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Huellas N.7, Julio/Agosto 2006

CARTAS

Bogotá, Huelva, Asunción...

a cargo de María Rosa de Cárdenas

En el corazón de Bogotá
13:00 Hs. El bullicio del viernes se encuentra en su máximo esplendor en la plataforma de comidas del Centro Comercial Salitre Plaza, uno de los más grandes de la ciudad y área de tránsito de yuppies que disfrutan del éxito. Como es costumbre hace ya cerca de un año, nos reunimos para almorzar y hacer Escuela de comunidad un grupo de trabajadores que habíamos estudiado Ingeniería. El viernes 7 de julio andábamos más entusiasmados de lo normal, pues recientemente habíamos participado en diferido de los Ejercicios de la Fraternidad; por esta razón –supongo– había mas ingenieros de lo habitual y dado lo concurrido del sitio, encontrar una mesa fue una tarea titánica, siendo necesario incluso que uno de nosotros literalmente se abalanzara y tomara posesión de ella. Ante esta situación, yo pensaba que deberíamos buscar otro sitio cercano más apacible y “cómodo”, en el cual podamos vernos “en paz” y leer juiciosos y atentos lo que escribe don Gius. Alcanzo a comentar esta propuesta a Fabián que está cerca de mí, pero al mirarlo caigo en la cuenta de que quizá no, que quizá sea bueno que sigamos allí, en medio de este espléndido caos, en esta selva de platos exóticos en la cual “cazamos” nuestro alimento, haciendo presente un hecho en el corazón de la ciudad y de las personas que se encuentran a nuestro alrededor. En nuestra realidad cotidiana de los viernes al mediodía seguirá esta “Escuela de Ingenieros”, tomando como sobremesa una taza de sabroso café Colombiano, juntándonos para arrancarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos y si fuera posible al mundo entero de la nada en que vivimos…»
Osvaldo, Bogotá (Colombia)

El encuentro
«Se vive por amor de algo que está sucediendo ahora». A mis 70 años, esto es lo que me está pasando gracias a mi encuentro con Comunión y liberación. Soy religiosa, estoy viviendo un momento muy significativo de mi vida. El amor de Dios hace cosas así. No hay otra explicación, la que hay es sencilla y milagrosa. Un encuentro con Esperanza en Madrid, antigua alumna mía; y a los pocos días, cena de convivencia deliciosa en Aljaraque: Dani, Emilio (y sus seis hijos, más uno añadido) e Inma, que vienen de Madrid; José y Mercedes (antes hay más historia y más personas, pero eso para otra carta). “Estamos” viviendo, ya hace unos meses, algo que es realmente de Dios, pues ilumina nuestra vida diaria y genera entre nosotros una amistad rica y profunda. Me sale hablar en plural porque compartimos constantemente nuestras experiencias, alegrías y dolores. Parece que nos conocemos de siempre. Hay una confianza seria y un sentimiento profundo de que Jesús está entre nosotros. Hay momentos muy personales, como el que tuvimos en el Rocío con un camarero: fue él quien sintió la “comunión” con nosotros y llegó a decir que merecía la pena ser camarero para encontrarse con personas así. Estamos en deuda con él y tenemos que ir a verlo en su trabajo con niños deficientes. Una de las primeras experiencias, tanto en las relaciones personales como en Escuela de comunidad, fue entender y sentir de otra manera el misterio de la Presentación del Señor en el templo. Salvando todas las distancias, me sentí Ana o el anciano Simeón, viendo a Jesús en manos de José y María. José y María eran Mercedes, Mele, Rosabel, Evaristo, Cani, Nacho, Mar, Rafa, Julio, Cristina, Silvia, Maite, José María, Mar, Javier, Edwas, Stephani… todos. También hemos vivido la Confirmación de uno de nosotros que se integró en la Escuela el mismo día que yo, David. La Liturgia se celebró en la facultad de Derecho en Sevilla. Fue entrañable nuestra celebración con sus padres y hermana. Previamente habíamos tenido una muy buena convivencia en su casa de Mazagón. Les digo a José y Mercedes que les siento “mis padrinos”. Sobre todo en mi relación con los alumnos –doy clase de Filosofía– me estalla toda esta vida. Pero tampoco esto puedo decirlo en singular, porque a cada uno en su ambiente nos pasa. Sí, los lunes tenemos nuestra Escuela de comunidad, pero la vivimos durante la semana e ilumina todo nuestro vivir: sea que alguien se presenta a oposiciones, haya dificultad en el trabajo, cambios no deseados, problemas en la convivencia, sufrimientos, momentos duros, momentos maravillosos y alegres, nuevas relaciones. Cristo se ha hecho hombre, y este hecho ilumina y da sentido a toda nuestra realidad. Y sabemos que la permanencia del hecho de Cristo es algo que continúa acaeciendo. ¡Mi gratitud es tan grande! Si la Iglesia no puede hacer trampas con su propuesta –ella es vida y ofrece vida, acoge nuestra experiencia– evidentemente nosotros sabemos que tampoco podemos trampear. Siento, sentimos, que el amor de Dios es más grande que nuestro pecado, que nuestra pobreza y nos produce plenitud este camino de verificación afrontado con ánimo abierto y disponible. ¡Es verdad, la totalidad es inconmensurablemente más de cuanto podemos imaginar!
Carmen Pérez, Huelva (España)

