IMPRIME [-] CERRAR [x]

Huellas N.4, Abril 2011

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

VACACIONES EN URUGUAY
Del 4 al 7 de marzo asistí por segunda vez a las vacaciones de CL. Vivimos estos días con mucha alegría y compañerismo entre todos los presentes. Este año el departamento donde se hicieron las mismas, fue Rocha, donde se pudo disfrutar de un hermoso lugar y una naturaleza inigualable. Cabe destacar que además de los uruguayos presentes, como todos los años, llegó gente desde Argentina, desde distintos puntos del país y eso fue un acontecimiento muy importante ya que hicieron el esfuerzo de venir hacia aquí con expectativas y ganas. Es un hecho que lleva a preguntarse por qué vienen hasta Uruguay. Entre las familias argentinas que llegaron, había una pareja que vino con sus siete hijos, entre niños y adolescentes, dos de de los cuales presentan parálisis, por lo cual se encuentran en sillas de ruedas. Esta situación fue un acontecimiento que dejó sus huellas en nosotros. Lo que conmovía era apreciar el cariño de esta pareja para con todos sus hijos por igual y más aún el haber venido en estas condiciones. También hubo imprevistos que pudieron afectar la organización, pero se pudieron resolver de la mejor manera permitiendo que se siguiera con normalidad. Fue una linda experiencia haber compartido estas vacaciones, no solo por lo vivido durante esos días sino también por haberme dado fuerzas para el comienzo de las actividades de este año. Como conclusión me queda claro que cada hecho, experiencia de la vida, es un acontecimiento más que fortalece mi fe y le doy gracias a Dios por todo lo que tengo en mi vida. Simplemente al estar disponible a reconocer la presencia del Misterio de Dios en cada momento, me hace sentir más libre poniendo en juego en mi propia realidad, la fe y la razón.
Matías (Uruguay)

25 AÑOS…
A finales de marzo, Carmen Pérez, religiosa teresiana, fue a Pamplona para dar una conferencia en un colegio de Teresianas invitada por algunos amigos de CL que forman parte de la Asociación de padres. Teresa, que da clase de religión en ese mismo colegio, nos envía esta carta.
Estoy trabajando con los chicos de 6º y les hablo de la Iglesia, de los dones y carismas, de los miembros de la Iglesia, etc. Para explicar qué es una religiosa y, sobre todo, para que lo vean, siempre lo he tenido más difícil (ellos piensan que “la religiosa” soy yo porque soy la de religión), así que ayer les conté que una amiga mía, religiosa teresiana, estuvo en mi casa este fin de semana. Les conté anécdotas del fin de semana y se me ocurrió ponerles el programa de Bertín Osborne. ¡Buah!, les encantó. Fue muy gracioso porque nada más ver a Carmen dijeron: «¡Pero si es una abuela!». Claro, al decirles que era una amiga, supusieron que era de mi edad. Pero cuando empezó a hablar, dijo otro con cara de sorpresa: «¡Pero una abuela como de 25 años!». Ellos percibían mucha juventud, mucha fuerza, mucha alegría. Fue una maravilla.
Teresa, Pamplona (España)

