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Huellas N.5, Mayo 2002

ISRAEL

Un juicio y una ayuda

A cargo de Paola Ronconi

Los cristianos de Tierra Santa están llamados a jugar un papel decisivo para el perdón y la paz. El testimonio dramático del secretario del Patriarcado maronita de Jerusalén apunta a la educación como primera emergencia. Llamamiento para ayudar a 240 familias de artesanos de Belén.


Habla correctamente árabe, hebreo, italiano, inglés y francés, y tiene conocimientos de arameo, griego y latín. Es insuperable como guía de Tierra Santa. Sobhy Makoul es un diácono maronita (católico), secretario del Patriarcado maronita de Jerusalén. Hablamos con él de la situación de los cristianos de Tierra Santa, la mayoría de los cuales son árabes palestinos. Nuestro amigo tiene una idea bien clara y se entusiasma enseguida: «Los cristianos debemos tomar una postura».

¿Qué supone hoy para los franciscanos ser los custodios de los lugares santos?
Los franciscanos son grandes trabajadores y custodios. Sin su presencia no conservaríamos ahora ningún lugar santo. Ellos han custodiado y mantenido los lugares más queridos para la cristiandad, y con ellos también a los cristianos, porque hasta 1860, cuando fue restituido el Patriarcado de Jerusalén con el clero diocesano, los franciscanos atendieron a los cristianos católicos latinos de Tierra Santa.

¿Qué contribución pueden ofrecer ahora?
La Iglesia puede representar un puente entre judíos y musulmanes por una sencilla razón: el cristiano, más que el judío o el musulmán, cree en el perdón, en la gratuidad del perdón que ha conocido en la persona de Jesucristo. No es una cuestión de piedad, sino de tener una posición que crea una mentalidad nueva. Por esto el papel de los cristianos árabes palestinos es no llamar a la lucha armada, no alentar los actos de los kamikazes. De nuestras convicciones y valores morales como cristianos nace dar un juicio real.

El Papa sigue haciendo llamamientos en favor de la paz en Palestina...

Sí, el Santo Padre comparte nuestra situación; y la Iglesia de Tierra Santa debe acoger y anunciar esta invitación con caridad y sinceridad, sin miedo.

Esto no significa que la Iglesia deba alinearse con la política del gobierno israelí: estar en contra de los actos de terrorismo no significa aceptar la violencia del Estado. Hay que ser muy claros a la hora de decir que la violencia sólo trae violencia. El papel del cristiano es dar testimonio con su vida del valor del perdón para crear un ambiente de tolerancia. Para conseguir la paz es necesaria la justicia; para conseguir la justicia es necesario el perdón. Los que pueden dar testimonio de esto son precisamente los cristianos de Tierra Santa.

Hay otro problema, que es aceptar a los demás como son. Es un deber de las dos partes aceptarse recíprocamente: los judíos deben aceptar que hay un pueblo palestino con su historia y su tradición, con el derecho a vivir en un Estado. Ningún motivo o justificación bíblica, nacionalista o de seguridad puede negar a los palestinos este derecho. Mientras haya un niño palestino vivo habrá siempre alguien que reclame este derecho. Por otra parte, los palestinos no tienen derecho a negar la existencia del estado israelí. También los judíos tienen derecho a su patria después de 1870 años de diáspora, desde el año 70 d.C. Desde entonces no habían vuelto a Israel como pueblo hasta 1948.

Después del 11 de septiembre se difundió la idea de que cuando una guerra tiene connotaciones de sacralidad expande sin límites su poder destructivo.
No. Es cuando el hombre monopoliza a Dios cuando lo destruye todo. Para ser más claros: una parte de los extremistas palestinos, así como los extremistas judíos, instrumentalizan el nombre de Dios. Los unos dicen: «Nosotros hacemos la yihad, morimos por la causa de Dios», pero, ¿dónde está la causa de Dios cuando matan a los judíos? Los otros justifican las injusticias cometidas contra los palestinos para ocupar sus territorios, los pocos que han quedado desde 1967. Como cristiano no creo en este martirio. Un kamikaze elige la muerte no por la causa de Dios, sino para matar a los demás. ¿Qué sentido tiene un martirio que tiene como consecuencia matar a decenas de personas? Hay que revisar el sentido de la palabra ‘martirio’.

Hay otro aspecto importante que apremia al cristiano: la educación. Los niños de ambas partes que crecen en un clima de violencia, en esta como en cualquier otra guerra, aprenden que ese es el único modo de afrontar la realidad. Hay que romper este círculo vicioso.
Es cierto. El papel educativo de los cristianos es importante, sobre todo en ambiente palestino. En muchas de nuestras escuelas católicas privadas hay muchos musulmanes. Y la tarea es educar en la paz. Los que las dirigen deben tomar conciencia de ello. Y la tarea de los cristianos es asumir esta responsabilidad allí donde viven . Antes de ser liberados de la ocupación debemos ser liberados desde dentro por Aquel que nos ha liberado de la esclavitud con su resurrección. Es preciso cambiar de mentalidad. Cómo y cuándo será, sólo Dios lo sabe. Se dice así, ¿no? Nosotros hacemos lo que podemos, es decir, todo lo demás.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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