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Huellas N.6, Junio 2005

CARTAS

Jerusalén, Asunción, Zaragoza...

a cargo de María Rosa de Cárdenas

Fiesta del pan en Betania
Damos gracias a Dios por las maravillas que está realizando a través de nosotros en Tierra Santa. Ayer fue un día de gran testimonio. Llegaron un centenar de mujeres y niños judíos al pueblo de Betania (en árabe Al Azzarie: la ciudad de Lázaro) en la zona palestina. Las autoridades locales las recibieron haciéndoles una gran fiesta. Judíos y palestinos se reunieron para hacer el pan en la panadería de la Casa de Lázaro de nuestra amiga Samar, y luego comer juntos. Lo que ha permitido reunir a nuestros hermanos, judíos y palestinos musulmanes, ha sido la presencia viva de Cristo en Samar. Estaban presentes la comunidad de CL de Tierra Santa, Samar y Angélica, Mario Mauro, delegado del Parlamento Europeo, Tonino Aloi, Director General italiano de Cooperación para el desarrollo en Tierra Santa, la diputada israelí Tamir, viceministra palestina para Asuntos Sociales y el alcalde de Betania; cinco cadenas de televisión, incluida la israelí. En resumen, ha sido una fiesta en la que la cultura del amor y de la caridad ha triunfado sobre la cultura del odio y de la violencia. Todo ha sido posible en Cristo: la esperanza no defrauda. Gracias por vuestras oraciones.
Sobhy, Jerusalén

Presentado en Parla Por qué la Iglesia
El problema de cada hombre que hoy, como hace 2000 años, conoce el anuncio cristiano, es posicionarse ante un hecho, ante un hombre que dijo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Soy Yo». Esto es lo que se nos hizo evidente en la presentación del libro de Luigi Giussani Por qué la Iglesia, que tuvo lugar el 21 de abril en la Casa de la Cultura de Parla. Los invitados a comentar el libro fueron D. José Luis Restán, director de los servicios religiosos de la cadena COPE, D. Tomás Gómez, alcalde de Parla, del PSOE –el alcalde más votado de España– y D. Javier Iniesta, profesor de Historia de un instituto de la ciudad. Cuando la Iglesia hoy vuelve a convertirse en motivo de interés general sobre el que todos opinan –con mejores o peores intenciones– ante un auditorio abarrotado se puso de manifiesto que el problema crucial de la vida es posicionarse ante un hecho que la provoca: José Luis Restán habló de sí mismo y de su experiencia, de una vida cambiada que experimenta el ciento por uno aquí. Pero, ¿es esto posible?, ¿es posible hoy para mí? Escuchando a José Luis, era evidente que sí, que esto es posible hoy, para el hombre del siglo XXI, porque existe la Iglesia. Porque Cristo está vivo, hoy, en su Iglesia. En una Iglesia con todos sus límites, pero en la que Cristo manifiesta su victoria sobre ellos. Como hace 2000 años, ante semejante propuesta el hombre responde, con estupor y asombro, preguntándose de forma sencilla: «¿Dónde os puedo encontrar? ¿Cómo puedo yo estar con vosotros?» o, en cambio, anteponiendo sus propios esquemas y medidas, y negándose a sí mismo la posibilidad de comprobar la verdad de lo que escucha y ve. Es evidente que ante esta provocación uno no puede evadirse: «Lo que buscas soy Yo». Para muchos ha sido la ocasión de repetir, o de decir por primera vez, como una intuición llena de esperanza: «Sí, Señor, eres tú»; para otros ha supuesto un escándalo, como lo fue en su tiempo y lo sigue siendo a lo largo de toda la Historia. Nuestra tarea es acoger esta provocación para que todos los hombres que encontramos puedan también escuchar este anuncio: «Soy Yo». He aquí la respuesta a la pregunta: Por qué la Iglesia.
La comunidad de CL de Parla, Madrid (España)