Misión 1
Cuando estéis en el encuentro de fin de curso estaremos aterrizando en Santo Domingo.
En pocos días me incorporaré a un equipo contratado para poner en marcha la reforma del Ministerio de Educación y del sistema educativo del país. Desde siempre he tenido la gran inquietud de tener una experiencia personal y profesional en el extranjero, inquietud que tomó una forma adulta y coherente desde que empecé a trabajar en CESAL. Esto ha sido siempre un estímulo para entender y compartir mejor la realidad de los países y las personas con las que trabajo y a quienes visito regularmente. Ahora llega la gran oportunidad de irnos a República Dominicana, y llega en un momento especialmente dulce para mí: la Escuela de comunidad es el lugar único para vivir la vida, la fraternidad es el grupo donde se comparte y se arriesga todo, algunas relaciones con compañeros de trabajo han entrado a fondo en un intenso tú a tú conmigo sin dejar nada en el tintero. Esto me ha hecho ir mucho más al fondo de esta decisión. Se me hace evidente que gracias a la plenitud de mi vida ahora, estoy llamado a decir que sí. Él puso esta inquietud, Él la ha respondido, y yo puedo adherirme a su propuesta para que mi vida se cumpla allá donde sea.
Javier, Madrid (España)

Misión 2
Para mí, esto no es nada evidente. «Lo siento, Portu, pero nunca viviré fuera de Madrid» es una de mis frases más repetidas ante sus varias propuestas y planes para salir fuera. Sin embargo, pese a este sentir y a las varias excusas que se podían poner en la mesa (entre ellas el irnos con tres niños, el último con cuatro meses), esta vez he dicho que sí. Es cierto que esta vez todo cuadra muy bien para mí, tanto personal como
profesionalmente (estas cosas las pone el Señor, que sabe bien lo que hace, y no son baladí) pero no he tomado esta decisión por no decir que no a Javier, como un paréntesis en mi vida (de esto estoy segura que me arrepentiría en Barajas, nada más despegar), sino por responder al Señor dentro del matrimonio con Javier sabiendo que esto es un paso más en la historia que vivimos juntos, determinada siempre por la certeza de que el Señor sabe lo que hace. Por esto, y sorprendentemente, aunque me da mucha pena dejar a familia y amigos estoy tranquila. Sé que esto no es un menos en nuestras relaciones, lo que hemos empezado juntos continúa y se multiplica, ahora también en la
distancia, ya que todo consiste en reconocerLe.
Ana, Madrid (España)

Trabajo
Querida C.: Lo que tú llamas “florecimiento profesional” creo que en realidad es haber intentado responder a lo que el Señor me ha solicitado en cada momento a través de personas y circunstancias. Por supuesto que reconocí de inmediato la mano milagrosa del Señor, en la llamada de Cristina para trabajar con ella en la radio y en una serie de cambios muy positivos que se dieron esa misma semana en mi trabajo. Pero mi “sí” no es diferente de los “síes” que he estado respondiendo durante los últimos diez años. En cuanto al grupo de amigos periodistas te diré que la fragilidad es mucha, y que en el 90% de los casos somos incapaces de hacer un juicio que vaya más allá de un editorial de El Mundo o de La Razón. Sin embargo, a veces llega alguien, te hace una discreta indicación... la sigues y comienzas a ver y a juzgar todo de un modo completamente nuevo. O, relees las palabras de don Gius en el encuentro con la DC en Assago en1987 y, de pronto, se abre un horizonte inesperado que permite hacer un juicio verdadero, incidente y correspondiente con el corazón. Seguir y responder. Y tener la conciencia de ser pobres instrumentos del Señor, como si fuéramos el bisturí de Piccinini, para que, a través nuestro, Él atraviese el presente con Su Presencia.
Bueno, esto es lo que me interesaba contestarte. Un abrazo.
Chiri, Madrid (España)