PARTIR DE UNA EVIDENCIA
Es verdad que lo único que logra sacarnos de la nada es una Presencia, la experiencia de volver a encontrar a Cristo en nuestro presente como un hecho real. Soy profesora, y el ambiente laboral en este mes ha sido desastroso. El final de año escolar ha llegado con toda su fatiga. He tenido graves problemas y me ha quedado una terrible sensación de que en el trabajo es imposible ser uno mismo, porque se haga lo que se haga, siempre todo puede ser percibido como algo negativo. Pero aunque las cosas han sido así, yo sé que ya no soy la misma de antes. La negatividad no ha ganado la batalla porque ya no puedo negar la evidencia de que la realidad, al igual que el hecho de que yo exista, es un don. De esta manera han salido a relucir todas mis preguntas existenciales sobre el sentido, sobre el fin último de cada cosa y por qué vale la pena vivir cuando la realidad humana necesariamente debe pasar por el drama y el dolor. Estos días fueron una provocación total, confrontándome con la escuela de comunidad, confrontándome con los amigos, con la fraternidad, aún así, nada podía quitarme el peso que llevaba encima. Pero ayer ocurrió algo imprevisto. Participé en un acto sobre el trabajo en donde intervenía Bernhard Sholz. Según iba hablando, se evidenciaba su amistad, su gratuidad para ayudarnos a mirar las cosas verdaderamente. Nos veía por primera vez, pero era como si nos conociera desde siempre. Tuve ocasión de coincidir con Bolívar Aguayo, de Chile, que con su paternidad logra conmoverme hasta las últimas fibras. Y luego estaban todos los amigos, en este lugar único, donde tú puedes ser tú misma sin ningún temor, donde puedes poner todas tus preguntas sin tener que asumir una postura prefabricada. Sholz nos dijo cosas bellísimas y verdaderas, y algunas palabras hacían eco de  los juicios que me habían acompañado en esos días, pero además nos recordó como punto fundamental que el origen de cualquier movimiento humano verdaderamente libre, parte de la experiencia de un afecto recibido, del reconocimiento de que hay Alguien que te mira con una ternura infinita. La conmoción era total, se gestaba en un mismo instante la total unidad entre la idea y el hecho, porque era evidente para mí que sus ojos, la manera como me miraba, eran la encarnación de lo que decía. Ya no tenía duda, ¡el Señor había salido a mi encuentro! Julián Carrón nos ha preguntado: ¿Cómo sabes tú que has hecho experiencia? ¿Que realmente te ha acontecido algo? Yo respondo: basta con aceptar los hechos, porque yo hoy me he descubierto cambiada. Por primera vez en mucho tiempo he experimentado una liberación, una pasión, un gusto por mi trabajo. Me he descubierto mirando lo que me rodea tal y como he sido mirada. He vuelto a entender el objetivo por el cual camino y del cual dependo, por el cual educo. Mi deseo de libertad se ha visto correspondido. Las circunstancias siguen siendo iguales, yo no.
Catalina, Bogotá (Colombia)

EL INFINITO A TRAVÉS DE LA LENTE DEL HUBBLE
Hace unos días celebramos el primer acto en el ámbito de “El ciclo del Infinito”, que hemos organizado para proponer el trabajo sobre El sentido religioso. Ninguno de nosotros se dio cuenta de lo que estaba sucediendo: en el corazón de Los Ángeles, 430 personas respondieron a la invitación y se presentaron a la cita para ver “La belleza que atrae: The Hubble Deeo field” (un documental en 3D) sobre los recientes descubrimientos sobre las estrellas mediante el telescopio Hubble. ¡Un espectáculo impresionante! Habíamos invitado a uno de los científicos que participan en el proyecto Hubble, Massimo Robberto, para que nos contara de su trabajo. Pero la belleza y la misteriosidad de lo que vimos y escuchamos no se acabó allí. Todo el trabajo para organizar el acto, el invitar a los amigos (120 estudiantes del St. Thomas Aquinas viajaron dos horas para acudir a la cita), a los compañeros de trabajo y a nuestros familiares, la asistencia al acto y el debate después, nacían de la necesidad de encontrar a Aquel que mueve el universo y la vida de cada uno, Aquel que llena de belleza nuestra vida cotidiana. Se me hizo evidente en estos días la herida de este pueblo, que es también la mía: un corazón que ante la realidad, lo bello y lo verdadero, recobra vida, late, anhela. Cuando durante la cena con algunos amigos les pregunté qué les había llamado más la atención, la respuesta fue unánime: «El ponente, la unidad que ese hombre vive hablando de su trabajo, de sus intereses, en fin, de sí mismo». En ese momento entendí la gran misericordia, la ternura de Dios. En efecto, la belleza original que a uno le fascina viendo el documental, se quedaría lejana, infinitamente lejana, si no hubiera una fascinación igual en una humanidad igual que la tuya, que puedes ver a tu lado, que sufre y goza como tú, pero que es más grande que la tuya. Sólo así la “vita ricomincia” porque advierte la correspondencia que siempre había buscado.
Guido, Los Ángeles (EEUU)

