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Huellas N.1, Enero 2015

ESPAÑA / Te invito a cenar

Una buena noticia para todo el mundo

Roberto de la Cruz

La iniciativa, en su segunda edición, pone el broche de oro a un año cargado de historias de caridad, congregando en Madrid a 800 invitados servidos por 500 voluntarios. La alegría no hace distinciones entre comensales y servidores

Domingo 21 de diciembre. El Palacio del Negralejo abre sus puertas a partir de las 19 horas a una cena especial. Por segundo año consecutivo “Te invito a cenar” ha renovado el entorno para una celebración que supone el broche de oro de un año cargado de historias de caridad. Son las historias que protagonizan quienes están pasando a las estancias del Palacio, 800 comensales en riesgo de exclusión social, a los que todas las semanas y este día de una manera especial, atienden los voluntarios de Banco de Solidaridad, la Asociación Bocatas, la ong CESAL, la Asociación Familias para la Acogida, la Asociación Alto Tajo y la Fundación Acogida.
Para todos ellos se ha preparado esta cena en la que se han involucrado los mejores chef del país, gracias a la amistad que mantienen con quienes durante todo el año dan su disponibilidad para organizar el evento. Muchos de estas estrellas Michelin llevan preparando dos días los platos que van a servirse ayudados por un río de voluntarios.
El parking del restaurante se ha llenado en poco tiempo, la mayoría con los coches de los voluntarios que traen consigo a los protagonistas de la noche. Sus caras se llenan de sorpresa cuando al entrar les reciben voluntarios que les indican en cuál de las 72 mesas van a sentarse. Es el comienzo de una velada memorable en la que, tras dejar los abrigos, empiezan a disfrutar de la comida y la compañía de quienes se han convertido en una parte importante de sus vidas. El recibimiento se lo rinden los voluntarios que les ofrecen el cóctel que han preparado los maestros de cocina. Un suculento de ceviche de Corvina, anchoas con fresas, tartar de salmón, callos de ternera, crema de puerros, esgarraet de bacalao, guiso de carne al vino tinto con pisto, y arroz verde.
Todo ello preparado por los chef y maestros de cocina Javier Estévez, Jesús Almagro, Sacha Ormaechea, Pedro Mario, Íñigo Pérez, Sergio Fernández y Rubén Petrusa. También por Pepe Rodríguez, Ernesto Hinojal, Chema de Isidro, Rafael Montes, Juan Francisco Caraballo, Ximo Saez y Juan Pozuelo. A la entrada, el más prestigioso cortador de jamón del mundo, Florencio Sanchidrián, desarrolla con esmero su tarea para que puedan degustar este manjar todos los que van entrando. Al agradecerle su participación responde que «quienes aquí hoy acuden bien lo merecen».

Implicación empresarial. De la grandeza del acontecimiento y la implicación empresarial que ha generado dan cuenta no solo la cantidad de patrocinadores que han colaborado, más de 20 grandes y medianas empresas. Lo es también la participación de grandes directivos de esas compañías, algunos de los cuales se han unido como voluntarios en la cocina del restaurante. «Qué gran evento, estoy todavía impresionado de que hagáis realidad algo tan maravilloso. Ayer todo fue alegría en el comedor y os aseguro que en la cocina también. Ahora, a pensar en buscar financiación para la siguiente», afirmaba uno de ellos el día después de la velada.
Tras el cóctel es tiempo de entrar al salón, 12 comensales por mesa que en poco tiempo se llenan. Antes de comenzar la cena, un video expone a los invitados testimonios de los voluntarios y las motivaciones del evento. «La Navidad es el momento en el que celebramos el nacimiento de Cristo. El acontecimiento cristiano es una buena noticia para todo el mundo», recuerda Ettore Pezzuto, responsable de “Te invito a cenar”. Una discreta mirada durante los cinco minutos del video permite ver aflorar lágrimas de emoción, casi vergonzosas, en quien tienes enfrente. Es Ana, una mujer ecuatoriana que recibe mensualmente la caja con alimentos del Banco de Solidaridad desde hace años. Ha venido a la cena con sus tres hijos. Nos ha comentado previamente que la situación incierta de su trabajo en el servicio de una casa en Madrid a corto o medio plazo, así como las dificultades económicas que arrastra la ha hecho plantearse en varias ocasiones volverse a su país. Cuando concluye la proyección, aún sollozado conmovida, nos repite que da gracias a Dios por habernos conocido. «Me siento parte de este pueblo. Sois todos como mi familia». A su lado se sienta Helena, una mujer de Cabo Verde que ahora no tiene trabajo y cuyo rostro refleja una gran tristeza. Es Ana quien trata de transmitirle la esperanza que ahora alberga. «Helena, que estés aquí, que tengas amigos así significa que Dios no te abandona, estate tranquila». A uno de los voluntarios que acompaña a Helena las historias que ve le han cambiado: «No sé qué pasa pero desde hace un tiempo estoy recuperando sensaciones que creía haber perdido».

Llega la cena. Exquisitas croquetas de pollo, sardina ahumada, lubina y carrillera de ternera. Son los platos elaborados por Ricard Camarena, Nacho Manzano, Quim Casellas y David Muñoz, y por Triciclo, respectivamente. Antes del postre hay tiempo para un sorteo entre los invitados con regalos como cestas de Navidad con lomos, quesos y patés que han donado los trabajadores de una de las empresas patrocinadoras. También unos auriculares que reciben emocionados los premiados, sintiéndose aún más protagonistas de este gesto para ellos. Una selección de villancicos concluye la velada, que entonan la mayoría de los asistentes. «Esta la cantamos todas las Navidades en mi país», repiten muchos entusiasmados al escuchar, por ejemplo, Balcón de Santiago
Cuando ya salen los invitados al finalizar la segunda edición de “Te invito a cenar”, toca recoger el salón y la cocina. Algunos de los cocineros han decidido quedarse. Es el caso de Quim Casellas, quien no tiene reparos en fregar el suelo en que ha estado elaborando sus platos. Las redes sociales testimonian su trabajo y los frutos recibidos. Juan Pozuelo ha colgado en una de sus cuentas la foto de la camiseta que ha utilizado. «Quedó agotada, arrugada de vida. Un cansancio maravilloso que ni tan siquiera agota. Eso vivimos ayer». Una descripción del trabajo que muchos podrían suscribir y que todos pueden agradecer. Continúa ahora la relación que está en el origen de la cena.