Por qué he votado “No” al Estatut
Hace años, era de un grupo de parroquia cuyo cura nos insistía constantemente en que su objetivo educativo era que llegáramos a tener juicio sobre las cosas. A raíz del desarrollo del texto del Estatut de Cataluña primero y del referéndum después, un grupo de amigos nos hemos juntado para interesarnos sobre esta propuesta de ley y juzgarla desde nuestra identidad y desde nuestra experiencia. Era la primera vez que me reunía para hacer un juicio común acerca de una propuesta política. Os aseguro que esos momentos de encuentro con mis amigos me han ayudado a abrir la mente y el corazón, de tal manera que hoy puedo decir que la realidad que me rodea me suscita un interés grande, gracias al cual estoy por fin aprendiendo a juzgar toda la vida. Gracias a esta compañía he comprobado lo que significa juzgar la realidad desde la razón, educada en la verdad y en la pertenencia que (paradójicamente para el mundo de hoy) me hace más libre frente al pensamiento dominante.
Pablo, Barcelona (España)

Aprender a recibir
Una madrina a distancia escribe a la coordinadora del programa Adopción a Distancia – Argentina, para contarle qué está suponiendo para ella esta experiencia. Quien escribe, Cecilia, vive en Campana (Buenos Aires) y es mamá de nada menos que seis hijos, tres de ellos trillizos de 4 años. Su ahijada Nazarena es de la ciudad de Santa Fe.

Aída: Gracias por tu contestación. Tenemos que educarnos en esto del padrinazgo. Solemos ser bastante desatentos... Con respecto a la idea de involucrar otra familia finalmente no se dio, porque yo lo quería plantear personalmente y no lográbamos ver a nuestros amigos (no quería demorar más comenzar con la adopción; por otra parte cuando nos pasaste el valor mensual pensamos en que podíamos afrontarlo económicamente nosotros solos, y también me pareció más personal hacerlo como familia que como grupo). De todas maneras yo quiero proponerlo a otras familias. Esto es muy educativo para nosotros porque es tanta la gente que nos ayuda de diferentes maneras (con oraciones, económicamente, con tiempo generosamente regalado de personas que nos vienen a ayudar a casa, amigos y familiares que nos alivian llevándose a los chicos en determinados momentos...) que no podemos menos que agradecer de alguna manera todo lo que recibimos siempre sin dar absolutamente nada a cambio (también tenemos que aprender a recibir). Es muy cierto y real para nosotros que solos no podemos, que dependemos cotidianamente. Tan cierto es que dependemos así de Dios, y que todo lo que tenemos nos es dado que resulta muy natural y lógico –como también educativo– confirmarlo con una adopción a distancia. Hace tiempo venía pensando que no quería que la ayuda que recibimos “muera en nosotros” y lo que nos ofreces con Nazarena es una posibilidad de aprender a ser más sencillos, generosos, atentos, y agradecidos.
Cecilia

Gratuidad
El primer año fui un mero espectador y el segundo me fui de vacaciones. Este año me ofrecieron encargarme de la comisión de los equipos de trabajo y acepté. La disponibilidad que casi 200 personas han ofrecido para construir el EncuentroMadrid es algo extraordinario que he visto en mi trayectoria profesional. Encontrar 4 ó 5 personas de nacionalidad española que trabajen, cobrando las horas a precio de oro, un fin de semana para montar un stand es más complicado que reunir 200 personas para poner en pie, atender y desmontar todo el tinglado. Realmente esto es posible por la gratuidad con que cada uno se adhiere. A Cristo le hemos dado el tiempo, nuestro trabajo, nuestra familia y descanso... Por encima de todo hay una alegría que vence.
Miguel Ángel, Madrid (España)