Imposible de olvidar
El otro día me encontré con uno de los compañeros de clase de bachillerato. No había pasado ni un minuto de conversación cuando, sin darnos cuenta, estábamos hablando de Julián. Cuando le llamé la atención sobre el hecho: «¿Te das cuenta de que no nos olvidamos de Julián?». Su respuesta fue: «Es imposible». Soy sacerdote de Madrid. No pertenezco al movimiento, pero me encontré con Jesucristo a través de un sacerdote de CL. Me ha llenado de alegría saber que hoy es el sucesor de don Giussani. Fue Julián quien me recibió a mí y a mis padres, nada más llegar de Alicante, para darnos plaza en el instituto del que era el director. Todavía conservo los apuntes de su clase de religión, su mirada y su palabra provocativa. Mi encuentro con Julián fue el desafío más grande de mi vida. La alternativa era clara: vivir o no vivir. Cristo me rescató del aburrimiento de una vida vivida en vano, de la tristeza del malgastar la vida entregándola a lo que no se la merece. El encuentro con Cristo, como hecho registrable con fecha y hora, ha llenado mi humanidad de vida verdadera. Como aquellos doce recordarían emocionados los atardeceres llenos de las palabras de Cristo, mi recuerdo imborrable está lleno de aquellas tardes con Julián en departamentos... Poco después entré en el Seminario de Madrid y hoy vivo profundamente agradecido por mi ministerio sacerdotal, porque me quiso para Él. Julián, amigo, gracias.
Napoleón Ferrández Zaragoza (España)

Un buen fin de curso
Apreciado Julián: Te escribo para comunicarte lo que me ha sucedido porque creo que el modo adecuado para moverse en la vida es seguir a Cristo presente. Soy consciente de la responsabilidad que el Gius y la Iglesia te han conferido y creo que el mejor modo de colaborar contigo es explicarte cómo me cambia a mí la relación con Cristo. Se trata de seguir lo que me habéis enseñado: la dinámica del testimonio. El pasado día 28 de Abril tuvo lugar en la Universidad Abat Oliba de Barcelona, en la que trabajo como profesor, una conferencia que llevaba el rimbombante título de “La recuperación del sujeto adelgazado en nuestra sociedad” (culpa mía), que dictó el Dr. Francesco Botturi, Profesor ordinario de Antropología Filosófica en la Università Cattolica di Milán.
La única razón por la cual se organizó esta conferencia es porque conozco a su hijo, que pertenece al CLU de la Universidad Estatal de Milán, y porque la asignatura que imparto en la Facultad de Periodismo, Teoría de la Información, llegaba a su término y yo no era capaz de articular claramente ante mis alumnos una propuesta positiva dentro de la asignatura. Los que hemos estudiado filosofía tendemos a hacer una crítica cultural que se dedica exclusivamente a quitarle el velo al mundo en el que vivimos, dejando el cadáver resultante ante aquellos que presencian la “función”. Haciendo eso no apelamos al deseo del hombre, porque lo que resulta no corresponde a nuestro corazón. Así, el alumno descubre la verdad como algo que no corresponde a sus exigencias, como algo que no le recoge en su ser. Sin embargo, el profesor Botturi, haciendo un análisis absolutamente preciso del problema que tiene el sujeto postmoderno, es decir, hablándonos de nuestro nihilismo, no dejó de hacer aquello que yo le había pedido y que intuía por mi experiencia en el movimiento que se podía también proponer teóricamente. Es decir, no dejó de decirnos cuál era el punto positivo del postmoderno a partir del cual se le puede recoger: su apertura a la belleza, a la posibilidad de que el todo se manifieste en el instante, su aguzada sensibilidad estética, que le abre la puerta al ser desde nuestra sensibilidad. Y no es que dicho esto todo quede solucionado. El postmoderno, nos dijo Botturi, es también un hombre incapaz de hacer experiencia porque vive la razón como algo irracional y porque la vive de un modo individualista, con lo cual no la puede desplegar en relación con otro. Por eso no es capaz de juicio ni de experiencia. Esto no lo deja todo solucionado, pero nos revela las claves para solucionar el entuerto teóricamente. La clave para reconstruir la experiencia descompuesta del postmoderno está en un lugar donde suceda el acontecimiento y a la vez se dé la posibilidad de un juicio junto a otro. Y ese lugar –lo digo por propia experiencia– es la Iglesia, el movimiento, o sea, mis amigos. Por eso quiero dar las gracias a Giussani –ahora que por fin me puede escuchar–, al profesor Botturi –ya Francesco– y a ti, Julián, por vuestro “sí” del que uno aprende a vivir la vida y a entenderla. Gracias a ese “sí” he podido de nuevo hacer experiencia de que lo que proponía Francesco en su conferencia, así como lo que he propuesto yo a mis alumnos las dos últimas semanas de clase corresponde y abre a la intensidad de la vida, porque entiendes mejor, porque tratas a tus alumnos mejor, porque das tus clases mejor, porque tus alumnos se revolucionan en clase y ves que lo que se dice les importa verdaderamente, y porque redescubres de nuevo tu trabajo de profesor universitario como lugar donde tu humanidad puede vivirse al nivel de sus exigencias. Veo que la dulzura de Cristo también se deja gustar aquí, un ámbito en el que a final de curso, debido al cansancio, uno tiende a descartar que pueda suceder nada. «Estamos juntos para arrancarnos de la nada en la que vivimos». ¿Qué hay más cierto que esto?
Jorge, Barcelona (España)

