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Huellas N.6, Junio 2008

IGLESIA - El Año Paulino

«¿Visible o invisible? Diálogo sobre la realidad de Cristo resucitado»*

José Miguel García

Introducción a un artículo de M. Borghesi en diálogo con el pensamiento de Andrés Torres Queiruga

El objetivo de estas breves anotaciones es llamar la atención sobre el importante artículo que Massimo Borghesi dedica a la resurrección de Jesús en diálogo con el pensamiento de Andrés Torres Queiruga, profesor de Teología Fundamental en el Instituto Teológico Compostelano y de Filosofía de la Religión en la Universidad de Santiago de Compostela. El ensayo, publicado en el número 2/3 de este año de la revista 30Días, lleva por título: “¿Visible o invisible? Diálogo sobre la realidad de Cristo resucitado”. Es de agradecer la valentía del autor al buscar el diálogo abierto y sincero sobre un tema tan importante, y sobre todo el servicio encomiable que hace a la comunidad eclesial con este trabajo intelectual.
«Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados», afirma con fuerza el apóstol Pablo en su carta primera a los Corintios. La resurrección de Jesús es ciertamente la piedra angular de la fe cristiana: por ella Dios Padre confirma la pretensión divina de Jesús y nos da una prueba decisiva de su reconciliación con los hombres mediante la aceptación del sacrificio de Jesús en la cruz. Por eso, Pablo concluye que si Cristo no resucitó realmente no tiene sentido alguno la predicación cristiana; mejor sería en lugar de sufrir las adversidades y sufrimientos que conlleva el anuncio del Evangelio gozar tranquilamente de los placeres de la vida: «comamos y bebamos, que mañana moriremos».
Llama poderosamente la atención que en la actualidad se esté difundiendo en algunos ámbitos católicos un cristianismo sin resurrección de Jesús. Buen ejemplo de ello son las obras publicadas por el gallego Andrés Torres Queiruga, para quien la resurrección no es ni un milagro ni un acontecimiento empírico; la fe apostólica no surge de la experiencia tangible del Resucitado y del hallazgo del sepulcro vació, según narran los relatos evangélicos, sino de una experiencia afectiva e imaginativa que los apóstoles tuvieron ante la muerte en cruz de Cristo. La característica principal de esta explicación defendida por Torres Queiruga consiste en negar la realidad del acontecimiento. Pretendiendo hacer razonable la fe cristiana a la cultura moderna, Torres Queiruga considera inaceptable la manifestación sensible de Dios en la historia. Por tanto, la resurrección de Jesús no es un acontecimiento histórico. En su libro La resurrección sin milagro afirma: «El tratamiento de la resurrección de Jesús como “milagro” –el más espectacular– ha desaparecido definitivamente de los tratados serios. Hasta tal punto que incluso en los tratados más “ortodoxos” puede leerse la afirmación que la resurrección no sólo no es un milagro, sino que ni siquiera es un acontecimiento “histórico”… Los discípulos no vieron con sus ojos al Resucitado ni lo tocaron con sus manos, porque esto era imposible estando él fuera del alcance de sus sentidos».
Torres Queiruga supone que los hombres de hoy no pueden aceptar lo que afirman los relatos evangélicos sobre la resurrección de Jesús pues son mitológicos: «Tocar con el dedo al Resucitado, verle venir sobre las nubes del cielo o imaginarle comiendo son pinturas de innegable corte mitológico… La visión del Resucitado carece sencillamente de sentido». La concepción de los evangelistas, o sea la que la Iglesia proclama como contenido de nuestra fe católica, tiene que ser deconstruida. En qué consiste esta extraña operación la podemos resumir en estas palabras escritas por M. Borghesi en su artículo citado anteriormente: «La fe de los discípulos no nace de “algo” nuevo –un acontecimiento– que sucedió después de la muerte de Cristo en la cruz. No nace de la experiencia turbadora, empírica, de un cuerpo herido que vuelve a revivir en formas nuevas, análogas respecto a la condición física anterior. No. La certeza de que Cristo resucitó depende sólo de la estructura, de lo trascendental, del horizonte precomprensivo de los discípulos, de un modelo teórico. Este modelo asume la forma de un silogismo: 1) Dios, justo, no puede no resucitar a todos los que mueren por la justicia. 2) Jesús, muerto en la cruz, es justo. 3) Jesús no puede no ser resucitado por Dios. La idea de Resurrección es una conclusión lógica, el resultado de un razonamiento».
Esta deconstrucción propuesta por Torres Queiruga, por tanto, consiste en negar al cristianismo la categoría de acontecimiento para reducirlo a interpretación. Dicho de otro modo, todo lo que tiene valor histórico en los evangelios es considerado mito. En esta nueva lectura de los relatos evangélicos el realismo desaparece y ocupa su lugar la idea; no es el hecho de la resurrección de Jesús lo que genera la fe apostólica, sino por el contrario la fe de los discípulos la que crea las apariciones del Resucitado y el sepulcro vacío. En la interpretación del estudioso gallego la fe debe preceder al acontecimiento, no venir después de él. Es decir, estamos ante una explicación de la fe cristiana totalmente contraria a lo que testimonian los evangelios.

* Artículo disponible en: www.30giorni.it/sp/articolo. asp?id=17354