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Huellas N.4, Abril 2010

CULTURA / EncuentroMadrid 2010

La fuerza de la gratuidad

Fernando de Haro

Si los hombres no construyen, ¿cómo vivirán? Con su tiempo y su dinero, los chicos de la camiseta azul querían expresar que merece la pena gastar la existencia gratuitamente para crear lugares donde vibra la positividad de la vida. Los encuentros y mesas redondas de EM 2010 no han hecho más que desarrollar lo que decían esos chicos. Era necesario. Para que crezca este anómalo espacio de pública cordialidad

2003. Fue el año en el que se puso en marcha el torbellino ideológico. Había que provocar un relevo en la Moncloa y se desataron los vientos que desde entonces realimentan en España una tormenta perfecta. Esa adversa meteorología ha acabado ya con lo mejor que tuvo nuestra transición, con la pública cordialidad. Cordialidad no entendida como buena educación, sino en el sentido etimológico, que la vincula a la palabra al corazón, a lo que es común a todos, que está hecho de anhelo de plenitud y que permite construir junto a otros. Según el diccionario de la RAE, cordial es lo «que tiene virtud para fortalecer el corazón». 2003 fue también el año en el que comenzó a celebrarse el EncuentroMadrid, una iniciativa que ha llegado a su séptima edición. La que acaba de celebrarse ha puesto de manifiesto cómo este peculiar foro ha construido un anómalo espacio de cordialidad. 
 
Los chicos de la camiseta. No es fácil porque la virtud de la que hablamos exige volver continuamente al terreno inexplorado de la experiencia, desapegar la razón de los esquemas y someterla a la disciplina de los hechos. 400 voluntarios dedicando muchos de ellos más de 12 horas de trabajo diario para hacer posible el EncuentroMadrid son un hecho contundente. Todos llevaban una camiseta azul con la frase You can´t be replaced. No puedes ser remplazado, decían sin pronunciar palabras al agacharse por enésima vez a recoger un papel del suelo –siempre llaman la atención la limpieza y el orden en un evento multitudinario– o para cargar con un barril de cerveza. Es la primera respuesta, la respuesta más contundente a la pregunta que, haciéndose eco de un verso de Eliot, habían propuesto como lema: “Si los hombres no construyen, ¿cómo vivirán?”. 
Los chicos de la camiseta azul, algunos no muy jóvenes, estaban allí porque les daba la gana, porque gratuitamente querían expresar con su tiempo y su dinero (prácticamente, hay que pagar para ser voluntario) que la existencia merece la pena cuando se gasta, no defendiendo una idea, ni siquiera unos valores que pueden ser justos, sino persiguiendo, facilitando, los lugares donde vibra la positividad de la vida. En realidad, los encuentros y mesas redondas que se han celebrado de jueves a domingo no han hecho más que desarrollar lo que decían los chicos de la camiseta azul. Era necesario. 
Si el EncuentroMadrid ha sido capaz de superar de algún modo la desértica polarización hispánica es porque no se ha contentado con ofrecer testimonios impresionantes, como el del padre Aldo Trento, o de figuras como Alexander Solzhenitsyn, cuya estatura humana mostraba la exposición “Vivir sin mentira”. Ha ido más allá. Ha mostrado que la gratuidad de los chicos de las camisetas es un criterio cultural que juzga la economía, el trabajo o la situación política. Eso, en un país con más 4 millones de parados. Lo ha hecho a través de un diálogo no exento de esfuerzo, pero muy refrescante, con no creyentes, políticos del PP y del PSOE. 

Algo inédito. Desde hace dos o tres ediciones, la cordialidad, la virtud del corazón, le ha permitido al pueblo del EncuentroMadrid establecer una serie de relaciones, más allá de cualquier frontera ideológica, con personalidades muy variadas que le obligan a reformular y redescubrir su propia experiencia cristiana. Es una dinámica que rompe el formalismo y esa tolerancia vacía que denuncia Jon Juaristi. «Quienes pregonan en la universidad el respeto absoluto por todas las creencias no están dispuestos a discutir de nada», ha recordado el intelectual ahora responsable de las universidades madrileñas. Suceden cosas en el EncuentroMadrid y puedes aprender de ellas para no vivir solo. 
You can´t be replaced. La responsabilidad es tuya. Víctor Pérez Díaz, el prestigioso sociólogo que ha denunciado la pasividad acrítica con la que nos enfrentamos a la crisis, subraya en la inauguración la necesidad de «entrenar la libertad responsable en estados y mercados. Me pregunto si no tendremos la sociedad que nos merecemos, ¿se ejerce o se elude la libertad responsable? No basta la apelación a la libertad sin el trabajo que conlleva». Pérez Díaz, no creyente, en un diálogo con la Caritas in Veritate como criterio de fondo, subraya el valor de la dimensión religiosa para la construcción social. Algo casi inédito en una España en la que los propios católicos han privatizado la fe. La subsidiaridad aparecía no como un principio abstracto sino como el modo adecuado, normativo, de relación entre un Estado y un “yo” que se ha puesto en marcha y genera respuestas sociales. 
You can´t be replaced. El trabajo a examen con la ayuda del filósofo Alejandro Llano. Su pensamiento es decisivo en una de las mejores escuelas de negocios del mundo que tiene sede en Barcelona, el IESE. Llano, en diálogo con el presidente de la Compañía de las Obras, Bernard Scholz, invita a superar los esquemas ideológicos que pesan sobre la vida laboral y revindica la gratuidad como razón de ser de la economía. La prioridad de la educación ha estado presente en todos los encuentros, desde la inauguración. 
 