Cena en el Club
Todo comenzó porque queríamos juntar dinero para algunas obras que llevan a cabo personas del movimiento; por eso decidimos organizar una cena con espectáculo incluido. Parecía una empresa imposible, pero nosotras lo desafiamos todo, empezando por el lugar en el que lo hicimos, el Club más tradicional y elegante de la sociedad paraguaya, del cual la mayoría de nosotros no forma parte. Conseguimos el apoyo de algunas empresas, contratamos un conocido grupo musical y un presentador de la televisión nacional. Una amiga comentaba: «Me pareció importante colaborar con las obras del movimiento. Además, sé que siempre que existe una relación de amistad (si es de verdadera amistad) esta se vuelve operativa; por esto decidí involucrarme con el proyecto. Una vez más pude experimentar que el Misterio actúa, y lo hace de varias maneras. Por ejemplo, ya durante la ardua tarea de preparación de la fiesta surgieron encuentros tan interesantes como inesperados; además, pude descubrir nuevos amigos y maduraron “viejas amistades”. La fatiga que implicó el trabajo trajo en contrapartida una experiencia de humanidad mucho más grande». Y otra: «Cuando me pidieron que actuara como secretaria me dije: “¿Por qué me dan esta responsabilidad? No sé si soy capaz”, pero luego me di cuenta de que las cosas se pueden hacer con la ayuda de amigos y que nos movemos por un deseo». Una de nosotras decía: «Esta iniciativa me ayudó a superar mis límites; no tuve miedo de llamar a personas importantes (embajadores, cónsules, gerentes, empresarios) pidiéndoles su colaboración y comentándoles lo que es el movimiento. Me di cuenta de que nos movemos porque queremos comunicar lo que vivimos, que para mí es lo más grande». Todos colaboraron y así los incrédulos pudieron ver realizarse algo que a cualquiera que pensara solo en términos humanos le parecería imposible, tres o cuatro chicas que movilizaron a unas 500 personas. Trabajamos mucho y también don Gius nos dio una gran mano. La cena se realizó dos días después de que se eligiera Papa al Cardenal Ratzinger y fue todo un éxito; en otras palabras, el Señor quiso darnos un buen motivo para festejar.
Ana, Laura, Chely y Analía, Asunción (Paraguay)

Una semilla verdadera
El domingo fue la Primera Comunión de mi hija Rocío, y fue un momento maravilloso para todos. Ella estaba especialmente radiante, y cuando recibió a Jesús su cara reflejaba una alegría indescriptible. Yo me alegré mucho, pero con un cierto sentimiento de que era una cosa de niños. Sin embargo, al día siguiente me pidió que la llevara de nuevo a misa, y su ilusión era la misma que la primera vez… quizás más serena e intensa; entonces me di cuenta de que yo estaba recibiendo lo mismo que ella –a Jesús mismo en el sacramento– pero no con esa alegría y sencillez. Yo también quiero recibir así a Cristo; de hecho, en lo que ella está viviendo ya está todo contenido, la Primera Comunión pone la semilla de una relación con Dios que va a tener toda su vida. ¡Dios me estaba enseñando a quererle a través de mi hija… qué grandeza!
Chelo, Madrid (España)