MÁS FUERTE QUE CUALQUIER VIOLENCIA
El sufrimiento es la condición para alcanzar cierta alegría del corazón. Y no es que antes venga una y luego la otra. Desde el día en que Cristo ha resucitado, sufrimiento y alegría caminan juntos. Pero esto no sucede si yo no fijo la mirada en aquel “Tú, oh Cristo mío”, en aquel rostro que es la dulce presencia que me hace ahora, que me crea en este instante. En estos días lo he experimentado cuando dos de mis “hijas” volvieron a nuestra clínica en la Parroquia de San Rafael y una de ellas resultó que había sido brutalmente violada. Ella recuerda tan sólo haber tomado un cóctel y después haberse despertado en una choza. A los dos días, recobrándose un poco de lo que había pasado, se me agarró y empezó a contarme todos sus horribles miedos. Y, luego, el resultado de los análisis y la confirmación del médico. «Si no fuera tuyo, Jesús mío, me sentiría una criatura finita». Esta tarde, sentado a su lado, mientras me imploraba con la mirada, yo estaba a punto de llorar y no sabía qué decirle. Sólo miraba a ese Tú, humano y divino. En un momento dado, le dije: recemos un Padrenuestro y ella asintió. Pero enseguida me vinieron a la mente las palabras: «perdona nuestra ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Ella, brutalmente violada, estaba llamada a decidir en ese momento algo humanamente impensable y quizás absurdo para la capacidad de la mente humana. Le abrí mi corazón, con la certeza de ese Tú que entregó su vida por nosotros, hasta morir en la cruz por ella y por mí, y le dije: «Viendo cómo Cristo nos ama, ¿quieres pronunciar conmigo esas palabras?». Llorando, rezó conmigo todo el Padrenuestro. ¡Qué conmoción rezar luego el Avemaría como agradecimiento por una energía humanamente imposible como la que hace falta para perdonar a quien hace pocas horas te ha violado brutalmente! No es que se hubiese esfumado su rabia y la mía, pero ese juicio «yo soy Tú que me haces» toca realmente la vida, se demuestra más fuerte que cualquier violencia. Señor, tú que has muerto por nosotros los hombres, también por quien ha violado a “mi hija” prevaleces sobre cualquier resistencia emotiva y psicológica, abriendo una brecha para que entre cierta alegría, donde el dolor permanece sólo como grito a Dios, como imploración: ¡Ven Señor Jesús! 
P. Aldo

ESE PROFESOR TAN INTERESANTE
Querido Julián: Estoy en primero de universidad y hace unos días he tenido la oportunidad de conocer mejor a un profesor mío. Desde su primera clase, empecé a preguntarme cómo podía enseñar de esa manera, trasmitiendo una verdadera pasión por una asignatura tan complicada. El carácter excepcional de su enseñanza me había llamado mucho la atención, pero por miedo a exponerme ante la clase, no había tenido nunca el coraje de preguntarle de dónde venía su pasión. Hace dos semanas, al final de una clase, este profesor disintió de alguna toma de postura de los estudiantes en el Consejo de Facultad. Yo levanté la mano y le dije que yo era uno de ellos y empecé a explicarle algunas de las propuestas que habían llevado a la facultad. Desde entonces surgió una relación estupenda con él. De hecho, al día siguiente, cuando me acerqué a la cátedra para preguntarle sobre la lección, empezamos también a charlar sobre los representantes de los estudiantes y sus propuestas: estaba realmente interesado en nuestras iniciativas. Entonces le dije que había notado su presencia en la misa al comienzo del Curso Académico, y también en algunas misas con el Patriarca de Venecia. Tuve que explicarle que pertenezco a Comunión y Liberación. Al escuchar este nombre, su cara cambió. De formal pasó a ser amistosa y se le iluminó la cara. Empezó a acribillarme a preguntas. ¿Cuándo os reunís? ¿Qué hacéis? ¿Cuántos sois? ¿En qué estáis trabajando? En los días siguientes empecé a mandarle por correo la información sobre nuestros actos. Le regalé El sentido religioso y la revista Huellas. Entendí por qué era tan atento a nosotros, los estudiantes, además de ser una de los profesores más estimados de la facultad. Lo que me sorprende realmente es que estas semanas han sido muy intensas gracias a un simple encuentro, porque todas las mañanas me levantaba para ir a clase (y esto es ya mucho para mí), además iba con ganas y con una sonrisa en los labios. Es increíble que no sólo él hace más sencilla la clase, sino que hay un fuerza dentro de mí que me empuja hacia todo lo que estoy viviendo, sobre todo, me enciende el interés por el estudio. Me pregunto si este es un simple sentimiento pasajero. Pero es un dato de hecho y además no puedo torcer la cara ante otra evidencia: yo estaba pidiendo a Dios que me ayudara en el estudio, y ¡tac! El Señor, como siempre, no se ha hecho esperar y me ha respondido con este encuentro fuera de lo común.
Ricardo, Venecia (Italia)

