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Huellas N.8, Septiembre 2010

ENTREVISTA al card. Lluís Martínez Sistach

Una vocación de universalidad

Carmen Giussani

El próximo 7 de noviembre Benedicto XVI consagrará el Templo expiatorio de la Sagrada Familia. El cardenal de Barcelona habla de este originalísimo templo como de una suerte de “atrio de los gentiles”. La causa de beatificación del arquitecto catalán y “la armonía entre el concepto teológico de lo que es un templo dedicado al culto litúrgico que tiene el Santo Padre y el que tenía Antoni Gaudí”

La Sagrada Familia es el monumento –junto con la Alhambra– más visitado de España. Anualmente entran en su interior aún en construcción casi tres millones de personas de todo el mundo y lo visitan por fuera unos cuatro millones. Son ciudadanos de nuestras sociedades secularizadas que, de alguna manera, se ven interpeladas ante el templo de la Sagrada Familia y la obra de Gaudí. El cardenal Sistach responde a las preguntas de Huellas. 

¿Qué significa en una sociedad fuertemente secularizada la consagración de una iglesia como el Templo expiatorio de la Sagrada Familia? ¿Puede ser un signo comprensible para quienes se han alejado de la Tradición cristiana?
La cultura actual es muy sensible a la belleza y al sentimiento. Pero quedan impresionados por esta. Y pienso que al conocer su riquísima simbología bíblica y catequética en muchos de los visitantes surgen reflexiones e interpelaciones. Algo de esto aparece en el libro de firmas. La sola presencia de este templo patrimonio de la humanidad (ndr.; así lo hizo la UNESCO en el año 2005 con la cripta y la fachada del Nacimiento) que emerge en el centro de la cosmopolita ciudad de Barcelona es una presencia de lo sagrado, de lo transcendente, en definitiva, de Dios. Aunque la cultura actual de nuestro occidente europeo es muy poco sensible a la trascendencia, el hombre creado a imagen y semejanza de Dios busca el sentido de la vida y suele plantearse interrogantes que trascienden el espacio y el tiempo. Pienso que no hemos de perder la riqueza del misterio porque en nuestra vida hay constantemente la presencia del misterio de Dios que muchísimas veces no aparece explícitamente. La dedicación del templo de la Sagrada Familia puede ser comprensible para quienes se han alejado de la tradición cristiana, por el testimonio de personas creyentes que comprenden y valoran este significado religioso.
La Sagrada Familia atrae porque la “nueva arquitectura” que Gaudí inició descansa sobre aquello que el espíritu humano busca con insistencia: la proporción, la armonía, en definitiva, la belleza. Podemos decir que es una cartografía de lo sagrado, un gran mapa abierto donde el mundo puede leer las grandes preguntas de la vida, del origen y del fin, del cielo y de la tierra.
Antoni Gaudí sabía que la belleza tenía un poder provocador y atraía hacia la bondad y la verdad. Sabía que su obra invitaba y movía a la fe, que detrás de las piedras de la Sagrada Familia se manifestaba una elocuencia que decía el infinito. Se puede afirmar que este originalísimo templo es como un “atrio de los gentiles” para muchísimas personas que todavía no están dentro de la Iglesia.

Para la archidiócesis de Barcelona ¿que importancia tiene el hecho de que el Papa venga a consagrar el Templo exiatorio de la Sagrada Familia? ¿Tiene también una dimensión europea?
Para la Iglesia de Barcelona este gesto del Santo Padre Benedicto XVI tiene un significado y un valor de muchísimos quilates. Es una expresión del afecto que el Papa tiene por Barcelona y la archidiócesis, que se extiende a Cataluña y al resto de España y pone de relieve su solicitud apostólica llena de disponibilidad y generosidad. El Papa en medio de sus muchos compromisos y trabajos eclesiales dedicará unos días a Santiago de Compostela y a Barcelona. Ello pide que respondamos a este gesto acogiendo al Santo Padre con afecto, con entusiasmo y devoción filial. Para Barcelona la Sagrada Familia es como su icono, un referente en todo el mundo, un templo muy popular que ha entrado en el corazón de los barceloneses y de los catalanes. Nos llena de satisfacción que sea el Santo Padre quien presida su dedicación. Me atrevo a decir que este templo tiene una dimensión mundial y no sólo europea pues es conocido y valorado en los cinco continentes. Con todo no es infrecuente hacer referencia a este templo como la catedral de Europa, no en un sentido técnico eclesial sino por su monumentalidad, su belleza y su riquísima simbología bíblica, teológica y catequética.

