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Huellas N.3, Marzo 2009

VIDA DE CL - Brasil

La alegría de seguir

Isabella Alberto

Los testimonios, los encuentros públicos, el mitin en el Palacio de Deportes de São Paulo con doce mil integrantes de la Asociação dos Trabalhadores sem terra, la Asamblea de responsables de CL en América Latina: indicios de que seguir una Presencia contagia la pasión por la vida

El 24 de febrero de 2008 Cleuza y Marcos Zerbini confiaron a Julián Carrón la Asociação dos Trabalhadores sem terra, que habían fundado hacía veinte años, prometiendo que le seguirían, porque al conocer a CL «hemos encontrado todo lo que necesitamos para vivir». Un gesto importante, llevado a cabo en la plaza de la Catedral, en el centro de São Paulo, ante 50.000 personas y el cardenal de la ciudad, monseñor Odilo Scherer. Desde ese momento, su adhesión ha sido un ejemplo para el movimiento en Brasil y una ayuda para renovar la conciencia del carisma de don Giussani y la responsabilidad de difundirlo.
La reciente visita de Julián Carrón a Brasil lo ha vuelto a poner de manifiesto. Tres días intensos, llenos de encuentros. El primero de ellos ha tenido lugar el 13 de febrero, nada más llegar, en el monasterio de San Benito. Asistían algunos rectores de las principales universidades de São Paulo, periodistas, políticos e intelectuales de la ciudad. En esta ocasión Carrón ha subrayado que vivimos una “emergencia educativa”, porque nos encontramos ante muchos jóvenes que no tienen el mínimo interés por los estudios y por la vida cotidiana. Recordó también como don Giussani, ya en 1954, cuando subía los escalones del liceo Berchet, deseaba que los chavales pudieran encontrarse con alguien que despertase toda su humanidad, su interés humano, su gusto por la belleza. Es esta la propuesta de Comunión y Liberación.

Todo ha cambiado. Este método educativo sigue dando frutos. Lo ha testimoniado Luana, una joven universitaria de Río de Janeiro, que conoció el movimiento hace un año: «Yo era católica, pero no acudía a ningún acto. Todo me cansaba, y por eso me quedaba en mi casa. Salir con los amigos o quedarme con mi familia me aburría. Un día fui a la misa del padre Paulo, entré en el coro, y allí tuve la oportunidad de conocer el movimiento. El encuentro con Marcos y Cleuza hizo tambalear la visión ideológica que tenía de la vida. Yo era de izquierdas, pero viéndoles a ellos he comprendido que todo aquello en lo que yo creía era una mentira, una abstracción, porque partía de las ideas, no de la realidad. Por vez primera me di cuenta de que estaba viviendo una experiencia de libertad. La Escuela de comunidad y los gestos que me han propuesto me han abierto a la realidad. Así he conocido a Cristo. Desde ese momento todo ha cambiado. Sigo haciendo las mismas cosas, tengo el mismo trabajo, pero ahora todo es nuevo».
Todo nuevo, como se ha visto desde el 13 al 15 de febrero en Atibaia, a una hora de São Paulo, en el encuentro que Julián Carrón ha mantenido con los trescientos participantes en la Asamblea de los Responsables de América Latina (ARAL). El encuentro empezó con los testimonios de Marcos, Cleuza y el padre Aldo, de Paraguay, que han hablado acerca de su vida después del Meeting de Rímini del pasado verano. Entre Cleuza y Marcos –que se casaron en Asís pocos días antes del Meeting 2008– y el padre Aldo ha surgido una buena amistad, de manera que Cleuza y Marcos viajaron a Asunción para estar con él. El padre Aldo, a su vez, participó en enero en las vacaciones de verano de la comunidad de São Paulo. Después, veintidós jóvenes acompañados del padre Julián de la Morena fueron a conocer sus obras en Asunción, para aprender su forma de ver la realidad y de tratar a las personas. Al volver a casa, todos quieren comprometerse más a fondo con el estudio para comprender la realidad y no ser presa del relativismo. Nació así la idea de una Cruzada Literaria –el título es un juego de palabras con las siglas de CL–, es decir, encuentros con profesores y expertos para profundizar en la historia.

