IMPRIME [-] CERRAR [x]

Huellas N.11, Diciembre 2010

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

PEDIR SU MIRADA
Querido Julián: Acabo de terminar el tiempo de silencio cotidiano y me apresuro a salir de casa para llegar a Waf Jeremie, el barrio de chabolas de Puerto Príncipe en el que vivo desde hace años. Esta mañana ha sido diferente salir de casa, meterme en el coche para adentrarme en un tráfico que parece el enemigo a batir, y conceden dados hoy como compañeros de camino. Sí, esta mañana es distinto. Salgo con el corazón ensanchado después de leer tus palabras: «En la medida en que asumamos la mirada distinta de Cristo sobre nosotros y vivamos una humanidad más plena, podremos responder a este grito de la humanidad en el mundo de hoy». Salgo con el deseo de responder a este grito, empezando por el grito sobre mí misma, sobre mi vida, sobre mi vocación, en las relaciones, en las circunstancias, en los rostros que dan forma a mi cotidianidad. “Oración, meditación y sacrificio”, nos recordabas lo que decía don Giussani: un camino, un rostro al que seguir, un cambio que implorar. La fatiga no desaparece: el calor de Haití, el terremoto desolador, la emergencia del cólera, el huracán que amenaza por llegar, las reservas de alimentos que se acaban, la policía que te confisca el coche con una excusa inventada... Todo me es dado para que mi grito emerja y me haga implorar el cambio de mí misma, para que me haga gritar la necesidad de Cristo y de Su mirada sobre mí y sobre el mundo, para que me haga caer de rodillas, como este pueblo arrodillado, y mendigar a Cristo como nos enseñas. Continúo mi jornada con este grito con el que pido algo más en las relaciones, en los gestos, en la manera de estar delante de los instrumentos que nuestra compañía indica; continúo mi jornada llevándote conmigo a Waf Jeremie, es decir, llevando a la Iglesia a quien, arrodillado, espera recibir un bien, el bien.
Sor Marcela, Puerto Príncipe (Haití)

UN PEQUEÑO SACRIFICIO PARA CRECER
Una chica de 15 años, que perdió a su padre hace dos años, leyó este testimonio en la Escuela de comunidad como respuesta a la pregunta: «¿Cuándo un sacrificio que haces o has hecho ha resultado útil y bello? ¿Cuándo un esfuerzo te ha satisfecho verdaderamente?».
Un pequeño sacrificio que hago, pero que resulta verdaderamente importante, es despertarme pronto los sábados (el único día que podría dormir hasta tarde) para ir a la parroquia a acompañar a cuarenta niños que acaban de iniciar el camino que les llevará a la Confirmación. Sinceramente, antes de empezar no estaba tan contenta de pasar medio día en la parroquia, pero era porque todavía no sabía lo que iba a venir después. Ahora, de hecho, todos los sábados vuelvo a casa siempre contenta y, sinceramente, al final ni siquiera yo sé exactamente por qué. Probablemente es gracias al ambiente en el que estoy, donde sé que me quieren, y eso me hace sentir como en casa. Al terminar, estoy verdaderamente satisfecha y no me importa haber dormido una hora menos. Lo que sé es que vale absolutamente la pena porque, más allá de ser útil para esos niños, esta experiencia me ayuda a crecer también a mí, y a saber que nunca estaré sola. Esta compañía extraordinaria se ha convertido en mi familia. 
Giulia, Roma (Italia)