¡Levantaos! Vamos
Publicamos un pasaje de una redacción sobre «Redescubrir la necesidad de ‘pensar’», escrita por un chico norteamericano que ha estado estudiado seis meses en quinto curso del Liceo Artístico del Instituto Sacro Cuore de Milán.
Lo primero: ¿qué significa esta pregunta para mí ahora, en el momento que vivo? ¿Por qué motivo estoy aquí sentado en un banco de un colegio de Milán escribiendo en un idioma que no es el mío? Es la última semana de mi estancia de seis meses en Italia. Al comienzo fue durísimo para mí expresarme en otro idioma y estudiar en un Liceo donde todo me resultaba nuevo, pero tenía claro que aquí estaba mi vida y quería que fuera útil en esta circunstancia. ¿Por qué motivo comprometerme con el presente y dentro de unos días mantener la relación con estos amigos italianos aunque quizás no volveré a verles en unos años? Yo «pienso que no podría vivir si no volviese a oírle hablar» (J. A. Moeler). Llegué sediento de aprender y lo primero que aprendí es lo grande que es mi dependencia. Todo lo que de bello y bueno deseo hacer no lo consigo yo solo. Buscaba algo grande y lo he encontrado. Mi dependencia me ha abierto a una gran amistad que manifiesta el amor de Otro hacia mí. ¡Qué grande es Dios y qué pequeño soy yo! No he decidido yo existir, ¡Otro canta mi existencia!
Jim, Crusby, Minnesota (EEUU)

En el escaparate
«No tendrás otros vaqueros fuera de mí». En 1973 este eslogan lanzaba al mercado la marca de vaqueros “Jesus”. Pasolini vio en esa circunstancia el signo inequívoco del declive de la Iglesia que el neocapitalismo acabaría con destruir. «La burguesía representaba un nuevo espíritu que en un primer momento competiría con el religioso y, luego, le suplantaría a la hora de proporcionar a los hombres una visión total y única de la vida». Hoy a dos pasos del Duomo en el centro de Milán se expone tranquilamente una camiseta con un rostro de hombre con barba que recuerda enseguida a Jesús, junto con una frase blasfema (que coincide con el nombre de la marca) referida a su madre. Benedicto XVI lo dijo: si se ofende al islam o a otras religiones, lo denuncian con escándalo, pero si se ofende a los símbolos del cristianismo, nadie hace caso. No es solo cuestión de camisetas, sino de una imagen de la vida reducida a puro entretenimiento donde “el valor” lo establece quien detenta el poder. Si Pasolini identificaba en ese eslogan «la posibilidad imprevista de ideologizar el lenguaje del mundo tecnológico», hoy constatamos que éste se ha convertido en el instrumento privilegiado para derribar cualquier idea de dignidad de la persona. Las nuevas superpotencias son muy hábiles a la hora de dirigir e instrumentalizar los deseos de la gente, y aprovechan todas las tendencias conformistas o inconformistas, ¡les da igual! La religión, en el fondo, se ha reducido a folclore y esto se puede aprovechar. Los nuevos valores han penetrado en la mentalidad de la gente. La regla es: vale todo y todo lo contrario con tal de ganar dinero. Hoy se triunfa en cualquier batalla con los eslóganes. Desde la guerra de Iraq al pacifismo; desde la fecundación con presuntos fines benéficos a la batalla en contra del abandono de los perros en verano. ¿Y qué decir de Tangentópolis, cuyos eslóganes no han tenido igual? Vivimos en países libres y democráticos, pero donde cualquiera, en nombre de supuestas “revoluciones” (industriales o no), no duda en aplastar lo que es grande en el hombre: la vida.
Davide, Milán (Italia)

La amistad con Gis
Gisela Cagliari es una de las primeras amigas de Chiara Lubich. Vino a cenar a nuestra casa de los Memores Domini en Buenos Aires hace unos años, durante un viaje por Sudamérica con la fundadora de los Focolares. Con motivo del fallecimiento de don Giussani nos escribió esta carta. «He seguido con profunda y solemne conmoción la misa de exequias por el querido don Giussani, retransmitida en directo por la televisión italiana. Lo primero que me surge es decir: ¡qué espectáculo es un santo! Verdaderamente fue todo un canto de alabanza y gratitud a Dios y a María por el don extraordinario que han hecho a la Iglesia y a la humanidad entera con don Giussani y su carisma, fruto del Espíritu Santo. Me imagino cómo habréis sentido esta pérdida y os acompaño en el dolor y la oración. Pero la certeza de Cristo resucitado, presente en su Iglesia, me lleva a compartir con vosotros también la alegría por tener un padre y maestro como él. A todos los que viven contigo trasmíteles mi oración y la de Chiara, junto con la de todo nuestro movimiento, por don Giussani y por toda la gran familia de CL. Humildísima en el Resucitado, Gis.
Sergio, Buenos Aires (Argentina)

