La palabra ‘pertenencia’ para dos hombres de poder, uno en la administración pública, el otro como directivo de una gran empresa
Tienen miles de empleados, dos grandes em- presas que dirigir, y son dos hombres considerados “poderosos” en sus ciudades. Mis dos amigos tienen ambos un diminutivo como sobrenombre: uno es Chicco, el otro es Pierino. Chicco es director general del Ayuntamiento de Bolonia. Desde hace años es el brazo derecho de Giorgio Guazzaloca, el alcalde que ha logrado interrumpir cincuenta años de gobierno “rosso” en la ciudad de las dos torres. Pierino es el presidente de una poderosa cooperativa productora de cerámicas de Imola, una de las empresas punteras de su sector. Tienen un montón de empleados, un montón de responsabilidades y un montón de oportunidades. Son del movimiento de CL desde hace muchos años; nunca han ocultado su participación en la vida del mismo y en los últimos tiempos también en la de la Compañía de las Obras. Y llevan colgada la etiqueta: todo el mundo sabe en Bolonia quién es Biscaglia y todos saben en Imola quién es Mondini. Son protagonistas de asuntos controvertidos y delicados, les miran con sometimiento y con recelo, con estima y ojeriza. En fin, que no son dos tipos que se estén simplificando la vida.
Así pues, les pregunto qué es la pertenencia para ellos. Saben de sobra que no podrán salir del paso con definiciones librescas.
Pierino dice que su principal compromiso es el de reproponer siempre, de diversas maneras, la finalidad para la que se fundó su empresa. Cita estatutos y documentos de entonces. Se trata de una cooperativa, una empresa basada en la mutualidad, que cobró vida por iniciativa de católicos, laicos y socialistas. «Quienes la fundaron - cuenta Mondini - sabían que la finalidad del trabajo es el hombre. Yo pertenezco a una realidad como la de CL que me repropone un camino para que este fin, la dignidad de la persona, el hombre, no sean una abstracción».
Para Chicco la pertenencia es ante todo lo que lo educa continuamente a tender a la verdad. «En un ambiente político administrativo es frecuente que las cuestiones se afronten sólo partiendo de intereses gremiales, haciendo una lectura parcial. Para mí, la pertenencia es una especie de invitación a buscar la verdad».
OK. Así pues, para mis dos amigos la pertenencia es un problema del inicio de la acción y de su finalidad. Me parece adecuado e interesante que la pertenencia se defina como un factor que lanza a la circunstancia, no para adaptarla a un proyecto o a una idea, sino para que emerja su naturaleza o para que se persiga la verdad de la mejor forma posible... Sin embargo, por lo general tenemos una idea parcial de pertenencia. O bien, la reducimos enseguida a algo ideológico o faccioso.
Pero, insisto, «¿cómo os toca este “problema”? En otras palabras, ¿cómo se expresa la pertenencia en la vida, en medio de las graves decisiones que tenéis que tomar, entre vuestros amigos y adversarios?». Y ya sé que acudís a los gestos del movimiento, sois “fieles” a la vida de la comunidad...
«Recuerdo - dice Pierino - que cuando era joven muchos me consideraban el más papanatas porque siempre andaba detrás de cierto cura. Y pensaban: “Este no utiliza su cabeza, no llegará nunca a lograr nada bueno”. Ahora, muchos de aquellos que decían estas cosas han ido decayendo en la vida, en el transcurso de los años, reteniendo bien poco entre sus manos. Ir detrás de alguien me ha hecho más consciente de lo que soy, de lo que quería hacer y de cómo llegar a hacerlo».
« Nada más ganar las elecciones municipales del 2000, una amiga, Paola Cresci, me regaló un cuadernillo de don Giussani, “El sentido de la caritativa”. El problema de la pertenencia me toca a través de gestos como éste o como el de haber tenido siempre, a pesar de los líos y cambios de última hora, cierta fidelidad al menos al momento de encuentro de la CdO o a sus actividades».
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