España)


UN ENCUENTRO INESPERADO
«Todo comienza con un encuentro», nos dijo el Papa Francisco en la audiencia con CL en Roma. Un ejemplo es la relación fraterna que desde hace varios años se viene dando en Soria entre miembros de las diferentes confesiones cristianas (católicos, ortodoxos, protestantes), pero que resulta especialmente llamativa con la comunidad musulmana. En la semana posterior a los atentados de París a la revista Charlie Hebdo, la Diócesis de Osma-Soria organizó una serie de actos con ocasión de la semana de oración por la unidad de los cristianos. En un café tertulia en el que participábamos representantes del mundo académico junto con miembros de las comunidades ortodoxa, evangélica y musulmana, estaba presente Ahmed, el Imán de la comunidad islámica de Soria. En un momento dado, comentando que la única posibilidad de encuentro verdadero entre las religiones es partiendo de las exigencias comunes de felicidad y sentido que todos tenemos, Ahmed quiso poner de ejemplo que un factor decisivo de diálogo y de encuentro estaban siendo las clases de religión que yo estaba impartiendo a su hija en el colegio. Para mí es algo muy sorprendente, porque no dejo de tratarla como trato a los demás chicos, invitándoles a realizar una confrontación con su experiencia elemental desde la fe, y abriendo espacios para que compartan su propia vivencia. Ya es ciertamente llamativa su participación e implicación en las sesiones de clase, pero lo mejor ha sido que a partir de ese momento ha surgido una relación con la familia que va mucho más allá de las diferencias que a priori podrían hacerla imposible. Esa relación, natural y sencilla, y todo lo que se ha generado a partir de ella, ciertamente es un testimonio para los demás alumnos, que en ningún caso, cuando escuchan las noticias que reciben de los medios de comunicación sobre la yihad, se atreven a generalizar y a juzgar precipitadamente sobre el Islam. Más bien al contrario: hacen la experiencia de confrontarse con lo que ven en clase en la relación con su propia compañera y con lo que oyen de la relación que existe entre las familias cristianas y musulmanas en Soria a partir de compartir una comida juntos y otros gestos que se han realizado públicamente y que compartimos en las clases. Ahí surge una novedad en su modo de entender la relación con el Islam. En lo que se refiere a la relación entre las dos familias, es conmovedor el modo en el que Ahmed y su familia nos reciben en su casa y la confrontación de las vivencias mutuas de fe, recordándonos mutuamente desde nuestras propias creencias el valor de la oración y la incidencia de nuestra fe en la vida cotidiana. Y todo esto a partir de compartir la vida y no desde una dialéctica. Esta relación quizás ha sido la más inesperada de nuestra vida; no la habríamos calculado nunca. Es ahí donde se produce el encuentro verdadero. Y como contrapunto también me sorprendo al comprobar ciertas reacciones a este hecho, que están cargadas de prejuicio y sospecha: como si no fuese posible construir algo nuevo fuera de lo que ya se cree saber sobre el cristianismo y el Islam. Ciertamente «el cristianismo nunca se realiza en la historia como fijeza de posiciones que hay que defender, el cristianismo es principio de redención que asume lo nuevo, salvándolo». Queda mucho camino por recorrer en el encuentro entre religiones, pero ciertamente es apasionante descubrir en la experiencia de un encuentro que es más fuerte lo que nos une que lo que nos puede separar.
Jesús, Soria (España)

Después de los primeros ejercicios de la Fraternidad
«YO AHORA SOY DISTINTA»
Me ha conmovido una nota que me ha escrito una amiga que nos conoce desde hace un año y medio, acaba de apuntarse a la Fraternidad y ha participado por primera vez en los Ejercicios. Me escribe: «Viendo el video de don Giussani lloré todo el tiempo. Entendí qué es lo que me llamó la atención encontrándote a ti y conociendo el movimiento. Fue una correspondencia total con lo que es mi corazón. Esto hace que todo lo que vivimos juntos resulte excepcional para mí. Quisiera que todo el mundo pudiera escucharle y verle. Me gustaría haberle podido conocer antes, pero el Señor me tenía preparado otro plan. Giussani leía el evangelio como si estuviese sucediendo delante de sus ojos y lo hacía acontecer para mí, en vivo». Luego, el lunes por la mañana, antes de ir al trabajo, añade: «Esta mañana me siento algo insegura. Pero pienso: “Pero, ¿cómo? ¿Va a empezar la misma rutina que antes?”. Y me respondo: “No. Porque soy yo ahora la que ha cambiado. Entonces ya ha cambiado todo”».
Dora, Milán

BASTA CON ESTAR PRESENTES
Junto a una amiga, participé en la misa presidida por el cardenal, para la clausura del curso académico. Nos quedamos al piscolabis posterior para saludar al padre Bruno, responsable de la Pastoral universitaria, con quien se está fraguando una buena amistad. Tuvimos también la oportunidad de entablar un diálogo con el señor cardenal sobre los cristianos perseguidos. Además, le comentamos la propuesta cultural que queremos llevar a cabo en nuestra universidad. Acabado el tentempié, me separé de mi amiga para hablar un momento con el padre Bruno. Cuando volví, vi que estaba charlando animadamente con dos chicos y ella me los presentó. Discutían acerca de la existencia del infierno y el cielo, y sobre la experiencia de libertad y el determinismo en el hombre. Uno de los dos, Agus, negaba la posibilidad del hombre de ser libre pues las acciones que lleva a cabo no son más que la consecuencia del ambiente en el que se encuentra. Un fruto inevitable que oprime la decisión del sujeto. Mi amiga y yo nos dimos cuenta enseguida de que ante todas las discrepancias y diferentes puntos de visión que surgían, la única manera de llegar a una conclusión útil para todos era partiendo de lo que nosotros dos estábamos viviendo en el seno de la Iglesia, de nuestra educación en una realidad cristiana concreta. Creía que mi amiga hablaba con ellos porque se conocían y se habían encontrado por causalidad en el piscolabis, en el comedor de la universidad, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando al despedirnos de ellos me contó que se le habían acercado estos dos chavales, Agus y Alex, que no conocía de nada, para intentar averiguar “cómo poder ligarse a una chica con valores”. Es increíble que a partir y a través de un tema banal puedan salir a la luz las preguntas y cuestiones que a uno le apremian y urgen en la vida. ¡Estos dos chicos desconocidos se habían acercado bruscamente a mi amiga por curiosidad y estábamos hablando de las cosas que nos importan de verdad! Diez minutos más tarde nos pidieron el teléfono y quedamos en vernos y tomar una cerveza juntos. No sé qué ocurrirá con Alex y Agus, tampoco si les volveremos a ver otra vez, pero estoy infinitamente agradecido porque me estoy dando cuenta de que Dios cumple lo que me inscribe en el corazón: la amistad con un amigo que falleció este año suscitó en mí el deseo de testimoniar qué he visto y qué estoy viviendo y precisamente esa tarde se me brindó la ocasión de hacerlo, Dios me reclamaba, me pidió que Le comunicara a esos dos chicos. Sinceramente, desde que empecé la universidad, he vivido muchos momentos con la exigencia de hallar la manera mejor de vivirla y de descubrir qué tengo que hacer para que estos cuatro años valgan la pena: lo he intentado averiguar a través de mil proyecciones de mil ideas acerca de cómo haría yo para proponer algo interesante, qué hay que sugerir y qué cariz deberían tomar ciertas cosas. Esa tarde me di cuenta de la futilidad de mis entelequias cuando nos salieron al encuentro dos chavales cuando estábamos de pie, sin abrir boca y con ganas de poner tierra de por medio en un piscolabis de nuestra pastoral. Fue muy sencillo, bastó con estar presente. Solo deseo poder volver a encontrar a Alex y Agus, dos nuevos amigos.
Carta firmada, Barcelona (España)

Transplante de riñón
CON UN AVEMARÍA EN LOS LABIOS
Lunes 18 de mayo. Estando en el post-operatorio, ya de alta, luego de las cirugías tan esperadas: el trasplante de mi hermano Carlos y mi nefrectomía para donarle un riñón. Rezo los laudes y me conmueve una vez más Su presencia en mi vida hasta lo más profundo: «Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío». Pasé un año y medio entre trámites, estudios pre-quirúrgicos, nuevos estudios que realizar, entrevistas con los doctores de transplante… Se confirma la fecha del trasplante para el 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, de quienes son devotos mi hermano y su esposa. Una vez internados ambos, una anemia leve hace que los jefes del Equipo de Trasplante vuelvan a cuestionarme la decisión tomada. Amanece el día 13 de mayo, con la petición de muchísima gente que haciendo novenas, visitas al Santísimo, cadenas de oración y misas, nos ofrecen su compañía a pesar de la distancia. Bety, una amiga de Venado Tuerto, estaba en Portugal en esa fecha y nos hace saber que llevará nuestra intención ese mismo día a Fátima. Después de rezar los tres, Óscar, mi esposo, Carlos y yo, voy rumbo al quirófano confiada en Quien me hace a cada instante y en María, Madre de misericordia. Con un avemaría en los labios me duermo y despierto 5 horas después. Comienzo la recuperación bastante dolorida, debilitada; lo que hace que mis fuerzas decaigan y, tardíamente, dude. Pero todo esto se contrarresta con la alegría de saber que mi hermano va evolucionando más que bien y mucha gente permanecía atenta, en oración, ofreciendo conmigo: la familia grande, los amigos verdaderos, compañeros, alumnos, conocidos, vecinos, Óscar (que con tanta generosidad, delicadeza, constancia me asistía), las enfermeras, los médicos y tantos otros más… Eran el mismo Cristo que me alentaba amorosamente. Finalmente, puedo ir a visitar a mi hermano a la “burbuja” y compruebo lo que ya me habían dicho: está feliz, pese a seguir con vía y sonda. No puedo dejar de sorprenderme con los laudes de hoy: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos».
Mónica, Wheelwright / Santa Fe (Argentina)