Jamás me han dado tanto por tan poco
Hola J.: La verdad es que te has adelantado. Era yo el que debía haberte escrito para transmitirte mis impresiones de la fiesta, y agradecerte y agradeceros el enorme esfuerzo y dedicación de los últimos diez años. Es cierto que yo me he incorporado hace poco, (algo más de un año) a vuestra iniciativa caritativa, pero lo que he visto y vivido no nace de la improvisación, sino del trabajo mantenido de muchos años y de lo que bien llamáis “pasión por el hombre”. El pasado viernes llegué tarde a la fiesta, pues como sabes tenía compromisos familiares. Pero disfruté como uno de los muchos niños que
correteaban por allí. Y eso es una de tantas cosas que me siguen sorprendiendo. Cuánta y qué diferente gente acude a Bocatas. Familias enteras, quinceañeros, los abueletes (como yo)... Cuánto compromiso bien encauzado. Son muchas las conversaciones que en los últimos meses hemos tenido. Y sabes y conoces cómo disfruto, no solo “currando” como un bocatero más (ningún pijo sin cubata y ningún yonki sin bocata) sino y simplemente observando y escuchando a todos los que nos juntamos. Muchas veces me has dicho que te sorprendía mi ¿entusiasmo decías? o mi dedicación. Te diré que es fácil. Es un regalo que se me hace cada viernes. El de ser útil a alguien, el de poder compartir bocatas o experiencias, historias vividas o sueños pendientes. Bocatas ha significado algo importante en mi vida. Me ha permitido volver a encontrarme conmigo mismo y con el mundo en el que vivo en un momento especialmente difícil y en el que me encontraba perdido. Gracias a Bocatas he vuelto a poner en la balanza de la vida todos los componentes que deben tener peso en mis decisiones, de manera que ahora y gracias a ese ejercicio, creo entender mejor lo que realmente tiene peso y por tanto valor, frente a lo que (por muy importante que pudiera
parecer) no es más que humo y por tanto carece de peso. En Bocatas no se paga ni se cobra, pero se da y se recibe. Por ambas partes. Jamás me han dado tanto por tan poco. Y si por el motivo que sea tengo que faltar uno o varios viernes, lo echo en falta.
Carlos, Madrid (España)

Una sola cosa
En septiembre del año pasado tuve la oportunidad de participar en un programa para escritores de lecciones de Economía en la ciudad de Bucarest, en Rumania, organizado por el Consejo de Educación Económica de EEUU. Si bien aquella era mi segunda visita a esa increíble ciudad, en esta ocasión la experiencia sería mucho más interesante. Esto gracias a que Emmy, una amiga de los Memores Domini, italiana, pero que vivía en ese momento en Paraguay, me había dado la dirección de Anna en Bucarest. Ellas habían sido compañeras en Italia. En la mañana de un jueves, día libre dentro del programa del seminario, me puse en contacto telefónico con Anna. Ella entiende poco inglés, no tanto como lo mal que yo entiendo italiano. En fin, pudimos confirmar que esa noche iría a su casa para conocerla. Al llegar a la casa, me encontré con una mujer italiana con rostro y mirada de ángel. Anna me presentó a Antonella con su amplia sonrisa, también italiana, y a Mirela y Radu, rumanos. Todos ellos de rostro abierto. Entre quesos, jamones y vino, nos comunicamos algo en italiano, español y a veces hasta en rumano. Anna enseña en la escuela Italiana de Bucarest, Antonella trabaja en Coexport, Mirela en un Banco y Radu en una hacienda en donde realiza trabajados de reciclaje para mejorar el medio ambiente. No habían pasado diez minutos y ya experimentaba que me sentía en casa, con mi familia, ese sentimiento de libertad que uno sólo tiene con los seres queridos. Cantamos juntos canciones de Claudio Chieffo, Bee Gees, etc. De regreso al hotel, mis compañeros de seminario (americanos, rusos, polacos, sudafricanos, bosnios, indonesios y de otros países) quedaron asombrados y no podían creer cómo podía tener amigos en un lugar tan alejado de mi país, y sobre todo amigos que jamás había visto. La experiencia me ayudó a entender mejor el libro Por qué la Iglesia, de don Giussani, porque comprendí que el mundo es nuestra casa y que la trama de relaciones que surge de la experiencia que él nos enseñó es real.
Víctor, Asunción (Paraguay)