CRISTO NUESTRO CONTEMPORÁNEO
A finales de octubre se celebró en Lima una misa en sufragio de Omar, un chico que murió de cáncer hace un año. Su padre, Jorge, leyó este testimonio.
(…) Al cumplirse un año de la partida de Omar, recordamos el principio de su enfermedad, el golpe tan duro que recibimos, quizás el más duro que una persona puede recibir. Nuestro primer pensamiento fue que perderíamos a nuestro hijo, y que luego nuestra vida sin él nunca sería la misma, y que quizás incluso, ya no continuaríamos, o que caeríamos en problemas sociales y familiares, y que nos alejaríamos de Dios. Pero no fue así, pues desde un principio pudimos ver y sentir el amor y la solidaridad de todos ustedes, compañeros de promoción, a sus padres, a los amigos del barrio, familiares, demás amigos y conocidos, que nos hicieron ver que a pesar de todo lo malo que esto significaba, algo hermoso estaba ocurriendo y que era la presencia de Cristo a través de todos ustedes. Paralelamente, por las circunstancias que Dios nos pone o en las que nos llama, llegamos al Movimiento Comunión y Liberación, fundado por el Padre Luigi Giussani, que fue y es el camino al que hemos sido llamados y por el cual estamos recorriendo estos últimos cuatro años al encuentro y reconocimiento de la presencia viva de Cristo. Carmen y yo estamos seguros de que solos, sin esta compañía que nos guía a encontrar la compañía de Jesús, no habríamos podido salir adelante. Hacer este recorrido de fe y esperanza, con libertad, obediencia, confianza, caridad, sacrificio y reconocimiento de que Jesús vivo ha estado siempre con nosotros durante todo este tiempo nos ha ayudado y ayuda mucho, y ya Omar transitaba anteriormente por este camino pues acompañaba a la Caritativa del Movimiento en obras sociales. Este dolor que sentimos por la ausencia de Omar es un dolor que vivirá en nosotros mientras vivamos, pero también es un dolor que nos hace recordar a nuestro hijo. Si no sintiéramos este dolor, ¿cómo lo recordaríamos? Además, también nos abre a buscar la paz y tranquilidad en la compañía de Cristo contemporáneo. ¿Volveremos a ser felices como antes? Es una pregunta que sale a flote naturalmente. Omar le comentó al respecto a su amiga Fiorella: «El hombre nace para ser feliz, no importa si tiene cáncer, si es huérfano, o sufre alguna desgracia». Ser feliz es un deber y un derecho. Nosotros debemos ser felices primero, buscar tener leticia en nuestros corazones, para poder hacer felices a los demás. Yo mismo me lamentaba hace poco, y orando frente a la foto de mi hijo, le decía lo triste y doloroso que era para mí, no poder hacer nada por él. Sólo puedo llevar flores a su tumba, prender una vela frente a su foto y orar por él. Pero inmediatamente empecé a escuchar respuestas en mi cabeza: «No papá, tú puedes hacer mucho más por mí; puedes empezar por ser feliz tú primero, puedes empezar por hacer feliz a mi mamá y a mi hermano Andrés, puedes empezar por hacer feliz a quienes necesiten de tu ayuda y compañía». ¿Es fácil? Claro que no, pero si buscamos y reconocemos la Presencia de Jesús a nuestro lado, será más fácil. El amor de Cristo nos permite ser felices, en bien de la felicidad de otros. Verlos a ustedes, muchachos, avanzar en sus estudios, superar sus problemas, y ver a sus padres felices por esto, nos hace felices. Otro tema importante es nuestro querido hijo Andrés, quien es nuestro motor y motivo, quien a su corta edad asumió por Omar y por sí mismo la responsabilidad de no vernos sufrir. Y sí, efectivamente con el carácter y personalidad que tiene, siempre está llamando nuestra atención, nos mantiene activos, atentos, y por supuesto con casi nada de tiempo para el dolor y sufrimiento. Te queremos mucho Andrés. Por último queremos agradecer de parte de Carmen, Andrés y yo, y de toda la familia la presencia de todos ustedes, y hacerles llegar el agradecimiento que Omar dejó en una carta que nosotros encontramos en el mes de diciembre de la que os leo un pasaje: «Agradezco sinceramente y de corazón a todas las personas que siempre me han apoyado de una u otra forma. A mi familia, abuelos, tíos, primos, gracias por todo, los quiero. A mis amigos del barrio, a la sexta, a toda mi promoción, Promo XLIII, gracias por ser como son, y por haberme tratado como soy. A mis amigos de otras promociones, a mi pareja de baile de promo que, a pesar de todo y que no nos conocíamos muy bien, siempre me alentaba y me daba una sonrisa. Al colegio SAP, director y profesores. Agradezco también a quienes consideré mi segundo hogar, a mis compañeros del Club AELU a quienes considero como mi familia, ya que pasé allí 8 largos y maravillosos años de mi vida, jugando por el Club. A ustedes, papá y mamá, todo mi amor, los quiero mucho y gracias por respetar mis decisiones, y díganle a Andrés que lo quiero mucho. Que se cumpla mi destino, y que sea lo que Dios quiera. Su hijo Omar». Omar Alberto, siempre te amaremos, nunca te olvidaremos. 

