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Huellas N.9, Octubre 2006

CL Bachilleres

Razonar en las aulas

Gianni Varani

Chris Bacich, Luca Doninelli y Giorgio Pontiggia respondieron en el Meeting a las preguntas de varios chicos que acuden a sus colegios sin dejarse la razón en casa, porque la realidad les interesa. A favor de una escuela que retome el rumbo adecuado

Parece que el gran ausente de las aulas es nada menos que “la razón”. El pensamiento y la educación corren el riesgo terrible de que mengue la búsqueda de significado y el interés por la realidad. El Meeting 2006 dedicó a este tema un acto de casi dos horas, coordinado por Elena Ugolini, directora y profesora de un colegio en Bolonia. Una multitud conformada por miles de jóvenes y no tan jóvenes abarrotaba la sala. “La escuela: ¿adónde fue a parar la razón?”, fue el título del encuentro en el que el escritor Luca Doninelli, Chris Bacich, profesor en Nueva York, y Giorgio Pontiggia, sacerdote y educador, respondieron a las preguntas de algunos chicos que plantearon sus experiencias y los retos que les esperan.

Estudiar cuesta sacrificio
Mattia, de Ancona, contó cómo se sintió molesto cuando su profe de Filosofía les presentó el programa del año ensalzando a Nietzsche que «aniquila los cimientos del pensamiento occidental». «No tenía nada que objetar, salvo mi experiencia» apuntó Mattia. «La experiencia es el factor decisivo –comentó Doninelli–, ninguna razón tiene sentido si no está relacionada con lo que vivo, con mi experiencia». Elia de Florencia contó cómo pasó de su desinterés por las matemáticas a tener pasión por ellas gracias a una amiga y a un profesor, hasta el punto de entender que las fórmulas pueden ser tan bellas como el arte. Pero ¿cómo justificar el sacrificio de estudiar? Bacich le explicó que «no existe nada bello que no requiera un sacrificio, porque somos ferozmente incompletos. La esencia misma de la razón es esta falta de plenitud que nos empuja a buscar lo que nos llene. Y lo que nos llena puede estar únicamente fuera de nosotros, la realidad misma es una invitación. Atender a la realidad es la condición que despierta el deseo e invita a buscar entender el nexo entre las cosas, hasta llegar al nexo con Cristo que explica todos los sacrificios».

PACS, homosexualidad, etc.
Giulia, de Busto Arsizio, contó una asamblea que tuvo lugar en su instituto sobre los Pactos Civiles de Solidaridad (PACS), la homosexualidad y demás, en la que el director y los profesores se empeñaban en explicar que las identidades son débiles, que las palabras tienen un significado sólo convencional y que la escuela debe limitarse a dar informaciones. «La mentira es lo convencional –replicó a esos “educadores” don Giorgio–, lo que es real es verdadero; realidad y verdad son intercambiables. Tres cuartas partes de las cosas que llenan nuestra vida cotidiana (TV, moda, música) son convencionales. Pero la realidad existe antes que nosotros, no la creamos nosotros, aunque para esos profesores sea el hombre quien crea la realidad». Para argumentarlo e invitar a la lectura Pontiggia cita El arte de pensar de Jean Guitton: «Razonable designa a aquel que somete la razón a la experiencia». Y un caso ejemplar de experiencia y prejuicio lo aportó Jacopo, de Abbiategrasso. La profesora de Lengua y Literatura, que desde hacía tiempo le tenía fichado como “el cura de la clase”, pidió a los chicos que escribieran una poesía sobre algo querido que hubiesen perdido. La creatividad se disparó recordando a gatos y perros muertos. Jacopo escribió unos versos sobre la “pérdida” del amigo y padre don Giussani. A continuación todos los alumnos pudieron leer sus composiciones, pero cuando le llegó el turno a Jacopo se le prohibió hacerlo. La religión no tenía nada que ver, no obstante el chico intentara preguntar el porqué de esa discriminación. Pero luego un amigo leyó la poesía y la alabó en voz alta. Los versos circularon, en clase se rumoreaba y la profe claudicó y le pidió que la leyera. «¡Cómo!, ¿los profesores quieren que expresemos nuestros sentimientos –preguntó irónico Jacopo–, pero sólo como a ellos les parece?». Doninelli aprovechó para pedir que contara qué pasó después y subrayó que la profesora tuvo que cambiar de actitud. Una victoria de la experiencia.

La experiencia en EEUU
Todavía hubo tiempo para preguntar qué sucede en las aulas de EEUU, teniendo en cuenta que el éxito y la carrera constituyen una verdadera obsesión. Bacich explicó que en América rige una “premisa”: «Que tú no necesitas a nadie. Lo único que te hace falta son los instrumentos adecuados. La educación consiste únicamente en proporcionar estos instrumentos. Tú eres el dios de ti mismo y de tu destino. No es una casualidad que EEUU sea un gran productor de aparatos». ¿Qué le podemos decir a esta América? Chris contó que él trata precisamente de poner en evidencia «que incluso con todos los instrumentos del mundo no lo consigo. No me realizo solo. De manera que el trabajo que hay que hacer es observar la experiencia y crear un lugar de verdad y belleza a partir del reconocimiento de Cristo». El último turno de pregunta y respuesta le tocó a un joven profesor de Ancona, Nicola, que contó su reacción y el juicio que junto con otros amigos habían expresado ante el fenómeno alarmante de las baby gangs en la ciudad. Un fenómeno que las instituciones locales atribuyen a “una excesiva libertad” y, por lo tanto, su fórmula para combatirlo es ocupar el tiempo de los chicos. Nicola explicó, en cambio, que la escuela no puede ser un distribuidor de reglas que sirvan de sedantes. «Es necesario que la escuela sea un lugar de experiencia y no de charlas –apunta Pontiggia–, en el que se buscan las razones de las reglas; de lo contrario, ¡que se queden ellos con las reglas del juego! En el colegio se deben desarrollar las razones de la experiencia que uno hace, no ocuparse de socializar y llenar el tiempo de los chicos». Es verdad que existe un gran riesgo de que la escuela se reduzca a un lugar en el que simplemente se adiestra a los chicos para que sepan afrontar su entorno y don Giorgio lo ejemplificó con una frase de Kierkegaard: «La nave está en manos del cocinero de a bordo y el megáfono ya no anuncia el rumbo, sino lo que se servirá mañana para comer». En cambio, el reto –que Pontiggia lanzó a la platea del Meeting– es que «la nave vuelva a navegar hacia el rumbo de nuestra humanidad».