Nada se perderá
Por alguna razón, tengo este recuerdo insistente, vívido, de cuando era un niño –me recuerdo tan pequeño– y caminaba con mi madre. Me acuerdo que estaba un poco molesto por lo que a mi parecer era falta de consideración por parte de ella por ir tan rápido, y yo casi tenía que correr. Ahora lo entiendo cuando camino con mi sobrina y ella se esfuerza en mantenerse a mi lado. ¡Cuánto se sacrificó mi madre! Ahora lo veo. Tengo veintisiete años. En junio de 1998, conocí a Giuseppe y a Daniel. ¡Cuántas cosas han ocurrido! Cosas de las que uno no conoce la incidencia que tendrán ocho años después. Hace uno o dos meses, Daniel y yo fuimos a hablar de CL a los sacerdotes de varias parroquias del área de San Juan, Puerto Rico. ¡Qué extraña emoción! Hablarles del movimiento, yo. Qué extraña alegría sentir algo tan tuyo, sentirse agradecido y hasta fuerte porque perteneces a algo, porque puedes mirar a un lugar y decir que la Iglesia es bella y es un regalo. No lo hubiera imaginado aquella tarde cuando conocí a Giuseppe, en aquel aula de la Universidad. La semana pasada, Daniel, que es psicólogo y trabaja en un hospital del área metro, nos invitó a ver una película de Almodóvar, Todo sobre mi madre. Daniel había estado presentando un ciclo de tres películas sobre las relaciones paterno-filiales, en especial, padres varones con hijos varones. En el coloquio después de la película, me impactó un hombre mayor que habló de la necesidad de ser perdonado y de cómo lo había entendido viendo la película. Una mujer decía que aquello que le habían enseñado de niña aún tenía valor, pues tenía el deseo de que su matrimonio se mantuviera unido. Una señora, ya mayor, dijo que en las tres películas era siempre otro, desde fuera, el que salvaba. Hoy he visto con mis amigos el video de Giussani sobre la educación. Y allí Giussani recuerda a su madre y a su padre. Fue entonces cuando vino súbito a mí el recuerdo de cuando era niño y caminaba junto a mi madre, bajo el calor de Ponce, y de cuando Daniel me dijo que algún día llegaría a valorar a mis padres.
Wadi, Ponce
(Puerto Rico)

Al alcalde y al pueblo
Publicamos un pasaje de la carta que el alcalde envió a todos los vecinos de Getafe con ocasión de la fiesta del pueblo, y a continuación lo que Chema, un estudiante de Derecho, le escribió comparando su experiencia con lo que significa “estar de fiesta”.

«Fiesta es sinónimo de diversión. La diversión está en la calle. La calle es el lugar idóneo para hablar, oír, bailar, cantar o disfrutar. Cuando uno disfruta es que ha dejado de lado los problemas y ha decidido divertirse. Para divertirse están las actuaciones, las verbenas, los conciertos, los toros y la infinidad de actos que encontrarás en estas páginas. Para “pasar página” nada mejor que salir a la calle y dejarte llevar por el bullicio de las Fiestas Patronales. Esto sencillamente es lo que desde aquí te invitamos a realizar. Sal y disfruta, porque hasta el año que viene no volverás a estar bajo el manto de la Patrona».
Pedro Castro, alcalde de Getafe (España)

Excmo. Sr. D. Pedro Castro: Con motivo de las Fiestas Patronales de Getafe, llegó a mis manos un programa de fiestas del año 2006. Mirando lo que había en dicho programa, me llamó la atención su saludo, en el que se dirige al pueblo getafense para desearle unas felices fiestas, algo que, sin duda, deseamos todos. Me llamó la atención porque, aun compartiendo el deseo de que las fiestas se desarrollen con normalidad, aun siendo consciente de que Getafe merece algo de alegría en sus Fiestas Patronales, sin embargo, hubo algo que me llamó la atención de una manera peculiar, ese deseo de que el pueblo de Getafe “pase página”, deje a un lado sus problemas y preocupaciones, deje a un lado, en definitiva, todo aquello que constituye a una persona, y cambie su propia libertad por unas noches de bullicio. A mí también me gusta divertirme de vez en cuando, pero si, aun con mis propios problemas (que los tengo), todavía soy capaz de divertirme, es porque tanto en fiestas como en mis obligaciones soy consciente de que por encima de mis problemas, o del bullicio de una noche que muchas veces deja indiferente hasta el punto de llegar a casa y preguntarme si lo que he hecho ha servido para algo, existe un motivo por el cual puedo hacer las cosas, existe para mí un consuelo cuando éstas no salen bien. La vida tiene un horizonte tan grande que hace que no deposite todas mis esperanzas en una noche de “pasar página”, de esas que, cuando acaban y la realidad reaparece tal y como es, pierden todo su significado y dejan un vacío tal que te lleva a preguntarte: ¿Qué he hecho? ¿Ha tenido algo que ver con mi vida el día de ayer? ¿Me ha servido para algo o me he convertido en un autómata que come, duerme, trabaja, va a la fiesta de turno y pasa por la vida sin ninguna razón por la que hacer las cosas? Esa razón existe, es la misma que nos saca del automatismo y nos hace vivir la vida conscientemente, aun con las circunstancias adversas que se ponen delante; esa razón nos ayuda a ser nosotros mismos en esas circunstancias, a afrontarlas, y a vivir las fiestas no como un momento de “pasar página”, sino como una alegría infinita por la vida y por lo encontrado. ¿No sería interesante poder ofrecer al pueblo de Getafe una invitación a expresar su alegría, a disfrutar las fiestas, sin tener que pasar página? ¿Es que no es bella la vida y por ello hay que olvidarla de cualquier manera? Y sin embargo, la alegría de las fiestas no es puntual, sino que es algo duradero, es una suerte no estar “bajo el manto de la Patrona” sólo durante las fiestas, sino durante todo el año.
Chema, Madrid (España)