ECUADOR / QUITO 
CURIOSIDAD Y DESEO
Mi nombre es Jonathan, tengo 16 años. Voy a relacionar mi experiencia con lo que aparece en la Biblia sobre lo sucedido con Zaqueo. Él, por ser curioso, pudo encontrar a Dios ya que, siendo malo, Cristo lo aceptó. Porque a Dios no le importan sólo las cosas y las personas buenas sino también las malas, para así guiarlas por el camino correcto.  Cuando tenía 14 años quería ir a la Escuela de comunidad porque tenía la curiosidad de saber lo que hacían allí. Pero la regla era que podíamos ingresar a los 15. Yo cada vez que veía a Stefania le preguntaba si podía ir y ella me recordaba la edad que tenía. Por fin cumplí los 15 años y empecé a ir. Allí pude descubrir muchas cosas y muchas respuestas a mis preguntas. Después de un tiempo tuvimos una convivencia a la que yo acudí con una pregunta en mente: ¿Cómo pudo Dios aceptar a Zaqueo siendo muy malo? Me respondieron y me quedé satisfecho. Pude saber que a Dios no le gustan sólo las cosas buenas sino también las malas para así poder cambiarlas, guiarnos y tener fe en Él. Estoy muy agradecido por haber conocido Comunión y Liberación, por encontrar respuesta a mis preguntas, y también por entender que siendo “curioso” puedo hoy estar expresando esto.
Jonathan Zaqueo 

LA FELICIDAD
Me llamo Alexander y tengo 18 años. He entendido que todo gira alrededor de Él, desde la mínima cosa hasta la más grande, que somos nosotros mismos. Antes no entendía qué significaba Cristo en mi vida, pero gracias a los amigos que Él mismo puso en mi camino, pude entender que estoy hecho únicamente para cosas grandes que, cada vez que las vivo, dejan en mí una gran satisfacción, que despierta en mí el deseo de volver a vivir momentos en los cuales puedo sentir el encuentro con Él, es decir la felicidad. 
Alexander 

JESÚS NO ES UNA ILUSIÓN
Todo comienza con una pregunta quizás importante para muchas personas, en especial para mí: ¿Por qué estamos ciegos ante la presencia de Cristo? Para mí era difícil saber que Lo tenía cerca y no quería verle. Así, durante casi dos años he pensado que Jesús era una simple ilusión. Yo tengo una relación difícil con mi madre, pero este año me pasó algo que me dolió mucho, y a partir de allí, descubrí que mi madre era mi amiga y que, haga lo que haga, siempre iba estar conmigo. También me di cuenta de los verdaderos amigos que tengo y con la ayuda de todos ellos estoy aprendiendo a descubrir esa Presencia que comienza a llenar mi corazón.
Amanda 

LA AMISTAD, EL CORAZÓN Y DIOS
Me llamo Aracelly y tengo 17 años. En el barrio en el que vivo (Pisulli) muchos jóvenes estudian y muchos se encierran en el mundo de las drogas y del alcohol. Yo voy los sábados a la Escuela de comunidad ya que para mí es algo fantástico, hermoso y donde he aprendido muchísimas cosas, por ejemplo a preguntarme: «¿Por qué vale la pena vivir?». El 2 y 3 de noviembre acudimos a una convivencia juvenil para comprender más, relacionarnos con la naturaleza y entre nosotros, los amigos. El eslogan era “Estamos hechos para cosas grandes”. Al inicio tenía miles de preguntas a las que nunca había encontrado respuesta. El primer día aprendí algo más sobre la amistad y empecé a distinguir los amigos de los panas. Cada vez conozco más el corazón, grande, noble, sencillo que ante cualquier obstáculo de la vida es fundamental y también comprendí que Dios es lo más grande que existe en mi vida. Me siento muy alegre por haber asistido a esta convivencia, querría retroceder en el tiempo y volver a vivir estos dos lindos días. Sobre todo ahora valoro más las cosas que tengo cotidianamente.
Aracelly