Gaudí es una figura que sorprende a todos. ¿Qué destacaría de él como arquitecto y como hombre de fe?
Gaudí es una figura que sorprende y que impacta por su vida y por su obra. Como arquitecto ha sido genial, avanzándose a su tiempo con la innovación del arco parabólico que le permitía unas construcciones esbeltas y luminosas en momentos en que no se disponía de los adelantos técnicos de hoy. El proyecto del templo de la Sagrada Familia es la coronación de su obra a la que se dedicó en exclusiva desde 1915, haciendo de ella su vida. Desde que se hizo cargo de su dirección arquitectónica, en el año 1883, poco a poco todas sus construcciones de muchísima belleza venían a ser ensayos para la construcción de la Sagrada Familia. Como arquitecto genial, recibió propuestas para lucirse en Nueva York y en París, pero renunció para dedicarse plenamente a la Sagrada Familia. Y la construcción de este templo le fue convirtiendo en un cristiano ejemplar.
En torno a sus 50 años, Gaudí tiene la percepción clara de que su vocación es la de ser “arquitecto de Dios” y la reafirma mediante la oración, la asiduidad a la Palabra de Dios y la celebración de la liturgia de la Iglesia, especialmente la Eucaristía diaria.
Antoni Gaudí fue un cristiano comprometido con la cultura y la sociedad de su tiempo, dedicado ejemplarmente al cuidado de su padre y de su sobrina huérfana, e interesado por el bien de todos los trabajadores de la Sagrada Familia.
Por las virtudes heroicas de nuestro arquitecto se inició un proceso de beatificación que culminó su etapa diocesana, y actualmente sigue su curso en la Congregación para las Causas de los santos. Hay que pedir la intercesión de este siervo de Dios para que pronto podamos invocarle como beato y sea un ejemplo para arquitectos y artistas.

Con frecuencia hablamos de la necesidad de encontrar un nuevo lenguaje para expresar la fe de siempre…
Gaudí con la construcción de la Sagrada Familia sabía que levantaba algo singular por su profundidad, por su capacidad de emocionar y de hablar con unos registros plásticos arquitectónicamente innovadores y espiritualmente densos. Ante los millones de personas que visitan esta obra, cabe preguntarse: ¿Qué les impulsa a conocer la obra de un místico cristiano, cuando muchos parecen personas religiosamente indiferentes y muchos otros ni tan solo cristianos? ¿Este interés por la Sagrada Familia no será signo de una petición de espiritualidad y de cosas auténticas?  No resulta fácil decir dónde termina el turista y dónde empieza el peregrino, en la multitud de visitantes de los cinco continentes del mundo.

La Sagrada Familia ha sido capaz de acoger en su seno incluso las obras de un escultor japonés y siempre ha despertado un interés en las culturas más lejanas. ¿Qué aporta esta universalidad a la Iglesia en Barcelona?
Etsuroo Sotoo es un entusiasta de la Sagrada Familia. Se ha convertido al cristianismo trabajando en ella. La riquísima simbología religiosa de este templo es un mensaje bíblico que habla en el corazón humano y con la ayuda de la gracia conduce a la conversión. El templo de la Sagrada Familia hace a Barcelona más cosmopolita y más universal. Nuestra ciudad siempre ha sido capaz de acoger a lo largo de su historia los pueblos que han pasado por ella, ofreciendo lo mejor de sí misma y acogiendo lo bueno que le ofrecían las diversas etnias y culturas, integrándolo en su propia identidad. La Sagrada Familia es una construcción enraizada en la cultura catalana de la “Renaixença” (s. XIX) y que hoy sorprendentemente habla con voz clara y cada vez más escuchada, con una voz universal. En octubre se celebra en Barcelona el Encuentro Internacional por la Paz, organizado por la Comunidad de San Egidio para mantener el Espíritu de Asís de 1986 y, por la vinculación con la Sagrada Familia, se ha escogido el lema “Familia de Dios, Familia de los pueblos del mundo”. 