Indudablemente
No se trata de un texto escrito por Judas; de ser así, debería haber vivido unos 200 años; se trata de un manuscrito del siglo IV, es decir, más de 300 años después del nacimiento de Jesucristo, que contiene un relato que lleva por título “El Evangelio de Judas”. Los Evangelios más antiguos son los de san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan, que están escritos pocos años después de la muerte y resurrección de Jesús, y en su redacción participaron testigos directos de la vida de Cristo, que escucharon sus predicaciones, conversaron con él, lo vieron curar a los enfermos, después de su muerte lo vieron resucitado y, por testificar su resurrección, fueron capaces de dar la vida. Con razón san Juan, en su primera carta, afirma que da testimonio de «lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos» (1Jn 1,2). Los Evangelios, por estar inspirados cuentan con una autoridad especial, y por su antigüedad son los documentos más importantes para conocer históricamente a Jesús. En los siglos posteriores, diversos grupos comenzaron a componer historias sobre Cristo que mezclaban datos de los Evangelios con las especulaciones, interpretaciones y fantasías de cada autor. Estos son los llamados Evangelios Apócrifos. Algunos de estos escritos surgieron para satisfacer la curiosidad de los fieles, y son leyendas fantasiosas acerca de la vida de Jesús; mientras otros nacieron del deseo de propagar particulares opiniones acerca de Cristo, sostenidas por algún determinado grupo y, para darle autoridad, los firmaban con el nombre de algún personaje antiguo. Hoy se conservan muchos textos apócrifos, todos muy posteriores a los Evangelios del Nuevo Testamento, y contienen las historias más pintorescas que nos podamos imaginar. Es muy fácil acceder a ellos, están en castellano, en muchas bibliotecas y en las librerías católicas. Nadie los mantiene escondidos ni prohibidos, y los manuscritos de la mayoría de ellos están en poder de las grandes bibliotecas europeas, tales como la Biblioteca Nacional de Francia y la Biblioteca Británica. El supuesto Evangelio de Judas no debió ser un texto de mucha importancia ni siquiera en su época, prueba de ello es que hoy se conserva un solo manuscrito, porque pocos tuvieron interés en copiarlo y difundirlo. De la obra de Homero, por ejemplo, se conocen más de 640 manuscritos, y del Nuevo Testamento se conservan 5.600 manuscritos, muchos de ellos del siglo II y III, e incluso algunas páginas del siglo primero. No hay ningún texto más seguro en su transmisión que el Nuevo Testamento; esto lo reconoce cualquier persona que sepa un poco del tema.Quien quiera conocer a Jesús debe recurrir a los testigos directos de su vida, y estos testimonios se conservan en el Nuevo Testamento. Desconfiar de los testigos directos y confiar en testimonios tardíos y de segunda mano no tiene ninguna lógica. Pretender que la verdad sobre Jesucristo se encuentra en un texto tardío, del que se conserva un único manuscrito del siglo IV, encontrado hace algunos años en Egipto, es algo que ningún estudioso serio, que busque con sinceridad la verdad, podría aceptar. Las Cartas de san Pablo y los cuatro Evangelios fueron redactados cuando los testigos directos de la vida de Cristo aún estaban vivos. Estos escritos han sido conservados y transmitidos como un tesoro por una comunidad viva, que los ha leído, copiado y difundido públicamente a lo largo de la historia. La difusión ha sido tan amplia que la Iglesia, aunque hubiese querido, no podría haber deformado los Evangelios, puesto que desde el inicio del cristianismo han sido demasiado conocidos por todos.
Padre Samuel Fernández
Decano de la Facultad de Teología de la PUC