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Huellas N.11, Diciembre 2005

SOCIEDAD Tierra Santa

Algo se mueve en el valle del Jordán

Filippo Landi

Desde hace un año, la CdO tiene una sede en Tierra Santa, y en este tiempo ha alcanzado ya interesantes metas: joint ventures con empresas italianas, proyectos agrarios, cursos de formación para la Administración Pública y… cinco mil bicicletas

Han transcurrido trece meses desde la inauguración en Israel de la oficina de la Compañía de las Obras. Tiempo suficiente para hacer un primer balance. «Es evidente que hemos recorrido un camino diferente del que se ha seguido en otros países. No se trataba sólo de ofrecer determinados servicios a empresas que ya estaban en marcha, sino que había que esforzarse en asociarlas. Lo cierto es que esta última palabra resulta aquí bastante ajena para quien desarrolla una actividad artesanal o empresarial. Por eso nuestro esfuerzo se ha dirigido a promover los contactos directos entre empresas israelíes e italianas, para conseguir que se formaran joint ventures. El último acuerdo se ha alcanzado entre dos empresas del sector médico. Pero hay otro desafío aún mayor, impulsar iniciativas económicas trilaterales: israelíes, palestinas e italianas. En las que, como es fácil entender, el papel de los italianos es el de catalizadores de iniciativas que de otra manera no se habrían podido llevar a término».

Plantar semillas
El que consiguió los primeros acuerdos de este proceso es Jonathan G. Sierra. Tiene una empresa multimedia y se dedica también a la docencia del diseño gráfico por ordenador. La joven camarera que nos sirve el café en el bar de la YMCA, en el centro de Jerusalén, le ha reconocido enseguida como profesor suyo. «Yo soy judío y vivo en Jerusalén –dice Sierra. Y agradezco al trabajo de estos meses una cosa en particular: me ha permitido entrar en contacto con personas y lugares concretos, no con fantasmas. Me ha ofrecido poder conocer de primera mano lo que nunca habría podido conocer confiando sólo en la buena voluntad. Ha de quedar claro que no todos los encuentros han sido positivos. Una mentalidad empresarial nueva capaz de superar los rencores y los egoísmos generados por las condiciones de vida en esta tierra no se improvisa».
Pero no hay que rendirse, se pueden plantar semillas allí donde el terreno parezca más favorable. Y en el valle del Jordán esta afirmación adquiere un valor literal.

Hacia Europa
«Agricultores palestinos acaban de plantar, en tres granjas, las semillas de los productos que crecerán en los próximos meses. Les ayudamos para que produzcan de acuerdo con los criterios que imponen Italia y la Unión Europea. Con ello buscamos favorecer la exportación de la producción, no solo a Israel sino también a Europa. Ya hemos comenzado a trabajar en este esfuerzo empresarial, pero nos gustaría poder ayudar más a los agricultores. Construir un lugar, auque no es poco lo que costaría, en la frontera entre los Territorios Palestinos e Israel, donde los controles de seguridad que los israelíes imponen para el tránsito de mercancías puedan hacerse con rapidez. Con ello queremos garantizar el proceso, acelerar los tiempos de exportación y conseguir que los agricultores ganen más. Es un objetivo lejano, pero ya hemos empezado a trabajar.

Cinco mil bicicletas
Hay otra iniciativa, que no es sólo un proyecto, de la que Sierra está muy contento e incluso sorprendido.
«Durante una asamblea de la Compañía de las Obras, se me ocurrió preguntar si había alguien que entendiera de bicicletas. No pensaba que iba a desencadenarse un proceso que ha adquirido una velocidad sorprendente. Desde hacía años existía un proyecto sin que nadie se ocupara de llevarlo adelante: construir el prototipo de una bicicleta, que debía hacerse obviamente en esta tierra, para distribuirla en el mercado palestino e israelí y también en Europa. Un empresario italiano, constructor de accesorios para bicicletas y motos, fue el que respondió a mi pregunta y vino hasta aquí, a Israel, a ofrecernos su apoyo empresarial. Se montarán, prácticamente a mano, cinco mil bicicletas, que estarán acabadas para el mes de mayo, listas para el mercado italiano. Cada bicicleta vendida contribuirá a reunir el capital necesario para la futura fábrica. A todo el que compre una bicicleta, se le informará del destino de su dinero. Pero regalaremos las dos primeras bicicletas: una al Primer Ministro israelí y otra al palestino.