DONDE “1+1” SON 3
Ciertamente, a un evento como la sexta edición del Matching se va para hacer negocios. Pero que había más en juego es algo que muchos han descubierto paseando entre los stands de las más de 2.300 empresas participantes. Tres días (del 22 al 24 de noviembre bajo el título “Conocer para crecer”) en busca de innovación y partnership; de eventos, workshop y conferencias; pero sobre todo de encuentros con personas que tienen el deseo de ponerse en marcha en una economía en crisis. Personas que desean poner en común sus ideas y encontrar posibles colaboraciones para su propia empresa. No hay nada más concreto que esto. «Aquí he descubierto que no estoy solo», afirma un empresario. «He encontrado personas que creen en su trabajo y eso me ha dado la confianza necesaria para empezar de nuevo». Explica el presidente de la CdO, Bernhard Scholz: «Incluso en medio de la crisis, la confianza es la actitud más razonable porque nos permite darnos cuenta de las posibilidades que existen». Así lo confirman las intervenciones en la asamblea final del 24 de noviembre. «La CdO ofrece una amistad operativa que devuelve la esperanza. Y el resultado se ve hasta en las ganancias». 
Son muchos los empresarios que, entre los pabellones del recinto ferial Rho de Milán, hablan de su trabajo «con una positividad que nunca habrían imaginado». Es algo que repiten delante de sus colegas, especialmente de aquéllos que han pasado de ser los principales competidores a los mejores aliados. «Porque –concluye Scholz– quien ama verdaderamente lo que hace, no posee las cosas para sí mismo». Sólo por una pasión así el Matching ha podido superar todas las expectativas y nos ha enseñado también que «uno más uno tal vez pueden ser tres».
Linda, Milán (Italia)

Una compañera de habitación
Hace un mes estuve ingresada en un hospital para someterme a una operación. En mi habitación había una chica que, en cuanto llegué, me soltó su agobio por una prueba que tenía que hacerse y por la operación que vendría después. Estaba enfadada con el destino, que la sometía de nuevo a una prueba que no quería afrontar. Yo no tenía ningunas ganas de escucharla, porque tenía suficiente con mi problema, pero su presencia y su insistencia me obligaron a prestarle atención y a hacerle compañía. Cuando le dieron el alta, se despidió de mí y me abrazó dándome las gracias con estas palabras: «En todas las veces que he estado ingresada, nunca he encontrado a una persona que me escuchase de verdad con el corazón y que me transmitiese tanta serenidad. A veces no lo sabe hacer ni mi psicóloga, a la que pago un dineral». Conmovida por esta declaración no he podido dejar de pensar en todo lo que se me da y en lo agradecida que estoy por la compañía de Carrón a través de la Escuela de comunidad, por todos los testigos que veo cada día, por mi familia, por los amigos de Padua. Pero, sobre todo, agradecida a Cristo que, a través de esta chica, me ha obligado a levantar la mirada y a hacer que se haga carne, que se haga experiencia mía la compañía de los testigos que se me dan. Ahora he comprendido qué quiere decir la contemporaneidad de Cristo.
Mariangela