Hasta la fuente. ¿Pero qué educación? No es sólo un problema de instrucción, en un país que está a la cola de la OCDE, sino de cultivar lo humano en toda su amplitud. Es a lo que apunta Luis Rubalcaba, catedrático de Economía, en la mesa redonda con Mikel Buesa, catedrático de la misma materia, y con Manuel de la Rocha, diputado socialista vinculado a la UGT. El tema, las respuestas a la crisis. Contrato único en el mercado laboral, política a favor de la familia, contención del gasto son algunas de las medidas que se proponen. «Imaginación para que la libertad de los padres sea respetada en la elección de centro», propone Alicia Delibes, viceconsejera de Educación, en una mesa redonda sobre el “pacto educativo” lanzado desde el Gobierno. Su intervención, una de las más aplaudidas. 
Aplausos al cardenal Rouco desde que entra en el auditorio. El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid señala la fuente de la cordialidad crítica: «cuando vives la vida con profundidad no puedes prescindir de la pregunta por Dios. Abrir el hombre a sí mismo es el primer paso para abrirle a Dios». Y añade: «el acontecimiento cristiano es un hecho que tiene que ver con todas las dimensiones del hombre. Si no ayudas a que cada uno esté delante del “tú” de Cristo, no le acompañas en el descubrimiento de la verdad». 
En la conclusión, otro testimonio de los que generan cultura, mentalidad nueva. El francés Tim Guénard, víctima de abusos, converso, fundador de casas de acogida y ahora escritor (Más fuerte que el odio, Gedisa 2010) cuenta su historia. La lacra de la pederastia, que ahora quieren atribuir sólo a los curas, superada por el abrazo de una ternura en la que reconoce al Big Boss, que es como llama al Misterio de Dios. 
You can´t be replaced. La ternura es para ti.

(Artículo publicado en Páginas Digital el 14 de abril de 2010)


COMUNICADO FINAL DE LA SÉPTIMA EDICIÓN
El EncuentroMadrid 2010 ha sido una ocasión para comprobar que la caridad en la verdad, como asegura Benedicto XVI en su última encí­clica, es efectivamente el elemento decisivo del desarrollo humano. No estamos ante una piadosa exageración. Esta séptima edición se ha celebrado cuando en España sufrimos una crisis descrita en su gravedad por Mikel Buesa en su intervención. Es urgente responder al lema que nos ha presidido: “Si los hombres no construyen, ¿cómo vivirán?”.

Los encuentros de estos dí­as han puesto de manifiesto que esta cuestión puede responderse a partir de la experiencia. Como decí­a Ví­ctor Pérez Dí­az en la inauguración, es necesario ejercer la libertad, partir del yo. Así­ es posible descubrir que, más allá de las ideologí­as que absolutizan el mercado y el Estado, estamos definidos por la gratuidad, somos hechos gratuitamente, nos realizamos en el don. La gratuidad es la que permite la educación, transmisión de una tradición, como nos ha recordado Jon Juaristi. La gratuidad es una categorí­a histórica que sostiene la vida económica, como ha afirmado Alejandro Llano. Explica la historia y el presente de Europa. Hace posible una creatividad social que el Estado debe respetar y en la que debe apoyarse. 

El principio de subsidiariedad es más actual que nunca, concreta la capacidad de construir y de relación de quien  vive a la altura de sus deseos. Como nos dijo el cardenal arzobispo de Madrid, al que agradecemos su paternal guí­a, “si el hombre se abre a sí­ mismo y es verdadero consigo mismo, se abre a Dios”. La compañí­a del Misterio hecho carne es la que permite que el deseo crezca hasta el Infinito, sea creativo y socialmente fecundo. Más allá de los frentes en los que por desgracia nuestro paí­s parece dividirse, este deseo permite un diálogo. De ello hemos tenido experiencia este fin de semana, en el que nos hemos encontrado con no creyentes, personas de otras religiones, representantes del PSOE y del PP. 

Los voluntarios que hacen posible el EncuentroMadrid son la prueba fehaciente del valor social de la gratuidad. Agradecemos a Benedicto XVI, tan injustamente descalificado en las últimas semanas, que nos haya ayudado a hacer experiencia del significado que tiene, en la ciudad de los hombres,  la caridad en la verdad.