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Huellas N.11, Diciembre 2008

SOCIEDAD - España en el Matching 2008

Una oferta de servicios

Mercedes Domínguez

Todavía impactada por todo lo que he visto y oído durante las jornadas pasadas en la feria de Milán, me dispongo a usurpar el trabajo propio del periodista, escribiendo esta breve crónica, repleta de hechos y juicios

“Match” significa en inglés “ajuste, encaje”. La filosofía de esta singular y original feria viene así definida. La feria se desarrolla a lo largo de 3 jornadas de encuentros transversales y multisectoriales en los que las empresas que acuden lo hacen con el objetivo de encontrar no clientes, sino fundamentalmente, posibles proveedores y colaboradores de interés. De esta forma, la participación se realiza desde la óptica de oferta de servicios (qué busco) y no de venta de los mismos. Así, “eres buscado” y cuando se acude, se realiza un “encaje” de encuentros de interés, facilitado por la organización, previa petición de los participantes.
Es la Compañía de las Obras la que organiza este evento, cuya primera edición reunió a unas 200 empresas. En su cuarta edición, el número de empresas que han acudido al evento ha sido de unas 2.000 organizaciones, tanto grandes empresas, como PYMES.
Además de los encuentros, se propone una completa agenda de talleres de trabajo (workshops) y conferencias de diversa temática sobre la actualidad y realidad empresariales, patrocinadas por empresas y organismos colaboradores.

Literalmente boquiabiertos
Nuestro viaje arranca el domingo 16 de noviembre por la tarde, en el que tuvimos el privilegio de acudir a la Asamblea anual de la CdO que llevó por título “Tu trabajo es una obra” y cuyos ponentes –Julián Carrón, Presidente de la Fraternidad de CL, Bernard Scholz, Presidente de la Compañía de las Obras y Giorgio Vittadini, Presidente de la Fundación para la Subsidiaridad– nos dejaron literalmente con la boca abierta.
Con el aforo a rebosar y la asistencia de importantes personalidades del mundo político y económico italiano, fue impresionante escuchar a estos hombres realizar una exposición y un juicio tan acertado como correspondiente a la verdad sobre el hombre, el trabajo y la crisis que estamos viviendo.
Julián Carrón nos recordó qué es el hombre y cuál es su verdadera naturaleza, aquella que le impulsa a crear obras y empresas, a asumir riesgos y a contribuir a la construcción de la sociedad y la economía con esas obras; y cómo, siendo leales a nuestra naturaleza y a nuestra razón, la forma de realizar este trabajo se convierte en posibilidad de crecimiento y generación de verdadera riqueza. Giorgio Vittadini realizó un análisis de la situación de crisis, que denominó abiertamente “crisis antropológica”, identificando su origen en una concepción reducida del hombre, y observando la gravedad de sus consecuencias –que ya estamos viviendo–, no solo económicas, sino fundamentalmente para la mentalidad y la cultura que nos circundan y que bajo la apariencia del “no pasa nada”, resultan en el tiempo terriblemente dañinas.

Con gran realismo
Bernhard Scholz realizó un brillante juicio sobre ambas exposiciones, resumido en los siguientes puntos:
1. Es preciso partir de lo que hay, no de lo que falta.
2. El protagonismo y la libre iniciativa de cada uno, se apoyan en los principios de la libertad, la caridad y la subsidiariedad conforme a la Doctrina Social de la Iglesia.
3. Tenemos que compartir lo que hemos recibido y ayudar a los que estén en dificultades serias o se queden sin trabajo.
4. Emergencia educativa como respuesta a la crisis antropológica que vivimos. Pluralidad como condición de la libertad.
5. Nuestros lugares de trabajo son siempre lugares educativos porque enseñamos trabajando.
6. Somos una red que genera confianza. El Matching es un ejemplo de ello, una red que genera confianza porque pone en el centro a las personas y a su talento.

Me llamó particularmente la atención el realismo con el que se afrontaba la situación –sin duda grave y dramática–, que estamos viviendo y, a la vez, la claridad de juicio, basada en el recorrido y en la experiencia de estos hombres, que les hacen realizar afirmaciones tan categóricas como verdaderas.

Cansancio y alegría
Este año, la participación española ha aumentado notoriamente. Hemos acudido más de 20 empresas, con una representación muy variada de actividades, que hemos podido presentar a otras realidades empresariales, tanto italianas como de todos los países que también han participado (Venezuela, Argentina, Kenia, etc.).
Creo representar el sentir general de todos lo que hemos ido allí, tanto veteranos, como novatos, durante estos tres días de intenso trabajo: el asombro por el espectáculo del trabajo, la alegría, la apertura y la disponibilidad de todas las personas con las que hemos contactado, la compañía, el afecto y la amistad que han crecido o surgido entre nosotros, y la posibilidad de abrir nuestros horizontes y volver a entender que nuestra actividad tiene un valor infinito y puede ser compartida, sostenida y hasta “exportada”.
Todos hemos trabajado a destajo y también nos hemos divertido mucho. Hemos tenido espacio para organizar diversas cenas y encuentros, algunas visitas culturales, las copas… Cada uno de esos momentos merecería una crónica específica. El miércoles, el cansancio empezó a hacer mella en nuestros rostros. Pero no así la alegría, que según yo pude experimentar y percibir en todos, era mayor que al inicio.

Una novedad y un inicio
Este viaje ha supuesto una novedad, porque para muchos de los que hemos acudido a la feria, con recorridos profesionales sólidos y no precisamente escasa experiencia profesional a nuestras espaldas, nos hemos sentido más jóvenes que nunca, llenos de energía y de ilusión, fruto de una apertura y una disponibilidad hacia lo que iba sucediendo. Y también ha sido un inicio, porque el desarrollo de las posibilidades y de las nuevas relaciones que hemos entablado dependen ahora de nuestra iniciativa.
Sabemos que, como empresarios, tenemos tiempos difíciles por delante. Como dijo Bernard Scholz, «no sabemos durante cuánto tiempo, ni lo que sucederá, ni lo que la circunstancia y las situaciones de dificultad particulares van a demandar de cada uno de nosotros. Pero sabemos que todo nos es dado».
Siendo esto así, tal y como hemos podido volver a experimentar juntos durante esos días, la provocadora pregunta de la asamblea final –«¿Qué me conviene?»– tiene una respuesta evidente: seguir allí donde esto sucede, facilitarlo para otros en nuestro entorno cotidiano y ejercer nuestra responsabilidad, sabiéndonos salvados por Aquél que todo lo puede y acompañados y reconfortados en una corriente de vida y humanidad que lejos de presentarse como un túnel oscuro ante nuestros ojos, se torna en oportunidad, como nos dijo Vittadini al finalizar su intervención, de reinventar la forma de trabajar.