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Huellas N.6, Junio 2010

MÉXICO / El sentido religioso

Un libro, una presencia

Dora Luz Martínez

Del 15 al  20 de marzo, las comunidades de Cuernavaca, Monterrey, Oaxaca y Distrito Federal recibieron la visita de Jesús Carrascosa, quien viajó a México para presentar la edición mexicana de El sentido religioso. El libro fue elegido por el Instituto Tecnológico de Monterrey (TEC) para abrir su nueva colección “Cátedra de Sistemas de creencias y globalización”

El Instituto Tecnológico de Monterrey (TEC) ha elegido El sentido religioso como parte de una nueva colección de libros para la Cátedra de Sistemas de creencias y globalización. Se presentó públicamente el pasado 17 de marzo en la capital industrial de México, la ciudad de Monterrey, con la participación de Rafael de Gasperin, director del departamento de Filosofía y Ética del Campus Monterrey, Jorge Traslosheros, investigador de Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y autor del prólogo, y Jesús Carrascosa, uno de los responsables del Centro Internacional de Comunión y Liberación.
«Con este libro se abre un espacio de diálogo y apertura en la universidad», afirmó De Gasperin, «ya que propone un método, el de ejercer nuestra capacidad de asombro para usar la razón». O, en palabras de Traslosheros, «un método de conocimiento que es la fe. La propuesta de don Giussani es la de conocer a Jesús de Nazaret. Y esto puede ser escandaloso, puede ser incómodo, pero es la invitación de alguien que se atreve, en un mundo nihilista, a poner su vida en prenda para mostrar la razonabilidad de la propuesta. ¿O tendrá razón la modernidad al afirmar que nada tiene sentido, que nada más nos queda el aquí y el ahora, y que todo es relativo? Ésta es la pregunta con la que os invito a leer este libro».

El faro. Jesús Carrascosa –Carritas, como le llaman sus amigos mexicanos– describió cómo este libro le cambió la vida y su forma de educar a sus alumnos. «Giussani, como amante de la razón que es, nos enseña a usarla como el faro que ilumina la realidad. Sin razón y libertad, no es posible conocer verdaderamente». Un faro que se enciende por un hecho que no tiene comparación posible con nada de lo que antes había sucedido y que desvela el sentido de la experiencia humana. «La historia de las religiones expresa ese esfuerzo humano, verdadero y noble por despejar la incógnita, pero no lo han logrado. Lo que hace del cristianismo algo totalmente diferente es que parte de esta afirmación: que la incógnita del “Destino” ha entrado en el horizonte humano y se ha revelado. Cristo es el acontecimiento humano de Dios en la Historia». Un acontecimiento que sigue presente en la Historia. «El acontecimiento cristiano es algo que aconteció en el pasado, pero sigue sucediendo hoy. Y por eso es posible verificarlo. Por eso el uso de la razón y de la libertad son claves para verificar la hipótesis cristiana y para descubrir el significado de la vida mediante un método objetivo, que es el que propone este libro”. La provocación en los 120 universitarios presentes no se hizo esperar: «¿cómo es posible conocer la verdad en un mundo relativista?, ¿cómo comunicar la verdad a quien no quiere conocerla?», preguntas que desvelan una nueva posición en los jóvenes. A la salida, se agotaron los ejemplares disponibles a la venta y un grupo de estudiantes formaron un corrillo para realizar juntos en las próximas semanas una lectura guiada con Auxi, una de sus profesoras.