AHORA ME SIENTO EN CASA
Querido Julián: A los 44 años, madre casada, católica practicante de toda la vida y siempre comprometida en la vida de la parroquia, entendí que nada de esto me bastaba para sentirme “realizada”. Me sorprendía siempre con el deseo de algo más. Se lo conté a mi marido y a él también le estaba pasando lo mismo. Así que repasamos las propuestas que la parroquia y la diócesis nos podían ofrecer y decidimos acudir a la catequesis del padre Andrea. Aquel día de 2008 dio comienzo una especie de despertar. Comprendí de pronto que se trataba de un don. Mi vida no ha cambiado, las “fatigas” y “alegrías” cotidianas son las mismas: soy yo quien está cambiando, mi percepción de la cotidianidad está cambiando, tanto que hoy tiene un gusto más intenso. La conciencia cada vez mayor de ser objeto de un Amor gratuito e infinito, real y seguro, hace de mí una persona cada vez más libre. Hoy, a los 47 años, deseo continuar por este camino, con estos amigos y con esta compañía porque me siento ya en Casa.
Emanuela, Verona (Italia)

El terremoto y la guerra
«YO TAMBIÉN SOY JAPONESA»
¿Pero qué está pasando en el mundo? ¿Qué me está pasando a mí? ¿Qué se me está pidiendo? La guerra en Libia, Japón... Todos están preocupados por sus consecuencias. Yo no. Yo sólo deseo una cosa: entender lo que Dios me está diciendo a través de todo esto. Japón me ha demostrado que la ciencia, todos los cálculos de prevención, pueden salvar vidas, pero el Señor del mundo es otro. Desde el año 2009, desde el día del terremoto aquí, en los Abruzos, todos los días me hago esta pregunta: «¿Quién me salvará? ¿Quién salvará a mis hijos y Quién me los custodiará?». La salvación no es la vida tal como la entendemos nosotros; podremos vivir muchos años, pero sin sentido. La salvación es una Persona que me aferra, que tiene piedad de mi nada, que salva todos mis esfuerzos cotidianos para construir algo bueno. La salvación es Uno que me abraza. Mientras miro por la ventana las montañas nevadas, pienso en las personas que viven en Japón, pienso en el hecho de que nunca los he sentido tan cercanos. Porque Japón no está a kilómetros de distancia, sino dentro de mí. Es la falsa presunción de pensar que yo sola puedo construir algo que dure en el tiempo, es el engaño de pensar que soy capaz o que ya sé. Yo soy como ellos, soy japonesa. No hay diferencia entre ellos y yo, ambos tenemos necesidad de Su abrazo. Por lo que yo sigo repitiendo: «¡Ten piedad de mí, mantenme a Tu lado y no dejes que me vaya! Y dona al mundo Tu abrazo porque sólo esto es lo que verdaderamente necesitamos».
Grazia, L’Aquila

«YO ERA UNA DE ESOS “INDOCUMENTADOS” DE PARÍS»
Después de varios meses, tomé entre manos la revista Huellas con la intención de retomar la presentación de El sentido religioso de Julián Carrón. Pero mientras la hojeaba, me impresionó la cantidad de cosas que llamaban mi atención y mi interés. Incluso me sorprendí identificada en la carta de Silvio, porque yo era uno de esos universitarios “indocumentados” que estudiaron en París hace diez años. Me di cuenta por casualidad del valor que tiene nuestra revista: la riqueza de vidas contadas que me salen al encuentro, una historia a la que pertenezco, que vuelve a suceder, tenaz, fiel incluso cuando yo tiendo a olvidarla.
Antonella

Después de clase
EL JUICIO Y EL TRABAJO DE CADA DÍA
Querido Julián: Salgo de clase un día de mucha tensión en el que todo ha sido un desastre con los alumnos de una de mis clases, y eso me llena de dudas. De pronto, me digo: «¡Pero qué más da! ¡Haz algo también Tú!». Y mientras pienso esto, me doy cuenta de que no he pensado en Él en toda la mañana. Todo mi deseo, mi humanidad, mi tensión positiva, mi preparación de la clase tiende a evidenciar lo bello, lo bueno, lo verdadero del argumento que explico, pero no había considerado para nada la última palabra de todo ello: Cristo. Esto ha reabierto la partida, ha cumplido todo lo incompleto de la mañana. He entendido así que la salvación de la vida es un juicio, es el juicio. Y me impresiona el escaso esfuerzo intelectual que hay que hacer, lo poco artificial que es moverse así. Juzgar no es comentar una acción, sino poner en primer plano el deseo infinito de mi corazón. Desear y juzgar no están en contradicción, sino que lo uno se completa en lo otro. El juicio no es algo que añado desde fuera para acotar mi deseo. No es algo espontáneo, pero no consiste en añadir algo externo a lo que yo soy. Es ir hasta el fondo de mí, sentir el movimiento de mi razón que se pregunta sobre aquello que sucede y sobre aquello que deseo en lo que sucede, es el trabajo más bello y grande de la vida, y es apasionante. Es el trabajo.
Mónica

