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Huellas N.9, Octubre 2008

CL

Cartas desde la frontera

Massimo Camisasca

KENIA
En Kenia como en casa


La iglesia nueva que hemos construido en Nairobi tiene forma de cabaña. Del mismo modo que se han construido las casas de los habitantes del lugar desde tiempo inmemorial: algunas ramas apoyadas unas sobre otras y un escudo como puerta. La hemos diseñado así porque queríamos que los habitantes de la parroquia la vieran como su propia casa.
Una vez construida la iglesia, sólo faltaba el suelo. Y hoy, después de cinco años esperando, hemos conseguido que lleguen los materiales desde Italia, concretamente desde Treviso, para colocarlos sobre el terreno.
¿No es una contradicción gastar dinero para la iglesia de un país tan pobre como Kenia? Yo creo que no. Me lo recordó hace poco don Alfonso Poppi, nuestro párroco en Nairobi: «La belleza no tiene precio –me escribió. Una iglesia tan bonita como la nuestra despierta preguntas importantes: ¿Quién ha querido construir una iglesia tan bella? ¿Por qué se ha construido?». Y más aún: «La construcción de la iglesia forma parte de nuestra misión porque cuidar cada detalle de la construcción, trabajar para que todo esté en su lugar, buscar la belleza de la estructura, cuidar los detalles – como, por ejemplo, el suelo-, es el modo de que la gente se pregunte: “¿Por qué hacen todo esto?”».
El suelo ha sido diseñado por el pintor y escultor Americo Mazzotta inspirándose en los famosos balcones venecianos. Cuando se ve en la iglesia parece un pequeño Edén, un paraíso terrestre en miniatura. Para este artículo Mazzota me dijo: «Me han contado que, según los estudios más recientes, la “primera Eva” procede de Kenia y es verdad, cuando visitas Kenia parece que estás en tu propia casa, como si en el país hubiera quedado algo de nosotros desde hace miles de años, algo que nos representa. Para mí fue también así, la primera vez que fui a Kenia tuve la sensación de encontrarme en un sitio muy familiar aunque nunca había estado antes. De este modo, a la hora de diseñar el suelo siemplemente he tratado de reproducir lo que vi en esa estupenda tierra, para que cuando alguien entrara en la iglesia pudiera experimentar lo que había sentido yo. De ahí que el suelo reproduzca todos los animales de África –las cebras, los elefantes, las jirafas, etc.–, pero también otros muchos que se ven por la calle: ocas, vacas, gallinas... Y además, gente que camina por la calle de un lado a otro e infinidad de plantas que crecen por todas partes. En definitiva, cuando entras en la iglesia parece que estás entrando en Kenia, es como volver a los orígenes , como volver al lugar donde se dice que ha nacido la humanidad».
La idea de una casa es precisamente la que hemos querido transmitir al construir la iglesia. Llama la atención el modo en que se ha trabajado a la hora de colocar el suelo sobre el terreno. Ha sido fruto del cansancio de doce personas procedentes de las distintas razas del lugar que trabajaban con el propio Mazzotta.
En definitiva, se ha querido involucrar a todo el pueblo en esta obra de modo que todos sintieran, en la mayor medida posible, que esta iglesia es su iglesia, que esta casa es su propia casa.
Cito una cosa más que me ha dicho el artista: «En la idea de lograr que todos sintieran que la iglesia es su propia casa entró también el diseño del suelo con un sentido nuevo: el pueblo africano está muy unido a su tierra. Reproducir todo lo que “es tierra en África”, plantas, hierbas y animales, es el modo de lograr que entrando en la iglesia todos se sientan, repito, en su propia tierra, en su propia casa».