¿Quién es usted? La siguiente parada en el viaje de Carras por México fue Oaxaca. Allí también se presentó la edición mexicana del libro, ante un repleto Auditorio en el Centro Cultural Santo Domingo, en el centro de la ciudad, con más de 250 asistentes (la mayoría de ellos, jóvenes). «Si me hubieras dicho que tenéis tanto poder de convocatoria, os habría reservado los pasillos», comenta sorprendida Amelia Lara Tamburino, directora del Centro Cultural Santo Domingo, a uno de los organizadores.
Ella también se queda, así como un grupo de empresarios del Coparmex (asociación empresarial mexicana), políticos, artistas y una joven reportera que esa mañana había entrevistado a Carras. Cuando a su primera pregunta –¿qué le ha traído a Oaxaca?–, la respuesta fue: «he venido a ver a mis amigos», la entrevista se convirtió en una conversación que la dejó tan sorprendida que al terminar preguntó: «Pero, ¿quién es usted? Por supuesto que iré esta tarde a escucharle».
El acto inició con unos toques de guitarra clásica, y Carras, dando la vuelta a la hoja que tenía escrita, preguntó cómo se llamaba el guitarrista: «Agradezco a Alejandro que me haya brindado esta pieza de guitarra. En su introducción decía: “si las flores no están marchitas, tiene que haber un bálsamo de amor para sanar mi herida”. De este bálsamo es del que vamos a hablar esta tarde. Es el  bálsamo del que hablaba don Luigi Giussani que era un gran maestro, un gran educador, y que tuve la fortuna de conocer». La alegría contagiosa de Carras creó momentos de asombro y también de verdadero silencio en el público oaxaqueño, un pueblo herido por sus gobernantes, administraciones, sindicatos,cansado de tantas ideologías vacías y violentas. En breve resumió el método de la vida cristiana que aprendió en El sentido religioso: «La vida depende siempre de que encuentres a alguien más grande que tú y que te transmite que hay una promesa para tu vida, pero que ya es una realidad en la suya, de lo contrario… uno seguiría una ideología, imágenes». En México ya le han encontrado.

La ciudad de la esperanza. La última etapa de la visita de Carras fue la Ciudad de México. Los anagramas oficiales la presentan como “Ciudad de la Esperanza”, quizás porque paradójicamente saben que es lo primero que se pierde en una ciudad conurbada* de 23 millones de habitantes (inseguridad, deficiencia de servicios, atascos, inundaciones, legislaciones en contra de la vida…). La nueva plaza pública de presentación del texto era el auditorio Juan Rulfo, en la delegación Mixcoac,y a los dos lidiadores anteriores, Jorge y Carras, se unió otro de gran talla humana: don Christophe Pierre, nuncio de su santidad en México. El nuncio “centró el toro” de la problemática actual en su origen: o el hombre descubre su dimensión religiosa profunda, o vivirá en el esfuerzo inútil de una autosuficiencia. «El reto es articular religiosidad y humanidad, experiencia religiosa y experiencia humana. El libro de don Giussani aparece como un “método” existencial para ayudar a la persona a abrirse al sentido religioso. Una auténtica experiencia religiosa no puede ser separada del compromiso personal con la propia vida». Citando textualmente a don Giussani, concluía: «Vivir lo real. La experiencia de esa presencia arcana, misteriosa, que hay en la mirada atónita ante las cosas, en la belleza, en el asombro lleno de gratitud, de consuelo, de esperanza». Jorge Traslosheros siguió el hilo expuesto: «A poco que nos dejen solos en medio de un bosque o la belleza de una puesta sol, experimentamos el deseo de infinito». Con ello desvelaba el corazón de cada defeño cuando en las mañanas despejadas puede llegar a contemplar las cumbres nevadas de los volcanes Iztaccihuatl y Popocatepetl.Carras remató “la faena” con el viejo y sencillo esquema de don Giussani de las flechas que apuntan a la “X” como Misterio y “la flecha” que desciende a la vida de los hombres. Nuevamente señalaba el método: “un encuentro para volar alto en la vida, como águilas, no como gallinas”.
Una semana intensa de encuentros y cenas, de diálogos y risas. El primer gesto en Cuernavaca con el obispo, Alfonso Cortés, reencuentro de amigos, pudo reproducirse a lo largo de toda la semana. En el camino de la amistad, signo vivo de Cristo, todo renace, como les sucedió a los discípulos de Emaús.

* El término “conurbada” indica el conjunto de pequeñas poblaciones que por el crecimiento de la ciudad (urbe) han quedado unidas entre sí.