Seguir. Durante el ARAL, las intervenciones tocar0o es posible dejar pasar las provocaciones que proceden de la realidad y, sobre todo, que es necesario seguir a quien guía para no dejarse arrastrar por la confusión total que nos rodea. Cleuza contó: «Hablando un día con la directora de un colegio, le hablé del movimiento y de lo que significa seguir. Y ella me preguntó: “Si Carrón le dijese que agarrara con la mano un hierro ardiente, ¿lo haría?”. Yo le respondí: “Sí, porque sería un bien para mí”. Y ella: “Verdaderamente, no conozco a nadie al que seguir así”. Miré a aquella mujer y pensé que éste es un rasgo inconfundible del encuentro con Cristo. Pensé también lo privilegiados que somos en el movimiento: tenemos alguien a quien seguir. Mientras que en el mundo la mayoría de las personas siguen ideas, nosotros seguimos a personas».
Para dar testimonio de esa forma nueva de afrontar la vida, el movimiento brasileño ha organizado un encuentro público el 15 de febrero. En el Palacio de Deportes de Ibirapuera, en São Paulo, se reunieron con Carrón los amigos procedentes de todo Brasil. Participaron también los trescientos responsables latinoamericanos que se habían reunido en Atibaia. La invitación se había extendido a los miembros de la Asociación que desearan conocer a Julián. Doce mil personas acudieron al encuentro, llenos de curiosidad por comprender qué significaba el título: “La realidad grita: Él existe”. En la introducción, Marco Montrasi, responsable de CL en Brasil, dijo: «Desde aquel 24 de febrero de 2008 se han producido muchos encuentros, muchos eventos. Debemos seguir y aprender de quien es sencillo, grande y sabio. Es lo que la Iglesia llama obediencia (como leemos en la Escuela de comunidad). Hoy queremos dar cuenta de cómo vivimos la obediencia y el seguimiento, para seguir a Cristo. Queremos testimoniar nuestro cambio personal y la misión en el mundo».

Su presencia. A continuación, unos cantos muy queridos, entre ellos, Romaria y Tocando em frente. Luego, monseñor José Bendicto Simão, auxiliar de la ciudad, habló en nombre del cardenal, y dio paso a algunos testimonios. Para Gabriela, de Río de Janeiro, todo empezó con el nacimiento de su primer hijo, hace año y medio. «Mi marido deseaba recuperar la tradición católica que había recibido y yo estaba de acuerdo. Me daba cuenta de que era una persona muy racional pero tenía una mentalidad cientificista, auténticamente anti cristiana. Mi marido entró en contacto con Marco, responsable del movimiento en Brasil, que vino a vernos con sus amigos a nuestra casa, varias veces. Había algo extraño, algo distinto en todas aquellas personas que hablaban de Dios. Llena de curiosidad, empecé a leer el Evangelio. Poco a poco me fui apasionando con las palabras de Jesús, con Jesús, que está cada vez más presente en mi vida. Una presencia fuerte, real, no un concepto abstracto, estaba allí conmigo. Después de un mes aproximadamente, me dí cuenta de que lo más razonable era seguir el movimiento. Esta esperanza se muestra cada día, y yo me apasiono cotidianamente con Jesús a través del rostro y la historia de las personas. Hoy ya no podría vivir sin la presencia de Jesús».
Marlene es una joven de la Asociación. Ha venido desde el sur de la región de Bahía para contar su historia: «Siempre quise estudiar, pero mi condición no me lo permitía. Luego una amiga me habló de la Asociación, y allí encontré personas que, por tomarse en serio la vida, creyeron en mí. Y de este modo una persona como yo, con muchas dificultades económicas, empleada del hogar, entró en una de las mejores facultades de São Paulo; ahora estudio tercero de Derecho. La Asociación, sobre todo, me ha mostrado que Cristo está a mi lado, que “lleva mis sandalias”, y que puedo contar con él en todo momento».
Carrón concluía el encuentro así: «El cristianismo es lo que veis ante vuestros ojos; personas cambiadas, con una intensidad de vida que ninguna de ellas hubiera podido imaginar. El cristianismo no es para personas piadosas, para personas que no tienen otra cosa que hacer en la vida; es para personas que quieren vivir intensamente. Pero para que el cristianismo pueda desafiar a la vida necesitamos testigos, personas que lo vivan con esa intensidad de vida que Cristo ha introducido en la historia. Y cuando una persona se da cuenta de ello sólo desea formar parte de un lugar así».
Al final, todos se llevaron el folleto amarillo con los locales y horarios de la Escuela de comunidad. La semilla está plantada.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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