¿Por qué el Papa ha querido realizar este gesto extraordinario? 
Por diversas razones. Es cierto que se inauguran iglesias cada año en el mundo, pero ninguna como la Sagrada Familia, por su monumentalidad, su belleza, su originalidad y por su riquísima simbología. El Santo Padre se ha percatado de ello. Pero hay otra razón más poderosa. La armonía entre el concepto teológico de lo que es un templo dedicado al culto litúrgico que tiene el Santo Padre y el que tenía Antoni Gaudí. En el interior de la iglesia no hay altares laterales, solamente el altar en el presbiterio, la sede y el atril de la Palabra de Dios para facilitar la celebración de la liturgia, especialmente de la Eucaristía. Gaudí saca los retablos de dentro de la Iglesia y los colocó en el exterior, uno en cada fachada: el Nacimiento, la Pasión y la Gloria. No en vano, nuestro arquitecto tenía en la mesita de noche el libro Anne Liturgique, de Dom Guéranger, abad de Solesmes. Pienso que también ha movido al Santo Padre el hecho de que el arquitecto haya sido un hombre de Dios, con la causa de beatificación en curso. Quiero resaltar que por la tarde del día 7 de noviembre el Santo Padre visitará la sede de una institución confiada a las religiosas Franciscanas de los Sagrados Corazones que se dedica a las familias que tienen hijos con síndrome de Down u otras discapacidades. El Papa rezará con estas familias, estos jóvenes le dirigirán la palabra y están preparando con suma ilusión un obsequio para el Santo Padre. Esta visita es un complemento de la Dedicación de la Sagrada Familia, pues estas familias son piedras vivas de la Iglesia y han acogido la vida del hijo con amor e ilusión a pesar del síndrome o discapacidad que sufre. Una celebración en defensa de la vida tan necesaria hoy.

La relación entre la fe y la razón, entre la fe y el arte, es uno de los núcleos del magisterio de Benedicto XVI. ¿Espera algún desarrollo de estos temas en el marco de la visita?
El Papa Benedicto XVI está muy interesado en la relación entre la fe y la razón, entre la fe y la cultura. Ha hablado en diversas ocasiones y con mucha solidez y profundidad sobre esta temática. La dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia, belleza y culto le dará pie para hablar seguramente en su homilía sobre estas relaciones. En la línea de su encuentro que convocó y presidió el noviembre pasado en la Capilla Sixtina con los grandes artistas del mundo. Allí manifestó que la belleza es un camino hacia lo trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios. El Papa quiso expresar y renovar la amistad de la Iglesia con el mundo del arte, una amistad consolidada en los tiempos ya que el cristianismo desde siempre ha comprendido el valor de las artes y ha utilizado los multiformes lenguajes para comunicar su inmutable mensaje de salvación. En la capilla Sixtina, el Papa reprodujo este pensamiento de Dostoievski: «La humanidad puede vivir sin ciencia, puede vivir sin pan, pero sin belleza no podría continuar viviendo». Y terminó diciendo a los artistas que no tengan miedo de relacionarse con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, la fe no les quita nada a su genio, a su arte, es más, lo exalta y lo nutre. Es el caso del genial arquitecto y cristiano ejemplar Antoni Gaudí.

¿Como prepara la archidiócesis la venida del Papa? ¿Y usted personalmente? 
La estamos esperando con ilusión preparándonos espiritualmente con la plegaria, con la realización de nuestros compromisos cristianos en la Iglesia y en la sociedad, con solidaridad hacia los pobres y los afectados más directamente por la crisis económica. Hemos editado siete catequesis que nos ayuden a conocer mejor el ministerio de Pedro y sus sucesores, la vida y la obra del siervo de Dios Antoni Gaudí y sobre la simbología del templo de la Sagrada Familia. Consideramos que la visita apostólica del Papa será un auténtico don de Dios para nuestra archidiócesis de Barcelona y de toda Cataluña, confirmándonos en la fe, enriqueciendo nuestra vida cristiana y fortaleciendo la catolicidad ya que nos visita y nos enseña el “dulce Cristo en la tierra” en expresión de Santa Catalina de Siena, el Vicario de Cristo que sirve a toda la Iglesia de Cristo extendida de Oriente a Occidente. Con este espíritu de catolicidad como pastor de esta Iglesia de Barcelona deseo invitar a todos los cristianos a la dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia presidida por el Papa el día 7 de noviembre de este año, a las 10 de la mañana, o que visiten este patrimonio de la humanidad que tiene vocación de universalidad.