EL CARTEL DE NAVIDAD
ESA NAVIDAD DE 1960      
Este cuadro fue pintado en Asís, probablemente el mismo día de Navidad de 1960. Un año antes, Congdon había recibido el Bautismo entrando a formar parte de la Iglesia católica. Es por tanto una liturgia vivida intensamente como un descubrimiento permanente lo que inspira su pintura en este periodo. La imagen tradicional y popular del Pesebre es evidente en las figuras estilizadas, casi infantiles, de la Virgen y el Niño. Pero la escena se encuentra inmersa en una especie de “drama cósmico”: un abismo inmenso de paredes de hierro, invadido por una luz deslumbrante que llega desde abajo. Aquí, un entramado de líneas grabadas recuerda a los planos monótonos y desolados de las ciudades modernas, representadas muchas veces en sus obras anteriores. Al otro lado, en la parte superior del cuadro, con garabatos en movimiento, el artista sugiere, con algo parecido a un vuelo de palomas, el júbilo de los ángeles. Por otra parte, la figura de la Virgen sentada en un poyete recuerda a la piedra del altar, especialmente porque sobre ella se alza una suerte de dosel. Es el acontecimiento de la Encarnación, expresado potentemente en su triple dimensión: histórica, litúrgica y cósmica.
Rodolfo Balzarotti


IN MEMORIAM DE MANUELA
LA VICTORIA DE CRISTO EN UN “SÍ” APASIONADO 
Martes 23 de noviembre. Manuela había acompañado a unos amigos a visitar la Capilla Sixtina. En un momento dado empieza a explicar la Creación «con el deseo de introducirnos en la obra. Con la pasión que ponía en todo lo que hacía», cuenta Cristiana, que pasó con ella esa tarde. Después de cenar quedó con sus amigos. Les contó, con su sinceridad romañola –nació en San Piero in Bagno–, cómo le gustaría celebrar el treinta aniversario de su profesión en los Memores Domini, les habló de su experiencia en Túnez al servicio del obispo, monseñor Fouad Twal. Esa noche el Señor la tomó consigo. Le atropelló un coche. Tenía 56 años. Estaba volviendo al Vaticano. Manuela formaba parte de la que se llama “familia pontificia”. Con otras tres Memores –Carmela, Loredana y Cristina–, prestaba su servicio en el apartamento papal. En 2005, después de su elección, Benedicto XVI había pedido una casa de Memores Domini para el servicio en el Vaticano. «Pensando en ella, en aquella tarde, me invade un sentimiento de paz –continúa Cristiana–. Manuela era feliz, como si hubiera alcanzado el cumplimiento de sí. Me impresionó su pasión: su deseo era que cada gesto fuese una ofrenda a Dios». Y su jornada estaba llena de gestos sencillos, los que se hacen en todas las casas: hacer las camas, poner la mesa… Todo era para el Señor. Benedicto XVI rezó en sufragio suyo el miércoles 24 durante la misa celebrada en la capilla privada y, por primera vez, ha escrito una necrológica, publicada en el Osservatore Romano: «Su Santidad Benedicto XVI, lleno de dolor por la repentina desaparición de su colaboradora, la señorita Manuela Camagni, eleva oraciones de sufragio al Señor y permanece espiritualmente cercano a la comunidad de los Memores Domini y a los familiares de la querida difunta». En el libro de Job se lee: «El Señor lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor». En el dolor supremo que es la muerte, el Señor nos acoge en su abrazo. Como ha escrito Julián Carrón en su mensaje a todo el movimiento: «Queridos amigos, la repentina muerte de nuestra amiga Manuela es un reclamo misterioso con el que el Señor nos obliga a pensar en Él, renovando la certeza de que “ni un solo cabello de vuestra cabeza se perderá”, como nos dice la Liturgia de hoy. Dejémonos abrazar con total confianza por el Santo Padre, como hijos que quieren compartir toda su humanidad herida. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Para Manuela “dar la vida” se manifestó de manera patente y asombrosa tanto en su disponibilidad para la misión en Túnez como en el servicio al Santo Padre. Que su sacrificio renueve con verdad el “sí” de cada uno de nosotros, para que la victoria de Cristo se afirme en nuestros corazones cada vez más. Que don Giussani, por intercesión de la Virgen, obtenga para nuestra amiga el don de la felicidad eterna y para el Papa el consuelo».          
P.B.