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Huellas N.8, Septiembre 2008

PRIMER PLANO - Meeting de Rimini

Así se ponen de relieve los rasgos de Cristo

Fabrizio Rossi

¿El diálogo? consiste en abrirse al otro y «reconocer la verdad que hay en él». Lo atestiguan hombres de distintas religiones procedentes del mundo entero

«Rezaré todos los días por tu felicidad» prometió Shodo Habukawa, monje budista y gran amigo de don Giussani, a Emilia Guarnieri, presidenta del Meeting de Rimini.
En una intervención sobre El sentido religioso en japonés, Habukawa identificó el corazón de una preocupación de don Giussani, quien en 1987 había viajado al monte Koya para conocerle. Es la preocupación por «el ecumenismo» como «la voluntad de elevar la personalidad humana a través del conocimiento y la asimilación de culturas distintas, ampliando así la concepción del yo». Guarnieri, al introducir el encuentro central del Meeting junto a Marco Bersanelli, subrayó que la conciencia de que la pregunta del hombre es la misma en cualquier lugar del mundo, es lo que permite «caminar junto a personas de distintas culturas, razas y religiones».
Sin lugar a dudas el gran protagonista de la semana fue el ecumenismo, pero no como un simple lema, sino como el origen mismo del Meeting. Testigo de eso fue el arzobispo mons. Paolo Pezzi, pastor de una pequeña comunidad de católicos en Moscú: «Para los que viven en Cristo, el ecumenismo significa participar de la vida de los otros con el deseo de reconocer la verdad que hay en ellos, aunque fuera sólo un pequeño fragmento de ésta», para que se desvelen «los diferentes matices de la presencia de Cristo». Fruto de este encuentro es la amistad nacida con algunos curas ortodoxos, una trama de nuevas relaciones acogidas con «el deseo de participar en la vida de los demás» para que crezca la familiaridad de cada uno de nosotros con el Señor. «Es esto -añade el mons. Pezzi- lo que me permite mirar con piedad y amor a la gente que me encuentro, sin que mi preocupación sea la de incrementar mi comunidad».
Es un desafío que nos implica a todos. Así lo subrayó también Javier Prades en el encuentro sobre el multiculturalismo (en el que participó también John Milbank) citando a Benedicto XVI: «El mundo ya no es un mundo uniforme; hoy en día en Occidente están presentes todas las razas, las religiones y las culturas». Siendo esta la situación, lo que más deseamos –añadió Prades- es que «el encuentro con el cristianismo valore todo lo que es verdadero y eche por tierra las barreras». Es una situación que nos trae a la memoria el mundo en el que vivía la Iglesia antigua, que Benedicto XVI evoca en su invitación a «volver a aprender lo que los paleocristianos vivieron en sus primeras generaciones» y a dar siempre la razón de nuestra esperanza.
Muchos hicieron hincapié en la condición esencial para enfrentarse a la «época de la globalización». «El diálogo tiene que surgir siempre de una identidad muy clara», afirmó Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia y responsable de la diócesis más gránde del mundo (¡con un área de tres millones de kilómetros cuadrados!). «No se puede prescindir del diálogo interreligioso», explicó Hinder, precisando también que «no se trata de llegar a un compromiso». Magdi Cristiano Allam, avisando de los peligros del relativismo, añadió también que es necesaria la presencia de un diálogo eficaz «para construir juntos una nueva civilización» que se asiente sobre la «certidumbre de la verdad». En estos términos se expresó también el cardenal Angelo Bagnasco en el encuentro inaugural: «Ser protagonistas no es sinónimo de protagonismo, sino de amor a la identidad». El monje ortodoxo Petr Mescerinov (encargado de transmitir un afectuoso saludo del patriarca Alexis II a todos los participantes en el Meeting) subrayó, en cambio, que «para hablar de multiculturalismo hace falta tener una cultura», lo que en Rusia es muy difícil debido al «desmantelamiento cultural» llevado a cabo por el régimen soviético, que introdujo el «relativismo como fundamento de la actividad social».
La apertura que nos define y que anima el Meeting «no es una forma de tolerancia –explicó Emilia Guarnieri- sino que nace del reconocimiento de la riqueza de los demás». Sin tener miedo a la diversidad del otro (posición que en cambio causó guerras y conflictos a lo largo de la historia, como resultó del diálogo entre el Ministro del Exterior italiano Franco Frattini, el cardenal Jean-Louis Tauran y Amre Moussa, secretario de la Liga de los Estados Árabes). Es una capacidad de diálogo que nace de la paradoja que Bernhard Scholz subrayó en el encuentro conclusivo: podemos sentirnos en casa en cualquier lugar («más bien, hacer que cualquier lugar sea nuestra casa») porque somos uomini senza patria.