EL SENCILLO GESTO DEL FONDO COMÚN
Querido Carrón: Al no recibir la hoja de inscripción a los Ejercicios, entré en la web de CL para pedir que me la enviaran: pensaba que habría sido un error. Me respondió la secretaria, adjuntándome la hoja, y añadiendo además: «No lo habías recibido porque resulta que hace tiempo que no pagas el fondo común. Ha sido para recordarte el valor educativo del gesto del fondo común». Mi primera reacción no fue de las mejores, porque (a pesar de mi edad, 68 años) no me resulta en absoluto fácil contener la primera reacción, pero por Gracia no duró más de un segundo. Justo después actuó el juicio. Sí, es verdad, desde hace tiempo atravieso por un periodo no muy agradable, pero eso no vale como justificación, porque no se me pide pagar una cuota, sino dar una ofrenda libre, y unos cuantos euros no cambiarán mi situación, mucho menos la del movimiento. Además, en otras tres ocasiones había recibido un toque de atención similar, pero siempre bajo la forma de invitación para todos. Evidentemente el término “todos”, según mi parecer, no me incluía a mí. Ahora bien, ¿qué es para mí el movimiento, y mis amigos? ¿Por qué gasto energía en pequeños servicios –como cantar en el coro o hacer las lecturas en la iglesia– para ser útil a la comunidad y luego no soy fiel a un gesto como éste? Por fin me di cuenta de que el Señor, con toda su ternura, había decidido que había llegado el momento de llamarme por mi nombre y apellidos.
Michele

Descubrimientos
MÁS ALLÁ DE LA “PRETENSIÓN” DE UNA VERDAD ESCULPIDA EN MÁRMOL
Querido Julián: Somos un grupo de universitarios que estudian Derecho en universidades inglesas. Un día, nos reunimos y Chiara nos contó que durante una presentación que hizo en clase soble el caso Lautsi la criticaron mucho por defender las razones históricas y culturales del mantenimiento del crucifijo en lugares públicos en Italia. Nos contó lo decepcionada que se quedó al darse cuenta de que su actitud tenía la pretensión de defender una verdad esculpida en mármol. Nos impresionó su reacción, sobre todo por el hecho de que ella misma nos pidió inmediatamente después profundizar en su argumento. Allí comenzó un camino juntos. Hemos intentado entender más, no sólo con libros, sino también buscando personas que tuvieran una forma más bella que la nuestra de mirar el problema. Así conocimos a un profesor que había escrito un artículo muy interesante sobre el tema. Aparte del hecho de acogernos en uno de los clubes privados más exclusivos de Londres, nos respondió a todas nuestras preguntas sobre la relación entre el Estado y las religiones. Era evidente ver cómo él era libre frente a este problema, mientras que nosotros habíamos quedado fosilizados por nuestras ideas. Decidimos darnos un nombre (“Why? Law Society”) y organizar una conferencia que tratase esta cuestión invitando a Marta Cartabia y a un profesor de Londres. Fue toda una sorpresa. Una vez más volvíamos a ser escépticos porque nos imaginábamos un diálogo en el que se produciría un conflicto de opiniones. Sin embargo, lo que sucedió fue mucho más que eso. Por un lado, acudió muchísima gente. Por otro, el debate entre el público y los ponentes fue sincero, honesto. A pesar de las diferencias de opinión, toda la tarde estuvo caracterizada por el deseo de hacer un trabajo juntos. Pero lo que más nos sorprendió fue el hecho de que después de la conferencia el profesor nos preguntara: ¿pero de dónde nace vuestra amistad? ¿Cómo habéis organizado todo esto vosotros solos?
Giovanni, Chiara, Andrea, Ilaria, 
Andrea, Londres (Reino Unido)