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Huellas N.9, Octubre 2004

ECUMENISMO

Scola. El sujeto adecuado de la acción ecuménica

a cargo de Roberto Fontolan

Para el Patriarca de Venecia el ecumenismo es una dimensión de la fe cristiana. El sujeto adecuado de la acción ecuménica es el Pueblo santo de Dios. Entrevista al cardenal Angelo Scola

¿Qué es el ecumenismo sino un encuentro entre personas? Más allá de los términos técnicos y de los principios a veces abstractos, el diálogo y la posible y profética unidad entre confesiones religiosas –cuya substancia supera la distinción entre cristianos y no cristianos, puesto que radica en la “comunión” del sentido religioso– coincide con un hecho compuesto de amistad, formas y lugares, ocasiones e historia. Desde este punto de vista la ciudad de Venecia ciertamente representa la capital del ecumenismo. Un puente milenario entre mundos (del Este al Oeste, del Norte al Sur), una ciudad de frontera que se habita y se visita con gusto. Huellas habla de ecumenismo con el Patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Scola

¿Qué debemos entender hoy por ecumenismo?
Es un término que indica una dimensión intrínseca de la fe cristiana. Por eso se puede decir que, en cierto modo, en la palabra ecumenismo está incluido el diálogo con las Iglesias y las confesiones cristianas, y el llamado diálogo interreligioso. Si se trata de una dimensión, está claro que cualquier gesto realizado por un fiel puede ser considerado “ecuménico”: el encuentro con Jesucristo, que es la verdad viva y personal, abre la razón y la libertad del hombre dándole capacidad para reconocer y valorar cualquier manifestación suya.

¿Entonces el ecumenismo no es algo para especialistas?
En su reunión con el patriarca Teoctist en Roma, el Papa evocó justamente la conmovedora experiencia de Bucarest cuando el pueblo empezó a gritar «¡Uníos, uníos! ...». Esta experiencia puso de manifiesto que el sujeto adecuado de la acción ecuménica es el Pueblo santo de Dios.
Los diálogos doctrinales, los actos comunes y los intercambios entre comunidades cristianas, así como la defensa común de la justicia, de la paz y de la creación adquieren su significado completo sólo si sus actores son, en última instancia, los sujetos religiosos populares.

¿Qué implica esto para los cristianos?
Por lo que se refiere a los cristianos esta afirmación es la única que puede justificar la naturaleza pastoral, es decir, cotidiana y normal, del ecumenismo. Es ecuménico cualquier acto de la comunidad cristiana, como la celebración eucarística, la catequesis o la acción caritativa cuando se realiza en su totalidad.
En esta perspectiva será posible también, dentro de una pastoral adecuada, coordinar y valorar momentos para las actividades comunes a las diferentes Iglesias y confesiones cristianas, así como a las multiformes familias religiosas.

¿Cómo se realiza esta dimensión en la vida cotidiana del Patriarcado de Venecia?
La vocación ecuménica de la Iglesia que vive en Venecia está claramente solicitada por numerosas y precisas circunstancias y relaciones. A través de los siglos, muchos cristianos de diferentes Iglesias y confesiones y hombres de otras religiones se han acercado a Venecia. Han amado esta singular ciudad y han puesto en ella su morada, impresionados por la fantasía e iniciativa de sus habitantes que han dado vida a una historia imponente. Pero no sólo la historia pasada, también el presente de estos hermanos cristianos urge en esta dirección a la Iglesia veneciana.
Esta vocación ecuménica es también el presupuesto para la relación interreligiosa a la cual nos invitan la presencia y la historia de nuestros hermanos mayores judíos y de los hijos de la otra religión descendiente de Abrahán, así como de todas las demás realidades religiosas.
A este cuadro pertenece además la misión, histórica y actual al mismo tiempo, que tiene Venecia en la actual sociedad secularizada respecto a cuantos se declaran ateos o no religiosos o pretenden comportarse como irreligiosos.
Para responder a esta vocación el Patriarcado está llamado ante todo a reflexionar en profundidad sobre la dimensión ecuménica de su cotidiana propuesta de vida cristiana.