Apuntes de la intervención de Luigi Giussani en los Ejercicios espirituales de los Memores Domini
La Thuile, 2 de agosto de 2001
Perdonad si yo también entro de forma explícita en vuestro encuentro. No es inconcebible que pueda hablaros unos minutos si el sacrificio de no estar con vosotros está unido a la alegría de ser de Cristo, de ser Suyo, si está unido a un poco de esta confianza, de una esperanza que nació en el corazón y que la fidelidad a la vida de la Iglesia ha agigantado, ha permitido que llegue a ser adulta, madura.
Quería que todo el Grupo Adulto supiese que hay una fórmula, una jaculatoria - como la llama la tradición de la Iglesia -, que es resumen de todo lo que hemos procurado creer, expresar y comunicar, ya que es la fórmula que resume todo el dogma cristiano tal como la Iglesia lo ha vivido siempre: Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam.
Os habrán llamado la atención muchas cosas [en estos Ejercicios], pero la afirmación de la verdad nunca se renueva y la culpa nunca se erradica de nuestra conciencia si toda el alma no procura pedir lo que la súplica de la tradición cristiana nos hace repetir.
Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam: es la síntesis de todo lo que nos anuncia el año litúrgico, la síntesis de todo lo que nos dice la memoria de la vida cristiana. Porque todo, todo viene del Espíritu Santo. Es el Espíritu de Dios el que nos abre a la posibilidad de que la vocación, la gracia que Dios derrama en nuestra vida (porque la vocación es la gracia de Dios en la vida) nos impacte positiva y hasta fervientemente. Por obra del Espíritu cada hombre, como cada ser, entra en un designio vasto, tan vasto como el Padre lo ha pensado.
Quién sabe si el Espíritu me concederá todavía tener una relación viva con vosotros o, mejor dicho, si me concederá que la relación viva con vosotros - que durará toda la eternidad - tenga todavía algún aspecto de operatividad directa en la vida de este mundo.
Veni per Mariam señala el índice dirigido a cada cosa, implica todas las cosas que nuestra mirada pueda abarcar y nuestra conciencia pueda fácilmente comprender. Porque la Virgen es el compendio de todo lo humano... no sólo de lo humano sino también de todo aquello que la creación lleva en sí de eterno, desde toda la eternidad y para la eternidad (lo creado es del Padre desde la eternidad: del Padre nacieron todas las cosas, cualquier menudencia, incluso el grano de arena sobre la tierra, cada pensamiento del hombre y cada sentimiento del hombre).
María expresa sintéticamente esta relación que el Misterio que crea todo establece con cada cosa (por ello llamamos al Espíritu Santo ‘redentor’ y ‘salvador’); porque la Virgen es la única posibilidad de recapitulación de todo lo que sucede, sucedió y sucederá en el corazón del hombre, es el compendio de la fe, la cual desarrolla una esperanza que nos posibilita vivir la aurora de la eternidad. ¡Nos hace vivir la aurora de lo eterno!
Quién sabe, quién sabe si el Señor y la Virgen me darán más salud y me renovarán la energía para comunicaros las cosas según una experiencia que se incrementa con el tiempo, ¡se hace cada vez más grande!
Que Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam sea un nexo que suscite en vuestra alma una adhesión más inmediata, una esperanza cierta y el comienzo de la visión de lo que el Señor hará de nosotros como premio final de nuestra vida.
¡Adiós! ¡Hasta pronto!
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