Figuras de madera
Hay otro proyecto en marcha en Belén. En estos últimos meses han empezado a volver los peregrinos. En las tiendas se venden de nuevo las figuras religiosas talladas en madera de olivo que, en el silencio de la ciudad, ya nadie compraba. «Somos optimistas –dice Sobhy Makhoul– aunque seguimos teniendo cierto temor por la inestabilidad política. Siempre puede volver el bloqueo económico. Pero es mejor esta situación inestable que la de los años anteriores. En Belén la Compañía de las Obras tiene tres objetivos. Ante todo devolver a los artesanos su dignidad humana. Hay situaciones de trabajo terribles: artesanos que trabajan el nácar en medio del polvo que ese trabajo produce, o que inhalan los gases del barniz de la madera, todo ello sin ningún tipo de protección para su salud. Es necesario, por tanto, ayudarles a mejorar las condiciones de seguridad en el trabajo. Hay que ayudarles también a sustituir las herramientas de trabajo, ya viejas y recicladas hasta el punto de ser peligrosas. Gran parte de la maquinaria podría sustituirse con máquinas semejantes producidas para artesanos italianos, lo que hace posible que se puedan trasladar medios y conocimientos desde Italia. Queremos también montar un centro de formación para diversificar el tipo de productos; para que, además de los objetos religiosos, se puedan hacer pequeños objetos de madera de calidad, fácilmente exportables, que puedan llegar a nuevos clientes potenciales». Para realizar este proyecto confiamos en poder contar con la colaboración de la Comunidad franciscana; «hasta ahora nunca nos ha faltado la ayuda del responsable de la Custodia de Tierra Santa –dice Sobhy Makhoul–». También en Belén se encuentra la Universidad Católica. «En este ámbito –concluye Makhoul–, con el patrocinio de AVSI y de la Región de Lombardía, queremos realizar un curso de formación para la Administración Pública. Los Territorios necesitan hoy jóvenes funcionarios bien preparados y se van a necesitar más de ahora en adelante».


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Construyendo puentes
Cristina Ansorena

“Construyendo Puentes” es una ONG española de ayuda a Palestina que nace al mismo tiempo que la CdO Jerusalén, para dar respuesta a necesidades muy concretas en el ámbito de la cooperación internacional para el desarrollo. Esta iniciativa surgió de la amistad entre varios peregrinos que conocieron in situ a los Memores Domini de Nazaret, a Samar, a Sobhy y a Marta, a los franciscanos de la Custodia, a la Iglesia local, a la vez que veían cómo avanzaba el muro de separación israelí, la marginación de los cristianos y la ausencia de peregrinos en los lugares santos. Además del objetivo fundamental de promover el desarrollo en la zona palestina, una de sus prioridades es facilitar que muchas personas puedan tener la experiencia de conocer la tierra de Jesús, el lugar del nacimiento de la Iglesia y su prolongación hasta nuestros días, a través de viajes de peregrinación que realizan cuatro o cinco veces al año. El proyecto principal que tienen en marcha es contribuir a la construcción del Hogar Lázaro para niñas de Betania, un oasis de paz y belleza entre escombros y desesperanza cotidiana. También han puesto en funcionamiento un programa de apadrinamiento para pagar la escolaridad de las niñas. Otra de sus actividades consiste en comercializar en España los productos de madera de olivo de los artesanos de Belén, para favorecer la dignidad de su trabajo y el sostenimiento económico de tantas familias cristianas que luchan por permanecer en la tierra donde ahondan sus raíces centenarias. Porque en los últimos cinco años la población cristiana de Tierra Santa ha disminuido en un 10%. Y el proceso de paz en una zona de interminable conflicto depende de la presencia cristiana, de la justicia y el perdón, la educación de sus respectivos pueblos, el conocimiento recíproco y el amor a la libertad del otro. Por eso, por pequeño que sea, todo contribuye, todo suma para esta iniciativa social que nació libre y gratuitamente del deseo de abrazar la vida de la Iglesia en “el lugar que Dios se escogió para habitar”. Son pasos discretos, encuentros, historias reales, puentes quizá invisibles que se cimientan sobre la roca del coraje para sostener la esperanza de los hombres allí donde más falta. Para más información: www.construyendopuentes.org