Huellas N.10, Noviembre 2000

LISBOA

Sentido Religioso al oporto

Madalena Fontoura

Presentado en el corazón de la capital portuguesa el primer volumen del Curso Básico de Cristianismo. Los conferenciantes destacan la libertad, las certezas morales y el conocimiento

El cine Tivoli es una de las salas más bellas de Lisboa. Es un cine de la belle époque en la avenida central de la ciudad. La presentación de la edición portuguesa de El Sentido Religioso tuvo lugar aquí el pasado 28 de septiembre. Hacia las siete de la tarde la sala empezó a llenarse. En la platea había casi trescientas personas. La mesa redonda, moderada por el padre Joao Seabra, contaba entre los ponentes con Ruben Cabral, especialista en Gestión Escolar, director del Colegio Luso Internacional de Oporto; Laurinda Alves, periodista; Filippo Santoro, obispo auxiliar de Río de Janeiro y José Miguel Guedes, de la editorial Verbo que ha publicado el libro.
La primera intervención, del profesor Cabral, nos sorprendió enseguida. Teníamos ante nosotros a un hombre culto e inteligente que comentaba El Sentido Religioso con una seriedad y entusiasmo impresionantes. Un hombre que, a pesar de todo lo que ha leído y sabe, acepta hacerse discípulo de un recorrido que le ha sorprendido. Subrayó la aceptación del infinito como significado de sí diciendo que era una afirmación profundamente cristiana. Tras abordar desde diferentes puntos de vista la cuestión de la libertad terminó diciendo que «don Giussani no nos propone un modelo, él es precisamente un antimodelo», valorando el camino individual de cada uno a partir de las nuevas posibilidades que este libro nos deja entrever.
La siguiente ponencia fue de talante muy diferente, y cobró la fuerza y la audacia de un testimonio. Laurinda Alves contó lo que le había pasado leyendo el libro. «Este texto nos cuestiona y nos acompaña en el recorrido para comprender la existencia. Es el mejor libro de cabeceria (es decir, para tener siempre a mano) que conozca».
Fascinada por la «arquitectura espiritual, existencial y filosófica» y por la «claridad del razonamiento», confesó haber subrayado y hecho anotaciones en las páginas del libro «hasta la saciedad».
«Este libro - concluyó la periodista - te obliga a pensar todo de otra forma; y a vivir mejor, confiados en lo que Giussani llama certezas morales». Durante los días siguientes a la presentación, Laurinda Alves profundizó en estos aspectos del libro, con amplios artículos publicados en Pùblico (el segundo periódico portugués) y en la revista Xis.
«La intuición es el método más seguro para llegar a estas certezas morales - escribe Alves -. El comportamiento humano no se mide con el método científico sino a través de signos pequeños y grandes. A través de estos indicios llegamos a la percepción de la verdad. ¡Vale la pena pensar sobre esto!».
Y finalmente la palabra pasó a Filippo Santoro, que definió El Sentido Religioso como «un texto educativo que acompaña en el itinerario de la vida, a la búsqueda del sentido de las cosas». Recorrió con nosotros las tres premisas, haciéndonos escuchar el Preludio 15, Opus 28 de Chopin junto a lectura de textos de Rilke, Rebora y Pavese. Después se detuvo en los capítulos V y X y nos llevó con el Ulises de Dante hasta las columnas de Hércules: «No habéis nacido para vivir como brutos, sino para seguir la virtud y el conocimiento».
Acabó citando a san Agustín: «La palabra revelada de Dios, la barca con la que podemos pasar del más allá al más acá, del destino infinito hasta nosotros, es el leño de la Santa Cruz, el leño que es la humanidad de Cristo».
Era ya tarde cuando, al acabar el encuentro, el público y los conferenciantes se reunían en el hall del cine donde, además de un delicioso Oporto, encontraron un stand con los libros. El ejemplar de El Sentido Religioso pasaba rápidamente por las manos de todos, llenando el espacio con su cubierta azul y el detalle del cuadro de Eugène Burnad Los discípulos corriendo al sepulcro la mañana de la resurrección.
Ante esta “misión cumplida” crece el deseo de comunicar a todos lo que hemos visto y oído.
El Sentido Religioso nos sorprende y provoca, nos impele como una imperiosa necesidad a hacerlo cada día más nuestro