Benedicto XVI recibe a Ayuda a la Iglesia Necesitada
En el encuentro, que tuvo lugar al término de la Audiencia General del día 8 de junio en la Plaza de San Pedro, los representantes de Ayuda a la Iglesia Necesitada entregaron un mensaje a Su Santidad en el que recordaban los estrechos vínculos de amistad y colaboración que le unen a la Asociación. «Con razón, Ayuda a la Iglesia Necesitada le considera uno de los suyos, dado que nos ha apoyado personalmente durante muchos años. Además, nos ha regalado una de las descripciones más certeras de nuestro carisma al servicio del Pueblo de Dios y su actualidad, al escribirnos en 2002: “Ayuda a la Iglesia Necesitada ayuda a los creyentes en la necesidad, ayuda a la necesidad de la fe, y así hace lo que nuestro mundo más necesita”. Ello nos impulsa tanto más a llevar a cabo lo que dejó escrito nuestro fundador en su testamento para las futuras generaciones: «El deseo del Santo Padre debe bastar para aceptar un proyecto».
La homilía en el inicio de su Pontificado ha tocado el corazón de nuestra Asociación. Porque la motivación última de todo lo que emprendemos como asociación expresamente pastoral tiene su origen en la convicción de que «únicamente donde se ve a Dios comienza realmente la vida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo, conocemos lo que es la vida». El encuentro con el Santo Padre tuvo lugar pocos días después de que el asistente eclesiástico internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, P. Joaquín Alliende, haya sido condecorado con la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, en reconocimiento de «sus extraordinarios servicios y compromiso». Durante mucho tiempo, el P. Alliende, miembro del movimiento de Schoenstatt, ha apoyado a la Iglesia iberoamericana con las palabras y los hechos.
Javier Fariñas, Madrid (España)

Reza por mí
Don Gius queridísimo: Te escribo para darte las gracias por lo que me diste ya desde los tiempos del Berchet. Pero, sobre todo, te escribo para exultar contigo que ahora vives en la luz de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creo que la manera más sencilla de hacerlo es recordarte un pasaje de la carta que escribí a un amigo nuestro común, de CL, que lloraba tu pérdida. «Nada más saber lo que A. había visto por televisión, me quedé un instante desorientada, pero enseguida me di cuenta de que ahora mi don Gius (cada uno de nosotros puede decir “mi don Gius”) mira el rostro de Cristo, ahora por fin se vuelve a abrir el diálogo con él. Le pido que rece por mí, que vele por mí con ese amor que siempre me demostró. He vuelto ha encontrar a don Gius y ahora él me ve. Yo rezaba por él, ahora él reza por mí. Y esto vale para cada uno de nosotros. Él, que me engendró en Cristo en los bancos del Liceo Berchet y es, por tanto, mi padre, ahora me enseña al Padre; él, que me dio a conocer a Cristo, ahora me lleva ante Él. Y, puesto que me enseñó quién es el Espíritu Santo, quizás Le pida que yo pueda volver a escribir. Es una Presencia viva, que no me dejará nunca, hasta que volvamos a abrazarnos, cuando Dios lo quiera».
Mimmi Cassola, escritora; Florencia (Italia)

Fraternidad
Rev.mo don Julián Carrón:
Deseo darle las gracias de corazón a usted y a todos los miembros de la Fraternidad de Comunión y Liberación por los sentimientos de gratitud gozosa y afecto ardiente y filial que habéis expresado con ocasión de la elección del Santo Padre Benedicto XVI. Damos gracias a nuestro Señor Jesucristo porque, después del gran Papa Juan Pablo II, no nos ha dejado por mucho tiempo huérfanos de Su Vicario, haciéndonos don de un Pastor según su corazón que «nos guía al conocimiento de Cristo, a su amor y a su alegría verdadera». En este comienzo del Ministerio Petrino, pedimos al Espíritu Santo que conceda fuerza y consuelo al Santo Padre en su servicio a la Iglesia universal y a la unidad de la fe. Confiamos a la Virgen Santísima, Madre de la Iglesia, el compromiso y el camino de vuestra Fraternidad para que seáis realmente adultos en al fe, fieles al carisma original de don Giussani, arraigados en al amistad con Cristo, para que los hombres de nuestro tiempo conozcan que «sólo en esta amistad se nos abren las puertas de la vida... se despliegan realmente las grandes potencialidades de la condición humana... y experimentamos lo que es bello y lo que nos libera» (Benedicto XVI, 24 de abril de 2005).
Os bendigo de corazón.
Mons. Josef Clemens, secretario del Pontifico Consejo para los Laicos