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Huellas N.2, Febrero 2011

BREVES

Responden los hechos
NOS DIO EL MAPA PARA VOLVER A ENCONTRARNOS CUANDO NOS PERDEMOS

John Waters

El mundo nos hace creer que no hay nada que tenga valor. En cada instante debemos ser despertados de nuevo, como hacía don Giussani…

Cuando nació mi hija, empecé a reflexionar sobre la edad que tenía mi padre cuando yo nací. Sabía que tenía cerca de 50 años. Entonces, pensaba en cuando yo cruzara ese umbral y fuera más viejo de lo que él era al nacer yo. Fue así como descubrí que fui concebido el día del quincuagésimo cumpleaños de mi padre. Encontré la “confirmación” de este hecho en una de esas tarjetas de recuerdo que cuentan los detalles de hechos ligados al día de tu nacimiento, como qué disco era el primero de las listas o cosas por el estilo. Allí se sugería que probablemente había sido concebido el 4 de septiembre de 1954, día del quincuagésimo cumpleaños de mi padre.
Partiendo de este hecho, y aplicando un elemento del método que don Giussani nos ha propuesto, pensé: ¿qué sucedería si volviera atrás al 3 de septiembre de aquel año, y en aquel momento me detuviera a verificar lo que me era presentado como “razón”, como el método empírico de razonamiento de nuestra civilización, como una explicación válida para cada cosa, una explicación válida para mí mismo? Si intentara preguntarme por todo lo que en aquel momento me describirían, según la “racionalidad” de la época –la nada, el abismo, el vacío, cualquier cosa– ¿qué pasaría? ¿Qué puedo ver, conocer, imaginar, esperarme?
Cualquier cosa que pudiera decidir respecto a todo ello, excepto un escepticismo, habría resultado errónea, porque nosotros estamos todos aquí: Yo estoy aquí. Y esta cultura insiste en decir que, al final de todo, nada es posible salvo una negra, larga noche.
Desde el principio de El sentido religioso, Giussani nos pone frente a la cultura dominante y nos muestra cómo se ha llegado a esta pesadilla de la irracionalidad, cómo la imagen de nosotros mismos, de nuestra realidad y de nuestro futuro que se nos propone es sencillamente irracional.
Y nos muestra también cómo esto nos condiciona hasta el extremo de que damos por obvia esta irracionalidad, por descontada. Después nos conduce con Juan y Andrés a encontrarnos con Cristo. Y nos muestra que lo único que este mundo jamás ha visto, soñado o imaginado tan correspondiente a nuestro deseo infinito se encuentra en el corazón del acontecimiento del nacimiento, muerte y resurrección de Cristo. Ésto es lo único que da respuesta a nuestra intuición, a nuestro deseo, a la certeza que teníamos de pequeños, cuando estábamos a la espera, dependientes, conscientes, más sabios de lo que nunca después hemos sido, llenos de asombro respetuoso.
Giussani hace algo más que una re-presentación del cristianismo. No cambia nada; simplemente nos lo pone delante despojado de todo adorno y, al mismo tiempo, nos ofrece una lectura del contexto cultural en el que vivimos, que nos bombardea con esta imagen de nosotros mismos, que nos dice que el escepticismo es una respuesta razonable, que la desesperación es una actitud inteligente. Giussani nos indica cómo volver a despertar nuestra razón, instante tras instante. No se trata de algo que nos sucede ahora y se conserva para siempre; se trata de algo que vuelve a suceder en todo momento, y en todo momento está amenazado por la invasión de la cultura dominante. En cada instante debemos ser despertados de nuevo: abre mis ojos, abre mis ojos.
Giussani nos ha dado los instrumentos para volver a empezar cuando nos sentimos perdidos. Nos ha dado el mapa para volver a encontrarnos de nuevo, y para volver a encontrarnos cada vez que nos perdemos. Por eso digo que El sentido religioso es el libro más radical que haya jamás leído.