Con frecuencia nos limitamos a soportarlo con pesadez. El trabajo cotidiano puede, sin embargo, convertirse en una respuesta a Otro. Una posición que desafía los temores que surgen ante la actualidad, a menudo trágica
Todo comenzó como las ondas que se propagan al lanzarse una piedra al agua, con el testimonio de François Michelin en el Meeting de Rímini del año pasado. La posición ante el trabajo, pero en el fondo ante toda la realidad, descrita por el Presidente de la multinacional francesa de neumáticos, nos hizo darnos cuenta de que desde hacía tiempo estábamos afrontando la jornada laboral apretando los dientes, preparados para luchar desde el primer minuto contra la masa, contra el tráfico enloquecido, el frío, el hielo... luchar incluso para no se lastime nuestro corazón ante la crudeza de mucha miseria material y espiritual; la miseria de los demás y la nuestra.
¡Qué correspondiente se vuelve entonces la posición de Michelin, tan amante del hombre, de la realidad en todos sus detalles, de cada aspecto del trabajo, de una concepción de responsabilidad vivida como una respuesta continua a Otro!
¿Por qué no compartir esta provocación con nuestros compañeros de trabajo?
Michelin en ruso
La ocasión propicia surgió en las vacaciones del movimiento de febrero (¡con amigos y compañeros de trabajo!). Tras una compleja operación de doblaje, conseguimos proyectar el vídeo de la conferencia en el Meeting en ruso. Al final del acto, repartimos una hoja que llevaba por título: «¿Se puede ser feliz en el trabajo?». Quedamos en vernos a la semana siguiente. La tarde del encuentro fue muy rica y viva: se habló de responsabilidad, de realización personal, del trabajo que gusta, del que no gusta...
El grito del corazón es indestructible aunque, a veces, tratamos de no escucharlo porque, en el fondo, puede ser incómodo. ¿Cómo lo acallamos? Algunos trabajan mucho, tal vez para no pensar en ello (se pasan en el trabajo de diez a doce horas al día), y son pocos los que tienen amigos fuera de ese ambiente. Las consecuencias son o que no se tienen ambiciones y uno procura encontrar un “rincón” seguro, o se busca ganar el mayor dinero posible (sobre todo entre los jóvenes, cuyo único ídolo es el dinero).
En diciembre propusimos vernos para hablar de las entonces cercanas elecciones políticas y poder comprender los factores en juego que podían pesar a la hora de elegir un partido u otro (hay que destacar que un porcentaje nada despreciable de votantes votó después “contra todos”; aquí es posible también esta opción).
Extravío e impotencia
Después del atentado en el metro que generó un sentimiento de extravío y de impotencia en la población, nos reunimos para afrontarlo juntos. Fue decisivo retomar la carta de don Giussani al Santo Padre por sus veinticinco años de pontificado: «En tiempos de derrotas como los actuales, ha hablado del Cristianismo como victoria, sobre la muerte, sobre el mal, sobre la infelicidad y la nada que acecha en cada susurro humano, y lo ha hecho mostrando que la fe cristiana se apoya en una racionalidad bien motivada». Ahora el temor permanece –es casi inevitable que en cada parada del metro mires a los que se suben al tren y qué llevan en la mano– pero la realidad existe con toda su promesa, y la muerte no es ciertamente la última palabra.
¿Qué es lo que nos mueve en las relaciones y en la realidad? El descubrimiento de que con Cristo las cosas humanas son finalmente humanas. El trabajo se ve iluminado por la novedad que supone Su presencia; entonces los que están allí contigo son, de alguna manera, compañeros de aventura.
El desafío que nos aguarda a los creyentes dentro de todo lo que hacemos es vivir la fe en la realidad concreta, en bien de todos nuestros amigos.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón